Palestina
Dueles, Palestina

En enero de 2023 viajamos a Jerusalén y Cisjordania, donde ya se palpaba la creciente tensión con Israel.
Checkpoint Palestina
Soldado armado juega a la pelota con unos niños en un 'checkpoint' Itsaslore Yarza Marta Martínez

Periodista

Profesora de Filosofía

21 nov 2023 06:18

El 3 de enero de 2023 Belén estaba vacía. Nuestro taxista Mahmud nos explicó que ese día todos los comercios de la ciudad –menos Kentucky Fried Chicken– habían secundado una huelga general por el asesinato, la madrugada anterior, de Shaker Ayad, un adolescente palestino de 15 años, durante una incursión del Ejército israelí en el campo de refugiados de Dheisha. Tres muertos en tres días desde el comienzo del año. Esto nos lo contó Mahmud en Ayda Camp, otro de los campos de refugiados de Belén, frente a una barricada en llamas como protesta por lo ocurrido.

Llegar a Belén desde Jerusalén no es difícil para dos turistas europeas. Sin embargo, cruzar esa misma frontera puede ser un trámite tedioso y violento para los palestinos. Desde la infancia tienen que lidiar cada día con soldados armados que les piden la documentación y les registran, una situación habitual pero que, por injusta, es imposible llegar a normalizar, como nos ratificó Barah, una joven palestina que creció en el campo de refugiados de Dheisha. “Yo crecí entre incursiones militares, balazos y explosiones. Al vivir en un campo de refugiados, viviendo este tipo de situaciones a diario, adquieres una conciencia política muy acentuada”, nos explicó. “La violencia con la que ha empezado este año es consecuencia del nuevo Gobierno israelí y creo que va a seguir incrementándose”, auguraba. Enero terminó con 35 palestinos asesinados, el mes más mortífero en Cisjordania desde 2015.

“Yo crecí entre incursiones militares, balazos y explosiones. Al vivir en un campo de refugiados, viviendo este tipo de situaciones a diario, adquieres una conciencia política muy acentuada”, nos explicó.

Conocimos a Barah en Ramala, donde por aquel entonces trabajaba para una ONG alemana. El trayecto entre las dos ciudades dura 45 minutos a través de Jerusalén, pero ella tenía que dar un rodeo que podía alargarse hasta tres horas, porque tenía prohibido cruzar por territorio considerado israelí. Y es que los desplazamientos de los palestinos están condicionados por el estatus que les otorga el Gobierno del Tel Aviv. Hay de cuatro tipos: ciudadanía israelí; permiso de residencia –que se pierde al pasar seis meses fuera–; permiso para cruzar a Israel pero sin la residencia; y prohibición de cruzar a Israel.

Este último era el caso tanto de Barah como de Mahmud, que solo podían desplazarse entre territorios palestinos sorteando las barreras. El taxista palestino de Belén se lamentaba de que no iba a poder cruzar a territorio israelí hasta 2040, porque los hombres no suelen obtener el permiso entre los 15 y los 50 años, una situación que condiciona sus opciones laborales como guía turístico, ya que solo puede ofrecer tours en los territorios controlados por la Autoridad Nacional Palestina.

Análisis
Análisis Palestina: combatir la geopolítica imperialista
De forma cada vez más explícita, medios de comunicación y dirigentes políticos israelíes llaman a la limpieza étnica, a vaciar definitivamente Gaza de población palestina, a anexionar el territorio, y, en definitiva, a desencadenar una segunda Nakba.

Cisjordania se divide en tres áreas desde los Acuerdos de Oslo de 1993: A) bajo control civil y militar palestino; B) bajo control civil palestino y control militar israelí, y C) bajo control civil y militar israelí. Al menos el 60% de las tierras de los palestinos están en zona C, mientras que el 80% vive en zona A, que cubre apenas un 10% de su territorio.

Muro palestina ramala itsaslore
Dos palestinos pasan junto al muro que divide Cisjordania de Jerusalén en Belén, cerca de Ayda Camp. Marta Martínez Itsaslore Yarza

Ramala está en zona A. Accedimos a la ciudad desde Jerusalén por una carretera israelí construida exclusivamente para llegar a los asentamientos de colonos. Esto significa que los palestinos tienen prohibido utilizarla y, de hecho, Israel ha construido un muro a ambos lados de la vía para aislarla de las áreas palestinas.

En Ramala nos sentimos seguras, pero Barah hizo que nos replanteáramos esta sensación con la siguiente reflexión: “¿Qué es la seguridad cuando puede darse una incursión en cualquier momento?”.

