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Laboral
Un año sin minería de carbón en Asturias
El reparto y la escasa cuantía de los fondos de la UE para financiar la llamada Transición Energética Justa avivan el malestar de unos valles mineros que, un año después del cierre de las últimas minas de carbón, siguen sin contar con propuestas de futuro claras ni viables.
Las cuencas mineras asturianas ya no son lo que eran. Hoy podemos pasear por pueblos como Ablaña, Barredos, Turón, Blimea, Sotrondio, Moreda o Ciaño sin encontrar más huella visible de las minas que los castilletes oxidados de las explotaciones cerradas. El cierre de los pozos que la empresa estatal Hunosa ha aplicado de modo progresivo en los valles del Nalón y el Caudal desde 1998 ha dado como resultado que hoy solo permanezca abierta una explotación en los concejos mineros de la Asturies central, el Pozu Nicolasa, en Mieres, el lugar donde en 1962 prendió la Gran Huelga minera que daría origen a Comisiones Obreras, y que en 1995 sería el escenario de uno de los accidentes más dramáticos de la historia minería asturiana, con 14 trabajadores muertos a causa de una explosión de gas grisú.
Mientras los municipios mineros despiden más de siglo y medio de actividad económica centrada en el carbón, las noticias sobre el reparto y la escasa cuantía de los fondos de la UE para financiar la transición energética provocan malestar en una sociedad asturiana acostumbrada al pesimismo y que se considera una vez más injustamente tratada por las instituciones europeas. Y es que, según la asignación del nuevo Fondo de Transición Justa, España sólo recibirá un 4% de las ayudas europeas, a pesar de su compromiso ecológico con la descarbonización, mientras que Polonia, Alemania y Rumanía, tres países que destacan por su apuesta por el carbón y la energía térmica, se llevarán el 50% de los 100.000 millones de euros reservados por la Comisión Europea para financiar la reducción de las emisiones de CO2 y generar nuevos empleos verdes.
La fortísima movilización de las comunidades mineras lograría arrancar a los gobiernos del PSOE y del PP un calendario de cierres
Con esos cálculos, los 600 millones de euros que el año pasado anunciaba la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, para las comarcas afectadas por cierres de minas y centrales térmicas, se quedarían en la mitad. Una cifra que la propia Ribera ha criticado en su cuenta de Twitter por no haber tomado en consideración los esfuerzos realizados por España en materia de reducción de emisiones.
La reconversión interminable
El 28 diciembre de 2018 se cerraban los pozos Santiago, en el concejo de Aller, y Carrio, en el de Langreo, cumpliendo así la parte asturiana de los planes del Estado para liquidar en 2019 toda la minería de carbón en España dependiente de ayudas públicas. Culminaban así al menos tres décadas de reconversión de las comarcas mineras desde la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, en 1986. La aplicación de las orientaciones de Bruselas, encaminadas al final de la protección de los países miembros al carbón nacional, la apertura a las importaciones de países extracomunitarios (Colombia, Australia, Sudáfrica...) y el cierre de todas las explotaciones mineras no rentables, tendrían que ser negociadas por parte de los gobiernos españoles con los poderosos sindicatos mineros, que ofrecerían resistencia a un cierre “thatcheriano” de los pozos.La fortísima movilización de las comunidades mineras lograría arrancar a los gobiernos del PSOE y del PP un calendario de cierres que retrasaba el fin de la minería no rentable, sustituía los despidos por prejubilaciones, y aportaba fondos públicos para la reconversión económica de las comarcas afectadas. Sobre el papel el plan parecía bueno. Sin embargo el balance que en la sociedad asturiana se hace de la gestión de estos fondos mineros, casi 6.000 millones de euros aportados por el Estado y la UE entre 1998 y 2011, es de fracaso. Un “maná” que Asturies desaprovechó en infraestructuras discutibles, apuestas empresariales que fracasaron y muy pocas experiencias exitosas.
