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Crisis climática
El cambio climático se mete en tu casa
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
Mientras el Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) alertaba al mundo de los problemas que supondría para el planeta al alcanzar un calentamiento de 1,5ºC por encima de los niveles preindustriales, y del grave incremento de estos si se llegaba a los 2ºC, una cifra relativa a la península Ibérica pasaba medianamente desapercibida. “En España ya estamos en 1,5 grados”. Así lo afirmaba este miércoles David Vieites, biólogo y director del departamento de Cambio Global del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), durante la presentación del informe Así nos afecta el cambio climático realizado por Greenpeace. Esto dato hace de España, según la ONG, el país europeo más vulnerable al cambio climático.
Con la XXIV Conferencia de las Partes de Naciones Unidas contra el cambio climático (COP24), a la vuelta de la esquina —comienza el 2 de diciembre—, las organizaciones ecologistas hacen balance de los deberes y la ambición del Estado español al respecto. “Pedimos que España siga en una posición de reclamar la máxima ambición climática; que esté en todos los compromisos, como la eliminación progresiva del carbón; y que pida unas emisiones netas cero para el 2040”, señala Tatiana Nuño, responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace.
Un plan de cierre de las centrales energéticas contaminantes, —en concreto 2025 para las térmicas de carbón—, un calendario para el abandono de las energía sucias, un Plan Nacional de Energía y Clima para que el sistema eléctrico se acerque a un 100% renovable en 2030 y alcanzar el 100% de la demanda de energía final total con energías renovables, así como un plan para la transición justa hacia nuevas actividades productivas sostenibles y la eliminación de todas las subvenciones a energías sucias, son las demandas de la organización ecologista para el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
El proceso de calentamiento implicará, según denuncian desde Greenpeace, más personas alérgicas con síntomas más acusados
Se da la circunstancia que la Comisión Europea de que este miércoles la Comisión Europea ha presentado una propuesta para conseguir que 2050 sea el año en que la UE sea climáticamente neutral y elimine las emisiones de gases efecto invernadero (GEI). “Esto es hoy solo una posibilidad”, matizaba José Luis García, responsable del Área de Energía y Cambio Climático de Greenpeace, “pero es la primera vez que se plantea”. García hacía referencia además a la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética, cuyo borrador, ha dicho, “tiene muchos elementos en la dirección correcta, pero se queda todavía corto”.
“El cambio climático no es igual en todo el planeta, y en España nos afecta principalmente en dos cosas: se incrementa la temperatura y se reducen las precipitaciones, y eso tiene consecuencias para el medio natural en el que vivimos y del que nos nutrimos”, indicaba Vieites este miércoles en la sede de Greenpeace. Dejando aparte un distópico —pero posible— colapso climático a largo plazo, estas dos no son, ni mucho menos las únicas consecuencias a las que se enfrenta la península.
1. Efectos sobre la Salud
“En el anteproyecto de Ley de cambio climático no hay ninguna palabra que aluda a los efectos sobre la salud del cambio climático”, denuncia Cristina Linares Gil, científica titular del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) e integrante del grupo de expertos para el sexto informe de IPCC. La cuestión no es baladí. Las olas de frío y de calor, algo que se está intensificando en todo el globo, con especial intensidad en España, pueden agravar enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
“El cambio climático no genera enfermedades nuevas, sino que va a exacerbar las que ya hay”, alerta la experta. Con unas previsiones para 2030 de 38.000 muertes anuales más por sobreexposición al calor, 48.000 por enfermedades diarreicas, 60.000 por paludismo y 95.000 muertes extra de malnutrición infantil, Linares señala que el calentamiento global “no es un debate, sino una cuestión de ciencia” sobre la que hay que actuar ya.
Una mayor mortalidad y un aumento de las enfermedades se relacionan directamente, además, con el aumento de olas de calor y de frío. Como explica la experta, “la temperatura global está subiendo en picos de sierra, los de arriba son olas de calor y abajo olas de frío”, algo que está relacionado con el aumento de la pobreza energética a la que tienen que hacer frente las personas con menos recursos. “El problema con la salud es principalmente que nos tenemos que adaptar y cómo va a ser esa adaptación, y si nuestros sistemas sanitarios están preparados para abordar y asimilar esa adaptación”, alerta. Tampoco olvida esta investigadora el aumento de las enfermedades tropicales en un país en el que no son endémicas.
