Opinión
            
            
           
           
           
           
Blanqueamiento académico del lobby energético
           
        
        
Preparen  sus alforjas. Vamos a hacer un viaje por la impostura y la  desfachatez intelectual. Compartiremos a continuación dos ejemplos de  blanqueamiento académico del lobby de la energía en el marco de la  transición energética con el respaldo y beneplácito de la  Academia, en particular de la Universidad de Extremadura, y de los  que apenas hay información periodística suficiente, dada su  importancia y actualidad.
Resulta cuando menos curioso que desde Extremadura se vaya a liderar (o eso nos quieren hacer creer) la vanguardia del conocimiento y la investigación sobre el transporte y la energía renovables, siendo una isla geográfica y económica en términos de infraestructuras, conexiones y comunicaciones terrestres, aéreas y ferroviarias.
Cualquiera  no muy ducho en luchas de clases puede percibir el claro peligro del  modelo extractivista que quiere imponerse en la región. Tierra  privilegiada y abandonada, ideal para la okupación del capital  extractivista.
Veamos  los dos ejemplos de blanqueamiento académico o academic-washing.  Uno por el lado de la docencia y otro por el de la investigación.
En primer lugar, desde una orientación docente, se propone un máster universitario a iniciativa de la empresa Phi4tech para la fabricación de baterías. Un título propio de la Universidad de Extremadura que comenzó a impartirse en el curso 2021/2022 y que ni siquiera aparece en la web oficial de la Escuela de Ingenierías Industriales en la que se imparte (según se puede comprobar en el menú de la oferta de titulaciones). Con un programa meramente técnico, sin espacio curricular para el análisis social y medioambiental del mismo. Un tema este que es, de hecho, muy controvertido, pues entre otros lugares se quiere abrir una mina de litio en la ciudad de Cáceres, la conocida como mina de Valdeflores, a escasos metros del hospital y de la universidad cacereña (caso relativamente mediático gracias al esfuerzo de la Plataforma Salvemos La Montaña). El litio es un mineral que se utiliza precisamente para la fabricación de baterías de coches eléctricos, curioso paradigma de la transición energética cuyos costes se pretenden endosar aquí y ahora a la población extremeña (una de las regiones españolas con menor huella de carbono).
Se celebró también recientemente [...] en la UEx una pomposa jornada de transición energética para favorecer los intereses del lobby del hidrógeno, caballo de Troya de la industria de los combustibles fósiles
En  segundo lugar, y adicionalmente, desde una orientación  investigadora, se celebró también recientemente (10/03/2023) en la  UEx una pomposa jornada de transición  energética para favorecer los intereses del lobby del hidrógeno,  caballo de Troya de la industria de los combustibles fósiles.  Patrocinada por un grupo empresarial extremeño y alentejano  denominado SoIH2-ALEX, con presencia de concesionarios y marcas  automovilísticas como Hyundai, Ford, BMW, Volvo. Entre sus objetivos  estratégicos está el tren de  hidrógeno. Tiene guasa el asunto. No ha llegado a Extremadura el  tren digno y ya nos prometen un salto tecnológico cualitativo que  está a varias décadas vista. ¿Qué será lo siguiente: un  teletransporte digital y ferrovial al multiverso de la Luna y de  Marte?
El  hidrógeno verde es una de las  tecnologías más controvertidas, junto a los procesos de captura y  almacenamiento de carbono (CAC)  y los biocombustibles, que se  están utilizando como falsas y engañosas soluciones para la  transición energética, desviando así los fondos europeos de  recuperación pospandemia. Así, además, la promoción del hidrógeno  verde como modelo para descarbonizar la economía favorece las  previsiones de la industria fósil que espera una demanda muy elevada  en comparación con la limitada oferta de hidrógeno verde, lo que  llevará inevitablemente a cubrir el exceso de demanda con hidrógeno  fósil, principalmente azul y gris. Negocio redondo.
Todo ello sin señalar que las petroleras y gasistas son las principales consumidoras de hidrógeno, por lo que estarían muy interesadas en la financiación pública del hidrógeno verde para, por ejemplo, sus procesos de refinado del crudo en gasolina. En España, de hecho, tras la pandemia casi se duplica el presupuesto destinado al hidrógeno frente al de la sanidad pública: 1.560 frente a 1.070 millones de euros, respectivamente. Por no hablar de otras tecnologías “verdes” comprometidas, ya mencionadas, como el CAC y los biocombustibles (ver el informe antes citado: “Apropiarse de la recuperación a través del hidrógeno. Cómo los lobbies energéticos están desviando los fondos de recuperación de la Covid-19”).
En fin, una tierra de oportunidades que se vende con la complicidad de las fuerzas vivas del conocimiento y la investigación. Para ese viaje no hacían falta tantas alforjas.
Minería
        
            
        
        
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