Andalucía
Antonio Torres: “El espacio andalucista amplio necesita una organización comunista de liberación nacional”

Bandera Andaluza, de Juan Genovés
Ilustración de Juan Genovés de 1980 Pensar Jondo
Javier García Fernández es Profesor de Historia contemporánea en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.
26 oct 2023 09:24

Anton Torres @RepblicaDemocr1 es un histórico militante del soberanismo andaluz y fundador de Jaleo, el SAT o Andalucía Comunista. Le hacemos esta entrevista como parte de un proceso de reflexión importante al que se enfrenta hoy el andalucismo político. La llamada tercera ola del andalucismo se debate entre la continuidad y la crisis de coyuntura. En este sentido nos parece importante recuperar reflexiones amplias, no solo de periodo actual sino de más largo alcance. Para comprender el ciclo político andalucista que se abriócon las Marchas Obreras Andalucía en Pie, las expropiaciones del Mercado y el estallido social que protagonizó el SAT, debemos conocer también lo acontecido varias décadas antes.

Javier García Fernández: Buenas tardes Anton, gracias por acceder a esta entrevista. Tu eres un histórico militante del nacionalismo andaluz de izquierdas. Has participado en las últimas décadas en muchas de las organizaciones más importantes del soberanismo andaluz. Además eres una persona que conoce bien la historia del independentismo andaluz o el nacionalismo andaluz de izquierdas en las últimas décadas. En primer lugar me gustaría preguntarte por un periodo poco conocido del nacionalismo andaluz que es la formación del independentismo andaluz a finales de los años ochenta y principios de los noventa. ¿Cómo explicas el desarrollo de lo que fue el FAL, FLA, LA, PSAU? 

Antón Torres: La secuencia de organizaciones que me citas se ordenaría cronológicamente de la siguiente manera: PSUA (Partido Socialista Unificado de Andalucía), FLA (Frente para la Liberación de Andalucía), FAL (Frente Andaluz de Liberación) y finalmente LA (Liberación Andaluza). Estamos hablando de un periodo que abarcaría de 1977 hasta mediados de la década de los 80, entre 1985 y 1986, por tanto, ha de situarse tanto en la llamada transición como en la post transición más inmediata, por llamarla de alguna manera, eso quiere decir también que hay que enmarcarlas dentro del movimiento nacional-popular andaluz originado en la lucha por el autogobierno andaluz: las manifestaciones del 4 de Diciembre de 1977, la Constitución del 78, el referéndum del 28 de febrero de 1980, el golpe del 23F, la aprobación del Estatuto de Carmona y la consiguiente decepción y frustración de importantes sectores de ese movimiento, las primeras elecciones al parlamento andaluz, etc. Igualmente, estamos hablando de organizaciones con un periodo de tiempo de existencia muy corto, prácticamente el PSUA duró meses, el FLA y el FAL un año aproximadamente cada una, por contra Liberación Andaluza si tuvo una duración más dilatada, de unos 4 o 5 años más o menos, hasta 1989. Todo esto nos dice que se estaba viviendo un momento apasionante, de ebullición política, pero también social y cultural, por ejemplo, el descubrimiento de lo andalusí y su influencia y pervivencia en la Andalucía contemporánea fue un elemento clave y determinante en el surgimiento de esas organizaciones, aunque no el único, otros como por ejemplo, la relación entre lucha de liberación nacional y la lucha por el socialismo y el comunismo, el estudio de lo específicamente andaluz, o la pretensión de crear un discurso de liberación nacional anticolonialista y antiimperialista andaluz paralelo al que se estaba dando en los contextos árabes, africanos o latinoamericanos, también jugaron su papel. Estas notas creo que servirían para desarrollar más extensamente las diferencias de estas organizaciones con otras como el PSA-PA o el PAU-PTA , sin negar que los elementos que he señalado también jugaron su papel en estas organizaciones aunque no de forma tan determinante, y, por supuesto también estos elementos las diferenciaban de las organizaciones andaluzas de partidos de la izquierda revolucionaria estatal española que reconocían los derechos nacionales de Andalucía, caso del MC, la LCR, o posteriormente el PCPE. 