2. Calidad del Aire
“El cambio climático va a promover más situaciones de estabilidad atmosférica y mayor frecuencia de estas, con lo que determinados contaminantes ya presentes en nuestras ciudades como las partículas (PM), el ozono troposférico (O3) o el dióxido de nitrógeno (NO2) permanecerán más tiempo en la atmósfera de las ciudad”, denuncia la científica del ISCIII. Además, según indica, “el efecto isla de calor en las grandes ciudades en verano tenemos una combinación mortal de temperatura y contaminantes que va a incrementar de forma importante la mortalidad por causas circulatorias y respiratorias”.Con datos de 2014 basados en estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, el informe La calidad del aire en el Estado español durante 2017, de Ecologistas en Acción, apuntaba cómo en España se contabilizan 30.000 muertes prematuras al año: 23.180 por partículas PM2,5, 6.740 por NO2 y 1.600 por ozono, “lo que supone casi duplicar los 16.000 fallecimientos prematuros anuales que se estimaban hace apenas una década”, remarca la federación ecologista.
Además, el proceso de calentamiento implicará, según denuncian desde Greenpeace, más personas alérgicas con síntomas más acusados. “Habrá cambios en la distribución de los alérgenos, con períodos de polinización cada vez más largos, más intensos y con picos más abruptos, con gran cantidad de morbilidad asociadas”, expone Linares, quien recuerda que en la última década se ha triplicado el número de personas alérgicas registradas, principalmente en las grandes ciudades. Es en estas donde además donde partículas contaminantes como el NO2 interaccionan con el polen, algo que implica, según explica la científica, que “el sistema inmune reaccione de forma diferente, intensificándose los brotes alérgicos”.
Otro informe, Perspectivas del Medio Ambiente Mundial, publicado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, señalaba que la mala calidad y el cambio climático, unido a estilos de vida poco saludables, están afectando cada vez más a la salud en Europa, España, por supuesto, incluida.
3. Biodiversidad
“Hoy en día, el 50% de las especies de la península están amenazadas”. Así de tajante es David Vieites cuando habla de la relación de la biodiversidad con el calentamiento global. Eso hará que la las formas de vida de la península ibérica tenga que optar por una de estas tres opciones: migrar, quedarse y adaptarse, o morir.El aumento de las temperaturas —o su descenso en determinadas zonas, ya que el cambio climático no es lineal, como remarcan estos científicos— afecta a los procesos esenciales de los organismos y a la pérdida de biodiversidad y de diversidad genética que ya ha provocado la sexta extinción masiva provocada por el ser humano se suma el aumento de la temperatura global.
La desaparición total del territorio peninsular del oso pardo o del alcornoque en el suroeste ibérico pueden ser una realidad a mediados de siglo. También la proliferación de especies exóticas es una consecuencias claras del cambio climático y en la que este tiene mucho que ver. Otra especie que ya se está viendo claramente afectada es la posidonia oceánica, el organismo vivo más longevo del mundo, hábitat de cientos de especies marinas y responsable del azul y la pureza de numerosos puntos de la costa mediterránea, puntos que cada vez son menos, lo que sin duda afectará al turismo.
Biodiversidad
Sin animales ni biodiversidad, moriremos
La comunidad científica lleva años alertando: si destruimos la vida silvestre, el ser humano se extinguirá. La XIV Conferencia sobre Biodiversidad de las Naciones Unidas pretende ser la antesala de un gran acuerdo global para proteger la naturaleza que se firme en 2020. El informe Planeta Vivo 2018 de WWF señala que la población animal y vegetal decrece a un ritmo alarmante: el 60% de la vida silvestre ha desaparecido entre 1970 y 2014.
4. Alimentación y agricultura
Según una investigación firmada por una quincena de científicos de Australia, China, Estados Unidos y Japón, y publicada en mayo en la revista Science, los cereales están viéndose alterados por la mayor proporción de dióxido de carbono. En concreto, el trabajo, centrado en el arroz —alimento básico de más de 3.000 millones de personas— señala que, a mayores niveles de CO2, menor cantidad de proteínas, minerales y vitaminas esenciales para los humanos se encuentra en los granos.Otro estudio, de 2014 y publicado en la revista Nature, ya apuntaba que, de continuar el ritmo de incremento de CO2, en 2050 otros alimentos como el trigo, la cebolla o las patatas perderán entre un 6% y un 14% de proteínas y la dieta diaria habrá perdido, de media, más de un 5% de sus valores nutricionales.
