Tiro al gamo en una finca cerrada de Extremadura

Ecologistas en acción Extremadura denuncia, a través de un vídeo remitido a la Consejería de Agricultura, la “deplorable” cacería de gamos en una finca extremeña.
20 ene 2021 18:57

Ecologistas Extremadura ha denunciado a través de un vídeo la “deplorable” cacería de gamos en una finca extremeña. En dicho vídeo, grabado por los propios cazadores, se observa cómo uno de ellos dispara en dos ocasiones, abatiendo a dos de los animales que nutrían un gran rebaño de gamos, claramente propio de una finca con vallado cinegético. La denuncia, remitida a la Consejería de Agricultura de Extremadura, ha ido acompañada de la petición por parte de los ecologistas de establecer “un control estricto tanto científico como sanitario, reduciendo a casos excepcionales las reintroducciones de especies cinegéticas”, así como de no permitir “las sueltas sistemáticas de animales de granja que hacen algunos cotos ni las tiradas a animales de granja cinegética”.

En dicho vídeo, grabado por los propios cazadores, se observa cómo uno de ellos dispara en dos ocasiones, abatiendo a dos de los animales que nutrían un gran rebaño de gamos, claramente propio de una finca con vallado cinegético

El colectivo exige “cambios legales para que este tipo de matanzas de animales no se puedan llevar a cabo en Extremadura, por sus efectos negativos en el medio natural”, resumidos, según un comunicado, en la “presión excesiva sobre la cubierta vegetal, desaparición de la biodiversidad en la que molestan los depredadores que son exterminados, riesgo de epizootias”, entre otros. En el texto de denuncia señalan que este tipo de prácticas no tienen, en la mayoría de los casos, “justificación científica ni supervisión sanitaria o de pureza genética”, y denuncian que se haga “exclusivamente para satisfacer el deseo de algunos de matar animales de cualquier manera”.

El perfil de cazador extremeño

Extremadura, según la “Evaluación del impacto económico y social de la caza en España” de Ana Andueza y otros (2018), tiene un 87% de su extensión territorial declarada como terreno cinegético. En ese registro espacial, los terrenos gestionados por la Administración Pública no llegan al 2%, mientras que los cotos de caza privados alcanzan la mitad del total. Los cotos sociales y las zonas de caza cerradas completan las 3.457.695 hectáreas para la caza en Extremadura. El informe anual de la temporada 2018/2019 que elabora cada año la Federación Extremeña de Caza (FEDEXCAZA) indica que el 17’8% de los espacios para la caza en Extremadura son de tipo social mientras que el 82’1% son de caza mayor y menor.

El perfil del cazador extremeño, según una encuesta realizada por FEDEXCAZA, en la que se registró la participación de un total de 2.128 personas, es el de un hombre, hijo de cazador y practicante de caza mayor y, complementariamente, menor.

Vara mascarilla caza
Guillermo Fernández Vara con una mascarilla de la Federación Extremeña de Caza. Imagen del informativo TVE.

Del estudio se extrae que la masculinización del sector es incuestionable: el 95% de los cazadores son hombres. Por edades, sólo un 2,9% tiene menos de 18 años, mientras que un 41,9% de los cazadores tiene entre 41 y más de 65 años. Aproximadamente un 40% residen en ciudades extremeñas de más de 10.000 habitantes y un 60% vive en localidades extremeñas de menos de 10.000 habitantes. Casi 7 de cada 10 cazadores reconoce la tradición familiar: son hijos de padres también cazadores.

A lo que socios inscritos en las sociedades locales de cazadores federadas en Extremadura se refiere, según el informe “El modelo de caza social: evolución y caracterización en Extremadura” de Martín, Rengifo y Sánchez (2019), el 99'3% de los socios son hombres, mientras que el 0'7% del total son mujeres. En cuanto a la edad, 10.792 son mayores de 31 y 3.598 tienen entre 18 y 30 años.

Cazas polémicas en medio de la pandemia

Hace menos de un mes, antes de despedir el año 2020, tal y como se recogía en este medio, “la escandalosa matanza de cientos de animales en un coto portugués, organizada por una empresa de Badajoz y protagonizada por cazadores españoles (puso) nuevamente al desnudo la práctica de las monterías y el universo que las rodea”. Y es que, entre el 17 y 18 de diciembre, la celebración de una montería hizo que la fiscalía abriera una investigación por un “acto vil y de odio”, como lo calificó Matos Fernandes, Ministro de Ambiente portugués, cuando se descubrió que 16 cazadores habían matado a 540 animales.

Sin ir más lejos, el pasado domingo, voluntarios de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura (ADENEX) hallaron muerto, en un espacio natural protegido por la Red Natura 2000, considerado por el Plan de Recuperación del Lince ibérico de la Junta de Extremadura, a un cachorro de lince en el término municipal de Don Benito. Por atropello o disparo, se estudian las causas de la muerte de un animal perseguido: tal y como se recogió, también en este medio, el pasado abril de 2020, en pleno confinamiento por el Covid-19, hubo que lamentar la muerte a tiros de otro ejemplar de lince, encontrado en el Paraje “Sierra de la Ortiga”, cuya causa de muerte fue un traumatismo originado por disparo. En el cuerpo fueron encontrados 78 proyectiles de cartucho.

Con la crisis sanitaria, el lobby de la caza presiona. El pasado día 19, ante las restricciones a la movilidad decretadas por la Junta de Extremadura, FEDEXCAZA solicitó formalmente a Guillermo Fernández Vara, quien se ha manifestado en numerosas ocasiones a favor del sector por considerarlo “imprescindible” para la región —llegando, incluso, a llevar una mascarilla de la Federación Extremeña de Caza—,  considerar las actividades cinegéticas una excepción a los confinamientos perimetrales de las poblaciones en toda Extremadura, para que, así, los cazadores puedan desplazarse a otros municipios.

Esta denuncia pone, de nuevo, a la caza en el punto de mira. La Consejería de Agricultura de la Junta de Extremadura ya ha sido notificada de las prácticas denunciadas por Ecologistas Extremadura.

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