Euskal Herria
Euskal Herria defiende el derecho colectivo a los cuidados en una huelga general feminista histórica

En Euskal Herria hoy se defiende el derecho colectivo a ser cuidada. El Movimiento Feminista decidió convocar una huelga general para defenderlo. Obtuvieron el sí de la mayoría sindical vasca —todas las centrales, a excepción de CC OO y UGT, que son minioritarias—. Obligaron a los sindicatos a posponer sus agendas y que todo el mes de noviembre lo dedicaran a defender la primera huelga feminista general de la historia. Mujeres y hombres están convocados. Y en la valoración del mediodía no han dudado en calificarla de “histórica”.
La huelga general feminista ha arrancado con piquetes informativos en los principales polígonos industriales. En la fábrica Michelin (Gasteiz), cuyo comité se ha adherido a la huelga, junto con otros 1.500 comités de todo el territorio y todos los sectores, la Ertzaintza ha detenido a dos mujeres. Les imputa un delito de desórdenes públicos. El atestado sigue abierto, informa el Departamento del Interior. Pasadas las 10h, han sido puestas en libertad. A primera hora de la tarde, cinco huelguistas han sido detenidas en Donostia tras encadenarse a la Diputación de Gipuzkoa.
A primera hora de la mañana, la acción se ha trasladado a la estación de autobuses de Bilbao, donde siete mujeres han sido identificadas por sentarse en la salida de la estación, bloqueando el paso de autobuses. Otra activista ha sido identificada, con intención de ser sancionada, en la Subdelegación del Gobierno (en la plaza Moyua), por pegar una pegatina en un poste de tráfico. Agentes de la Ertzaintza también les han arrancado una pancarta. En esta ciudad, cuatro piquetes han salido alrededor de las 7h desde cuatro puntos estratégicos: Juan de Garay, Enekuri, San Mamés y La Salve. Han colapsado el tráfico hasta las 10h.
En Donosti se contabilizan otras 12 identificaciones y una en Durango, donde todas las carreteras también han sido cortadas.


Euskal Herria
Piquetes, acciones y manifestaciones: la huelga feminista general programa tres bloques de protestas
Euskal Herria
Piquetes, acciones y manifestaciones: la huelga feminista general programa tres bloques de protestas
10:30
Michelin, dos detenidas
El primer piquete informativo ha salido a las 4.30h para cubrir el cambio de turno de empresas como Michelin y Tubacex, cuyos comités de empresa se han adherido a la huelga. Ha sido en la planta de neumáticos donde la Ertzaintza ha detenido a dos mujeres por un presunto delito de desórdenes públicos. Pasadas las 10h, han sido puestas en libertad.
10:32
Durangaldea, carreteras cortadas
Los piquetes de Durangaldea se han dividido en cuatro bloques para tomar todas las carreteras de la zona. En Atxondo, ha sido el sindicato agrario quien ha tomado la iniciativa. Posteriormente, hacia las 10h, los piquetes se han desplazado a los centros comerciales de la salida del municipio, luego irán a las residencias de mayores. Antes del mediodía pasarán por los centros de salud y terminarán en el juzgado, con una kalejira.
10:41
Bilbao, tráfico colapsado
Érase una vez un rey al que le gustaba la cacería (y no se llamaba Juan Carlos, ni había sido reinstaurado al trono por el mismísimo Franco). Un día, una mujer mágica y sabia le hace embarcar en un viaje de reflexión sobre las consecuencias de sus actos. Así empieza el Cuento de un Rey Cazador, inventado por Ghaida, una niña síria de 12 años que entonces se encontraba en Grecia esperando su ubicación en el marco del plan de relocalización europeo y una de las muchas pequeñas autoras que contribuyeron para crear el libro Cuentos Viajeros.
Cuando me senté con Ghaida para jugar a inventar cuentos, al empezar el proyecto, nada podría haberme preparado para la aventura que tenía delante. Ghaida hablaba bien inglés, pero le faltaba algo de vocabulario. Así que, al no conocer la palabra en inglés para “cazador”, me explicó que el rey “le hacía a los animales del bosque lo que hace la policía a nosotros, cuando viene detrás nuestro y nos dispara”. Era el cuento por detrás del cuento: ella eligió que su protagonista fuera, no un héroe cubierto de justicia y razón, sino el perpetrador de una injusticia que se ve forzado por las circunstancias a ponerse en la piel de sus víctimas. Así, el rey aprende a empatizar con ellas y pasa a protegerles de otros cazadores en su reino.
El libro Cuentos Viajeros, que incluye ocho historias inventadas por niñas y niños refugiados de Siria y Kurdistán, nace en Grecia a partir de unas ideas aparentemente sencillas: a través de talleres, los pequeños inventaron sus propios cuentos de hadas, que fueron ilustrados y traducidos a diversas lenguas por 23 personas de distintas partes del mundo. A los cuentos les acompaña una introducción y un epílogo, también en forma de cuento, para apoyar a los adultos que quieran hablar con sus pequeños lectores sobre lo que está pasando en Grecia. Está disponible en castellano, catalán, euskera, portugués, inglés, italiano, alemán, holandés y griego.
