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Festival Puro Bollo: “Creadoras bolleras: ¿dónde estáis?”
Cinco días de encuentros, talleres y muestras en torno a las artes escénicas bollo tendrán lugar en noviembre en Bilbao. El plazo para inscripciones de proyectos está abierto y es posible postular hasta el día 30 de junio.
En el bilbaíno barrio de San Francisco, calle Cortes, albergado en un edificio industrial que se despliega junto a una chatarrería y contorneado por talleres de diferentes oficios, se encuentra el hogar de Histeria Kolektiboa: 'la Karpintería'. Con la excusa de conocer todos los detalles del festival que están tramando, me presento en su sede tras subir por el ascensor un tanto madmaxiano. En el interior de la luminosa —a pesar de la llovizna incesante— Karpintería me espera María para hablar del Puro Bollo.
María Salazar y Verónica Mas son las gestoras de Histeria Kolektiboa. Gestoras —de gestionar, pero sobre todo de gestar— y responsables, bajo una figura más de doula que de parturienta, de los variados proyectos artísticos que acogen año tras año en Histeria desde que fundaron la Karpintería en 2013.
Histeria Kolektiboa: mujeres que gestan proyectos
Histeria es un colectivo formado por mujeres agrupadas en torno a un gran eje que une arte, cultura y transformación social. Operan desde la Karpintería, el espacio en el que se enraíza el proyecto. Se trata de un oasis acogedor que, aunque bien integrado en el barrio, contrasta con el gris espacio exterior. Es un emplazamiento poblado por plantas bien cuidadas, que huele a madera y a té recién hecho y que es a la vez salita de estar, cocina y oficina.
Nos cuenta María Salazar que “Histeria procede del griego y su significado es útero. La palabra sugiere un trastorno que de manera equívoca se relaciona exclusivamente con el sexo femenino y queríamos darle otra acepción. Nos gustó pensar en Histeria como un colectivo de mujeres donde se gestan proyectos”.
Dicen sus promotoras que “Histeria Kolektiboa es un compromiso por el respeto, primero desde lo personal y finalmente, hacia lo colectivo”. Proceden del audiovisual, de las artes escénicas y la producción cultural. Toman como base “lo multidisciplinar y lo hacemos integrador buscando en la sencillez, la esencia. Partimos de las redes locales de nuestro entorno, a través de personas que trabajan, militan o viven a nuestro alrededor, y con ellas creamos cultura y, en ciertas ocasiones, cumplimos sueños”.
San Francisco, arte, gentrificación
María recalca que son y se sienten parte de San Francisco, el distrito en el que está inserta la Karpintería: “Elegimos este barrio para nuestra sede porque todas vivíamos o militábamos en San Fran. Aquí hay muchas conversaciones. Sobre lo que supone estar trabajando con arte en este barrio. Lo que nosotras aportamos a ese movimiento gentrificador y mainstream que está campando por la zona. Estamos en este barrio moviendo energía en esa línea de arte, de cultura, pero también de transformación social y política. Lo hacemos desde un punto crítico, pero aún así no podemos abstraernos nunca de ese contexto. Somos gentrificación, no podemos evitarlo, este es el contexto que vivimos y a la vez no nos sentimos gentrificadoras porque asumimos que los problemas de nuestras vecinas son nuestros problemas también y actuamos desde las herramientas que tenemos. En este caso, nuestras herramientas son los lenguajes artísticos y las prácticas culturales”, concluye Salazar.
Histeria no procede de la academia: “No tenemos discurso académico, aunque sí tenemos un discurso claro y propio. Mediante nuestros proyectos, en el qué y en el cómo, está lo que queremos decir”. En cuanto a su espacio, “la Karpintería es un espacio autolegitimado. Nos parecía que había que hacer eso, lo hicimos, lo seguimos haciendo ¡y chimpúm! Las del arte nos colocan en una esfera de activismo social. Las del activismo nos colocan en una esfera de artistas. Vamos siempre de un lado a otro, y tenemos todo un gradiente de proyectos”.