Al igual que Belén, Ramala cuenta con una importante comunidad cristiana. En sus calles se fundían la decoración de luces navideñas típica de la tradición cristiana con la llamada del Imán a la mezquita. Nos sorprendió descubrir en Ramala un ambiente nocturno alejado del imaginario que teníamos de Palestina: bares alternativos, restaurantes de moda, grupos de jóvenes bebiendo y charlando… En Ramala nos sentimos seguras, pero Barah hizo que nos replanteáramos esta sensación con la siguiente reflexión: “¿Qué es la seguridad cuando puede darse una incursión en cualquier momento?”.

Hebrón

Después de Belén y Ramala quisimos conocer Hebrón, donde la ocupación se vive con especial crudeza. No hay autobuses regulares que unan Jerusalén Este con el resto de las ciudades palestinas. Esto complica el viaje, que nosotras pudimos hacer finalmente gracias a la ayuda desinteresada de Mohamed, un hombre palestino originario de Hebrón, con el que viajamos en autobús hasta la frontera de Belén. Una vez allí, nuestra idea era continuar el viaje con Mohamed en una furgoneta colectiva que utilizan habitualmente los palestinos para desplazarse. Lo conseguimos después de un tenso enfrentamiento con los taxistas de Belén, que no concebían que dos turistas hicieran el viaje por su cuenta.

Hay unos 65.000 palestinos que viven en Hebrón (en la parte H1) con alrededor de 850 israelíes. La población palestina que todavía reside ahí tiene que pasar por el control israelí cada vez que entra o sale de su barrio.

Hebrón es un caso único, ya que cuenta con tres asentamientos en el centro de la ciudad. Esto obliga a los habitantes palestinos a tener que cruzar fronteras a diario. De hecho, tiene un estatus especial al margen de los acuerdos de Oslo. La ciudad se divide en dos áreas: H1 y H2. La primera está bajo control de la Administración palestina y corresponde al 80% de la ciudad, mientras que la segunda está bajo control israelí y es el 20% del territorio. Esta parte es la que está cerrada por los llamados checkpoints y donde están los asentamientos. Sin embargo, se da la circunstancia de que hay unos 65.000 palestinos que viven ahí entre alrededor de 850 israelíes. La población palestina que todavía reside ahí tiene que pasar por el control israelí cada vez que entra o sale de su barrio y el resto tiene prohibida la entrada; también las ambulancias palestinas.

Los colonos judíos comenzaron a llegar a Hebrón procedentes, principalmente, de Estados Unidos. De allí era Baruch Goldstein, quien en 1994 perpetró la masacre en la Tumba de los Patriarcas, que dejó 29 musulmanes asesinados. Esta matanza supuso un punto de inflexión en la organización de la ciudad, ya que a partir de entonces comenzaron a crearse los asentamientos y se levantaron los checkpoints para “proteger” a los colonos. Así, los palestinos fueron doblemente castigados.

palestina itsaslore
Dos mujeres van hacia su barrio. Para acceder, deben cruzar una barrera en el corazón de Hebrón. Marta Martínez Itsaslore Yarza

“Hay 24 barreras en el corazón de Hebrón, que sirven para frustrar a los palestinos a diario. Para un palestino, cruzar una de estas barreras puede alargarse 25 minutos. Y yo ni siquiera puedo acceder a esos barrios, solo pueden entrar los palestinos que residen ahí”, nos explicó Muhanad, nuestro guía por la ciudad vieja de Hebrón.

El paseo por el mercado fue desolador. La mayoría de los locales estaban cerrados, había toldos y redes que cubrían las calles para proteger a los viandantes de las piedras y la basura que lanzan los colonos desde sus asentamientos. “Aquí había un mercado de compraventa de oro, que daba de comer a 30 familias. Los negocios están ahora cerrados porque los colonos han construido un campo de baloncesto justo al lado”, nos contó Muhanad.

75 años de ocupación

A los asentamientos se suma la creciente desconfianza de la sociedad palestina en las autoridades de Cisjordania. “La ANP es corrupta y es parte de la ocupación”, coincidieron Muhanad y Barah. El pueblo palestino sufre desde hace 75 años desplazamientos forzados, incursiones militares, muerte y bloqueo económico. La ocupación les lleva a tener que convivir con militares armados que condicionan su día a día. De hecho, una escena que nos llamó la atención fue la de un soldado –con su fusil– jugando con niños palestinos junto a un checkpoint.