Queríamos romper con la narrativa dominante sobre personas refugiadas, que las retrata únicamente como víctimas o, incluso, como amenaza. Lejos de olvidar que son –sí– víctimas de la guerra y la persecución en sus países de origen, y de políticas discriminatorias en Europa, había que ir más allá y desafiar esa narrativa reductora y casi deshumanizadora. Porque las personas no nos definimos solo por las tragedias a las que hemos sobrevivido; además de los dolores que llevamos marcados en el alma, todos tenemos también una inmensa capacidad creativa, formas de ver el mundo, esperanzas y deseos.
La princesa Amira, su protagonista, no es una princesa común. Cuando el hada le dio a elegir un deseo, Amira decidió viajar por el mundo, conocer y aprender todo lo que pudiera.
A esta imagen reduccionista y colonialista, le desafían también el grupo de niñas y niños del campo de Oreokastro, en Tesalónica, que inventaron su cuento colectivamente en una asamblea improvisada. Empecé el taller con dos chicas, pero todos los pequeños que estaban alrededor quisieron participar. “Llama a Fatma! –decía uno–, a ella se le da bien inventar cosas!”. La Fatma llegó y completó el equipo: de pronto diez pares de ojos brillaban de ilusión dentro de la pequeña tienda donde vivía toda una familia. La princesa Amira, su protagonista, no es una princesa común. Cuando el hada le dio a elegir un deseo, Amira decidió viajar por el mundo, conocer y aprender todo lo que pudiera. Las pequeñas autoras debatieron largamente qué iba a querer la princesa. ¿Joyas?, ¿un vestido? ¿un príncipe quizá? Eran estereotipos, pero los estereotipos les aburrían. Amira nace en un siglo XXI en el que las mujeres queremos más, así que ella se lanza a la aventura. Después de mucho viajar, la princesa llega a Grecia, donde la frontera está cerrada. Amira decide, entonces, vivir junto a los refugiados que ahí esperan, pues encontró como migrante la felicidad que no tenía como princesa. Son los pequeños los que rebaten la visión colonialista: “¿Y por qué alguien que puede tenerlo todo no iba a querer ser como nosotras? Aquí también hay felicidad”.
Queríamos, además, fortalecer la cultura de solidaridad, más allá de una idea de caridad. La solidaridad que nace de ser capaz de realmente ver al otro, no solo como víctima pero como persona plena, niños como ellos; solidaridad como práctica cotidiana, como forma de vivir, como una inevitabilidad ética que surge del verse a sí mismo en el otro, pese a todas las diferencias que se suelen enfatizar entre un ‘nosotros’ y un ‘ellos’. Los cuentos son un diálogo directo entre niños-autores y niños-lectores, una ventana mágica dónde pueden encontrarse incluso a distancia.
Aunque los niños tenían espacio para decidir de forma autónoma que ideas querían desarrollar, el tema de la solidaridad es constante en el libro. Está ahí en la historia de la Niña en la Flor, que tras algunas desventuras es acogida en una nueva ciudad; también en el cuento de Jurab, el perrito que hablaba, que desarrolla todo su potencial una vez es acogido por dos amigos. O en el cuento que relata cómo tres conejitos que son adoptados por los dueños de un jardín de zanahorias aprenden que los problemas se pueden arreglar hablando con sinceridad y con el corazón abierto.
Los cuentos que inventaron no tienen un gran villano y un gran héroe. Muchos son historias de gente que demuestra su coraje enfrentándose a problemas casi cotidianos o a las dificultades de la vida
Los cuentos que inventaron no tienen un gran villano y un gran héroe. Muchos son historias de gente que demuestra su coraje enfrentándose a problemas casi cotidianos o a las dificultades de la vida. En este aspecto, revolucionan la estructura convencional de los cuentos infantiles, que dividen los personajes en buenos y malos y hacen triunfar al protagonista a través de la derrota de su enemigo. Nos recuerdan que en la vida, a menudo, a lo que hay que combatir es a nuestros propios miedos, inseguridades y bloqueos internos, y que ningún obstáculo es los bastante grande una vez abrazas, individual o colectivamente, tu propia fragilidad y la fuerza de tus sueños.
¿Quién diría, al final, que frente a una invasión alienígena, serían las gallinas del mundo las que expulsarían al invasor? Shahd, de 9 años, elige al que es quizá uno de los más vulnerables entre los animales como su protagonista, y hace de esa vulnerabilidad su mayor arma contra un enemigo intimidatorio. Su historia es un recuerdo poderoso de que hasta en las peores circunstancias encontramos héroes improbables. Como tanta gente que, con coraje y esperanza, enfrentó lo indecible para llegar a Grecia huyendo de la guerra. Como tanta gente creando proyectos solidarios imprescindibles en medio al caos de esta crisis humanitaria.