Puro Bollo: al margen del margen
El nombre del festival lo dice todo. Podrían haber ampliado el perfil para incorporar todas las identidades contenidas en LGBTQI, pero según sus creadoras “Puro Bollo se sitúa en el margen del margen. Después de reflexionarlo, decidimos restringir el festival a artes escénicas lesbianas”. ¿Por qué no ampliarlo a todas las siglas, por qué no hacer algo, por ejemplo, Trans-Marika-Bollo? “Esos interrogantes nos llevaron a grandes conversaciones, pero hemos tomado la decisión de ir al margen del margen, queremos remover y ver qué hay allí”, desgrana María.
Y un matiz. Se trata de una muestra bollera, una vuelta de tuerca sobre la identidad lesbiana. Como nos explica Salazar, “Bollo tiene un peso político que quizá la palabra lesbiana no tiene. Muchas lesbianas quizá no se identifican con 'bollo' y al revés. Obviamente la convocatoria está abierta para todas, tengan la etiqueta que tengan”.
Su mensaje en la botella es seductor: “En Bilbao del 7 al 11 de noviembre de 2018 construiremos un escenario abierto, múltiple y hamoroso (con “h” de habitar). Te incitamos a aglutinarnos alrededor de aquellas expresiones artísticas que, como espectadorxs y creadorxs, alimenten nuestro placer de ver y hacer propuestas diferentes a los patrones establecidos. Serán días donde combinaremos talleres, encuentros y muestra de proyectos”.
La iniciativa, que nace de la complicidad de Histeria Kolektiboa con el dúo artístico Kancaneo Teatro, se originó el año pasado, cuando acogieron la representación lesbofeminista de Magda de Santo “Inundación”. María desmenuza el proceso, desde la adopción de la obra de la performer y escritora, hasta la germinación de la semilla del festival: “Llegamos a esa pieza a través de Duen Xara Sacchi, que impulsa el proyecto Degeneradas de la Karpintería. Nunca habíamos visto teatro bollo y queríamos verlo. Magda vino desde Argentina para trabajar durante tres meses con artistas de País Vasco y terminamos mostrando la obra en el Zinegoak de 2017. Ha circulado muy poquito, es complicado moverla. Es en ese proceso cuando nos hacemos conscientes de que no hay teatro bollo”.
Pero, ¿qué es el teatro bollo? Ante esta pregunta María afirma que “El teatro bollo puede ser el escrito o dirigido por autoras bolleras y cuyos textos se ocupan de problemáticas y reivindicaciones sociopolíticas relacionados con el mundo lésbico. Magda De Santo diría que teatro bollo es una manera de hacer teatro más allá de la temática”.
La muestra, este ‘semillero de artes vivas lésbicas’ no tiene pretensión mainstream, pero sí aspiran a un resultado expresivo de calidad. María Salazar incide: “no somos mainstream, pero en parte quisiéramos serlo si eso significara que las agresiones al colectivo disminuyeran”. No se enclaustran tampoco en lo contracultural (“sí lo somos pero quisiéramos no serlo”, confiesa), un concepto que les suena “a antiguo”. El festival tiene algo de akelarre, para María, en cuanto a “traer otros saberes que aquí no están ninguneados. Aquí se aprende, se comparte, es un espacio de conjurar potencias, y a ver qué pasa”.
La gran cuestión que plantean, en definitiva, con este encuentro pretende dar respuesta a la pregunta “¿dónde están?”. Continúa Salazar: “Es como cuando sales del armario. Bien, vale. Soy lesbiana, soy bollo. Pero. ¿Y dónde están las demás? [risas] Pues esto es lo mismo. Un guiño a esa experiencia por la que muchas hemos pasado. ¿Dónde están, dónde estáis? Nos hemos puesto a tirar del hilo y sí hemos encontrado cosas. Hemos lanzado esta convocatoria abierta para que nos envíen sus proyectos, sus ideas, y ya están apareciendo”.
Arte
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Las hay. Son y están, y pronto se dejarán ver en Bilbao. El plazo para postular estará abierto hasta el 30 de junio, momento a partir del cual las responsables decidirán cuáles son los cuatro proyectos a los que acompañarán de forma íntegra durante el verano y el otoño. En los próximos meses habitarán, con las seleccionadas, diferentes espacios de formación por la ciudad, caldeando así el ambiente a través de un plantel de actividades, para terminar mostrando los frutos al llegar noviembre.