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Cádiz
Así prepara la asamblea de Jerez por la Vivienda su primera gran movilización contra gobiernos y rentistas
Es día laborable, son casi las diez de la noche y en el centro social La Yerbabuena cuatro de los activistas que participan en la asamblea de Jerez por la Vivienda ultiman carteles y pancartas de cara a la movilización de este sábado 23 de noviembre. La plaza del Arenal será el punto de partida de una manifestación que recorrerá las calles más concurridas del centro urbano de la ciudad bajo el lema ‘Jerez para vivir’ y en el marco de movilizaciones que recorre todo el Estado español con el nombre de ‘Ciudades y pueblos para vivir’. Entre pancartas, las activistas ultiman los detalles de una que dice 'Se acabaron las casas vacías, los alquileres abusivos y la paz para los especuladores', consigna prestada de otras convocatorias en defensa del derecho a una vivienda digna, como la celebrada en Sevilla dos semanas atrás.
“La situación es insostenible, era necesario que convocáramos esta manifestación para darnos a conocer y para que las vecinas se sumen a la iniciativa”, explica Alberto, portavoz de la asamblea de Jerez por la Vivienda, que se constituyó a principios de verano con objeto de poner sobre la mesa la crisis habitacional que vive la ciudad, donde tanto jóvenes como mayores ven subir el precio de sus alquileres al tiempo que la oferta de vivienda disponible disminuye a causa de la turistificación. El colectivo, que ha convocado asambleas semanales durante el mes de agosto ante la emergencia de la situación, tiene un diagnóstico claro sobre los responsables: gobiernos sin distinción alguna y rentistas, con precios abusivos y alquileres estacionales.
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“Nacimos a raíz de la crisis por la vivienda que estamos viendo en toda España, vimos la oportunidad porque tres colectivos promovieron crear una asamblea para poner los problemas que tenemos en común”, dice otro activista, Jaime, en referencia al centro social La Yerbabuena, al Ateneo Libertario Eliseo Reclús y al Corral de San Antón, impulsores de la iniciativa. En esos primeros encuentros aprovecharon las vacaciones estivales para reunirse recurrentemente a pesar del calor estival, elaborando un manifiesto y un trabajo teórico que ha derivado en varias notas de prensa a los medios de comunicación, acciones en las calles y la convocatoria de esta manifestación, las “únicas herramientas” que dicen tener para visibilizar sus luchas ante la “ausencia de capacidades jurídicas” para organizarse como sindicato.
En aquellas primeras asambleas, decenas de personas se interesaron por el movimiento, que ha sido bien recibido “incluso entre las jóvenes no tan politizadas”. Como carta de presentación, Jerez por la Vivienda desplegó una enorme pancarta en un edificio con 32 apartamentos turísticos de la plaza Esteve, antigua sede del Instituto de Reforma Agraria (IARA) y ejemplo de la arquitectura racionalista que el Ayuntamiento de Jerez vendió por algo más de un millón de euros hace unos años. Con un fondo negro y el símbolo de Jerez por la Vivienda, caracterizado por una llave invertida, la pancarta expresa 'Ni gente sin casa ni casas sin gente', en clara alusión a las numerosas fincas vacías en la ciudad.
“Cuando vimos la primera gran movilización de Madrid y ese impulso del Sindicato de Inquilinas nos animamos a sumarnos a otros colectivos del Estado, con los que ya estamos coordinados territorialmente”, explica Inma entre pancartas que rezan ‘Tu Airbnb era mi casa’, ‘Imperialista, portal líder en conquistar barrios’, ‘Desahucia tu casero’ o ‘Tu negocio, mi ruina’. La joven activista cree que hay una corresponsabilidad en la crisis habitacional, que va desde los grandes propietarios hasta los pequeños rentistas, quienes imposibilitan el acceso a la vivienda.
