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Comunidad de Madrid
Privatización, precariedad y ofensiva contra la sanidad pública en el Hospital 12 de Octubre
¿Qué pensaría si se cancelara una intervención quirúrgica en el último momento porque el instrumental necesario está incompleto? ¿O si la cocina de un hospital se inundase cada dos por tres? Esta situación es una realidad hoy en el Hospital 12 de octubre, y las trabajadoras queremos denunciarlo. Es consecuencia de las privatizaciones.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Vecindario y trabajadoras se plantan contra la privatización de los servicios en el Doce de Octubre
El gobierno de Isabel Díaz Ayuso, con el beneplácito de la gerencia del hospital, ha privatizado recientemente varios servicios esenciales del 12 de octubre, la esterilización y el almacén. En su ofensiva permanente contra los servicios públicos, Ayuso parecía haber encontrado en el traslado del centro el telón de fondo perfecto para que sus últimos ataques pasasen desapercibidos.
Las cajas de material estéril llegan incompletas o equivocadas, lo que obliga a cancelar cirugías el mismo día, incluso con el paciente ya en la camilla
Sin embargo, un servicio privatizado es un servicio degradado, y las consecuencias no han tardado en hacerse evidentes. La privatización de la esterilización, por ejemplo, ha tenido un impacto directo en el servicio de cirugía. Las trabajadoras de quirófano están denunciando los problemas derivados de privatizar un servicio tan crucial, responsable de garantizar la esterilización y organización del material quirúrgico. Las cajas de material estéril llegan incompletas o equivocadas, lo que obliga a cancelar cirugías el mismo día, incluso con el paciente ya en la camilla. Esta situación agrava las ya interminables listas de espera y pone en riesgo la atención en emergencias vitales.
Además, como sabemos, las privatizaciones siempre son un gran negocio para los capitalistas amigos del poder. Parece obvio, pero merece la pena recordarlo. El presupuesto para la licitación de este servicio asciende a 5.879.768 euros para los próximos 24 meses, con un valor estimado de 7.288.968 euros debido a posibles modificaciones contractuales. Empresas como Severiano Servicio Móvil SA, adjudicataria de este contrato, se benefician enormemente de lo público, funcionando como parásitos de un sistema del que se aprovechan para obtener beneficios millonarios.
Es lo mismo que pudimos ver hace unas semanas con el aumento del presupuesto que ha hecho el Gobierno, nada menos que el 33,5%, para Muface. Existe un modelo privatizador en el que las empresas se benefician de lo público y esto es algo generalizado, no solo de la derecha, sino que el progresismo lo ha habilitado desde la aprobación de la ley 15/97, que abrió las puertas a que pudiese haber otras formas de gestión dentro de la sanidad pública. Este modelo, promovido por planes ultraliberales de la Comunidad de Madrid y amparado en leyes de ámbito estatal privatizadoras, convierte a la sanidad pública madrileña en un coto cada vez más atractivo para las empresas.
Obviamente Ayuso tiene sus facilitadores, sino ataques como este no serían posibles. Hablamos de los burócratas de los grandes sindicatos, aquellos que conocen todo lo que ocurre entre bambalinas y han permitido que pasaran todas y cada una de las privatizaciones. Pero nosotras, trabajadoras y usuarias, y aquellas compañeras que nos organizamos en el MATS, no vamos a dejar pasar ni la más mínima privatización.
No son novedad los ataques neoliberales a la sanidad, beneficiando a la privada y desmantelando la pública. Si algo tenemos claro, y así lo muestran los hechos, es que privatizar supone una peor calidad del servicio. ¿Por qué? Porque si unos ganan otros pierden, es así de sencillo. Porque dejamos a un lado los intereses de las usuarias, para responder a los intereses económicos de las empresas privadas y el lobby sanitario.
La sanidad pública nunca fue un sistema perfecto, nunca respondió 100% a los intereses de la mayoría social, la clase trabajadora y los sectores populares, ni estuvo controlado por quienes de verdad podrían gestionarlo para el interés general, es decir, sus trabajadoras y trabajadores, pero desde luego las conquistas que hayamos podido conseguir vamos a defenderlas. Porque dejar pasar este ataque va a seguir abriendo la puerta a más privatizaciones en este y otros hospitales de la comunidad.
En los brillantes suelos del nuevo edificio se reflejan la sobrecarga de trabajo, la temporalidad, la falta de conciliación laboral y el maltrato a las trabajadoras
Hemos empezado por la privatización de estos servicios, pero esta no es la única denuncia que queremos hacer. El traslado del hospital ha evidenciado años de ataques a lo público y de precarización laboral. En los brillantes suelos del nuevo edificio se reflejan la sobrecarga de trabajo, la temporalidad, la falta de conciliación laboral y el maltrato a las trabajadoras. Un ejemplo claro es la promesa incumplida de la gerencia de abrir una escuela infantil en el centro para facilitar la conciliación, algo por lo que venimos peleando desde hace mucho.