Cabría hacer algunas consideraciones, por ejemplo, el caso del FAL, un caso muy curioso y a estudiar ya que consiguióagrupar espacios muy diversos, que iban desde las Juventud Comunista de Andalucía (JCA), es decir, las mismísimas juventudes del PCE en Andalucía, hasta el FLA. con unos planteamientos fundamentados en el resurgir andalusí, hasta colectivos locales de grupos escindidos del PTE o el histórico POUM en Andalucía. Esto le daba mucho potencial al FAL, pero también al no saberse gestionar esa diversidad, lo que en principio podía ser positivo y ayudar a la creación de un gran referente político soberanista andaluz de izquierdas, terminó estallando y saltando por los aires. También habría que añadir que existió posteriormente otro FAL, en 1990, nacido de Liberación Andaluza, este FAL era diferente al que existió entre 1979 y 1980, y muchos de sus miembros formaron parte de la formación de la actual Nación Andaluza, NA. 

Por último, cabría destacar que Liberación Andaluza consiguió 3 concejales en Algeciras en las municipales de 1987, digo esto porque me parece importante señalar que estas organizaciones no siempre estuvieron al margen de lo institucional, como se suele dar por sentado. Hay que tener en cuenta que el no tener representación institucional no tiene por qué significar marginalidad, es decir, se puede estar al margen de las instituciones y no ser marginal y, ojo, viceversa, se puede estar en las instituciones y ser marginal, encima con el agravante de que piensas que cuentas con respaldo popular. 

Javier García Fernández: ¿Tu militantes en NA y fuiste uno de los fundadores de la organización Juvenil Jaleo en 1996? ¿Como se dio esa coyuntura? Nos puedes explicar un poco como era el andalucismo en aquellos años a nivel ideológico y de acción política?

Antón Torres: La fundación de Jaleo hay que explicarla por el crecimiento de militantes jóvenes que tuvo NA entre los años 1995 y 1996, especialmente en Málaga, Granada y Cádiz. NA se convirtió en un partido con mucho atractivo para mucha gente joven en Andalucía, especialmente del ámbito urbano, que empezamos a preguntarnos por una cultura y unas señas de identidad andaluzas secuestradas, ocultadas o manipuladas y que vivíamos en primera persona una situación específicamente andaluza de miseria, pobreza, discriminación y desigualdad, y todo tras el “boom andaluz” del 92 -que supuestamente iba a ser el gran remedio para todos nuestros males- y la consolidación de una autonomía en manos del PSOE andaluz como partido-régimen, alejada de nuestros problemas reales como juventud trabajadora andaluza; por otro lado, estamos hablando de los años 90, la URSS y el bloque socialista europeo se habían derrumbado ante nuestros ojos, era algo que habíamos seguido por los medios de comunicación de masas del imperialismo occidental, por tanto, sin muchos análisis y con muy poca y distorsionada información sobre lo que había sucedido en esos países, buscábamos intuitivamente algo diferente a eso que para nosotros y nosotras no había funcionado, pero en realidad no sabíamos muy bien qué, es decir, qué modelo de desarrollo para Andalucía o, más bien, qué socialismo para Andalucía, de ahí que muchos de nosotros y nosotras en esa búsqueda fuéramos creciendo y evolucionando, con nuestros errores, bandazos, etc. 

Respecto a Jaleo, también cabría señalar el debate que surgió en el seno de la militancia joven de NA y en definitiva dentro de todo el partido. Hubo dos posturas: la primera sostenía que era necesaria una organización juvenil independentista y socialista independiente de NA pero que guardara a su vez una estrecha relación y tuviera a Nación Andaluza como referente político adulto; la otra, apostaba por construir las típicas juventudes de partido; finalmente, se optó por la primera opción fundándose Jaleo en el verano de 1996 en Málaga, posteriormente la militancia de NA que defendió la creación de las juventudes de partido se unirían a Jaleo.