A los niños y niñas que participaron en el libro no les impusimos requisitos para sus invenciones. No tenían que encajarse en la estructura tradicional de los cuentos de hadas, y no lo hacen. Pero todas las niñas y niños han elegido darle a su historia un final feliz. Al largo del proceso, cada final feliz surgido de sus decisiones creativas fue un ejercicio radical de libertad que construimos y seguimos construyendo juntas. Este ejercicio se multiplica con las muchas personas que utilizan el libro en sus proyectos solidarios. Igualmente importante, el dinero recaudado a través de ls ventas de este libro servirá para financiar viviendas dignas para refugiados en Tesalónica. ¡Que poderosa es la imaginación como ejercicio de libertad colectiva!
Si te hace ilusión venir a Grecia ayudarnos a recuperar viviendas para familias refugiadas de forma voluntaria, contáctanos en travellingtalesbook@gmail.com.
11:02
Seguimiento amplio en la industria
La memoria y los cantes transmitidos de boca a oreja son la arcilla en la que Maria Arnal y Marcel Bagés hunden sus manos, gargantas, entrañas y cabezas para componer música. Con esa materia prima han dado forma a 45 cerebros y un corazón (Fina Estampa, 2017), su primer disco largo tras dos anticipos en formato más breve.
Con un título inspirado por los restos encontrados en una fosa común de represaliados por la dictadura franquista en La Pedraja (Burgos), es un disco que hurga en los silencios de las últimas ocho décadas hasta encontrar canciones que hablan del presente. Y que, además, suenan a hoy.
Sin atrapar a la primera, las escuchas acaban revelando las valiosas y numerosas capas de un trabajo en el que las canciones, bonitas a rabiar, se imponen sin remisión por el peso de dos argumentos irrefutables: la verdad y la belleza.
Nacida en Badalona hace treinta años, Arnal decidió probar lo de cantar durante una baja de larga duración por un accidente laboral. Aunque su madre siempre le recuerda que, antes de hablar, ya daba el cante.
13 de octubre de 2017, vaya momento para entrevistar desde Madrid a una cantante catalana.
Pues sí [risas]. Es un momentazo, aunque no sé si es peor hacerla hoy o el otro día, cuando la habíamos pactado y no pudo ser, justo antes de este desenlace épico.
¿Cómo ves todo lo que ha pasado en las últimas dos semanas?
Es bastante acertado llamarlo crisis territorial, es algo que viene de muy lejos y creo también que es una oportunidad que se abre a un proceso constituyente, a una república. Me ilusiona bastante. Es extraño que la manera por la que se llegue sea a través del independentismo, pero sí ha habido un antes y un después, al menos aquí en Catalunya. Muchísima gente que no es independentista ni nacionalista, como yo, se ha sumado a esta movilización porque ha visto que puede desembocar hacia un proceso constituyente.
Por otro lado, tiene sentido porque fueron 40 años de dictadura, 40 de transición y de democracia, y ahora hay este momento de crisis. Nuestro disco habla mucho de esto. “45 cerebros y un corazón” es una canción que conecta justamente todo esto. Claro que en el 78 se pactó y se redactó la Constitución con miedo a un golpe de Estado, con la emoción a flor de piel, con un trauma muy fuerte. Pero ahora mucha gente que no vivimos la guerra, pero heredamos el miedo, ya probamos con el 15M una experiencia muy transversal, muy potente, y esto creo que nos acerca a un lugar para imaginar otras realidades.
¿Crees que afectará a vuestra manera de hacer música?
Todo se ve afectado. El otro día me decían que los teatros han bajado algo la venta de entradas en Catalunya, a la espera de ver dónde va a parar esta historia. El 11 de octubre tocamos en Santander e íbamos pensando “hostia, a ver cómo va a ser”, porque tenemos un repertorio en catalán y un concepto crítico de nuestra realidad. Sin embargo, fue genial. Te das cuenta de que al tratar con la gente directamente es mucho más sencillo.
Una parte de lo que hacéis es entender la música como un archivo.
No. Lo que hacemos es trabajar a partir de archivos y fonotecas. Hemos hecho canciones a partir de grabaciones de campo que encontramos en internet. Claro que no entendemos la música como un archivo, la entendemos como algo vivo, que nos alimenta y que sirve para generar cosas maravillosas y potenciar emociones.
El resultado suena muy actual.
