We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Migración
El número de migrantes y refugiados que han pasado por el tapón de Darién alcanza cifras históricas
Son las 7 de la mañana en el embarcadero de Necoclí, y centenares de migrantes y refugiados esperan, mientras empaquetan sus bienes en bolsas de basura, a que la empresa organizadora de los botes que los va a llevar hasta Capurganá o Acandí los llame por su nombre para que puedan embarcar.
Esta pequeña población pesquera del caribe colombiano, se ha convertido en el principal punto de partida desde dónde a diario, centenares de migrantes y refugiados llegados de distintos países emprenden su ruta hacia la selva del Darién, dónde les espera una travesía hasta los campamentos de la ONU en Panamá que puede llegar a demorarse hasta siete días, dependiendo de las condiciones y los peligros que se encuentren por el camino.
En mayo de este año, finalizó el título 42 impuesto en Estados Unidos durante el mandato de Trump y aunque en principio servía como medida para frenar la pandemia de la Covid-19, a efectos prácticos se trataba de una ley que se utilizó explícitamente para frenar el flujo migratorio. Esta norma, permitía a los mismos funcionarios de frontera, expulsar a los migrantes y refugiados sin darles la oportunidad de pedir asilo y sin una entrevista para evaluar su situación.
“El flujo migratorio ha cambiado de tal forma, que las poblaciones mayoritarias que encontramos ahora que pasan por Necoclí son venezolanas y ecuatorianas, seguidas de la asiática”
Desde el final de esta ley impuesta por el gobierno estadounidense, el número de migrantes y refugiados que han intentado alcanzar el “sueño americano” huyendo de la pobreza de sus países ha aumentado de forma dramática. Según la ONU, hasta el momento, más de 250.000 personas han utilizado esta ruta migratoria en lo que va de año, más de la mitad de ellos venezolanos.
“El flujo migratorio ha cambiado de tal forma, que las poblaciones mayoritarias que encontramos ahora que pasan por Necoclí son venezolanas y ecuatorianas, seguidas de la asiática. La haitiana, que era una de las poblaciones con más presencia antes en el municipio, ha bajado mucho. Calculamos que a día de hoy, aproximadamente 500 personas están saliendo cada día hacia el Darién, según los datos registrados”, explica Maria Camila, psicóloga de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
En la playa, esperando su oportunidad para poder reunir el dinero necesario que les permita coger el bote hacia el otro lado del golfo de Urabá y emprender su travesía por la selva, se encuentra un gran número de refugiados y migrantes de distintas nacionalidades.
Migración
Immanuel Ness “El capitalismo neoliberal en su forma actual no puede sobrevivir sin la migración”
Acampados frente al mar, muchos de ellos pueden pasar semanas e incluso meses varados, esperando a reunir los 180 dólares que les piden los guías para llevarlos hasta la frontera con Panamá. A partir de ese punto, tendrán que seguir el camino solos hasta alcanzar alguno de los campamentos de la ONU establecidos en el país como centros de recepción y ayuda.
Cheo y Ariana son un ejemplo de ello. Esta pareja venezolana intentará, por segunda vez, llegar hasta Estados Unidos en busca de un futuro mejor para ellos y para su hija de cinco años, que han dejado en Venezuela por los peligros que supone la ruta.
“Hace nueve meses cruzamos la selva del Darién, justo cuando la frontera de Estados Unidos estaba cerrada a los venezolanos y terminamos varados por un tiempo en Costa Rica. Más adelante, cuando llegamos a México, nos dimos cuenta de que no había oportunidades para nada. Allí solicitamos una cita para pedir asilo político y nos la dieron nueve meses después”, narra Ariana.
Asimismo, la travesía por el Darién puede resultar tremendamente arriesgada dependiendo, especialmente, de las inclemencias del tiempo y de otros factores como la presencia de grupos armados o de animales peligrosos.
Al tratarse de un clima tropical, llueve prácticamente a diario, por lo que el camino en ciertos momentos puede volverse muy resbaladizo y los ríos que atraviesan esta selva pueden subir mucho su caudal, convirtiéndose en trampas mortales.
“Cuando sales de la selva estás exhausto porque es una batalla fuerte la que se vive ahí dentro. Vamos a intentarlo de nuevo pero esta vez sin nuestra hija porque si es cansado para un adulto, imagínense para una niña de cinco años. Es agotador, pasamos una vez por la selva con ella y ya no quiere volver a hacerlo, tiene miedo de volver a pasar por ahí y por eso decidimos dejarla en Venezuela y venir a luchar solos por ella”, explica Cheo.
Según el gobierno panameño, 1.300 migrantes provenientes de China cruzaron el Darién en 2022, casi tres veces más que en toda la década anterior
A pesar de qué la mayoría de los migrantes y refugiados utilizan la ruta de Capurganá o Acandí, también hay otro grupo, en su mayoría de nacionalidad china, que optan por pagar un precio más alto y hacer la travesía por mar hasta la frontera con Panamá. Y es que según el gobierno panameño, 1.300 migrantes provenientes de China cruzaron el Darién en 2022, casi tres veces más que en toda la década anterior.
En Necoclí, se les puede ver bañándose en la playa o comiendo en restaurantes, porque su poder adquisitivo es mucho mayor que el del resto de los migrantes venezolanos o ecuatorianos. La mayoría han decidido escapar del control y la falta de libertad del régimen chino una vez las medidas anti covid han ido relajándose en el país.
Una de ellas es Ann, una joven china de Guangzhou de 28 años que decidió marcharse sola del país asiático y a la cual rechazaron su visado para entrar en Estados Unidos, dónde vive su tía.
Centroamérica
Migraciones “La violencia en el caminar de las mujeres se suma a la que muchas veces viven en sus orígenes”
“Me rechazaron el visado para entrar a Estados Unidos, así que tuve que volar desde Hong Kong a Dubai y después pasar por Turquía, España y Ecuador, para finalmente llegar a Colombia y seguir mi ruta hacia EEUU. Me gusta China, quiero volver algún día, pero de momento no entra en mis planes. Ahora, lo único que quiero es llegar y reunirme con mi tía, la cual ha perdido a su marido recientemente. Quiero estar con ella”, relata Ann con una sonrisa en su rostro.
Cuando se despide después de nuestra breve conversación, me fijo que en su brazo luce un tatuaje dónde se puede leer la frase “Good luck”. Ojalá, al igual que a los demás, le de buena suerte para llegar a su destino sin muchas complicaciones.