En la treintena de polígonos industriales existentes en las cuencas del Caudal y del Nalón, ni se llena la oferta de suelo disponible con nuevas inversiones de gran calado, ni mucho menos la I+D+i ha logrado prender de modo claro en estas comarcas: solo se han creado media docena de pequeñas iniciativas en este sector, cuyo futuro está por dilucidar.
La fábrica Thyssen Krupp en Mieres, dedicada a la construcción de pasarelas y escaleras mecánicas, y que emplea a 315 trabajadores, es más la excepción que la regla dentro de un proceso de reindustrialización globalmente fallido, y sobre el que ha planeado la sombra de la corrupción y del clientelismo político-sindical.
En octubre de 2014 el diario El País destapaba que José Ángel Villa, histórico líder del Sindicato Obrero Minero de Asturias desde la Transición, y hombre fuerte del PSOE-UGT había ocultado a Hacienda 1,4 millones de euros. En septiembre de 2018 la Audiencia Provincial de Asturies condenaba al exsindicalista a tres años de prisión por apropiación indebida. Según la sentencia Villa “hizo suyo y destinó el dinero del Sindicato para sus propios gastos, utilizando los recursos ajenos en su provecho y beneficio exclusivo, extendiéndose esa conducta durante años y llevándose a cabo de diversas maneras y formas”.
Hemeroteca Diagonal
Xuan Cándano: “Durante 35 años Villa quitó y puso cargos públicos”
Asturias tiene su propio caso Pujol. En el centro aparece el sindicato minero y el PSOE.
Pero los escándalos relacionados con la gestión de los fondos mineros no sólo están políticos y sindicalistas del PSOE, partido que ha gobernado Asturies la mayor parte de su historia democrática reciente, también la actual portavoz del PP, Teresa Mallada, está investigado por el “caso Hulla”, relacionado con la construcción presuntamente irregular de un geriátrico —Montepío— con fondos mineros.
¿Qué futuro?
Los resultados de los planes de reconversión minera han culminado hoy en una paradoja: a los mineros se les ha prejubilado con sueldos generosos (aunque cada vez menos) que sostienen todavía el consumo y el nivel de vida en las cuencas, pero no se han sustituido las minas por otras industrias rentables. Las comarcas han estrenado nuevas infraestructuras en estos años, pero cada vez tienen menos personas que las usen dado el éxodo laboral y el envejecimiento de la población en los antiguos municipios mineros.En cuanto a la industria del metal, en 2019 Duro Felguera anunciaba su cierre en Langreo, dejando tras de si un inmenso vacío de 138.000 metros de suelo industrial
Ya no resulta llamativo que en los concejos de Mieres y Langreo se concentren más de una veintena de residencias geriátricas. Para los jóvenes que se quedan el panorama es de desempleo y trabajo precario muy lejos de las buenas condiciones que vivió la generación de sus padres. Los planes para incentivar el emprendimiento laboral chocan con las mentalidades de las cuencas, donde los entornos familiares y sociales son muchísimo más proclives al trabajo asalariado que a las servidumbres del autoempleo. Para el langreano José Manuel Zapico, secretario general de CC OO en Asturias, y que es representativo de esa nueva generación formada durante la reconversión, se trata de “un fracaso que las administraciones públicas siguen sin saber gestionar, y para los que se han lanzado continuamente propuestas que no han sido más que palos de ciego”.
Según este sindicalista, “constatamos que el paro ha crecido el último año en la Cuenca del Nalón, pero lo peor es el sensible aumento de la precariedad laboral en la comarca”, una precariedad que Zapico califica de “doble”, al generalizarse “los contratos temporales y las jornadas a tiempo parcial”.
En cuanto a la industria del metal, la otra histórica actividad industrial de las cuencas, en 2019 Duro Felguera anunciaba su cierre en Langreo, dejando tras de si un inmenso vacío de 138.000 metros de suelo industrial. Al languidecer de la actividad en Asturies de la centenaria empresa de bienes de equipo se sumó el pasado año el intempestivo anuncio de cierre de la planta de refractarios que la multinacional Vesuvius mantiene en Riaño, también en Langreo.