Sí, esto es importantísimo para nosotros. No tenemos ninguna intención de trabajar sobre la idea de museo, conservación o incluso de taxidermia. Hay muchos proyectos de ‘actualización’ de músicas antiguas, pero no nos sentimos conectados con esta visión. Pensamos más como si estas canciones fueran barro y nosotros le diéramos la forma que más nos sirve. Si necesitamos un vaso, haremos un vaso. Es decir, es entender que estas músicas nos pertenecen y con ellas podemos hacer lo que queramos, que seguramente es la misma relación que tenían con estas canciones quienes las grabaron. Es lo que nos puede servir de la tradición: nos la podemos apropiar para reaccionar ante nuestro presente.
¿Lo que hacéis tiene algo de la búsqueda de Alan Lomax o Violeta Parra?
Claro, hay una conexión de intereses. Lomax cantaba pero no tenía esa vocación de Violeta Parra, que escribía canciones maravillosas y se iba a grabar. Cuando empecé con esto y descubrí los archivos, también fui a grabar a gente. Incluso en su momento quería hacer un archivo, idea que luego desestimé. Fui, por ejemplo, a grabar a Pep Gimeno, ‘Botifarra’, un cantaor de Xátiva, Valencia, que para mí es un referente. Él se ha pasado toda su vida justamente recogiendo canciones de su zona. Algunas de las que cantamos las aprendimos de él, como el “Ball del vetlatori” o “Cant de batre”. Lo que he hecho es cambiar las letras.
Cuando tú escuchas las grabaciones de campo, no puedes tener la certeza de cuándo es esa canción, si se pasó de padres a hijos o si la persona se la inventó en ese momento, si era un campesino o un taxista madrileño cantando cinco minutos mientras se hacía un cigarro. Lo que sí sabes es que esa canción no la va a cantar nadie igual, porque esa persona la canta a su manera. Ese espacio de libertad que te dan esas músicas me interesa mucho. Esto es así también por el tipo de autoría, colectiva, que permite que puedas añadirle tus letras propias.
Habláis de trabajar con “canciones para acompañar la vida, el luto, el trabajo y la fiesta, que hablan de la música como una manera de formar una comunidad”. ¿Ese acompañar la vida es la función principal que ha de cumplir la música?
Para mí sí. Al menos, a mí sí me la satisface, sin duda. Y yo trabajo también desde esa intención.
Algunas comunidades negras en Nueva Orleans hacen de forma literal lo de acompañar el luto con música: la banda toca en el camino del féretro hasta el cementerio.
Sí, esto también se hacía aquí. No así, claro, cada cual a su manera, con sus músicas y su cultura de la tristeza. Precisamente, Botifarra explica que hasta los años 30 se solía celebrar el baile del velatorio, que consistía en un velatorio que se hacía cuando moría un niño menor de siete años y durante toda la noche se le cantaba y bailaba, con el cuerpo propio y con la voz. Se celebraba en el sentido de compartir esa pena enorme que se siente desde las herramientas que tienes y, al mismo tiempo, celebrar esa vida que has tenido la suerte de poder tener cerca.
Marcel y yo hemos tenido muertes familiares, muy cercanas, y para mí descubrir que había existido esta manera de relacionarse con la muerte, no desde el tabú o la vergüenza, fue muy impactante. De este ritual fúnebre nacieron formas de baile y de cante más folclóricas, como un fandango tradicional del que cogí algunas estrofas para crear una letra propia para la canción que hemos hecho. Sin duda, ese espacio para la música existe y puede ayudar mucho encontrar el cauce de la música en momentos en que la emoción se desborda.
En cuanto a formar comunidad, ¿cómo se hace mediante la música?
Uy, eso es una pregunta muy complicada y compleja. Cuando hacemos un directo, estamos con esa idea de compartir algo, que haya un vaivén de la emoción. Nos alimentamos de las reacciones que se generan, intentamos trabajar con una proximidad y sobre la idea de que lo que hacemos puede ser útil a la persona que nos escucha. Desde allí puede haber una conexión muy potente. También lo hacemos desde la posición de evitar ser unos virtuosos a quienes hay que adorar, para nada queremos esa idea del artista.
Para poder formar esa comunidad, ¿es imprescindible que la música se desvincule del capital, de la industria y volver a otros modos de relación?
Creo que podemos continuar viviendo en comunidad a pesar del capitalismo. De hecho, es más necesario. Pero el capital atraviesa nuestras vidas e intentar hacer reductos de pureza es muy naíf y muy difícil. Hay que encontrar la manera de estar donde quieres sin sentirte incómoda con las contradicciones que te atraviesan. O poder pensar y criticar desde ese espacio de incomodidad, con sus contradicciones. Lo he dicho muchas veces: la idea siempre es muy limpia y la realidad, muy sucia. La realidad está llena de mierda.
Defendéis la cultura libre, ¿en qué se concreta esa apuesta?
Trabajamos con licencias Creative Commons y el proyecto nació muy conectado con un colectivo pluridimensional, Compartir Dona Gustet, que orbita en torno a la performance y otros trabajos artísticos. También veníamos de años muy potentes de activismo en Barcelona, relacionados con el inicio de internet, cuando la red podía ser un espacio donde se podía trabajar contra las formas capitalistas que existen en la realidad no virtual. En un momento hubo una esperanza de que internet fuera una ventana abierta hacia un mundo nuevo que se pudiera construir desde otro lugar. Ahora ya se puede decir que eso no ocurrió y la realidad acabó entrando en internet.
