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La decisión de Alberto Garzón de renunciar a su fichaje por el lobby Acento ha cerrado, solo de forma temporal y posiblemente en falso, varios debates entrelazados sobre la reinserción de exministros y la vida después de estar en la unidad de quemados más extensa del mundo que forma eso que se llamó nueva política en el ciclo 2014-2019.
En el caso de Garzón, se trata del primer ministro de Izquierda Unida que afronta el “después de”. No es el primero de los ministros de la coalición, pero su caso no se asemeja al de Podemos —que basan su fuerza o su escasez de ella precisamente en el hecho de ser enemigos del establishment— ni al de personas con su carrera hecha y ajenos a la cultura militante de la izquierda de las últimas décadas como Joan Subirats y Manuel Castells. Decía Gregorio Morán algo así como que es más importante, o da más rédito, ser exministro que ser ministro. Pero, en el caso del espacio que ha representado Garzón, parece completamente anómalo adaptarse a la vida del exministro en términos de régimen. No se trata de un exministro cualquiera.
En algún momento, Garzón representó un modo de hacer política firme pero sin estridencias, alguien señalado por los propios y por muchos ajenos como una persona inteligente y coherente, extraordinariamente apta y alejada de la fontanería de los partidos. En una estructura anquilosada como la Izquierda Unida de los primeros años 2000, fue la encarnación del 15M, ciudadanos jóvenes anónimos pero sobradamente formados dispuestos a dar un vuelco al modelo de representación política y desnudar el funcionamiento del sistema (“lo llaman democracia y no lo es”).
Grandes esperanzas o expectativas desmedidas puestas en un individuo generan inevitablemente grandes incomprensiones. De ahí la reacción de algunos de sus camaradas cuando se conoció el fichaje por la consultoría del maestro de maestros fontaneros (socialistas y más allá) José Blanco. No es extraño que esa decepción de sus camaradas y compañeros, especialmente de quienes forman parte de Izquierda Unida, haya sido un motivo fundamental para la renuncia al cargo en la consultora.
Política
Política ¿Qué hacemos con los dirigentes cuando dejan de ser dirigentes?
La edad sin inocencia
Toda la polémica se resuelve entre dos acusaciones distintas de inocencia. Quienes critican a Garzón, critican (o criticamos) su aparente inocencia a la hora de entender qué es la consultoría de asuntos públicos; cuál es el trabajo real que lleva a cabo Acento y por qué es difícil, casi imposible, pensar que ese tipo de agencias —que trabajan no para la sociedad civil sino para quien puede pagarlas— sean espacios desde los que “pensar” el futuro, como si se tratase de una especie de equipo de dinamizadores que ponen de acuerdo a los diferentes para llegar al bien común. Incluso reconociendo la capacidad de Garzón, es importante señalar que es más fácil que el sistema le cambie a uno que cambiar el sistema desde dentro.
Cualquiera que conozca someramente las circunstancias alrededor de los acuerdos comerciales, sobre el eufemismo de la colaboración público-privada o la cooperación reguladora, sabe que los espacios semiformales de contacto entre expolíticos con una buena agenda y representantes de las multinacionales pueden ser determinantes en la elaboración legislativa. Por ser aún más claro, los bancos, aseguradoras, lobbies sectoriales (desde el juego a las armas o el petróleo) gastan enormes cantidades de dinero en la elaboración de informes proclives a sus intereses y, sobre todo, su elevación a espacios de poder en ese terreno, el lobby, vedado para no iniciados. En ese sentido, la salida laboral de Garzón no era una más e, igual que si se tratara de una energética, es legítima la crítica desde posiciones que se oponen al trabajo de esos lobbies y sectores.
Desde el otro punto de vista, se denuncia a los puristas que han “linchado” a Garzón por buscarse la vida y poner su conocimiento al servicio de una consultoría que, llegado determinado punto, puede hacer virar hacia una mayor utilidad a la sociedad. Se subraya el hecho cierto de que Garzón no abandonará sus principios respecto a, por ejemplo, la autodeterminación del Sahara Occidental solo por respirar el mismo aire de sus socios, que intercedieron para que el PSOE no votara en el Parlamento Europeo la investigación del sistema de corrupción institucional llamado Marocgate.
Opinión
Opinión Dejar la cartera, coger el biberón
El comunicado del excoordinador de Izquierda Unida se apoya en estos argumentos. Pese a que se supedita a la opinión de esos compañeros que mostraron su perplejidad por el anuncio, es también una reprimenda a aquellos que considera “autorreferenciales”, ergo, dogmáticos. Incapaces de entender los sacrificios hechos en el pasado reciente ni la necesidad de entrar en otra fase, otro ámbito, en la que se valore su conocimiento. Inocentes o adolescentes políticos, en el mejor de los casos, que no saben cómo rueda el mundo.
