Literatura
Lectura enemiga y lectura aliada

La lectura enemiga aprueba las infiltraciones, las escuchas ilegales, el patrullaje cibernético, se sienten autorizados a meter las narices en las ideas que movilizan la vida de los otros y, fieles a su trabajo, abrirán expedientes, elaborarán perfiles y fichas procesales.
11 may 2024 13:23

Existen varias formas de leer. Leemos representaciones gráficas, una partitura, una ecuación, un petroglifo. Alguien dirá que un médico lee síntomas y padecimientos, igual que el cazador en la selva, es capaz de leer rastros, olores, huellas. O como suelen hacer los detectives de ficción, empeñados en leer vestigios, pistas, señales difusas. Aun así, hay dos modos de leer palabras escritas que, siendo antagónicos, intervienen en los caminos que van orientando nuestras vidas. Primero, aquellas lecturas que, aun cuando ayudan a defendernos de las ofensas de la vida, como diría Pavesse, también nos sacuden y nos abofetean, nos arruinan la inocencia, lecturas capaces de desatar las herejías aprisionadas en las entrañas. Esta es una lectura aliada, que aparece como refugio protector, como impulso de la incredulidad, que traza los caminos confiables de la fuga. De otro lado, se encuentra la lectura del censor, aquella encargada de vigilar los destellos de la consciencia, una lectura entrometida, controladora, fisgona. Aquí se trata de una lectura enemiga, que alude al modo de leer de la inteligencia policial, al modo como lee doña Merceditas, la coordinadora de disciplina, es la lectura del agente encubierto. Estas dos formas de lectura, a fin de cuentas, sustentan actuaciones políticas —y maneras de habitar el mundo— opuestas.

La lectura enemiga está enquistada en una mirada preconcebida. Quien lee, casi siempre, evita ser afectado por el significado que se desprende de lo escrito. El cuerpo de quien lee rechaza la tentación del hechizo literario, no encuentra orientación para sus angustias, se espanta ante cualquier posible pasión por el encanto de las letras. Esta lectura ve descarriadas, putas y dinamiteros por todos lados. Basta apenas que alguien ausculte los engranajes que soportan las jerarquías, interpele la decrepitud moral y reclame lo justo, para que la lectura enemiga se ponga en guardia. Es una lectura que casi siempre ayuda a armar un escándalo. En definitiva, aquí se leen los atrevimientos de la crítica y las ideas que incitan el debate, como peligrosos aguafiestas. Las palabras, vistas por la seguridad secreta, aparecen como pruebas en su contra ante el tribunal de la historia, lo que de hecho pueden llegar a ser.

La lectura enemiga está enquistada en una mirada preconcebida. Quien lee, casi siempre, evita ser afectado por el significado que se desprende de lo escrito

Así fueron leídas, por ejemplo, muchas escritoras feministas. Una muerte muy dulce de Simone de Beauvoir, censurada por la dictadura franquista: “El libro, dentro de su brevedad, respira un tono inaceptable”, “La lectura puede ser perjudicial”. O como lo sufrió la escritora Cassandra Rios bajo la dictadura militar brasilera, donde el “Servicio de censura de diversiones públicas” de la Policía Federal, sentencia que su libro Copacabana posto 6 – la madrastra, “es una novela sobre una joven lesbiana (…) [una historia] nociva y deprimente principalmente por la conquista lesbiana de la heroína junto a la madrastra y el doble suicidio final”. Como puede verse, el censor además de entrometido, nos estropea el final de la trama. Así ha ocurrido, y sigue ocurriendo, como el caso de la escritora palestina Adania Shibli censurada en Frankfurt, con miles y miles de escritoras.

También así fueron leídos Marx y Engels por los servicios de infiltración de la policía prusiana y por espías ingleses, como bien lo demuestra Tridon G. en su libro Espiando a Marx (informes de la policía secreta y otros documentos sobre Karl Marx) (2006). Marx y Engels, en una carta fechada el 15 de junio de 1850, reclaman indignados al director del semanario inglés The Spectator, por los seguimientos y la vigilancia: “La verdad, Sir, es que nunca se nos pasó por la cabeza que en este país hubiera tantos espías de la policía como hemos tenido la suerte de conocer en el breve lapso de una semana. (…) No podemos subir a un ómnibus, o entrar en un café, sin disfrutar de la honrosa compañía de al menos uno de estos desconocidos amigos”.

