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Campo de cuidados
Pensar, sentir, imaginar, soñar
Me han matado
mientras jugaba,
mientras dormía
mientras lloraba,
mientras leía
mientras buscaba a mi hermano
Iñaki Márkez. Palestina, te queremos.
De las primeras formas que me permiten acercarme a algo que no está cerca de mí es pensándolo. Podemos pensar en palabras, en imágenes, en sonidos, en movimientos… unas veces el pensar me lleva al sentir, pero normalmente el sentir me lleva al pensar. Sobre todo, cuando se trata de acercarme a algo que me cuentan, o a alguien de quien quiero estar más cerca.
Ese pensar puede ser sola, o más bien en un diálogo conmigo misma y con todos “los otros interiorizados”; es un diálogo que mi estructura neurótica guarda dentro de los límites de mi piel.
Comunidad El Salto
Palestina en un puño Hagamos que el corazón de Palestina lata más fuerte que nunca
Luego puede venir la reflexión y el diálogo con otro que está fuera, la expresión, la comunicación.
Más allá, está la imaginación. Cuando me imagino en ese algo que no está cerca de mí, me meto en ello, y entonces mi pensar y mi sentir empiezan a moverse conjuntamente; ese movimiento conjunto va haciendo crecer la imagen y dándole vida, va creando el paisaje.
Y aún más más allá están los sueños. Durante los sueños no creamos imágenes, sino que las habitamos. Somos en ellas, sin voluntad consciente. De todas las capas que nos constituyen, y de todos los seres vivos e inertes que pasan o habitan por cada una de ellas (antes, ahora, después o nunca), se construyen los sueños. Y lo que soñamos se hace biografía; se hace célula de nuestro cuerpo, frase de nuestra historia, trozo del mundo. Materia prima para otro soñar, nuestro o de otros; para otro vivir, nuestro o de otros.
Durante los sueños no creamos imágenes, sino que las habitamos. Somos en ellas, sin voluntad consciente. De todas las capas que nos constituyen, y de todos los seres vivos e inertes que pasan o habitan por cada una de ellas, se construyen los sueños
De los sueños sale más pensar, más sentir, más imaginar, más soñar y más vivir.
Cada día pienso, siento, imagino y sueño paisajes, que emergen de mí o de las personas a las que escucho. Ayer soñé que estaba en el sur de la Franja de Gaza. En un hospital de los que están siendo devastados. Formaba parte del sufrimiento, de la oscuridad, de un grito colectivo que a veces sonaba y a veces era silencio absoluto. El sueño duró un tiempo largo, tiempo de sueños, un tiempo que no se puede describir. En ese tiempo formé parte de imágenes de horror, de terror, de escondite, de búsqueda, de bloqueo, de encuentros, de complicidad, de ayuda, de cuidados… y como sueño que es, termina donde el inconsciente necesita, o más bien llega hasta donde el inconsciente puede soportar. Luego se queda pululando y se va digiriendo, transformándose en sensaciones, en pensamientos, emociones, imágenes… que el primer o el segundo día, aún pueden evocar de forma clara al sueño vivido; los siguientes, la digestión avanza y la huella del sueño queda más difusa.
Lo que pasa es que lo que soñé ayer lo están viviendo hoy cientos de miles de personas, que cada día que pasa son muchas menos. Porque están siendo masacradas. Por otras personas. Por un sistema creado por personas.
Comunidad El Salto
Comunidad El Salto Accede y descarga la edición ampliada del libro de estilo “Informar sobre Palestina”
Me horroriza pensar que podamos ser también cada día menos quienes sintamos, pensemos, imaginemos y soñemos con lo que ellos están viviendo. Me da mucho miedo que la habituación a esas imágenes, visuales o sonoras, llegue a hacer que se difuminen nada más formarse. Nuestra capacidad de sentir al otro dentro de nosotros está siendo también atacada, aniquilada. Es el mismo sistema el que nos hace aniquilar allí sobre el terreno, y aquí al otro que sufre dentro de nosotros.
Ojalá sigamos dedicando espacio compartido al pensamiento, a la emoción, a la imaginación, a los sueños… como acto de resistencia, de compasión, de transformación de nosotros como sistema, y así del sistema en el que construimos el nosotros.
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"por un sistema creado por personas"
más bien un sistema impuesto a sangre y fuego por CIERTAS "personas"
Me pregunto en qué momento el lenguaje de la izquierda contemporánea se volvió tan sacarinado como para provocar diabetes con su mera lectura...
Vete a un psicólogo pero corriendo! Que la sensibilidad te parezca reñida con la izquierda indica que o no eres de izquierda o estás enfermo, o ambas cosas
Existe una diferencia importante entre, por un lado, ser sensible para con las víctimas de un genocidio (o cualquier otra desgracia colectiva) y actuar en consecuencia; y por otro, vomitar sacarina yolandista bajo una cascada de cursilerías ambiguas que, en el mejor de los casos, son pompa sin sustancia, y en el peor, cinismo deshonesto (no es el caso de este artículo, si preguntan).
Por cierto, también hay derechistas la mar de sensibleros, solo que ellæs se lo reservan a los suyos y ustedes lo tachan de lágrimas de cocodrilo (y con razón).