Minería
Ni Red Natura ni fondos marinos: la fiebre minera llega a las zonas protegidas

La eurodiputada y jurista María Eugenia Rodríguez Palop analiza en profundidad las importantes modificaciones que, en materia de protección frente a proyectos extractivistas, han sido aprobadas por la eurocámara, así como sus peligrosas consecuencias desde el punto de vista medioambiental.
Máquina mina carbón
Fotografía: Albert Hyseni, en Unsplash

Jurista y eurodiputada

14 dic 2021 07:00

Estamos hechos de palabras. Pocas palabras pueden cambiar el mundo y nuestra manera de estar en él. Los y las juristas, prestidigitadores de las palabras, sabemos mucho de eso. “Tres palabras del legislador pueden convertir bibliotecas enteras en basura”, decía el político alemán Von Kirchmann a principios del siglo XIX. Hace unos días, el Partido Popular Europeo (EPP) incorporó una enmienda a un texto que se votaba en la Eurocámara. Se trataba, teóricamente, de un cambio menor, pero era obvio que acabaría teniendo un efecto demoledor.

El Parlamento tenía que pronunciarse sobre la estrategia europea para las materias primas fundamentales presentada por la Comisión Europea en 2020, y cuyo objetivo principal es “reforzar la autonomía estratégica de la Unión Europea”. O dicho de otro modo: reducir nuestra dependencia de terceros países, especialmente de China, diversificando las fuentes de las que obtenemos dichas materias (dentro y fuera de Europa); proteger las cadenas de suministros y la seguridad de las fuentes de energía; cubrir la demanda de materias primas necesarias para afrontar la transición ecológica y digital; impulsar la economía circular y el reciclaje de materias primas. Todo ello respetando, teóricamente, “normas medioambientales y sociales estrictas”. Un compendio de buenas intenciones de las que, como señalaré más adelante, teníamos y tenemos buenas razones para dudar.

Opinión
Opinión Pacto verde, minas negras
Un análisis del extractivismo en el suroeste de Europa, la responsabilidad del gran capital en el mismo y su relación con la reconversión del sector automovilístico.

El texto original de la Eurocámara pedía, sin matices, que se prohibiera la minería en zonas de conservación como la Red Natura 2000, los fondos marinos, los lugares declarados Patrimonio Mundial de la Unesco y otras áreas protegidas. Los populares introdujeron, mediante una enmienda, la posibilidad de aprobar proyectos mineros o extractivos que afectaran a tales zonas siempre y cuando se sometan “a una evaluación de impacto ambiental exhaustiva”. Pero, a día de hoy, todo el mundo sabe que esas evaluaciones son permeables a los intereses de las empresas y de algunas administraciones públicas que, en ocasiones, ejercen de juez y parte dado que son ellas las que se encargan de hacerlas.

Hace unos días, el Partido Popular Europeo (EPP) incorporó una enmienda a un texto que se votaba en la Eurocámara. Se trataba, teóricamente, de un cambio menor, pero era obvio que acabaría teniendo un efecto demoledor

El párrafo incluía también una llamada a los Estados y a la industria minera para que, “de conformidad con el principio de que quien contamina paga, adopten medidas de conservación adecuadas para mantener y restablecer en un estado de conservación favorable los hábitats y especies para los que se ha designado el lugar”. Resulta sorprendente que sea este “principio” el que se traiga a colación aquí, dado que asume, por definición, la posibilidad de asignar un “precio” a los bienes comunes. Y eludir ese precio, evitar su privatización y mercantilización, es precisamente lo que se pretende conseguir cuando los protegemos. O sea, un oxímoron.

“Quien contamina, paga” induce más a pensar en el modo en que puede mercadearse con el ‘mal’ que en evitarlo. Además, asignar un precio a recursos materiales o energéticos esenciales para la vida es un error, incluso en términos economicistas, porque no se están teniendo en cuenta todos los elementos: no se considera la dimensión temporal, se excluye la demanda no solvente (comunidades sin recursos, generaciones futuras, animales) y se descuenta el elevadísimo grado de incertidumbre en el que se mueve el mercado. En el mejor de los casos, el precio indica el ‘valor de cambio’ (es decir, las desiguales relaciones de poder), pero no la utilidad social de los bienes: es decir, su capacidad para satisfacer necesidades básicas que, vía mercado, quedan absolutamente fuera del alcance de las mayorías.

Con todo, la enmienda del EPP entró en el texto con 390 votos a favor, 277 en contra y 21 abstenciones. Votaron a favor buena parte de los Liberales, los Conservadores, la extrema derecha y una pequeña parte de los Socialistas europeos. Es decir, Ciudadanos, PP y VOX. Votó en contra La Izquierda, Los Verdes, la mayoría de los Socialistas y una minoría de los Liberales. El PSOE rechazó esta enmienda en concreto, pero apoyó el texto final de la resolución, en el que logró colarse. Unidas Podemos votó en contra de la resolución final, precisamente, por ese motivo.