Otra idea que subyace en este debate es que la llegada a un ministerio es una estación terminal; que ya no queda nada por hacer en política, incluso que esa es una fase superior, que dota al elegido de un conocimiento distinto al de sus antiguos compañeros o aquellas personas a las que se representó, un conocimiento que ya solo puede encontrar acomodo entre otros pares —otros exministros y políticos profesionales—. El hecho de que se haya criticado la decisión lanza un primer aviso: hay quienes siguen sin ver esa distancia entre representados y representantes. Haber alcanzado cargos de responsabilidad no cambia o no debería cambiar nada y tampoco es un fin en sí mismo.
Sugerir que el espacio que queda a la izquierda de Acento, de los lobbies o de los pesebres del régimen, es marginal, desquiciado, pobretón o inane es otra muestra de cinismo
Es más, hay quien considera legítimo, y no un linchamiento, cuestionar que quien se supeditó a un proyecto colectivo pueda desvincularse de este apagando un interruptor. La rectificación de Garzón no es sino un reconocimiento de que esos lazos siguen siendo importantes para él.
El sistema de representación, el único que se ha encontrado después del fallido intento de transformarlo en la pasada década, tiene como contrapartida el escrutinio por parte de la comunidad política de referencia de las decisiones aparentemente personales —si no que se lo pregunten a Pablo Iglesias e Irene Montero— y también es ingenuo negarlo.
Hay algo inocente, o extremadamente hipócrita, en criticar las nauseabundas tendencias de las redes sociales cuando se chapotea o se saca rédito en términos de capital social y político de ellas día sí, día también. Por otra parte, también es inocente pensar que la crítica legítima será espigada de las pedradas a Garzón o a cualquier político en una situación similar. La cosa funciona como funciona, ya va siendo hora de acostumbrarse.
La dimensión de la cuestión más allá de las redes sociales habla de algunos de los síntomas del fracaso de este ciclo político. Uno es la imposibilidad de salir de las dinámicas de desencanto que proponen la realpolitik como única salida y, otro, la falta de imaginación para crear instituciones y organizaciones en las que, entre otras (muchas) cosas, salarizar a esos quemados y quemadas de la nueva política.
Ese espacio político ha tenido graves carencias a la hora de crear, sostener y reproducir instituciones y organizaciones en las que debatir desde perspectivas ecosocialistas, u otras que puedan confrontar a esta desde posiciones de emancipación, pero no puede sugerirse que no existen: ya existían y tienen capacidad de agencia e influencia. No, los expolíticos del espacio no se tienen que conformar con tocar la flauta en los centros sociales o hablar para cuatro pirados. Sugerir que el espacio que queda a la izquierda de Acento, de los lobbies o de los pesebres del régimen, es marginal, desquiciado, pobretón o inane es otra muestra de cinismo o, peor, de autodesprecio.
Hay varias lecciones que aprender del periodo del desencanto que siguió a la Transición política y cómo se desmantelaron los movimientos de transformación. Pero la principal lección es que no hay nada más peligroso que justificar que no hay otra alternativa. No se trata de una cuestión de pureza, sino de decidir si se quiere seguir trabajando en determinados objetivos políticos compartidos o si se plantea claramente que cada quien se salva como puede.
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"Hacen falta think tanks que promuevan una visión de los negocios heterodoxa, humanista y solidaria." (Luís Arroyo el 15 de febrero de 2024, en su artículo titulado "Garzón consultor")
Aquí:
https://www.infolibre.es/opinion/columnas/desde-la-tramoya/garzon-consultor_129_1716840.html
Saludos.
Muy desarcetada y chapucera afirmación Sr Elorduy la que hace usted en la entradilla "...los ex-políticos de la izquierda.no se tienen q conformar con tocar la flauta en los centros sociales o hablar para cuatro pirados." Salvo que sea para avivar las brasas de lxs lectorxs, generar clicks y muchos comentarios, con lo cual creo, sería impropio de la linea editorial de este medio.
Un saludo..
Igual que el titular. ¿Puritanos?
¿Podemos llamar entonces "liberales" a los que están a favor de que no se guarden las formas ni un poquito?
"Jónatham F. Moriche @jfmoriche 14 feb.
La pregunta clave es: ¿por qué nosotros no tenemos una red propia de lobbies, fundaciones, think-tanks, etc. con la que aprovechar el conocimiento y experiencia de nuestros cuadros y dirigentes? Bien, la respuesta es obvia: porque somos unos putos mataos y unos yonkis de perder."
https://twitter.com/jfmoriche/status/1757662714573308020
Hoy mismo ha dicho Rosa Pérez Garijo (Esquerra Unida del País Valencià) en À Punt Ràdio que esa consultora trabaja en contra de todo lo que defiende su partido. Más claro, agua. Vergüenza .