Claro que se pueden crear espacios de resistencia que pueden tener muchas formas: de cuidado, de compartir, que a nadie le puedan multar por poner nuestras canciones en una radio libre, por ejemplo. Nuestro punto de partida ha sido todo ese caldo de los movimientos sociales en Barcelona, de la cultura libre, del nosotros frente al yo. Y en eso seguimos, intentando no tener miedo de las contradicciones y poder tener tiempo para pensarlas en común.
¿Y qué pasa con la gente que quiere vivir de su trabajo como músico?
¡Es que cultura libre no es cultura gratis! Tampoco es cierto que en las músicas tradicionales no se cobrara: los joteros que iban a amenizar la fiesta en los pueblos igual no cobraban en dinero pero sí en comida, en jamón o en vino. Son cosas diferentes.
La música como herramienta contra el olvido está muy presente en todo el disco, desde el propio título. Pero la memoria histórica es un tema poco frecuente en la música.
Sí, aunque no sé si eso es bueno o malo. Siempre hemos trabajado desde la idea de que la música es una manera de explicar algo, ella en sí misma es un lenguaje pero luego están el presente, el contexto y nuestras ganas de decir cosas. El hilo conductor del disco es la memoria y su reverso, la desmemoria. Solo hay una canción de memoria histórica, por decirlo así, pero el resto pueden agruparse bajo este concepto.
Por todo ello, en el disco hay muchas cosas.
Sí, y somos solo dos [risas]. Esa intención de comunicar está en todas las partes del disco, no solo en las letras.
Hace unos meses el dibujante Miguel Brieva me dijo en una entrevista que “cualquier trabajo creativo que ahora no pretenda sugerir, aunque sea de manera sutil, la posibilidad de otro mundo mejor, no sirve para nada”. ¿Estás de acuerdo?
En principio sí, pero frases tan categóricas me cuestan un poco. Pero sí, cuando trabajo tengo esa intención.
Así planteado es una responsabilidad muy grande.
Sí, pero creo que no se tiene que ver tanto en el resultado como en la intención, en la práctica, en el proceso por el que puedes llegar a ese resultado.
“Canción total” abre el disco. Es una de las canciones del año. ¿Cómo llegasteis al original de Las Víctimas Civiles, un grupo de Valencia cuya música no tiene nada que ver con la vuestra?
Son muy amigos, nos conocemos desde hace años. Yo participé en su disco. La letra me encanta. Lo digo siempre: las canciones maravillosas como ésta hay que multiplicarlas.
La letra es el retrato de la socialdemocracia.
Y de la tibieza [risas]. Es una canción muy irónica, claramente, y muy divertida. Héctor Arnau, su autor, es una persona a la que quiero mucho y quería darle espacio dentro de nuestra visibilidad.
¿Qué otros grupos actuales os interesan?
Hemos escuchado mucho a Arca y a Kate Tempest, a la que vi en un concierto brutal. Ayer fui a ver a Princess Nokia.
En Madrid hubo problemas en su concierto porque los de seguridad pidieron la identificación a varias personas negras en la entrada.
¿En serio? Qué fuerte… Aquí se escuchaban mal las partes grabadas, la voz en playback. Esa moda que se ha impuesto de llevar cosas grabadas… Me sabe mal porque me gusta lo que hace, el personaje poderoso que tiene y su discurso. Pero ahora casi parece que lo más importante son los vídeos en YouTube y las stories de Instagram.
Hay quien dice que recordáis a Björk.
Björk es una referencia, totalmente. Ella trabaja mucho todo el concepto y lo lleva a un nivel incluso exagerado, con el vestuario y lo demás. A mí me encantaría poder trabajar a ese nivel. Es muy inspiradora, como personaje y por su manera de entender la música. Es un espejo en el que me gustaría reflejarme, sí.
En el disco también hay una mención a Ovidi Montllor.
Él hacía lo que hacemos nosotros: cogía canciones tradicionales y les cambiaba la letra. Tiene un cant de batre super bonito que dice “mamá, yo no quiero ser labrador porque lo que les gusta a las chicas del pueblo es el tractor”. Habla de cosas que en los años 70 eran de su presente. Otra cosa interesante de él es que fue muy menospreciado durante la Transición. Cuando ya no hacían falta voces críticas, la suya dejó de ser escuchada y eso fue muy duro para él. Esto pasó muchísimo, parece que aquella gente que durante la Transición no mantenía un discurso antifranquista sino más bien anticapitalista no interesaba en aquel momento.
Como Chicho Sánchez Ferlosio.
Sí, exactamente.
