We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Medio ambiente
El ecologismo y la pesca cargan contra la intención de verter agua contaminada de Fukushima al Pacífico
Los detractores de un plan japonés para verter en el océano Pacífico aguas residuales radiactivas filtradas procedentes de la catástrofe nuclear de Fukushima intensificaron este miércoles su oposición a la propuesta, después de que el organismo de las Naciones Unidas encargado de promover la energía nuclear afirmara que la empresa que operaba la central ha demostrado adecuadamente su capacidad para medir la radiactividad del agua.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de la ONU publicó esta semana un informe en el que concluye que la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) -operadora de la central nuclear de Fukushima Daiichi, que sufrió daños catastróficos durante la fusión en 2011 de tres reactores provocada por un terremoto y un tsunami- “ha demostrado su capacidad para realizar mediciones exactas y precisas de los radionucleidos presentes en el agua tratada almacenada in situ.”
Residuos
La amenaza de Fukushima para la vida en el Pacífico
La semana pasada, un grupo de 21 expertos nucleares surcoreanos visitó las instalaciones de Fukushima para inspeccionar el equipo y las instalaciones que se utilizarían durante el vertido de aguas residuales propuesto: “Si es suficientemente segura para beber, deberían utilizarla como agua potable”.
Lee Jae-myung, legislador surcoreano de la oposición del centrista Partido Democrático, declaró a principios de este mes que “Japón está afirmando que el agua contaminada de la central nuclear de Fukushima, si se trata, es suficientemente segura para beber”.
“Continuar con los planes de vertido al océano en este momento es sencillamente inconcebible”, escribió a principios de año Henry Puna, secretario general del grupo intergubernamental Foro de las Islas del Pacífico. “Temo que, si no se controla, la región se encamine de nuevo hacia un gran desastre de contaminación nuclear a manos de otros”, añadía entonces.
El temor a la contaminación radiactiva provocada por el vertido de aguas residuales ha suscitado protestas de los gobiernos de China, Corea del Sur, algunas naciones insulares del Pacífico y grupos ecologistas internacionales como Greenpeace, que argumenta que la propuesta viola el derecho internacional.
“Sé que el Gobierno ha decidido seguir adelante con la política de verter al mar las aguas residuales tratadas, pero para nosotros, los pescadores, es como si hubieran tomado esta decisión sin nuestro pleno consentimiento”, explicó el legislador surcoreano.
Kinzaburo Shiga, un pescador de 77 años de tercera generación de Fukushima, dijo a CNN que el plan del gobierno le hace “hervir la sangre”. “Verter agua en el mar es una barbaridad. El mar no es un vertedero”, declaró a CBS News Haruo Ono, de 71 años, que lleva toda su vida pescando en la costa de Fukushima. “La empresa dice que es seguro, pero las consecuencias podrían alcanzarnos dentro de 50 años”, lamentan.
Mientras que los defensores de la propuesta del gobierno japonés para 2021 de liberar gradualmente más de un millón de toneladas métricas de aguas residuales filtradas de Fukushima en el Pacífico ven los últimos informes del OIEA como un hito en el camino hacia la realización del plan, los opositores fortalecen sus llamamientos a mantener el agua radiactiva fuera del océano.
“Esta visita ha supuesto un avance significativo en el proceso de revisión científica y tecnológica gracias a la confirmación directa in situ y a la adquisición de datos más detallados, pero está previsto realizar trabajos adicionales de análisis y confirmación para emitir un juicio más preciso”, declaró Yoo Gook-hee, jefe del equipo de inspección a World Nuclear News. “Basándonos en esto, planeamos evaluar exhaustivamente los planes de Japón para la contaminación del agua relacionada con Fukushima y divulgar los resultados”, concluye.
El Korea Herald informó el miércoles de que el equipo de expertos llevaría a cabo una revisión adicional. El plan de vertido de aguas residuales también ha provocado protestas populares en Corea del Sur, donde el 85% de la población se opone a la propuesta, según una encuesta publicada la semana pasada por la Federación Coreana de Movimientos Medioambientales.
“El océano Pacífico no es un vertedero donde depositar el agua contaminada de Fukushima. Japón debe cumplir las convenciones [de las Naciones Unidas] y la visión de la ONU de proteger los océanos”, sostenía una coalición de activistas surcoreanos en un comunicado previo a una manifestación el 22 de mayo en la plaza Gwanghwamun de Seúl, según The Hankyoreh.
“Dado que el Pacífico es el océano más grande del mundo, la contaminación en el Pacífico pronto se extendería a todos los océanos del mundo”, añadieron los activistas. Common Dreams informó en 2012 de que se habían encontrado peces contaminados con cesio radiactivo procedente de Fukushima en la costa de California meses después de la catástrofe.
Expertos nucleares y en salud pública también se han pronunciado en contra del vertido de aguas residuales radiactivas en el océano, incluso mientras otros argumentaban que el plan supone un “riesgo cero para la vida humana”.
Tilman Ruff, médico australiano especializado en enfermedades infecciosas y salud pública y cofundador de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, galardonada con el Premio Nobel de la Paz, declaró durante una entrevista concedida el viernes a la Australian Broadcasting Corporation que verter el agua de Fukushima en el Pacífico sería “un paso regresivo realmente desafortunado”.
“Es aplicar un enfoque del siglo XIX de 'la dilución es la solución a la contaminación' a un problema que realmente debería tratarse de una forma mucho más moderna”, continuó. “No han considerado realmente alternativas adecuadas para almacenar esta agua y utilizarla de forma que no tenga impactos transfronterizos y transgeneracionales a largo plazo en todo el Pacífico”, añadía.
Ruff dijo que el mejor curso de acción sería “limpiar el agua lo mejor que se pueda, y luego utilizarla en hormigón para aplicaciones estructurales como la construcción de cimientos, puentes, debajo de las carreteras, donde no va a tener mucho contacto con la gente, y donde algunas de las liberaciones radiactivas importantes quedarán atrapadas en el hormigón, donde es mucho más seguro.” “También hay opciones de almacenamiento a largo plazo, porque los materiales radiactivos se descomponen con el tiempo”, añadió.
Marcos Orellana, relator especial de las Naciones Unidas sobre las consecuencias para los derechos humanos de la gestión y eliminación ambientalmente racionales de las sustancias y desechos peligrosos, declaró a Al Jazeera a principios de mes que no cree que el OIEA sea el organismo neutral que pretende ser.
“El OIEA tiene el mandato de acelerar y ampliar la energía atómica con fines pacíficos”, afirmó y seguía: “¿Por qué el OIEA, el mismo día que Japón anuncia su decisión de verter el agua contaminada... sale públicamente en apoyo de Japón?”.
“Cómo repercute esto en la cadena alimentaria, cómo repercute en la salud humana, esto no está nada claro”, añadió Orellana. “Las alternativas son caras, pero aún más caro es el coste de contaminar el océano Pacífico durante cientos de años con sustancias radiactivas”, remató el interventor de la ONU.