De un modo totalmente farragoso el periodista aquí trata de justificar el cruce de una puerta giratoria tan habitual como antiético de un político que decía no ser de la casta. Tan indecente, tan antiestético y tan vergonzoso que el propio Garzón ha rectificado, no a tiempo de ejemplificar la degeneración y corrupción de las esperanzas puestas en el ciclo de movilizaciones del 15m, o mejor dicho de los que trataron de instrumentalizarlas política y personalmente (ya que no podían cambiar el mundo cambiaron su mundo, ya que no pudieron asaltar los cielos, se compraron uno particular). Lo de las flautas de los centros sociales, que encima ha tenido la desvergüenza de utilizar en la entradilla, es deleznable, denota ese clasismo tan caro a la izquierda caviar que se sitúa más allá del buen y el mal y reparte estopa contra los espacios desde los que surgieron proyectos informativos alternativos como este, denota además que Elorduy ha pisado poco los centros sociales, o que ya jugando en otra liga más elitista, reniega de su pasado. Sinceramente: lamentable, como lamentable el error de Garzón. Pero clarificador.
Hola, Fernando
Lo de las flautas es una referencia a comentarios que se vertieron en redes sociales. Cuando hablaba de autodesprecio me refería exactamente a eso. Gracias por el marcaje.
Pues un error tremendo no entrecomillarlo y utilizarlo en la entradilla
Para mí es doloroso lo que considero una malinterpretación del texto sobre todo por las buenas referencias y los contactos que tenemos en común, pero no puedo cerrarme a que esté mal escrito o que las ideas no sean justas (si me cierro a que sea visto como un ataque a los centros sociales o a que yo pertenezca a la izquierda caviar, la verdad). En cualquier caso, mi correo electrónico es público y puedo explicarme mejor por ese medio. Saludos
Pues yo lo he sentido como un ataque a los centros sociales y a los cuatro pirados que nos empeñamos a mantenerlos abiertos en tiempos de reflujo social antagonista. Pido excusas por los juicios ad hominen como el de izquierda caviar, son injustos, desde los territorios (geográficos e ideológicos) marginales nos sentimos ninguneados por Madrid, y de ese rencor (probablemente injusto) vienen mis injustos comentarios, que procuraré mitigar en lo sucesivo. No hay drama (por mi parte)
Lo del Sr. Garzón es una muestra más de cinismo y la hipocresía política. En IU hay muchis ejemplos de ello. Cristina Almeida, Rosa Aguilar, Diego Valderas, etc...Podemos con Pablo iglesias a la cabeza, erró con el pacto de los botellines, sólo beneficio a iu y a la larga perjudicó a PODEMOS....a los hechos me remito. Pero bueno bien está lo que bien acaba y afortunadamente PODEMOS vuelve a ser plenamente autónomo a pesar de su situación actual. A partir de ahora sólo queda mejorar y trabajar para la gente.
El "Pacto de los botellines" no lo veo como un error, por más que se utilizara como justificación para romper Podemos por el mismo (y seguidores) que ahora no tienen escrúpulo alguno en compartir espacio político con IU. Tampoco fue un error viendo cómo ahora trata IU (una organización que estaba en una situación más precaria que una residencia de Ayuso) a Podemos. La vida es así, unos son bien nacidos y agradecidos y otros si no. Ahora ya lo sabemos. Si el Pacto de los Botellines fue un error solo fue por quien pagó la ronda. El tal Garzón no vale ni una birra.
Efectivamente, hay cosas que hay que hacer, aunque en el corto y medio plazo, puedan perjudicar, por ejemplo apoyar la moción de censura del Psoe al PP que le volvía a poner en el mapa. La realidad es que Podemos pactó con IU de buena fe e IU fue un socio desleal y a regañadientes desde el minuto uno. IU a punto de desaparecer y cargado de deudas se aferró a Podemos como el que se está ahogando a quien le puede salvar y ha intentado hundirlo, no para salvarse los dos, sino para reflotarse y hundir a quien generosa e inteligentemente le echó una mano. IU es parte del R 78 y quiere mantener el status quo en el que a ello les toca el papel de izquierda acomodaticia que les permite mantener unos cientos de cargos remunerados, "modos vivendi" en el partido y las instituciones. Pero que nadie se engañe, IU hace tiempo que es puro atrezzo, un zombie político.
¿Cómo que zombi político? ¿Y lo que van a poder influir IU en la vida de la gente desde el ministerio de infancia y juventud?
(Espero que se entienda el sarcasmo, jo).