Industria
Balada de la industria pesada asturiana
El metal y la siderurgia viven un año de movilizaciones contra la pérdida de empleos. El caso de Vesuvius se suma al de Alcoa y a los tambores de lucha sindical en Arcelor Mittal. La industria asturiana está amenazada por la recesión que asoma.
Las movilizaciones del pasado septiembre en contra del cierre y en apoyo de los 70 trabajadores, que de la noche a la mañana se veían abocados a un despido sin opción a negociar desde la directiva de Vesuvius, fueron multitudinarias y llevaron a la calle manifestaciones populares que no se veían desde 1995, cuando Asturias volvió a temblar al hilo de los sucesos que protagonizaron los trabajadores de Duro Felguera encerrados en la Catedral de Uviéu en defensa del empleo.
Después de las minas, las térmicas
En todo caso, 2019 no ha estado únicamente marcado en las cuencas por el fin de la minería, sino también por el anuncio del Ministerio de Transición Ecológica de cerrar en 2021 las centrales térmicas asturianas que emplean carbón en unos plazos más cortos de los contemplados por los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Una decisión que en Asturies afecta a las centrales de Soto de La Barca, en Tineo, y de Lada, en Langreo.Este último es otro núcleo histórico para la industria en el valle del Nalón, en el que hoy apenas permanecen funcionando esta planta energética y la última factoría en que la multinacional farmacéutica Bayer fabrica la antaño omnipresente aspirina. El cierre de la térmica de Lada es ya de hecho efectivo, pues como su homóloga de Tineo “están tecnológicamente obsoletas porque el resto de instalaciones de Asturias ya operan con gas”, constata Paco Ramos, de Ecoloxistes en Acción.
A mayores, el que las instalaciones langreanas empleasen parte del carbón extraído en Asturias es un factor igualmente simbólico, sin bien Ramos aclara que “la descarbonización de Asturias se ha hecho en base exclusivamente a criterios económicos y empresariales, porque los gobiernos nunca se han sentado con las organizaciones ecologistas para diseñar las líneas de trabajo”. Y aunque para el portavoz de Ecoloxistes “es positivo que las emisiones de CO2 hayan bajado sensiblemente este último año en las cuencas, debido en gran parte a que en Lada ya no se quema carbón”, también avisa que en términos de mantener un equilibrio entre empleo y sostenibilidad ambiental “a partir de ahora habrá que tener claro que Asturias ya no va a exportar energía”, y que la producción de electricidad, sea por medios térmicos (gas natural) como por plantas eólicas u otras energías limpias “tendrá que destinarse solo al autoabastecimiento porque en la tesitura actual, con las condiciones naturales con las que contamos en Asturies, no cabe el aprovechamiento de energía solar ni la sustitución de la hulla por biomasa”.
Tres de cada cuatro habitantes que perdió Asturies en el siglo XXI se concentran en los valles de Nalón y Caudal
“Hay que reconducir esta situación hacia alternativas viables”, sostiene José Manuel Zapico, “comenzando por la integración de las Cuencas en el Área Metropolitana central de Asturias”. A partir de ahí, “promover industrias que van desde la explotación racional de recursos naturales donde caben las energías limpias, geotermia o la explotación de biomasa”, así como “fomentar las naves nido o reutilizar las 1.200 escombreras de carbón que aún existen, y desde luego aprovechar el potencial natural de los paisajes protegidos y los recursos históricos y turísticos del pasado minero, pero con un plan claro y diseñado coherentemente”, recalca.