Decía antes que había buenas razones para desconfiar de las intenciones declaradas de la Comisión. Me explico. En septiembre de 2020, en su informe ‘Trazando el rumbo hacia una Europa más resiliente’, señalaba que las interrupciones del suministro durante la pandemia habían puesto, aún más de relieve, la dependencia de Europa de proveedores externos de materias primas fundamentales, algo que afecta directamente a su actividad económica (y defensiva). Hasta aquí, nada extraño. Pero el documento continuaba: “Los propios recursos minerales de Europa están infraexplotados […] Esto se debe a los elevados costes de producción en comparación con los precios del mercado mundial, a las estrictas normas medioambientales y a los bajos niveles actuales de aceptación pública. La inversión en la producción de materias primas primarias y secundarias sería beneficiosa para el empleo en todas las industrias manufactureras […]”.

“Quien contamina, paga” induce más a pensar en el modo en que puede mercadearse con el ‘mal’ que en evitarlo. Además, asignar un precio a recursos materiales o energéticos esenciales para la vida es un error, incluso en términos economicistas

Está claro que, con la pandemia, la idea del autoabastecimiento ha ido ganando fuerza. No depender de otros actores internacionales, políticos o económicos, significa no estar sometido a presiones futuras a cambio de recursos esenciales para la supervivencia (alimentos o vacunas) o para el desarrollo de los modos de vida que conocemos (materiales para fabricar teléfonos móviles, ordenadores y vehículos eléctricos o tecnología militar). Esta autosuficiencia puede entenderse en términos de innovación, desarrollos científicos y patentes, o en el sentido más elemental, como la producción de alimentos y la extracción de materias primas.

Sin embargo, el temor al desabastecimiento es anterior a la emergencia sanitaria. Ya en 2017, un estudio de tendencias globales del Parlamento Europeo alertaba de que en los próximos 20 años es probable que proliferen las disputas nacionales e internacionales relacionadas con los efectos del cambio climático, ya sea por la escasez de recursos (alimento y agua) o por la mutación del mercado energético (la transición del carbón y los combustibles fósiles a la energía renovable).

Ecologismo
Alfons Pérez “El Pacto Verde Europeo es eurocéntrico y no nos ofrece un futuro deseable”
El activista ecologista Luis González Reyes, autor de ‘La espiral de la energía’, conversa con Alfons Pérez, integrante del Observatorio de la Deuda en la Globalización, sobre su último libro, ‘Pactos verdes en tiempos de pandemias’.

Lo cierto es que entre el 75% y el 100 % de los metales empleados en la UE proceden del exterior, así que la Comisión lleva años promoviendo la reactivación de la minería dentro de nuestras fronteras. “Solo para las baterías de los coches eléctricos y el almacenamiento de energía, Europa necesitará hasta 18 veces más litio en 2030, y hasta 60 veces más en 2050. No podemos permitir que nuestra actual dependencia de los combustibles fósiles se sustituya por una dependencia de las materias primas fundamentales”, explicó Muros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión, a finales de 2020. El litio, por cierto, acababa de incluirse en la lista de materias primas fundamentales para la UE. La Comisión “trabajará junto con los Estados miembros y las regiones para identificar proyectos de minería y transformación en la UE que podrían estar operativos en 2025 a más tardar”, declaró.

Según el vicepresidente, los proyectos respetarán “los más altos estándares ambientales y sociales”. Sin embargo, en un escenario de escasez de materiales o de ruptura de las cadenas de suministros, es probable que los costes de producción empiecen a ser ‘socialmente aceptables’, sobre todo si a todo el paquete se suma la promesa de empleo o financiación, y si los estándares ambientales se ‘flexibilizan’ para cumplir con el objetivo de la ‘autonomía estratégica’.

En un escenario de escasez de materiales o de ruptura de las cadenas de suministros, es probable que los costes de producción empiecen a ser ‘socialmente aceptables’, sobre todo si a todo el paquete se suma la promesa de empleo o financiación, y si los estándares ambientales se ‘flexibilizan’ 

De hecho, la resolución aprobada por el Parlamento pide expresamente que se faciliten “los proyectos de inversión estratégicos a largo plazo en el ámbito de las materias primas fundamentales”, y que se refuerce la Alianza Europea sobre Materias Primas (ERMA), que reúne a cientos de empresas, asociaciones comerciales y gobiernos. Es decir, un organismo público-privado con capacidad para identificar y “canalizar” los proyectos de inversión, al estilo de los partenariados público-privados que, desde hace años, se dedican a “gestionar” el agua y el suelo en muchas de nuestras ciudades, despoyendo a la gente de los comunes que necesitan para vivir.