“Hay una serie de personas que han hecho de la vivienda sus modos de negocio y de vida; hay fondos de inversión, pero también propietarios que se dedican a comprar casas para alquilar y no para habitarlas por lo que creemos que eso es parte del problema al utilizarse la vivienda como u medio de negocio y no de vida”, lamenta sin dejar títere con cabeza. Así, además de los arrendadores, Inma recuerda la “dejación” de funciones de las administraciones públicas, independientemente del color político que tengan. “Desde el Ayuntamiento de Pelayo y la Junta del PP de Moreno Bonilla al gobierno de coalición de Pedro Sánchez, la vivienda no para de subir y ellos no hacen nada poner fin a esa situación, por eso las ciudadanas tenemos que organizarnos para reclamar un derecho que es nuestro, el simple derecho de poder vivir en algún sitio”, añade tajante.
Para dar a conocer la movilización, la asamblea de Jerez por la Vivienda ha organizado varias acciones, entre las que se incluye hace unos días el despliegue de su ya conocida pancarta en la Torre Octogonal del Alcázar de Jerez a plena luz del día y en horario de visitas turísticas o la acción conjunta con el Kolectivo Sur, grupo de animación del Xerez Deportivo Fútbol Club, que en su último partido como local en el estadio Pedro Garrido mostró al público y medios de comunicación una pancarta donde se decía ‘Rentistas culpables, gobiernos responsables. Todxs al 23N’. No se queda atrás el apoyo de artistas locales y referentes de la cultura de la ciudad, como Mc Eddie Coopermen, cantante de Space Surimi, Claudia GR Moneo, el creador de contenidos y activista LGTBIAQ+ Tigrillo, la drag Deena Citrón, el grupo Abocajarro o los creadores de las camisetas Gloria Vendimia, entre otros colectivos que han apoyado la movilización del sábado a través de stories en redes sociales.
Inma cuenta su experiencia personal tras buscar hace dos años piso en Jerez: “Quise salir de casa de mis padres hace dos años, pero es imposible”.
El problema ha ido de menos a más en Jerez, quinto municipio por población en Andalucía —214.000—, con un centro histórico abandonado a su suerte desde hace años, una gran extensión urbana y barrios populosos donde las familias de clase trabajadora se asentaron tras un desarrollo urbanístico de ciudad difusa poco sostenible y mal planificada en el tardofranquismo y los primeros años de democracia. En la antigua ciudad amurallada —el intramuros medieval— y en los barrios y antiguas gitanerías de San Miguel y Santiago hay solares vacíos, palacios y antiguos corrales de vecinos que podrían dar una solución habitacional a través de la empresa municipal de la vivienda. Sin embargo, el consistorio, que se excusa constantemente en ser uno de los más endeudados del Estado, no utiliza las herramientas que este instrumento les ofrece e incluso se desprende de patrimonio vendiendo fincas y edificios municipales.
“Es cierto que Jerez no está todavía al nivel de Málaga, Sevilla, Madrid o Barcelona, pero estamos viendo que se encamina hacia ello y que solo en el último año los precios del alquiler han subido un 15%”, explica Jaime, que acaba de llegar de trabajar y saca tiempo de donde puede para colaborar en una asamblea que considera “muy necesaria” para el futuro de la ciudad. El activista ha realizado una radiografía de la situación inmobiliaria de Jerez, donde “en la última década el alquiler ha subido un 65% y los salarios solo un 3,5%”. “Hay medidas que se pueden llevar a cabo pero que no se están haciendo mientras se dan ventajas fiscales para los rentistas y que la gente compre casas no para vivir, sino para alquilar, lo cual consideramos que es un sinsentido”, explica al lado de otra de las activistas. “La mayoría de mis amigos, los de toda la vida, están en Madrid o en el extranjero, y es imposible que vuelvan porque, aunque han intentado encontrar curro, es más difícil aún hacerlo con la vivienda… literalmente es que no hay”, denuncia Olga mientras repasa los bordes de las letras de una de las pancartas estrella de la movilización del sábado.