Es muy llamativo el agradecimiento a Coop57, por lo inusual de hacer público que sin financiación ajena no habría podido salir el disco.
Sí, para nosotros es un orgullo. Casi no habían financiado proyectos de música y ya trabajamos con ellos en la maqueta y ahora en el disco.
¿Os gustaría poder llegar a un público mayoritario?
Si le va bien al proyecto, sí. Pero creo que es un poco complicado.
¿Qué no haríais nunca para llegar a ese público?
No creo que haya que pagar peajes. Una radio como Los 40 Principales no pondrá nunca una de nuestras canciones, así que la pregunta sería: “¿Harías reguetón para salir en la radio?”. Nunca haría el himno del PP [risas].
Creo que no hay que trabajar con la idea de pureza, sino tener una mirada crítica sobre lo que haces y una intención muy clara. La mía es poder generar espacios en los que la música no sea meramente ornamentación, algo inocuo. La música sirve para comunicar cosas que no puedes expresar mediante un discurso.
11:05
Servicios mínimos excesivos
Denon Bizitza Erdigunean, la plataforma que coordina la huelga general feminista, advierte de unos servicios mínimos “excesivos” en bienestar social, sanidad, residencias y centros de día. “A miles de trabajadoras y trabajadores se les ha negado el derecho a la huelga, en muchos casos con servicios mínimos del 100%, indican. Es el caso de los turnos de noche, donde nadie ha tenido la oportunidad de secundar huelga. A las manifestaciones de la tarde y actos del mediodía, estas trabajadoras llevarán un brazalete naranja a modo de distintivo.
11:09
EH Bildu, en huelga: no acudirán a los plenos del Parlamento Vasco y Navarro
11 de noviembre de 2007. El partido de ultraderecha Democracia Nacional convoca una manifestación de corte racista en el barrio de Usera. Su lema: ‘Contra el racismo antiespañol, contra la inmigración’. La Delegación de Gobierno de Madrid permitió la manifestación racista. Colectivos antifascistas convocaron un contramanifestación. Hacia allí se dirigió Carlos Palomino, un joven antifascista de 16 años.
Así comenzó la jornada en la que Palomino perdería su vida, asesinado por Josué Estébanez de la Hija, un militar del Ejército de Tierra neonazi de 23 años que se dirigía a la manifestación convocada por Democracia Nacional –así lo considera probado la sentencia sobre el asesinato emitida por la Audiencia Provincial de Madrid–. Palomino y Estébanez se encontraron en la línea 3 de metro, a la altura de Legazpi. Dentro del vagón, Josué sacó la navaja y le asestó una puñalada en el corazón a Carlos. Siete centímetros de hoja clavados en el ventrículo izquierdo. Tras ello, le empujó fuera del vagón. También asesta otra puñalada a un compañero de Carlos en las costillas antes de huir con el arma en la mano.
"Fue prácticamente cuestión de segundos y de pronto estaba Carlos tendido en el suelo", explica Mónica Rojas, fotoperiodista que fue testigo del asesinato. Rojas acudía a hacer fotos a la manifestación racista convocada por Democracia Nacional y coincidió en el mismo vagón de metro en el que ocurrió todo. "De pronto, una parada antes de llegar a Usera, el vagón se empezó a llenar. Se cerraron las puertas, pero el metro siguió sin moverse. Al poco comenzó a haber movimientos raros y todo se llenó de humo", relata Rojas. Para entonces, Estébanez ya había apuñalado a Carlos y a su compañero, y había salido corriendo. "Cuando salí del vagón, la primera pisada que di fue sobre sangre, y vi que Carlos estaba muy cerca en el suelo junto a una chica que le auxiliaba y otro chico que llamaba para que viniera una ambulancia. Yo pensaba que estaba herido, pero no de muerte".

Carlos murió en el número 145 del Paseo de las Delicias, en una carpa montada por los servicios de emergencia. Desde el 13 de mayo de 2016, una placa situada en este mismo punto recuerda su asesinato. Antes de ese año, al menos en cuatro ocasiones, compañeros del joven colocaron placas en su recuerdo en la boca de esta parada de metro, pero en todos los casos fueron saboteadas por grupos fascistas.
Josué Estébanez fue condenado, en octubre de 2009, a 26 años de cárcel. En la sentencia, el tribunal daba por probado que el neonazi tenía la intención de matar. La sala le impuso 19 años de cárcel por asesinato y siete años más por intento de homicidio.
El asesinato de Carlos Palomino es uno de los 88 por motivos de odio que el Movimiento contra la Intolerancia ha registrado desde 1990, recogidos por los periodistas David Bou y Miquel Ramos en el trabajo Memoria de 25 años de olvido.
Hoy, a las 19h, una manifestación convocada por sus amigos y familiares, que marchará desde Usera hasta la plaza de Santa María de la Beata, en Legazpi, le rendirá homenaje bajo el lema “Carlos, 10 años sin ti, 10 años contigo”.
