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Justicia
Juana Rivas y Gabriel, su hijo mayor, denuncian a Francesco Arcuri por violencia vicaria
Juana Rivas y su hijo mayor, Gabriel Arcuri Rivas, han interpuesto con fecha de 20 de enero una denuncia por violencia de género vicaria en forma de delito de violencia psíquica habitual y de lesiones contra Francesco Arcuri. En la denuncia, se solicita una orden de protección en favor de Juana Rivas y sus dos hijos, Gabriel y Daniel, además de una orden de alejamiento y prohibición de comunicación con los mismos.
La denuncia se refiere a la violencia vicaria, una “modalidad de violencia de género que toma a las hijas e hijos (u otras personas significativas para ella) como objeto para continuar el maltrato y la violencia sobre la mujer. El objetivo final es dañar a la mujer, golpearla donde más duele”, explican en un comunicado el equipo jurídico de Juana Rivas en el que puntualizan que se trata de la primera de este tipo presentada en nuestro país de ámbito internacional.
“El caso de Juana Rivas es un caso de violencia de género vicaria de libro”, Francisca Granados, asesora jurídica del caso Juana Rivas.
Francisca Granados, Asesora Jurídica del Centro de la Mujer de Maracena que atiende a Juana Rivas desde 2016, ha explicado a este medio que la denuncia es internacional porque se refiere a individuos que residen en países distintos y se ha interpuesto en este momento, a pesar de que los hechos referidos se vienen sucediendo desde hace años, en primer lugar porque “los niños están protegidos en Granada con su madre” y es el momento de pelear por la protección completa y permanente de los hijos de Juana Rivas, ahora que su padre ha sido procesado por la Fiscalía en Italia por malos tratos, “poniendo en evidencia la situación y las pruebas de lo que ha sucedido durante estos años, algo que va a ser una rémora para los niños durante toda su vida”.
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Amenazas de muerte
En la denuncia, a la que ha tenido acceso este medio, se enumeran los antecedentes del caso de Juana Rivas, con la condena de Arcuri por violencia física contra Juana en 2009, los hechos acontecidos entre ese momento y 2016, cuando Juana vuelve a España por vacaciones, momento en el que interpone una denuncia por malos tratos en la que expone las amenazas de Arcuri de que “le quitará los niños y le hará la vida imposible”. En la denuncia figura el hecho de que, “después de un intenso recorrido judicial, tanto en vía penal como en vía civil, realiza la entrega forzosa de sus hijos en un acto de arrancamiento y sufrimiento extremo para los niños y ella”, amenazas y acciones que se repiten en otros casos de violencia de género vicaria, y que la especialista Francisca Granados aporta como prueba de que el caso de Juana Rivas “es un caso de violencia de género vicaria de libro”.
La denuncia señala una serie de irregularidades procesales en el caso, tanto en España como en Italia, como la aplicación del SAP, Síndrome de Alienación Parental, en la custodia de los menores a Francesco Arcuri; caso que está actualmente en fase de ejecución, y en el que la Fiscalía italiana se ha pronunciado a favor de Juana Rivas, y que según el equipo jurídico de la madre, “podría resolverse en el plazo de dos meses que es lo que tardó la última vez”.
La parte de los hechos narra el procesamiento por parte de la Fiscalía italiana contra Francesco donde se recoge que éste les “sometía habitualmente a violencia física, vejaciones, insultos y amenazas” e incluyen detalles sobre estos insultos, amenazas y castigos del padre a los hijos como “eres una mierda como tu madre, eres un hijo de puta, bastardo, no sirves para nada como tu madre, la puta española...” o “les llamaba hijo de puta, gilipollas y capullos, y otros calificativos similares; a veces se lo decía escupiéndoles a la cara y les imponía severos castigos como encerrarlos durante horas en una habitación sin comida u obligarlos a vivir en el suelo”, entre las amenazas también incluyen la amenaza de muerte si contaban a alguien “que estas cosas pasaban”. También enumeran las lesiones y traumas físicos sufridos por los niños que cuentan con certificados médicos que los avalan.
La denuncia es la cuarta que formalizan contra Francesco Arcuri y se encuentra actualmente en reparto. Al ser una denuncia específica de violencia de género le corresponde un juzgado de violencia contra la mujer aunque el equipo jurídico de Juana Rivas ha pedido que la instrucción recaiga en otras magistradas ya que consideran que las titulares de los únicos dos juzgados de violencia contra la mujer no manifiestan imparcialidad, a las que recusaron, por “impulsar, firmar y consentir la redacción de un manifiesto firmado por un grupo de jueces que cuestionan la crítica pública del abogado de Juana Rivas sobre las actuaciones judiciales de la magistrada del nº 2 en el caso”.
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Francisca Granados cree que la justicia granadina debe proveer una judicatura imparcial dado el “ruido y la contaminación que se ha producido en el sistema judicial en Granada sobre el caso de Juana Rivas”. El equipo jurídico afirma tener intención de llegar ante el Tribunal Supremo si hace falta, “pues creemos que debe formarse un adecuado conjunto jurisprudencial sobre un problema de enorme magnitud hasta ahora ciertamente desatendido”, puntualiza la letrada María Martos.
Actualmente, mientras se procesa esta denuncia y se emite la resolución de la custodia del hijo menor en Italia, los hijos de Juana Rivas viven con su madre en Granada. El mayor, Gabriel, ya con 18 años, lo hace por voluntad propia al alcanzar la capacidad legal para decidir y el menor, Daniel, con 11 años recién cumplidos, por una medida cautelar dictada por un juzgado de Granada que por ahora se mantiene en vigencia permitiendo que el niño haya sido escolarizado. Por su parte, Francesco Arcuri formalizó en Italia una nueva denuncia por sustracción de menores, en este caso del hijo menor, contra Juana, de la que todavía no hay noticias si ha sido aceptada a trámite.