Por su parte, Inma cuenta su experiencia personal tras buscar hace dos años piso en Jerez para independizarse de sus padres sin éxito. “Me resultó completamente imposible, no hay ningún alquiler que pudiera plantearme por menos de 600 euros y los que encontraba eran de alquiler por temporada, estaban sin amueblar o te pedían no sé cuántos avales y nóminas”, lamenta la activista, de 27 años, y que pese a sus esfuerzos sigue viviendo en la casa familiar. Una simple búsqueda en Airbnb para alojarse un fin de semana arroja 692 alojamientos en Jerez, mientras que en el portal inmobiliario más conocido solo es posible encontrar 136 casas y pisos en alquiler, muchos de ellos solo al alcance de unos pocos. "Acceder a la vivienda ahora mismo en nuestra ciudad es muy complicado y más para las jóvenes porque más de la mitad de tu sueldo se va en alquiler, eso sin contar el coste de la vida y de la comida”, añade.
Sin plan desde el Ayuntamiento
Lejos de tener un plan, el consistorio ha aprobado numerosas licencias turísticas en los últimos meses a través de la Junta de Gobierno Local, maquillando los nuevos apartamentos turísticos proyectados con una declaración donde dice que denunciará las viviendas turísticas ilegales ante la Junta de Andalucía, una licencia que lamentablemente es fácil de conseguir y que se circunscribe a poco más de un trámite burocrático.
En esa línea, el gobierno local presidido por la popular María José García-Pelayo ha dado luz verde al cambio de licencia a fincas rehabilitadas para uso turístico, como una antigua panadería de la calle Arcos, o el antiguo restaurante La Cepa de Oro, en la calle Porvera. Por si fuera poco, el problema no se circunscribe al centro histórico, con sonados casos en los medios de comunicación. Es el caso del reciente cierre de una pescadería de la plaza del Caballo, una zona con gran poder adquisitivo, que ha tenido que trasladarse al centro comercial de San Benito a causa de que los propietarios del local donde comenzaron los padres de la propietaria han decidido montar otro edificio de apartamentos turísticos.
Para la asamblea de Jerez por la Vivienda, entre las primeras medidas que el Ayuntamiento debería tomar se encuentra declarar a la ciudad zona tensionada para limitar la subida del alquiler, introducir una tasa turística y una moratoria para las licencias, algo para lo cual tiene competencia en base al Decreto 31/2024 del 29 de enero.
De la misma forma, sostienen que el consistorio debe promover la salida al mercado de las viviendas vacías a través de penalizaciones fiscales, rehabilitar casas sin uso para alquiler público y no vender más fincas de propiedad municipal a promotores, sino impulsar un fin residencial que las aleje de un posible uso turístico, sean como apartamientos turísticos o viviendas de uso turístico. En esa línea, creen que Emuvijesa, la empresa municipal de la vivienda debería promover las cooperativas vecinales, abordando la rehabilitación integral del centro histórico.
Al problema de los apartamentos y la vivienda de uso turístico, se le suma la infravivienda y los desahucios en la ciudad, invisibilizado ante la opinión pública y que hace acto de presencia en los periódicos en contadas ocasiones. “Hemos asistido a desahucios que han final se han paralizado porque no conocían la legislación y sus derechos, a veces son personas migrantes, familias monomarentales y colectivos vulnerables que a lo mejor no tienen los instrumentos necesarios para mover los cauces legales y evitarlo”, explica Inma sobre una situación que se ceba precisamente por los colectivos que están a los márgenes y que no pueden ser olvidados.
Las activistas están contentas con la aceptación que está teniendo la sonada movilización del próximo sábado 23 de noviembre. Los medios de comunicación se han hecho eco de la convocatoria a nivel local y de las acciones que se están llevando a cabo, que también difunden en sus perfiles de redes sociales otros colectivos, movimientos sociales y referentes que comparten la preocupación por la vivienda. Con esta convocatoria, Jerez busca coger un poco de oxígeno ante una disyuntiva social y política que lleva años asfixiándola, con más de 23.000 desempleados y una crisis habitacional nunca vista en su historia reciente pese a las posibilidades que la ciudad, otrora potencia económica por su agroindustria vitivinícola, les ofrece.