No entiendo a qué viene tanto ninguneo a un Ministerio de Infancia y Juventud cuando bien nos parece uno de Igualdad, o Cultura y Universidad, o Asuntos Sociales o Sanidad o cualquier otro.
Personalmente espero que, lo lleve quien lo lleve, el Ministerio de Infancia y Juventud sí que sirva para implementar políticas efectivas para la solución de los múltiples problemas que afectan a este segmento de la población que, no lo olvidemos, son l@s adult@s del mañana.
Hablo de la pobreza infantil, de la inmersión casi forzada en la pornografía, del machismo rampante, de su futuro en un medioambiente pavoroso, de unas expectativas laborales y económicas que apuntan a la semiesclavitud...y tantas cosas más ante las que algún estamento tendrá que ponerse a trabajar.
Espero que la burla, el sarcasmo, sólo tengan que ver con la pelea de siglas ( porque no lo dirige alguien afín a tí) y no con el deseo de poner medios para mejorar las condiciones de vida de la infancia y adolescencia.
El problema no está en los ministerios, sea de consumo, sea de juventud e infancia o de lo que sea. El problema es quien lo dirige, qué propone, qué hace por defender sus propuestas. ¿Recuerdan la negociación y aprobación de la última Reforma Laboral? ¿Y la no derogación de la "Ley Mordaza" quién la negoció? Si malo es que sean desagradecidos peor es que sean mediocres hasta decir "se acabó".
Me pregunto en qué quedó todo aquello de una ley de incompatibilidades y contra las puertas giratorias y de la otra ley para reformar el sistema electoral (que tanto dió que hablar).
Dormia el sueño de los justos y ¡¡oh, sorpresa!!, despues del revuelo, resulta que dicen que la están estudiando...
Se lee: "crear instituciones y organizaciones en las que, entre otras (muchas) cosas, salarizar"
"Totalmente de acuerdo, la labor de construcción de pueblo no es una labor solo de redactar enunciados
más o menos brillantes, o eslóganes más o menos que funcionen (eso también) pero es fundamentalmente la de la materialidad de construir ámbitos, espacios físicos, lazos afectivos, sostenidos en el tiempo y sostenibles, de comunidad popular, que permitan construir dentro y fuera de las instituciones. Pero asumiendo que las elecciones siempre se pierden y luego siempre se vuelven a ganar, pero que en algún momento siempre se pierden, y cuando venga la resaca hay que haber construido:
- Espacios autónomos en la sociedad civil como para aguantar con fuerza para volver.
Quien mejor ha hecho eso toda la vida han sido las fuerzas conservadoras.
Las fuerzas conservadoras cuando pierden el gobierno tienen un abanico inmenso y amplísimo de "think tanks", estructuras económicas, espacios culturales, espacios de la sociedad civil."
(Errejón 24 de mayo de 2017 en Madrid, respondiendo a una pregunta, durante la charla titulada "Populismo, crisis ecológica y cuidados")
Aquí:
https://youtu.be/Yz2gn3S-8OI?t=5969
Saludos.
Aunque duela Garzón ha hecho todo lo contrario a lo que decía, y ha fastidiado la utopía de muchas personas que creyeron en él. El 15M le cayó muy lejos a Garzón. Iglesias con el "pacto" de los botellines, le hizo un gran favor, ya que IU debe bastante a los bancos y había que sanear.
Pero esta acción le deja al descubierto éticamente, aunque sea buena persona, la coherencia brilla por su ausencia.
Completamente de acuerdo con usted. Además yo añadiría que el pacto de " los botellines" nunca se tendría que haber alcanzado.
Últimamente pienso que muchas personas que participaron en el 15M no eran de izquierdas, fue una especie de alucinación colectiva. O de arribismo sin fronteras.
Arribismo que incluye a ciertos periodistas alternativos también
Ostras después de este affaire, llegó a la conclusión que al final van a tener razón los anticapitalistas y que es mejor que la izquierda no entre en las instituciones. xD 😅😅😅
Tampoco es que tengas margen para "combatirlas" en las calles
Por un lado, no he entendido muy bien a dónde quiere llegar Elordy en este artículo que, me parece, excesivamente benévolo y exculpatorio de la decisión de Garzón, objetivamente considerada, de pasar de denunciar las puertas giratorias como un gran mal de la democracia a hacer uso de ellas. Por otro lado, afirmar, sin ingenuidad, que para un comunista, y Garzón lo es, el activismo nunca debería ser un "modos vivendi", sino una toma de postura ante la realidad sin esperar remuneración alguna.
Me quedo con esto: Sugerir que el espacio que queda a la izquierda de Acento, de los lobbies o de los pesebres del régimen es marginal, desquiciado, pobretón o inane es otra muestra de cinismo o, peor, de autodesprecio.