11:12
Sumar Mugimendua también se adhiere a la huelga
Sumar Mugimendua, el nuevo partido político que concurrirá a las próximas elecciones del Parlamento Vasco, también se ha adherido a la huelga al considerar que es necesario “poner el foco en la situación de los cuidados, su precarización y la feminización sistemática de estos trabajos y empleos, muchos de los cuales no son remunerados y, cuando lo son, es de forma precaria e inestable. Algo manifiestamente injusto para las personas cuidadoras, pero también para quienes necesitan de estos cuidados”.
11:22
Cacerolada frente a la Diputación de Bizkaia
Trabajadoras de las residencias de Bizkaia han leído un manifiesto frente a la Diputación, institución que decidió privatizar el servicio hace más de 15 años. “La calidad de las personas usuarias no se puede desarrollar”, en las actuales condiciones, por lo que el cuidado es meramente “asistencial”, han denunciado. Solo 10 de 171 residencias vizcaínas son públicas.
11:32
Una carta de las presas de Martutene: diferencias dentro de la cárcel
En Donostia, en el exterior de la cárcel de Martutene, a las 10.30h ha habido la lectura de una carta escrita por algunas presas de este centro, que resaltan que en prisión también existen “diferencias” de condiciones entre hombres y mujeres. Indican que los hombres que necesitan cuidados se les envía a la enfermería o módulos, dependiendo de la gravedad, mientras que para las mujeres presas “la enfermería no es una opción, todas somos enviadas al módulo”. Asimismo, señalan que estas diferencias se extienden a la hora de realizar cuidados: “Hace poco nosotras estábamos obligadas a hacer por turnos esas tareas”, mientras que los presos recibían una pequeña remuneración y beneficios penitenciarios por ellas.
13:52
Contrapleno en el Ayuntamiento de Bilbao con mociones feministas
El movimiento feminista ha celebrado a las 12h un pleno en las inmediaciones del Ayuntamiento de Bilbao. En el orden del día figuran temas tan relevantes y postergados como la apertura de la Casa de la Mujer Koloretxe y la publificación del servicio de atención al domicilio, así como pensiones justas para todas y abolir la Ley de Extranjería. También han reivindicado planes de igualdad “reales” y que no sirvan solo para “recibir subvenciones”. En esta performance, todas las presentes han votado a favor de las mociones para reivindicar unos cuidados públicos que garanticen tanto la dignidad a la hora de recibir cuidados como al darlos.

14:07
Las trabajadoras del hogar y los cuidados protestan ante la Oficina de Extranjería
Estamos en una cafetería de la Plaza de las Palomas, nombre popular de una explanada de cementazo contigua a Bravo Murillo que el carácter populoso del barrio casi ha conseguido convertir en cálida. A través de la cristalera se ve el lugar donde empezó a reunirse la Asamblea del 15M en Tetuán en 2011. Alguna pintada política, carteles bachateros y gente al paso.
Estoy con María Isabel Tejero, a partir de ahora Isa, como todo el mundo la conoce en Tetuán. El próximo martes, 14 de noviembre, la juzgan por delitos de resistencia, lesiones y atentado a la autoridad por unos hechos ocurridos durante un Stop Desahucios en el barrio, el 20 de noviembre de 2014. Supuestamente, esta mujer de aspecto frágil y dulce tono calmo, lesionó a tres policías antidisturbios, una de las cuales estuvo un mes de baja.
Los hechos existen como relato en el atestado policial, pero nadie que conozca a Isa los cree reales.
Es ésta una mañana de noviembre más cálida que aquella del intento de desahucio que vamos a relatar. Era 20N, pero en el horizonte político del barrio sólo había espacio para el posible lanzamiento de Umberto.
“Era un desahucio que venía de la PAH al grupo de vivienda del barrio y se organizó de urgencia. Creo que llegó a La Enre –[la Enredadera] el CSO donde nos reuníamos entonces- del viernes para el lunes. Era uno de los miles de estafados de Antonio Arroyo Arroyo e iba a perder su vivienda por una deuda inicial de 4.000 euros. En aquellos días se dijo que cobraba 400 euros de RMI (Renta Mínima de Inserción) pero la verdad es que sus ingresos reales eran 66, porque se le restaban los trescientos y pico que cobraba su hijo, que vivía con él”.
Prometía ser un Stop Desahucios tranquilo, pero desde primera hora de la mañana llegaron un gran número de antidisturbios
Como en otras ocasiones, a Isa le tocó ser quien mediara con la comisión judicial y la policía, “por ser la mayor, la de más experiencia del grupo y por tener un talante tranquilo”. Aquel prometía ser un Stop Desahucios tranquilo: era el primer intento y había recursos en trámite. Umberto ni siquiera había sacada nada de la casa aún porque aquellos solían pararse. Sin embargo, desde primera hora llegaron un gran número de antidisturbios pertenecientes a la Policía Municipal, con las defensas preparadas y dispuestos a acordonar la zona. “Limpiarla”, según sus palabras de aquella mañana.
