Galicia
Galicia se prepara para poner punto y final a Altri en la segunda gran manifestación en Santiago

Galicia encara una nueva jornada de movilización social con la protesta convocada para este domingo 14 de diciembre contra el proyecto de la multinacional portuguesa Altri en Palas de Rei, una cita en Santiago de Compostela a las 12h que aspira a convertirse en un antes y un después en el pulso ciudadano que se libra desde 2023. La convocatoria, impulsada por más de una decena de colectivos —entre ellos la Plataforma Ulloa Viva, la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa (PDRA) o Mina Touro-O Pino Non— reivindica el bosque autóctono como emblema de resistencia y sitúa al eucalipto, de nuevo, en el centro del debate ambiental y económico.

El acto simbólico elegido para esta ocasión habla por sí solo: hojas de roble y castaño decorarán los paraguas con los que los manifestantes saldrán a la calle si deciden sumarse a la acción propuesta por la organización, cuyo detalle se encuentra en la web de Ulloa Viva. La imagen pretende evocar la protección del bosque frente a lo que consideran una amenaza para el territorio: el desembarco industrial de Altri, que quiere levantar una macrofábrica de celulosa para cuya actividad sería imprescindible el cultivo masivo de eucalipto.

“El eucalipto no es la solución. El bosque que nos protege, con robles y castaños, es lo que nos ha dado vida y nos la va a seguir dando”, afirmó el presidente de Ulloa Viva, Juan Pedro Sánchez, durante la presentación pública de la manifestación hace apenas una semana. A su lado, tres de los paraguas decorados que acompañarán la marcha, convertidos en símbolo de una protesta que quiere retomar el espíritu de la multitudinaria concentración celebrada en Santiago hace un año.

La marcha partirá a las 12h desde la alameda compostelana bajo el lema “Polas que somos e polos que serán”, una frase que busca conectar el presente del rural con el futuro de las generaciones que hereden el territorio. Con ella, los convocantes pretenden reafirmar un rechazo que, dicen, no admite matices: “No es no y, además, añadimos el nunca”, resumió Sánchez, convencido de que la factoría “no tiene viabilidad” desde el punto de vista ambiental, económico ni social.

Según defendió el presidente de Ulloa Viva, los equipos técnicos que asesoran a la plataforma han desmontado “cada una de las partes” del proyecto, especialmente los aspectos relacionados con el consumo de agua, el impacto sobre la economía local y la afección al Camino de Santiago, cuya ruta atraviesa el área de influencia de la planta. A su juicio, permitir que se coloque la primera piedra equivaldría a aceptar un punto de no retorno: “Una vez iniciada la construcción, será más complicado que se dé marcha atrás”.

Por ello, Sánchez volvió a señalar a la Xunta como la administración clave en el futuro inmediato del proyecto. El Gobierno gallego debe decidir si autoriza tanto la captación de aguas como la Autorización Ambiental Integrada (AAI), dos documentos indispensables para que la fábrica pueda iniciar su andadura. “La Xunta tiene en su mano parar esto. No puede seguir adelante con algo que la gente no quiere”, advirtió.

La subestación eléctrica, otra batalla abierta

La presentación de la protesta también sirvió para aclarar la postura de los colectivos ante la reciente negativa del Gobierno central a tramitar la subestación eléctrica necesaria para abastecer la factoría. Aunque la decisión ha sido interpretada en algunos ámbitos como un varapalo al proyecto, Sánchez rebaja el optimismo y advierte que “no es un claro ‘no’” a Altri. Según explicó, la empresa contempla como alternativa la autogeneración energética, lo que evitaría depender de la instalación rechazada por el Ejecutivo.

Aun así, Ulloa Viva y el resto de plataformas contrarias a la fábrica planean presentar alegaciones ante el Ministerio para la Transición Ecológica por este procedimiento. La intención, señalan, es dejar constancia de su oposición en cada uno de los expedientes vinculados al proyecto, incluidos aquellos en los que también la Xunta tiene previsto intervenir.

Xaquín Rubido, presidente de la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa, fue aún más contundente y acusó al Gobierno gallego de actuar como “salvavidas” de Altri. A su juicio, la actitud de la Xunta demuestra que continúa alineada con la implantación de la factoría a pesar de la contestación social creciente y de las dudas técnicas que, según asegura, acumula el proyecto.

Una movilización que aspira a consolidar un movimiento social

La del próximo 14 de diciembre será la segunda gran manifestación en Santiago de Compostela contra Altri desde que la empresa hizo públicos sus planes de instalarse en Palas de Rei. La primera congregó a varias decenas de miles de personas y supuso un punto de inflexión en la proyección pública del conflicto, sumando apoyos de ámbitos tan diversos como el ambientalismo, el sector primario, asociaciones culturales, agrupaciones vecinales e incluso colectivos vinculados al turismo y al patrimonio.

Los organizadores confían en que la cita de este año marque un nuevo hito en esa movilización transversal. La defensa del bosque autóctono, la denuncia del modelo forestal basado en el eucalipto y la alerta sobre el impacto industrial en el agua y en la economía rural son, en su opinión, razones suficientes para llenar de nuevo las calles compostelanas.

A medida que se acerca la fecha, se multiplican los mensajes en redes sociales, los actos informativos en los municipios afectados y las adhesiones de colectivos que, aunque no estaban presentes en la primera manifestación, han decidido sumarse ahora. Desde asociaciones de mujeres rurales hasta agrupaciones de guías del Camino de Santiago, muchos han anunciado ya su participación.

Para los convocantes, la protesta no solo busca frenar el proyecto de Altri, sino abrir un debate más amplio sobre el modelo de desarrollo que Galicia quiere para su interior. Reclaman alternativas basadas en el aprovechamiento sostenible del territorio, el refuerzo del tejido productivo local y la preservación del patrimonio natural y cultural. Todo ello, insisten, en contraste con lo que consideran una apuesta industrial “de alto riesgo” para la comarca.