La lectura enemiga aprueba las infiltraciones, las escuchas ilegales, el patrullaje cibernético, se sienten autorizados a meter las narices en las ideas que movilizan la vida de los otros y, fieles a su trabajo, abrirán expedientes, elaborarán perfiles y fichas procesales. Leen las novelas, las crónicas, los ensayos críticos, ven el cine bajo la lectura disciplinada de quien escruta sin sentirse afectado. Es esta lectura la que ordenará encender una hoguera a 451° Fahrenheit, como lo hicieron los nazis, o los militares argentinos, artífices de la mayor destrucción de libros en la historia de América Latina, quienes quemaron, un 26 de junio de 1980 en Sarandí, más de 24 toneladas de imaginación (un millón y medio de libros) incautados al Centro Editor de América Latina (CEAL).

¿Cómo lee la inteligencia policial?, ¿cómo leen los reaccionarios? Leen como si corrieran de puntillas bajo una tempestad, sin poder ver lo que florece en medio del camino, ignorando el campo fértil que hace germinar las ideas. Así lo hacen muchos periodistas de los medios corporativos, quienes al avance de sus lecturas desgarran frases e ideas sueltas, sin entender el terreno que las gesta, de modo que al torcerles su sentido, sirvan para su ratificar su propia visión de las cosas.

En cierta reunión del movimiento estudiantil, un colega propuso que a las personas que nos infiltraban podríamos disuadirlas demostrando que nuestra lucha estaba orientada por causas justas y propósitos nobles

Recuerdo un suceso vivido en mi época de estudiante universitario en Colombia. Visto en retrospectiva, no deja de ser un episodio cómico. En 2002 formaba parte del movimiento estudiantil en la Universidad de Caldas, justo cuando comenzaba el gobierno de Uribe Vélez y su política de seguridad democrática, un conjunto de planes represivos dedicados a perseguir el disenso, entre ellos, con la creación de una red de delatores, los “estudiantes informantes”. Nos asaltó el mal pálpito de que estábamos infiltrados, que alguien próximo nos leía, nos narraba a su manera. Pero se trataba apenas de una sospecha, no teníamos modo de comprobarlo, además carecíamos de técnicas de contraespionaje. Éramos simplemente estudiantes mosqueados y cargados de fotocopias exigiendo derechos. En cierta reunión del movimiento estudiantil, un colega propuso que a las personas que nos infiltraban, que seguro debía andar allí en la reunión, podríamos disuadirlas demostrando que nuestra lucha estaba orientada por causas justas y propósitos nobles. “La convenceremos con nuestras palabras y estará de nuestra parte”, dijo. ¿Y cómo haríamos eso? Decidimos entonces invocar aquellas lecturas aliadas. Una estudiante de agronomía, recuerdo, se ofreció a prestar su colección de libros de Eduardo Galeano. Pero se armó una discusión cuando se advirtió que si se lee a Galeano sin Gramsci habrá un alto riesgo de levedad conceptual, no alcanzará profundidad, dijo un sociólogo. Entonces, mejor cine, dijeron. De modo que programamos “María Cano” (1990) de Camila Loboguerrero y “La noche de los lápices” (1986) de Héctor Olivera. A esto le falta realpolitik, dijo otro compañero. La mejor realpolitik es la poesía, dijo otro que quiso leer en público poemas de Benedetti, pero fue amonestado por otra persona que dijo que Benedetti sin Rubem Fonseca formaría criaturas melodramáticas, seres que huyen de las enseñanzas crudas de la vida. Terminamos distribuyendo copias del poema entero de Manuel Celaya “La poesía es un arma cargada de futuro”; también circularon poemas de la poeta palestina Fadwa Tuqán y en todas esas, tuve la oportunidad de disfrutar de la lectura de “Arcángeles” de Paco Ignacio Taibo II. En esas estuvimos, interponiendo las lecturas aliadas ante la presencia paranoica de la lectura enemiga. Nunca supimos si surtió algún efecto, aunque sirvió para confirmarnos que hay palabras a las cuales aferrarnos para no sentirnos tan desamparados, para entender nuestro lugar en el mundo.

Palestina
Rafeef Ziadah “En honor a los poetas palestinos caídos siento que debo llevar sus palabras al escenario”
Rafeef Ziadah es activista palestina, poeta y periodista. El Mediterráneo es su casa y la palabra su resistencia. Con el recital “Let it be a tale”, intenta mantener vivas las palabras de los poetas palestinos asesinados por Israel.