En el momento en el que llegaron las lecheras aún había poca gente en la pequeña calle de la Guzmania. Isa, alguna activista más y un fotógrafo. “Como mis compañeros me habían designado como mediadora para el desahucio, yo iba la última, hablando con los policías, tratando de explicar que se estaba tramitando un aplazamiento en el juzgado y que muy probablemente se pararía administrativamente. Caminaba mirando hacia atrás por aquella callecita empinada mientras ellos nos apremiaban a salir del área, con una mano agarrándome el bolso porque lo llevaba roto y de repente… me caigo al suelo” .
Isa tiene una desviación de columna severa, está dolorida y se hecha hacia atrás para recuperarse. Los agentes la cogen por las axilas y la llevan en volandas mientras ella trata de explicarles su dolencia, pidiéndoles que la dejen un momento para recuperarse. A pesar de todo, la trasladan al callejón peatonal que hay detrás de la calle, la Travesía de los nueve.
Allí, de rodillas, con las manos en el suelo, recuerda tener alrededor unos ocho agentes entre hombres y mujeres, “ellos dicen que eran tres”. El número es importante, ya que según el auto Isa lesionó, en la soledad de este callejón, a tres agentes. “Mira mis muñecas”, me dice haciendo alusión a la fragilidad de su cuerpo, “¿de verdad alguien puede creer que soy capaz de herir a tres policías vestidos de antidisturbios?”.
Isa es identificada y, tras recuperarse un poco, la dejan irse a casa. “Váyase tranquila, no le pasará nada”, le dice el policía al mando. Aún nerviosa, habla con la gente que ha ido llegando, ahora sí, a intentar parar el desahucio. Los deja allí mientras va a recoger a su hija pequeña al colegio.
Meses después llega una notificación por una falta leve, pero en el juicio, nada más empezar, el juez dice que debido a las supuestas agresiones, la vía que corresponde a los hechos es la penal
Aquel intento de desahucio se parará, como aparecía inicialmente en el guion, aunque Umberto será expulsado de su casa en el segundo lanzamiento, pocos meses después. La del desahucio consumado será una mañana especialmente dura en el barrio, en la que muchos de los activistas que resistían en el interior de la casa fueron atendidos por el SAMUR. “En aquella época los desahucios a los que acudíamos eran terribles, con mucha gente herida y detenidos. Muy bestias”.
Después de aquello, la vuelta a la normalidad, que para Isa incluye preparar los bocadillos del recreo y las reuniones del grupo. “Unos meses después llegó una notificación por lo de aquel día: era por una falta leve”. El 3 de febrero de 2015 en los juzgados de Plaza de Castilla hay decenas de vecinos y activistas de todo Madrid apoyándola. Muchos cuerpos como afirmación de cariño. “Nada más empezar, el juez dice que dada la naturaleza de la acusación –se refiere a las supuestas agresiones- la vía que corresponde a los hechos es la penal”.
Es entonces cuando comienza la pesadilla de Isa. “La pequeña tenía entonces ocho años y sufrió mucho. Durante un tiempo le daban miedo los policías y que se me acercara mucho la gente” Ella también lo pasó mal, y el temor nunca se ha ido del todo: le piden más de dos años de cárcel, esa cifra que a todos nos resuena en la cabeza como el tiempo a partir del cual “entras”.
Han sido años de incertidumbre en los que Isa no ha dejado de participar en el movimiento por una vivienda digna. “No sé cómo lo habría sobrellevado sin el apoyo de los compañeros más fuertes y mi pareja”, dice. “Asisto a los desahucios de Tetuán o a los que me pillan en la Línea 1, porque tengo que volver recoger a la niña a la hora de la comida, voy a los que me parecen más injustos e intento no exponerme tanto como antes, no estar en primera línea. Pero hay que estar”.
Nos despedimos caminando por Bravo Murillo. Busca un chino para apañar un disfraz de Halloween a su hija, me habla de la queimada que van a hacer en el Huerto de Ofelia Nieto por la Noche de Difuntos –ella es gallega pero no será la encargada de prepararla-, y yo he perdido la cuenta del número de veces que ha pronunciado la palabra justicia durante la conversación. No se refería a ella misma, pero la merece más que nadie.
15:10
Cinco detenidas tras encadenarse en la Diputación de Gipuzkoa
Pasadas las 14h, agentes de la Ertzaintza han detenido a cinco huelguistas que se habían encadenado en la puerta de la Diputación de Gipuzkoa, institución de la que dependen la gestión de las residencias de ancianos, en su mayoría, privatizados. “Gora, gora borroka feminista! Antiracista, antifeixista, antikapitalista”, coreaban las mujeres y hombres presentes durante los arrestos.
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