Guerra en Ucrania
Zelensky pone en un aprieto a tres multinacionales españolas durante su comparecencia en el Congreso

Como ha sucedido a lo largo de las últimas semanas en las cámaras de representantes de un puñado de países, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky ha comparecido en el Congreso de los Diputados para pedir apoyo en la resistencia que su país lleva a cabo frente a Rusia desde el pasado 24 de marzo. La comparecencia, realizada hoy 5 de abril, ha sido mediante videoconferencia y, por cuestiones de seguridad, estaba pautada en 30 minutos.
Los discursos anteriores habían señalado como uno de los momentos más esperados las referencias históricas que iba a elegir Zelensky para comparar la situación actual en Ucrania. Pasadas las 17:30, el presidente ucraniano ha dicho que “estamos en abril de 2022, pero parece que estamos en abril de 1937, cuando el mundo se enteró del ataque a vuestra ciudad, Gernika”. Pie quizá algo forzado, puesto que Zelensky se dirigía a un Congreso al que acude un buen ramillete de herederos políticos del régimen que perpetró aquella masacre, pero recogido después por Sánchez en una vaga referencia a la II Guerra Mundial en su discurso posterior.
Al margen de lo simbólico, Zelensky ha apuntado también a las empresas energética y armamentística Maxam, la azulejera Porcelanosa y la asociación Sercobe —de producción de bienes de equipo— para que dejen de hacer negocios en Rusia. Posteriormente, Porcelanosa ha publicado un tuit en el que asegura haber cortado todas las transacciones comerciales con Rusia.
El presidente ucraniano ha pedido sanciones más contundentes y que se apoyen las sanciones futuras precisamente el día en que Ursula Von der Leyen y Josep Borrell han anunciado una batería de medidas entre las que se incluye la prohibición de importación de petróleo ruso, que aporta 4.000 millones cada año al Gobierno de Putin.
Zelensky ha defendido que Ucrania es un país europeo, que tolera las diferencias religiosas y en el que se respetan los derechos humanos. Ha hecho un llamamiento al presidente ruso, Vladímir Putin, para que “se siente en una mesa de negociación y detenga la guerra”. Por último, ha sostenido que la ofensiva rusa no se detendrá en Ucrania, un guante que ha recogido Pedro Sánchez, quien ha celebrado el “europeísmo” de Ucrania, considerado un régimen híbrido (por encima de un régimen autoritario pero por debajo de una democracia imperfecta) por el índice de The Economist de febrero de 2022.
Previamente, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet ha enarbolado un discurso de apoyo a Zelensky: “Los representantes del pueblo español nos sentimos ucranianos”, ha dicho.
Nadie se ha salido del guion y todos los grupos han aplaudido el discurso de Zelensky. Antes de la comparecencia, Izquierda Unida, uno de los partidos del Gobierno de Coalición ha mostrado “su absoluto respeto institucional por el presidente” ucraniano pero ha denunciado la prohibición de once partidos políticos —que se une a la previa del partido comunista— y los “gestos antidemocráticos” de su Gobierno.
El discurso de Zelensky se ha producido apenas unas horas después de otra comparecencia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en el que ha reiterado sus denuncias de los “crímenes de guerra” cometidos por el ejército ruso en Bucha, extremo que las autoridades rusas siguen negando. El presidente ucraniano ha vuelto a tirar de referencias históricas para acusar a Rusia de perpetrar “los peores crímenes de guerra desde la Segunda Guerra Mundial” y ha pedido un tribunal como el de Nuremberg para juzgar a los responsables rusos de la invasión.
Antes de su comparecencia se han producido las intervenciones de António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, que se ha referido a la posible comisión de crímenes de guerra y a la investigación que llevará a cabo la oficina de Derechos Humanos de la ONU, a cargo de Michelle Bachelet.
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