Flotilla a Gaza día 2 - 1

Palestina
La Flotilla hacia Gaza anuncia un retraso de la salida de los barcos de ayuda

La organización refiere presiones internacionales para que no se lleve a cabo una misión que pretende entregar 5.500 toneladas de alimentos y productos de primera necesidad a la población atrapada en el territorio palestino.
Estambul
23 abr 2024 19:19

La Flotilla Internacional de la Libertad sigue apostada en Estambul esperando luz verde para salir de Turquía con destino Gaza. El objetivo era salir el miércoles 24, pero los trámites portuarios y el realismo indican que el plazo se puede extender al menos hasta el viernes. El miércoles el barco principal se trasladará al puerto de salida y se darán las instrucciones para una posible salida a final de semana.

En el hotel Tugra, donde se alojan varios de los participantes y se llevan a cabo las reuniones diarias, la expectación, cierto nivel de calma tensa y las formaciones y talleres se suceden. “Todos estamos frustrados”, se ha explicado en la reunión diaria del 23 de abril, “estamos preparados, pero sabemos que estamos desafiando gobiernos”, han señalado desde la organización. Se ha recordado que en anteriores flotillas se han esperado semanas antes de la resolución. El precedente más citado es el de 2011, cuando Grecia impidió la salida de los barcos.

Hoy, 23 de abril, se ha avanzado con la entrega del listado de pasajeros, y con una reunión en Ankara, en la que se quería poner fecha definitiva a la salida

Del otro lado, no termina la presión internacional sobre Turquía para que los barcos no salgan. Aunque no hay confirmación oficial, las informaciones apuntan a la presencia en Ankara de una delegación estadounidense. “Muchos Gobiernos en el mundo están tratando de detener la Flotilla”, aseguraba en la tarde del 22 de abril Ann Wright, cara visible de la plataforma reunida en Estambul y activista de la Freedom Flotilla Coalition (FFC).

Hoy, 23 de abril, se ha avanzado con la entrega del listado de pasajeros, y con una reunión en Ankara, a algo menos de cinco horas de la sede oficiosa de la Flotilla, en la que se quería poner fecha definitiva a la salida. La presencia en Estambul de Zwelivelile Mandla Mandela, uno de los nietos del líder sudafricano Nelson Mandela, ha servido para reforzar la narrativa principal del proyecto de la flotilla: a saber que, la ayuda humanitaria y la acción política de solidaridad van de la mano y que la salida de los tres barcos con destino a Gaza pretende cambiar el curso de la campaña encabezada por Israel desde el 7 de octubre, en la que han muerto más de 34.000 personas.

Mandela Flotilla
Zwelivelile Mandla Mandela ha querido mostrar su apoyo a la Flotilla Internacional de la Libertad en su visita a Estambul. Edu León

Respuesta de Israel

La posible salida de los buques es un tema de máxima preocupación en Israel. El ejército israelí (FDI) confirmó a la emisora Channel 12 del país, que se están llevando a cargo ejercicios para atacar la Flotilla Internacional de la Libertad en un intento de bloquear la entrega de ayuda. Entre los escenarios previstos por la unidad Shayetet 13, la encargada de la misión, está el abordaje y toma de las embarcaciones mediante un sofisticado equipo compuesto por drones, bombas de humo, granadas aturdidoras y de sonido, entre otro armamento. 

En un momento de extrema complejidad en Oriente Próximo, y después de que, el 2 de abril, un ataque sobre suelo gazatí acabara con la vida de siete voluntarios de World Central Kitchen, el Régimen de Benjamin Netanyahu tiene encima de la mesa un problema. Tras esos asesinatos, el Gobierno de Joseph Biden en Estados Unidos se quiso mostrar “furioso” contra su principal socio en Oriente Medio: “Incidentes como el de ayer [en referencia al 2 de abril] simplemente no deberían ocurrir”, dijo entonces Biden, en lo que fue el momento de mayor distancia pública entre los dos Gobiernos. 

La Flotilla es interpretada en Israel como una provocación, pero los modos de abordar el problema sitúan el debate en unas coordenadas difíciles para el Gobierno. El centrista The Jerusalem Post publicaba el 21 de abril un editorial en el que pedía que la Flotilla “no fuera permitida” basándose en el precedente del Mavi Marmara. En 2010, este barco, que formaba parte de un convoy con otros cinco buques en el que participaban seis mil cooperantes, fue asaltado. En el asalto murieron diez ciudadanos turcos, y el episodio abrió un periodo de malas relaciones diplomáticas entre Israel y Turquía, dos países que habían estrechado lazos hasta el 7 de octubre y que aún hoy, pese a algunas medidas de restricción del comercio, siguen manteniendo acuerdos y un mismo socio prioritario, Estados Unidos.

En su editorial, The Jerusalem Post, planteaba una serie de escenarios para “librar” a Israel de la necesidad de abordar la Flotilla: “Esta es una oportunidad para internacionalizar la cuestión de asumir la responsabilidad y cuidar de los habitantes de Gaza. La carga no debe recaer únicamente en Israel”, señalaba este medio, “quizás se pueda encontrar una manera inteligente de hacer que inspectores internacionales controlen los alimentos, las medicinas y la ropa e incluso permitan que la ayuda llegue a los necesitados habitantes de Gaza bajo los auspicios de Estados Unidos o Egipto, aunque la experiencia pasada indica que esto es dudoso”. El objetivo sería, desde el punto de vista de este medio conservador, evitar a toda costa un episodio que requiera una respuesta de Turquía, un país miembro de la OTAN.

Todo el pasaje tiene la consigna de no mostrar resistencia si se produce el asalto a uno de los barcos. “Debemos evitar provocar la violencia”, dice Lisa, una de las responsables de la preparación de los voluntarios

Calma tensa en Turquía

Tanto la compra de los buques como la mayor parte de la ayuda humanitaria ha sido recaudada en el interior de Turquía, principalmente a través de la organización conservadora Insani Yardim Vakfi (IHH, Fundación para los Derechos y las Libertades y la Ayuda Humanitaria), la más interesada en que el carguero con el material, el Anadolu, llegue a la población de Gaza.

Ese barco permanece en el puerto de Iskendurun, en el sur del país, frente a Chipre. Los otros dos, el Akdeniz, en el que se debe subir la Flotilla Internacional, y el Conscience, están en Estambul esperando el plácet de la autoridad portuaria.

A más de una hora en coche del puerto, en el hotel Tugra, se instruye a los participantes en la táctica de resistencia no violenta. Todo el pasaje tiene la consigna de no mostrar resistencia si se produce el asalto a uno de los barcos. “Debemos evitar provocar la violencia”, dice Lisa, una de las instructoras del taller. Desde la organización se establece una diferencia clara con el Mavi Marmara a la hora de afrontar un posible abordaje: la consigna es esperar con las manos alzadas y sin objetos en ellas, moverse despacio y seguir respirando. Los consejos legales se orientan hacia cómo actuar en caso de detención y posible deportación de los participantes y periodistas de la Flotilla.

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