Dicho esto, no deja de sorprender el extraño caso que narra Ariel Dorfman, autor de Para leer el Pato Donald (1972), quien tuvo la oportunidad de leer sus propios archivos secretos elaborados por la policía argentina luego de salir exiliado de Chile en 1973 con el golpe de Pinochet. Dorfman lee la lectura enemiga como si se viera en un espejo cruzado, accede a la narración que hacen los servicios de seguridad para verse en su propio curso histórico. En la conmemoración del cincuentenario del golpe de Estado contra Allende, la Comisión Provincial por la Memoria de Argentina, extrajo los archivos de la policía secreta en los que aparecen los expedientes relativos a los refugiados que se asilaron en la Embajada Argentina en Santiago. Antes de asomarse a estos expedientes, Dorfman se pregunta: “¿Sabían las nuevas autoridades que yo había estado trabajando durante los últimos meses como asesor cultural y de prensa en el Palacio Presidencial donde Allende había muerto durante el golpe?, ¿O que pertenecía a un pequeño partido de izquierda que, desde la ilegalidad, llamaba al derrocamiento de la dictadura? ¿Considerarían que Para leer al Pato Donald, mi libro subversivo que denunciaba los mensajes ocultos de Disney, que los militares habían quemado públicamente, arrojando al mar su tercera edición, era una razón para apremiar, torturar, matar, a su autor? Quedarme en Chile o verme obligado a partir al exilio, dependía de lo que se fermentaba en las páginas de mi desconocido prontuario secreto”.

Dorfam llega a Argentina en 1973, luego logra salir hacia Cuba en febrero de 1974, pero justo dos días antes de su partida, un bando de matones irrumpió en el apartamento de su abuela argentina donde se alojaba. Leyendo el archivo de la policía descubre que su crítica al Pato Donald no es mencionada en el reporte realizado a su llegada en 1973, pero tres años después, en 1976, se pueden leer en el archivo 1.500 palabras que estudian el libro, “(…) reproduciendo exhaustivamente sus tesis centrales, para luego llegar a la conclusión de que su crítica al capitalismo podía ser leída «masivamente» y que, por lo tanto, debía ser prohibida de acuerdo con la ley 20.840 (legislación argentina que, aprobada en septiembre de 1974, penalizaba los actos de subversión). La persona anónima que escribió el informe pertenecía a la Oficina de Evaluación Literaria (no bromeo) de la Coordinación de Antecedentes Penales del Departamento de Policía”.

Dorfam, aun cuando pudo driblar a los escuadrones de la muerte argentinos, se pregunta “¿por qué habían venido a buscarme a principios de 1974?” Leyendo los reportes de aquella lectura enemiga, percibe que algún espía lo vincula de modo infundado con el F.A.S (Frente Antimperialista por el Socialismo). La única explicación que intuye Dorfan es que algún funcionario del Departamento de Búsquedas, queriendo mostrar resultados ante sus superiores, lo narra como un peligro ambulante, relato que llega a las manos de algún otro burócrata del terror, desganado y negligente, que ordena detener e interrogar a Ariel Dorman.

Vaya uno a saber si en la comisaría llevan un fichero bien ordenado con los vaivenes de cada ciudadano. Allí debemos andar, en carpetas donde estarán nuestras fotos saliendo en pijama a botar la basura, hablando con el perro en el paseo de la tarde, conociendo nuestras estadísticas de las derrotas en el ajedrez online y el mapa de conexiones algorítmicas mientras naufragamos en internet. Si no fuera porque se trata de un acto ilegal y secreto, sería como recibir un paquete clasificado de todo lo que murmuran nuestros detractores. Lo curioso es que con el tiempo esas lecturas enemigas se vuelven memoria, registros de nuestras andanzas vitales narradas por otra mirada. Solo nos queda volverlas a leer bajo la luz de nuestras propias lecturas aliadas. Quizás Kundera tiene razón cuando dice con tono mordaz “… en los legajos de los archivos policiales está nuestra única inmortalidad”.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Ayuntamiento de Madrid
Memoria histórica Una compañía denuncia que el Ayuntamiento de Madrid ha desprogramado una obra sobre el Patronato de la Mujer
La compañía de teatro Doce Canciones explica que tenía confirmada la representación de la obra ‘Malditas de Dios’ en el auditorio Paco de Lucía para el 28 de marzo, pero que ha sido cancelada “sin ofrecer explicaciones”.
Andalucía
Andalucía Nuestra navidad en Canal Sur: censura, acoso y silenciamiento en la televisión de Andalucía
Los profesionales de Canal Sur exponen más de 1.000 malas prácticas periodísticas desde 2021 por seguir la “agenda ideológica” del Gobierno andaluz
Literatura
Censura en Argentina La libertad avanza prohibiendo
Una fundación cercana al partido de Javier Milei denuncia una iniciativa que había llevado cien títulos de autores argentinos a escuelas secundarias, bibliotecas y centros de adultos en la provincia de Buenos Aires.
Residencias de mayores
Residencias Fondos de inversión y residencias: la mano invisible que retuerce los cuidados
Mientras DomusVi, en manos del fondo de inversión ICG, ya es la empresa con más residencias privadas del Estado, residentes, familiares y trabajadoras explican lo que supone que las prácticas especulativas acunen la vejez de las personas.
LGTBIfobia
Manifestación Plataforma Trans planta cara a la transfobia con una manifestación contra el odio
La convocatoria el 29 de marzo denuncia un contexto internacional antiderechos. La organización pide a partidos y sindicatos que se sumen a la marcha porque la transfobia es un problema social, y por lo tanto también político, explican.
Música
Música Pervertidos y puritanos, a los pies de Ethel Cain
Proyectos musicales como ‘Perverts’ de Ethel Cain son capaces de imponer silencio en medio de tanto ruido para pensar en un momento en que las redes sociales son herramientas tendenciosas para la difusión de propaganda de ultraderecha.
Obituario
Obituario Jesús Santos, el basurero que se ganó el corazón de Alcorcón
Alcorconero de toda la vida, teniente alcalde, activista social y sindicalista, Jesús Santos hizo que aquellos que le acompañaron en su camino se ilusionaran por la política.