“En el Ejército israelí hay soldados procedentes de los Altos del Golán –territorio sirio ocupado por Israel–, que se alistan para poder salir de allí. Este soldado es uno de ellos”, nos explicó Muhanad. Este tipo de situaciones está llevando a la sociedad palestina al límite, como muestra el incremento de los suicidios en 2022, principalmente en Gaza, bloqueada y asediada desde hace 17 años.

“Estoy abrumado, tengo amigos que han perdido a sus familiares en Gaza”, cuenta. Pero para Muhanad es muy importante que el mundo sepa que “esto no comenzó el 7 de octubre”.

El conflicto está viviendo en estos momentos un punto de inflexión, ante el cual la indiferencia no puede seguir siendo la respuesta. Es por ello que hace unos días decidimos ponernos en contacto con Muhanad. Tras unos angustiosos cuatro días de espera, nuestro guía, periodista de profesión, nos contestó: “Estoy bien, simplemente sobreviviendo en este terrible... terrible y difícil momento. Son días muy dolorosos”. Desde el 7 de octubre, más de 200 palestinos han sido asesinados en Cisjordania y más de 10.000 en Gaza. “Estoy abrumado, tengo amigos que han perdido a sus familiares en Gaza”, cuenta. Pero para Muhanad es muy importante que el mundo sepa que “esto no comenzó el 7 de octubre”. “No sé adónde vamos. No sé qué está pasando, pero siempre hemos vivido este tipo de situaciones”, sostiene. Efectivamente, la escalada de violencia actual es abrumadora y terriblemente dolorosa, pero no es una novedad para los palestinos.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.
Memoria histórica
Memoria histórica Cultura, exilio e loita das bibliotecarias galegas na Segunda República: a vida de María de los Ángeles Tobío
Durante os primeiros anos trinta, as bibliotecas tornaron en espazos de traballo ideais para un modelo de muller que aspiraba ser independente e que manifestara un claro compromiso político. A Guerra Civil remataría con todas as súas aspiracións.
Xunta de Galicia
Sanidade A Xunta de Feijóo, condenada por negar as visitas a unha muller falecida de cancro por ter covid-19
A xuíza di que a situación requiriu medidas de prevención “flexibilizadoras”. Faleceu a principios de 2022 no Hospital Álvaro Cunqueiro durante os últimos meses de administración do xefe do PP con Julio García Comesaña como conselleiro.
Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.
Cine
Kamal Aljafari “Palestina está en la raíz de la situación actual del mundo”
Kamal Aljafari lleva toda su carrera trabajando con materiales de archivo, indagando en las imágenes e interviniendo en ellas para preservar memorias en desaparición y para oponerse al proyecto colonial sionista y su falseamiento del pasado.

Últimas

Historia
Descifrando a historia Así foi a rebelión antifiscal galega de 1790 contra a burocracia española
A monarquía española quixo implantar a Contribución Única, algo que provocou fortes protestas. A máis coñecida foi o motín da Ulloa, chamado así porque se produciu nas zonas desta comarca. Foi a maior revolta antifiscal do Antigo Réxime en Galiza.
Opinión
Opinión ¡Que vivan los aranceles!
Que Trump propugne aranceles no debe hacernos caer en la trampa de defender los intereses de los grandes oligopolios.
Opinión
Derecho a la vivienda Flex Living: el caballo de Troya de la precarización del alquiler
No es una respuesta moderna a las nuevas formas de habitar la ciudad. El ‘flex living’ no es más que la última jugada del sector inmobiliario y los grandes fondos de inversión para maximizar beneficios a costa del derecho a la vivienda.
Más noticias
Opinión
Opinión La unidad del anarcosindicalismo es la acción conjunta
Al hilo de supuestos movimientos desde la CGT hacia la unificación con CNT es necesario diferenciar entre lo que es una relación en clara mejora y lo que sería un proyecto real en marcha.
Galicia
Memoria histórica Cultura, exilio y lucha de las bibliotecarias gallegas durante la Segunda República
Durante los primeros años treinta, las bibliotecas se convirtieron en espacios de trabajo ideales para un modelo de mujer que aspiraba ser independiente y que había manifestado un claro compromiso político. La Guerra acabó con todas sus aspiraciones.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Sindicatos piden el cese de la dirección del Hospital 12 de Octubre tras las obras de remodelación
Los problemas con las nuevas instalaciones han cristalizado en una unión sindical que ha reclamado formalmente el fin de la cúpula de dirección tras ser “ignorados” de manera “sistemática”.

Recomendadas

Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.