Galicia
Mazaricos, el pueblo gallego que produce electricidad masivamente y sufre cortes de luz constantes
Matilde ya ha perdido la cuenta de los cortes de luz. “Llevamos desde el mes de julio con problemas en el suministro eléctrico”, explica la ganadera. Son idas y venidas que causan estragos en los electrodomésticos y, sobre todo, en las explotaciones ganaderas; motor económico del municipio. A pesar de que muchas familias ya han comprado generadores, estos no tienen la potencia suficiente para que los robots de ordeño de las explotaciones funcionen correctamente.
Mazaricos es el segundo municipio productor lechero de Galicia, solo después de Lalín. Según los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE), el municipio tiene 482 explotaciones de ganado bovino, con más de 12.000 vacas de leche. Pero el sector ganadero, pilar de la economía local, está siendo duramente castigado por los fallos eléctricos que se repiten con frecuencia; incluso en jornadas de buen tiempo.
José Manuel tiene una explotación de 1000 vacas que produce 22.000 litros diarios de leche, con salas de ordeño robotizadas. “Anoche tuvimos que ordeñar con el grupo electrógeno de gasóleo porque cada vez que hay un corte es preciso reiniciar todo el sistema”. Según explica el ganadero, con los constantes cortes de luz los animales sufren muchos problemas de mamitis debido a la interrupción del proceso de ordeño y al estrés que les genera.
También tiene graves consecuencias para los terneros, ya que la interrupción del suministro altera el proceso de pasteurización de la leche, esencial para eliminar bacterias patógenas. Incluso contando con generadores, estos no siempre tienen la potencia suficiente para garantizar el funcionamiento correcto de las máquinas de ordeño o de los pasteurizadores, por lo que el riesgo de contaminación y enfermedades se mantiene.
En Arcos, otra parroquia del municipio, llevan diez días sin internet ni línea de teléfono. “Con la producción energética que tenemos en el municipio no deberíamos tener estos problemas. Estamos a merced de un lobby energético total”, denuncia un vecino.
Producir energía mientras el vecindario no tiene luz
Desde el grupo municipal Espazo Común afirman que no es asumible que Mazaricos, “un municipio que contribuye de manera significativa a la red eléctrica gallega y estatal como productor de energía hidráulica y eólica”, padezca deficiencias tan recurrentes en el servicio eléctrico.
El grupo municipal señala que se trata de una negligencia que afecta gravemente al día a día de los vecinos y vecinas, a los negocios y, especialmente, al sector ganadero vital. Mientras los pueblos se quedan a oscuras, los megavatios generados en su territorio fluyen hacia la red estatal sin interrupción.
Según el documento de evaluación ambiental del Plan General de Ordenación Municipal (PGOM), más del 60% de la superficie total de Mazaricos está ocupada por empresas eólicas. El territorio está saturado de parques que alimentan constantemente la red.
Por otra parte, el río Xallas, que separa los términos municipales de Mazaricos y Dumbría, es una de las arterias fluviales más intensamente explotadas de Galicia. Su aprovechamiento hidroeléctrico se materializa en los 16 últimos kilómetros, antes de su desembocadura al mar en la cascada del Ézaro.
Un desnivel de más de 500 metros convierte la cuenca del Xallas en un generador constante de ingresos para la empresa Xeal. En el término municipal de Mazaricos se encuentran las centrales de Ponte Olveira I y Ponte Olveira II, con una potencia de 2,5 y 7,5 MW respectivamente.
Además, Xeal pretende ahora construir una nueva estación eléctrica que amenaza un patrimonio geológico y natural único. Una obra millonaria para excavar una megabalsa en el monte con la que generar electricidad a través de una central de bombeo reversible. El proyecto, que los vecinos definen como “meramente especulativo”, afectaría a unas 300 casas y a los pastos para el ganado vacuno local, poniendo en riesgo la viabilidad de las explotaciones ganaderas.
Una infraestructura obsoleta
Detrás de los cortes constantes hay una infraestructura decadente y un mantenimiento casi inexistente. Un trabajador de una subcontrata de Fenosa para el mantenimiento, que pide permanecer en el anonimato, denuncia que están “atados de pies y manos”. Describe una situación en la que las líneas eléctricas, tanto de media como de baja tensión, están en un estado de deterioro. “Ya no se limpian como se hacía antes”, explica.
Según él, el mantenimiento solo se realiza cuando hay una avería, pero no existe un plan preventivo. Añade que Mazaricos es una zona con muchos temporales y muy arbolada, lo que complica aún más la situación. A pesar de que debería haber dieciséis metros limpios de vegetación bajo las líneas, el 90% de ellas solo se limpian cada cinco o seis años: “Muchas veces, si un trabajador debe ir a hacer alguna maniobra para restablecer el servicio de una línea caída en medio del monte, no puede llegar hasta ella por la cantidad de maleza”.
Los vecinos coinciden en que es necesaria una respuesta conjunta para hacer frente al problema. Reclaman unión entre los afectados e instan al municipio a liderar una reclamación colectiva ante la Consejería de Industria, ya que la responsabilidad del mantenimiento de las líneas recae directamente en Unión Fenosa Distribución.
La paradoja energética de Mazaricos pone en evidencia un modelo que explota el rural gallego para abastecer de electricidad al resto del Estado, mientras su gente continúa sufriendo cortes constantes de luz. Los apagones, el abandono de las infraestructuras y la falta de mantenimiento reflejan el abandono institucional de un territorio que sigue soportando el peso de la producción energética. Mientras tanto, las plataformas ecologistas y vecinales mantienen viva la lucha contra la saturación del territorio y la pérdida de control sobre sus recursos.
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