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Campo de cuidados
Acampando la posibilidad
Desde que conocí el inicio de las acampadas en diferentes campus del mundo he querido buscar y recorrer artículos, fotos, vídeos, opiniones sobre esas acampadas.
Ver, leer, escuchar y formar imágenes en función de lo vivido, o del relato de quienes busco para que me lo cuenten. Interpretar a partr de esquemas previos, más o menos recientes, de “fuentes confables”. Maldito afán por querer entender, categorizar, encasillar, controlar; por cerrar antes de que la imagen pueda desformarse, llenarse de agujeros, cobrar vida, otra vida, que pueda crear otra forma nueva.
Genocidio
Genocidio Las acampadas por Gaza se expanden mientras Netanyahu espera noticias de La Haya
Recorriendo y recorriendo, he llegado hasta otras acampadas que yo habité, otras primaveras hace más de 10 años y hace más de 20 años. He buscado y he leído lo que escribí entonces cuando estaba allí: la alegría inicial que da sentr plena posibilidad, la fuerza de formar parte de un grito común, el ansia por poder cambiar algo que duele y rompe el mundo; las frustraciones cotdianas, las voces disonantes, los silencios, los choques, los bloqueos, el miedo, la decepción, el cansancio, y de nuevo la fuerza de la alegría por el apoyo, por ir siendo más y que cada una traiga algo nuevo que podamos pensar o sentr; el enterarse de que estamos unidas a más acampadas en más lugares del mundo. Y de repente somos otra cosa a la del esquema previo. Se mantenen las tiendas de campaña, pero dentro de ellas y a su alrededor, hemos creado algo nuevo. Dentro y fuera de nuestros cuerpos. Dentro y fuera de nuestra acampada, que ya es cuerpo y parte de otro cuerpo.
Sea la que sea la vida que tengan, habitar el nacer, crecer, reproducirse... habitar el vivir y el morir de una acampada crea muchos lugares dentro de quienes forman parte de ellas y del mundo en el que se construyen
Las acampadas terminan cuando las personas que las habitan deciden recogerse o cuando son desalojadas, profanadas, destruidas. Sea la que sea la vida que tengan, habitar el nacer, crecer, reproducirse... habitar el vivir y el morir de una acampada crea muchos lugares dentro de quienes forman parte de ellas y del mundo en el que se construyen.
Yo quiero observar las acampadas de estos días y emocionarme recordando mis acampadas previas, pero más quiero aún, mientras observo, permitirme ser atrapada por un gesto, una frase, un sonido, que abra un nuevo agujero en mis imágenes y me lleve a sentr en mi cuerpo la fuerza de lo posible. Gracias a todas las personas que estáis acampando estos días en las universidades por poner vuestro cuerpo a construir y habitar espacios de solidaridad, hogares plenos de posibilidad para el mundo.