En este contexto, la Comisión y el Parlamento son conscientes de que las movilizaciones sociales serán el último dique de contención frente a las minas, y por eso se ‘comprometen’ a garantizar “que las autoridades locales adopten y apliquen el derecho de las comunidades locales a una participación efectiva e inclusiva en los procedimientos de autorización de nuevos proyectos de prospección y extracción minera, en todas las fases de los proyectos mineros y cuando se presenten solicitudes de autorización para la ampliación de minas existentes”. También hablan del “derecho” de las comunidades locales a recurrir a “tribunales independientes y organismos de supervisión exentos de conflictos de intereses”. No hace falta detenerse mucho en este asunto, habida cuenta de las escasísimas y frustrantes herramientas de participación que tenemos a nuestra disposición, mucho más si se trata de recurrir a tribunales “independientes” que eviten una política predatoria. Sería risible si no fuera un auténtico drama.

Minería
La verdad del litio en Extremadura Desmontando el litio en Extremadura: una pirámide de mentiras
Extremadura no almacena litio como para cubrir la demanda necesaria en la llamada “transición verde”, la principal razón esgrimida en defensa de la minería de este material.

A todo este dislate se une la cuadratura del círculo, porque lo que se pretende es asegurar el abastecimiento de materias primas y la protección de la naturaleza y la biodiversidad. En un momento de crisis hídrica y, a sabiendas de que la minería no solo produce el 23% de las emisiones del planeta, sino que se chupa el agua de todo cuanto le rodea, si hay algo que queda claro es que el papel lo aguanta todo. Hace tiempo que sabemos que la soberanía energética y alimentaria, sobre un planeta finito, no pueden alcanzarse simultáneamente y con la misma intensidad. Llevamos años ejercitando una ficción que prescinde de datos reales y mapas, y parece que este es el cuento de nunca acabar.

Hace tiempo que sabemos que la soberanía energética y alimentaria, sobre un planeta finito, no pueden alcanzarse simultáneamente y con la misma intensidad. Llevamos años ejercitando una ficción que prescinde de datos reales y mapas, y parece que este es el cuento de nunca acabar

Finalmente, quiero señalar un detalle interesante de la resolución parlamentaria: “Considerando que en la Unión están en curso cuatro proyectos de extracción sostenible de litio por un total de 2 000 000 000 EUR, que deberían estar en funcionamiento entre 2022 y 2024; que se espera que cubran hasta el 80 % de las necesidades de litio de la Unión en el sector de las baterías de aquí a 2025, contribuyendo así directamente a nuestra autonomía estratégica…”. Aunque es difícil encontrar los detalles, parece que se trata de los proyectos de República Checa (el más avanzado, en manos de Cinovec), Austria (Wolfsberg, de European Lithium), Portugal (la Mina do Barroso gestionada por Savannah Resources) y España (en San José de Valdeflórez, Cáceres, en manos de Infinity Lithium). De manera que, españoles y extremeños, nos hemos de sentir concernidos, porque la de Cáceres no es una mina más, sino un proyecto de carácter estratégico situado en el mismísimo ojo del huracán.

En fin, muchos de los que dicen defender a agricultores y ganaderos están, en realidad, pensando en agujerear sus tierras, privatizarlas, desecarlas y convertirlas en basureros. Fanáticos de las distopías decimonónicas de la revolución industrial y las grandes urbes, están dispuestos a rapiñar lo que haga falta para seguir viajando, a gran velocidad, en su particular y tóxico tren de vida. Es muy importante que no olvidemos quiénes son los mercaderes que se quieren instalar en nuestros templos.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Andalucía
Resumen 2024 Estas son las cuatro crisis sin resolver en Andalucía que nos deja el 2024
La destrucción de los servicios públicos, la implementación de proyectos industriales que afectan al territorio y el empobrecimiento de la sociedad han protagonizado este año en la comunidad autónoma andaluza
Minería
No a la mina de Cáceres Los tropiezos de Extremadura New Energies
Extremadura New Energies, filial de Infinity Lithium y promotora de la mina de litio de Valdeflores acumula en su haber numerosos contratiempos e irregularidades que ponen seriamente en cuestión la viabilidad real del proyecto extractivista.
Minería
Minaría Balsas mineiras: unha ameaza perpetua de catástrofes a prol do lucro empresarial
A balsa de residuos da mina de Touro, proxecto estratéxico da Xunta, sería ilegal en moitos países por non cumprir normas básicas de seguridade.
RamonA
14/12/2021 11:26

Hay alternativas: decrecimiento, respeto al medio ambiente, energías renovables, transporte público… pero la UE sigue todavía instalada en el desarrollismo del S. XX y buscará cualquier excusa (pandemia) para frenar todo cambio que amenace sus intereses económicos.