La sequía crónica, como señalaba Vieites, es una de las principales y más acusadas consecuencias que el cambio global tendrá en España. Las pérdidas que en los últimos años se han acumulado en el sector de secano —especialmente en los cereales y el sector olivarero— son importantes, lo que en varias ocasiones han hecho incrementarse el precio de estos, algo que pasará cada vez más.
En el regadío, el sector que se lleva el 85% de las reservas de agua en España, la situación podría ser peor en el futuro, ya que son las regiones más secas del Estado —Almería, Murcia y País Valencià— las que lideran, con mucho, la producción de productos hortofrutícolas, una actividad que reporta 2.364 millones de euros al PIB nacional y genera más de 100.000 puestos de trabajo.
Por supuesto, no hay que olvidar los problemas que puede haber en el suministro de agua. Tampoco la desaparición progresiva de las abejas y otros insectos, ya que el 70% de las principales cultivos depende de la polinización de estos.
5. Turismo y aumento del nivel del mar
Uno de los principales motores económicos españoles está claramente amenazado. “Aunque el nivel del mar aumente solo unos pocos milímetros, la línea de costa se va a ir erosionando”, indica Vieites, científico del CSIC. “Ese modelo va a haber que revisarlo, y si seguimos así el turismo de sol va a estar en Inglaterra”.La actividad que supone el 16% del PIB va a verse comprometida por una serie de factores: el incremento de temperatura superior a la media global, la reducción de precipitaciones, el aumento de los fenómenos extremos, con olas de calor y tormentas, y el calentamiento de la superficie del mar, lo que implicará la proliferación de medusas, entre otras cosas.
El informe Cambio Climático en la Costa Española, elaborado por la Universidad de Cantabria en 2014, ya señalaba que la subida de las temperaturas en las zonas costeras mediterráneas, las más afectadas por el calentamiento global en Europa, haría que “la predisposición de los turistas visitar estos destinos diminuya tanto en temporada alta como en todas las temporadas con la subida de 1ºC”.
Vieites remarca además los cambios en la morfología de estas zonas que podría traer un aumento del nivel del mar, con inundaciones permanentes, además de un incremento de las puntuales.
6. Fenómenos meteorológicos extremos
Poco más que añadir a un conocido efecto del cambio climático que se lleva notando especialmente en la última década. Un “tiempo loco” que se traduce no solo en olas de calor y sequías, también en olas de frío, tormentas, lluvias torrenciales, ciclones, inundaciones e incluso huracanes, como ha hecho Leslie este año, el primer huracán que se acerca a Europa desde que hay registros.El reciente informe del IPCC señala al Mediterráneo como “punto caliente” en este sentido, con un mayor calentamiento y menores precipitaciones como regla general.
7. Desertización y desertificación
Con señala el responsable del Área de Energía y Cambio Climático de Greenpeace, “el 20% de la península ya es un desierto y el 75% del territorio está en riesgo de serlo”. Es un fenómeno que es claramente palpable en amplias zonas del territorio estatal.Los paleoecólogos Joel Guiot y Wolfgang Cramer ya anunciaron en julio de 2017 en Science, que la fecha en la que la mitad de la península podría ser como el desierto del Sáhara si sigue el actual ritmo de calentamiento global es el año 2090.
Tal como señalan desde Greenpeace, la desertización está resultando en “una pérdida irreparable de suelo”, algo unido y amplificado por la actual sobreexplotación de lo acuíferos y de los recursos hídricos, el sobrepastoreo y la urbanización masiva e irracional.
8. Incendios
Esta lista no puede finalizar sin hablar del fuego. El informe Así nos afecta el cambio climático apunta que “el aumento de la temperatura media y la disminución de las precipitaciones crearán el caldo de cultivo ideal para los incendios forestales, especialmente en zonas de alta montaña”.Los incendios registrados en Asturias, Galicia y Portugal son testimonio de ello. De hecho, en 2017 hubo mayor número de incendios, mayor superficie quemada y mayor número de grandes incendios forestales (de más de 500 hectáreas) que en ningún otro año de la última década, a excepción de la extensión calcinada, cuyo récord se alcanzó en 2012.
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