La conservación y explotación de la historia minera se ha convertido en un importante atractivo turístico. En la actualidad la región cuenta con el Museo de la Minería y de la Industria, el segundo más visitado de la región, fundado en 1994 y que reproduce una mina en su interior, el Ecomuseo Minero del Valle de Samuño, que aprovecha los edificios y las vías de tren de una antigua mina, y, fuera de las cuencas, en la localidad costera de Castrillón, el Museo de la Mina de Arnao, que permite visitar la mina de carbón más antigua de España, clausurada en 1915.
Junto a estos tres museos mineros existe ahora también la posibilidad de visitar una mina real y recorrer sus galerías, el Pozu Sotón, en San Martín del Rey Aurelio, activo entre 1922 y 2014, y ahora reabierto para el turismo por la empresa pública Hunosa.
Las cuencas del Nalón y del Caudal han perdido desde 1991 41.333 habitantes. Tres de cada cuatro habitantes que perdió Asturies en el siglo XXI se concentran en estos valles, que se han convertido en la zona cero de la crisis demográfica que asola al Principado. La población de Mieres y de Langreo regresa en 2020 a las cifras que ambos concejos tenían en la década de 1920, justo hace un siglo, pero si los los que viven en los antiguos valles mineros antes bebían un presente de prosperidad con el aire lleno de motas negras de hulla, hoy respiran un aire limpio pero teñido de apatía e incertidumbre, ante un futuro más desmovilizado, más quieto y más negro que nunca.
Asturias
Asturies se salvó luchando (y se perdió planificando)
En ausencia de un movimiento regionalista o nacionalista digno de tal nombre, el movimiento obrero se convirtió, en los años 80 y 90, en la gran herramienta colectiva en defensa de los intereses generales de la comunidad.
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Los mineros de Hunosa vendieron las cuencas y todo lo que en ellas (incluido sus hijos) había a cambio de sus prejubilaciones. Y muchos ni siquiera se quedaron allí a vivir para al menos hacer gasto. Y no hay muchos que no estén encantados del resultado de su gran obra en la vida, y en consecuencia siguen votando/fichando cada cuatro años a quién les concedió el cheque Nescafé. Y respecto a los de "Asturies", "pozu" demás jerga parafuncionarial, que no idioma, sería de agradecer que se reservara su uso a los soliloquios y disertaciones en círculos podemitas y demás reercanaciones de la izquierda postmarxista. Los demás lectores no sabemos distinguirlo de los errores de maquetación o los ictus.
Los que no saben nada más que demagogia y de saldo. Opinan de algo que seguro oyeron en el chigre.
Hablais de la zona "buena" de fin de la minería, ir a mirar los concejos la zona de minería privada donde no ha habido inversión publica ni creación de empresas, ni poligonos, ni infraestructuras, ni nada de nada, pero parece prohibido hablar de esos sitios por que siempres salen las cuencas mineras del centro de Asturias, ya les gustaría a los concejos del suroccidente parecerse y tener las inversiones de las cuencas mineras del centro.
¡¡Pero que caradura tenéis!! Desde webs como esta y con el entusiasta apoyo del Ecologismo, os habéis cargado a Asturias. ¿Y ahora venís cómo lamentándolo? Y ponéis "Asturies" y "Uvieu" en un texto en castellano ¿pa'qué? ¿Pa'caer graciosos? ¿Pa'empatizar? La pena es que esa Izquierda de verdad, ROJA y NO VERDE no os barriera a todos los chachirrevolucionarios pequeñosburgueses.
Me parece que no sabes ni por dónde te caen los golpes. El ecologismo no desindustrializó a Asturias en los 80, es que aún no te has enterado de eso?
Porque de aquélla no les hacía nadie ni caso. Estaban además muy entretenidos con el "Ocalitos non". Pero mientras tanto a nivel nacional, dando caña. Infiltrándose en la izquierda y hasta en la derecha. Y aquí estamos hoy, con Alcoa a punto de cascar (y las que vengan detrás) porque tenemos que salvar nosotros solos los polos con nuestras emisiones del 0,000001% mientras el resto del mundo nos vende lo que no fabricamos.