Excelente artículo.

1
0
Rap
Poetas Puestos “Tanto los medios como la política quieren que seas un tonto feliz”
Charly Efe y Teko, acompañados de una banda, publican el disco ‘Tontos felices’ donde mezlcan su carrera en el rap con ritmos rock para crear lo que han bautizado como rap‘n’roll.
Groenlandia
Análisis Por qué Groenlandia es clave en la carrera por las materias primas
El anuncio de Trump parece salido de una precuela de la película 'Don’t Look Up', en la que los intereses geopolíticos y económicos no nos dejan ver el colapso inminente.
Historia
Historia La segunda vida de Joaquín Maurín
Alberto Sabio reconstruye en ‘Excomunistas’ la vida y el pensamiento del fundador del POUM: desde su politización en el republicanismo hasta su giro socialdemócrata y anticomunista durante la Guerra Fría.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El CIS vuelve a situar la vivienda como el principal problema de la población
Uno de cada dos votantes de las izquierdas sitúan la vivienda entre los tres grandes problemas que afronta el país. La encuesta del CIS muestra a los partidos de la izquierda en la misma situación de desinfle que el mes pasado.
Ocupación israelí
Expansionismo israelí El Golán sirio, radiografía de una joya natural diezmada por la ocupación israelí
Las actividades extractivistas del Estado israelí sobre los recursos hídricos o proyecto de parque eólico en las tierras colonizadas amenaza el sustento diario de las comunidades locales.
Opinión
Opinión Un alto al fuego hecho a la medida de Trump
El esperando anuncio del cese temporal de los ataques sobre Gaza responde a una estrategia de los EEUU de cambio de paradigma regional. El acuerdo es injusto e insuficiente para los gazaties, que han sufrido un genocidio aún impune.

Últimas

China
Pulsos bajo el cielo Beijing rave: amor, unidad y respeto
Exploramos los entornos de la música electrónica underground en Beijing, donde los jóvenes siguen creando espacios y nuevas formas de relacionarse y entenderse
Galicia
Literatura Daniel Salgado reformula las claves de la poesía política en la contemporaneidad en 'Poemas realistas'
El discurso de este poemario convoca las dos ideas-fundamento que vertebran la poética de Salgado: la constatación de la ruina y la perseverancia en la posibilidad de un horizonte no clausurado.
Opinión
Derecho a la vivienda Cuando el cuñao eres tú: cinco bulos progresistas sobre la crisis de la vivienda
Ni la compraventa de vivienda la protagonizan los fondos ni las zonas tensionadas bajan los alquileres ni el PP es el único que no las aplica.
Entrevista La Poderío
Entrevista La Poderío Carmen Fernández Gálvez: “El origen de la creatividad está en la naturaleza”
Carmen Fernández Gálvez (1979) nace en Vélez Málaga. Como mujer inquieta y curiosa decide realizar estudios de psicología. Su pasión por la cosmética natural y los remedios vegetales comenzó años más tarde.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Israel firma el acuerdo con Hamás, pero todavía tiene que votarlo el Gobierno
Los representantes israelíes en Doha validan el pacto para un cese temporal de las hostilidades y un intercambio de prisioneros. Este viernes se vota en el Gobierno israelí, donde dos partidos ultras se oponen.

Recomendadas

Represión
Represión Cómo descubrir a un infiltrado, el manual
Un grupo de afectadas por el espionaje policial publica un texto colectivo como herramienta y reflexión sobre este fenómeno.
Violencia sexual
Violencia sexual El ocaso de Neil Gaiman, el maestro de la literatura fantástica acusado de violar a varias mujeres
Un reportaje revela los testimonios de ocho mujeres que sufrieron agresiones sexuales por parte del escritor Neil Gaiman, autor del cómic ‘Sandman’ y nombre clave en la ficción contemporánea. Dos de ellas han presentado denuncias por violación.
Brasil
Ana Carolina Lourenço y Fabiana Pinto “Organizar la imaginación es la lucha de nuestro tiempo”
En la vanguardia de los movimientos que plantaron cara a la extrema derecha bolsonarista, las mujeres negras cuentan con una largo recorrido en la disputa política brasileña. Un libro recoge su genealogía y sus miradas para el futuro.
Sareb
Derecho a la vivienda Civio lleva a la Justicia a la Sareb para que revele cómo malvendió 10.000 viviendas protegidas
La Fundación Civio presenta un recurso contra el ‘banco malo’ por negar el derecho al acceso a la información sobre los compradores y el precio al que fueron vendidas 9.400 viviendas de protección pública.