La falta de personal es insostenible. Somos cada vez más las trabajadoras que conscientes de ello nos estamos movilizando. En las conversaciones con compañeras se hace evidente que cada vez somos menos, pero el trabajo sale igual. Estamos forzando la máquina hasta que un día va a explotar. Tenemos que decidir qué dejamos sin hacer para llegar a atender a todos. Este nivel de carga de trabajo también supone cada vez más bajas que se siguen sin cubrir. No vamos a permitir que un hospital se convierta en una fábrica y los pacientes en un producto. Es necesario exigir el pase a plantilla fija de todo el personal interino y eventual. Al mismo tiempo es fundamental la contratación inmediata de más personal. También el pase a plantilla del personal terciarizado, tenemos que revertir todas las privatizaciones para de verdad tener un servicio público de calidad.
Por otro lado, las trabajadoras denunciamos que se ha construido un hospital desde sus cimientos sin tener en cuenta a quienes curramos cada día en él, las trabajadoras y usuarias. ¿Quién sabe mejor que nosotras cómo debe ser una planta de hospital, un almacén, un box, una sala de medicación? Si algo tenemos claro, es que quienes han diseñado el hospital no han sido ni enfermeras, ni TCAEs, ni celadores, ni servicio de limpieza, ni pinches de cocina etc.
Diríamos que el hospital ya no se cae a cachos, pero las trabajadoras de cocina continúan con el agua hasta los tobillos y trabajando a 5 grados, teniendo que comprar con su propio dinero botas de agua
Diríamos que el hospital ya no se cae a cachos, pero las trabajadoras de cocina continúan con el agua hasta los tobillos y trabajando a 5 grados, teniendo que comprar con su propio dinero botas de agua y camisetas térmicas. Las celadoras tienen que subir cuestas con camas muy pesadas suponiendo un riesgo para su salud. ¿A quién se le ocurre poner cuestas en un pasillo que conecta urgencias con el edificio principal? A un celador seguro que no. En todas las plantas nos hacen llegar la información de que constantemente hay turnos en los que hay menos trabajadoras que el mínimo establecido, y no se cubre de ninguna manera. Además de que lo rutinario es estar siempre en servicios mínimos. ¿A quién se le ocurriría no contratar a más personal a pesar de que hay cientos de enfermeras esperando tener un contrato decente? A una trabajadora sanitaria seguro que no.
La privatización de los servicios con la que comenzábamos este artículo y todos los problemas que venimos sufriendo desde hace años profesionales y usuarias, los cuales, lejos de resolverse con la apertura del nuevo centro, se vienen agudizando, tiene un origen común: la ofensiva permanente contra la sanidad pública. La hoja de ruta de la comunidad está clara, es el desmantelamiento de los servicios públicos. Ahora bien, todos estos ataques han tenido respuesta por parte del movimiento por la sanidad pública, de los usuarios y los trabajadores en todos estos años, pero hace falta más. Es necesario que nos hagamos la pregunta de cómo logramos construir una respuesta que esté a la altura de los ataques y para ello hace falta desarrollar espacios de autoorganización y coordinación de todos los trabajadores de la sanidad que quieran luchar contra las privatizaciones, contra los ataques a nuestras condiciones laborales y por una mejor sanidad pública y de calidad. Espacios que discutan por qué tipo de sanidad pública peleamos, porque para muchas lo que está claro es que no es aquella gestionada por directivos que no tienen ni idea de cómo funciona un hospital ni las necesidades de los usuarios, sino que tenemos claro que tiene que ser algo en la que las trabajadoras y usuarias decidamos. Espacios lo más amplios posible donde todos los trabajadores y trabajadoras, tengan o no afiliación sindical, puedan organizarse. Solo así, desarrollando la autoorganización podremos incomodar a aquellos que vienen dejando pasar todo esto. Hay que imponer a todos los sindicatos de la sanidad la organización desde abajo de un plan de lucha que incluya una herramienta tan elemental para la defensa de nuestros derechos como es la huelga.
Hay que imponer a todos los sindicatos de la sanidad la organización desde abajo de un plan de lucha que incluya una herramienta tan elemental para la defensa de nuestros derechos como es la huelga
Y esto solo podemos hacerlo desarrollando la autoorganización de los trabajadores. También es importante coordinar las distintas luchas de la sanidad que son muchas. Las usuarias, la atención primaria, los distintos centros, las residencias… Somos muchas las que estamos en primera línea contra los ataques y tenemos que coordinarnos. Si Ayuso da saltos de calidad en sus ataques tratando de colarnos una privatización en el nuevo 12 de octubre nosotras también tenemos que dar un salto en nuestra organización y lucha.