Últimas

AGANTRO
Agantro Tatuaxe: terapia e tendencia
Da marxinación á moda, o carácter simbólico e ritual da tatuaxe atópase actualmente erosionado polas dinámicas capitalistas.
Palestina
Palestina Egipto abre la puerta a un nuevo alto el fuego en Gaza con el visto bueno de Hamás y EEUU
A cambio de la retirada gradual de la tropas de Israel en la Franja, serían liberados cinco rehenes cada semana. El Gobierno de Netanyahu no se ha pronunciado y siguen los ataques contra población civil.
Tribuna
Tribuna Carta aberta a José Soares de Pina, CEO de Altri: “Paren este proxecto que Galicia nin quere nin necesita”
Os argumentos para apoiar o que dicimos son moitos. Situaríanse nun terreo no bordo da ZEC Serra do Careón; provocarían un novo ciclo de plantación masiva de eucalipto ou de importación de países do Sur; e o máis importante: non teñen licenza social.
Más noticias
Memoria histórica
Extremadura 25 de marzo 25 marzo de 1936 / 25 Marzo de 2025: aniversario de la reforma agraria en Badajoz
Texto de Francisco Espinosa leído en la entrega del Premio 25 de Marzo celebrada en los actos conmemorativos de dicha fecha en Los Santos de Maimona.
Comunidad de Madrid
Fin a la privatización Un tsunami marcha por Madrid por la gestión totalmente pública de los servicios a la ciudadanía
La plataforma Tsunami por los Servicios Públicos nace este domingo para aglutinar a decenas de organizaciones sociales que quieren hacer frente al “modelo neoliberal de destrucción masiva de los derechos humanos y sociales”.
México
Opinión El umbral hacia el fin
Las autoras expresan los malestares de ellas y otras mujeres mexicanas que han tenido que migrar a consecuencia de la violencia desatada por “la guerra contra las drogas” impulsada por el expresidente mexicano, Felipe Calderón, en 2012.
Opinión
Opinión ‘Severance’ o la decadencia audiovisual de Estados Unidos
La segunda temporada de la serie estrella de Apple TV abandona el conflicto laboral y se centra en el amor como principal eje argumental.

Recomendadas

Medio ambiente
Medio ambiente Milleiros de persoas enchen A Pobra do Caramiñal para berrar contra a celulosa de Altri e a mina de Touro
Unha grande multitude por terra e centos de embarcacións por mar esíxenlle ao Goberno de Alfonso Rueda que “recúe” ante o potencial desastre ambiental que sobrevoa Galiza.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Colegios underground en Járkov después de tres años de guerra
La ciudad ucraniana construye escuelas subterráneas, preparadas para aguantar ataques balísticos y nucleares.
Feminismos
Irene García Galán “La memoria feminista hay que construirla desde abajo, desde nuestras casas”
‘Hilaria’ (Errata Nature, 2025) es un libro dedicado a la tatarabuela de Irene García Galán, pero también un ensayo político que navega a través de la memoria feminista, el antipunitivismo y el anarquismo.
Argentina
Estela de Carlotto “Faltan todavía muchos nietos por encontrar”
Al cumplirse 49 años del golpe cívico-militar, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo dialogó con El Salto y apuntó contra el Gobierno de Milei y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que encabeza la represión de la protesta social.