En cuanto a la situación del andalucismo, podemos hablar de tres bloques diferenciados. El primero de ellos era el Partido Andalucista, ya consolidado como un partido desideologizado, con una aspiración clara a partido “atrapalotodo” -por esos años, el PA ficharía a Carlos Fernández ex del GIL de Marbella que acabaría encausado en la Malaya-, sin ninguna visión transformadora, encerrado en un discurso del agravio comparativo y con una militancia poco activa y volcada únicamente en lo institucional; sin embargo, en esos años tuvo lugar la escisión de Pacheco con el Partido Andaluz de Progreso, PAP, que evidenciaba, no tanto por Pacheco, que aún quedaban tanto en los escindidos como en los que se quedaron en el PA algunos rescoldos de todo lo positivo -y lo negativo- del desaparecido PSA. Posteriormente, Pacheco ya en la década del 2000, volvería a escindirse retomando las siglas del PSA. También cabría destacar que por aquellos años de este andalucismo se desgajaron a nivel local varios colectivos, a veces con una orientación de derechas, otras situadas a la izquierda. 

El otro bloque era el del andalucismo dentro de Izquierda Unida. Por supuesto, este bloque estaba hegemonizado por la CUT, pero no era el único actor que dentro de IU se reclamaba andalucista. Por aquellos años era frecuente encontrar a militantes individuales de IU, pero también del PCE y, sobre todo, de las juventudes comunistas, que se reivindicaban andalucistas y en algunos casos hasta defensores del derecho de autodeterminación y la soberanía nacional. Recuerdo que a mediados/finales de los 90, surgió un colectivo dentro de IU llamado CAI, Colectivo Andaluz de Izquierdas, que aunque por un tiempo tuvo cierto protagonismo, no llegó a nada, además se situaron en muchas cuestiones a la derecha del PCE. También se podría hablar del papel de Luis Carlos Rejón como coordinador andaluz de IU y sus discursos apelando al “andalucismo histórico” con el que quería rivalizar tanto con el PA o el PAP, como con el propio PSOE, con el que fue especialmente virulento. La cuestión es que para el fin de la década y ya sobre todo para principios de la década del 2010, Izquierda Unida en Andalucía, con la excepción de la CUT, había ido podando todos esos brotes de andalucismo. A IU, también por aquellos años, le sucedió lo mismo que he comentado antes para el PA, es decir, el desgajamiento de colectivos locales que en algunos casos se proclamaban andalucistas. 

Por último, teníamos el bloque de Nación Andaluza, Jaleo y el desaparecido sindicato SUAT, que junto al SOC, USTEA , SU y por algún tiempo la CGT de Andalucía, constituyó la Intersindical Andaluza, que duró más o menos hasta el 2002 o 2003. Este bloque representaba un andalucismo que apostaba por la soberanía nacional, la independencia y el socialismo. Pero ojo, decirse en aquellos años “andalucista” era complicado porque al hacerlo te estaban asociando al PA, algo que de ninguna manera queríamos quienes militamos en NA o Jaleo en aquellos años. Hay que destacar que en aquellos un partido independentista andaluz de izquierda, como NA, en un ambiente irrespirable de criminalización al asociarnos constantemente con la lucha armada de ETA, consiguiera organizar 4 de Diciembre multitudinarios o plurales como los de Sevilla en 1994 junto a la CUT, Málaga en 1997 -coincidiendo con el 20 aniversario del asesinato de García Caparrós-, o Sevilla en 1999, o la Marcha a Rota de 1995, junto al PCPA, o que consiguiera atraer las simpatías de militantes de IU, las juventudes comunistas o el PA, no es para despreciarlo. Sinceramente, y esta opinión quizá pueda generar mucha polémica, pero sin Nación Andaluza y su trabajo durante la década de los 90 difícilmente la fecha del 4 de Diciembre como Día Nacional de Andalucía habría sobrevivido; fue NA quien mantuvo viva esa fecha, consiguiendo que otros actores políticos la asumieran, porque por lo que respondía al PA o IU, poco o nada se hizo por aquellos años y menos en clave de Día Nacional. 

Javier García Fernández: ¿Cómo explicas tu la deriva del independentismo andaluz a posiciones mucho más marginales hoy que hace 20 o 30 años? ¿Cual es para la lectura de la disolución de Jaleo? ¿Y sus consecuencias?

Antón Torres: Bueno, habría que aclarar que salvo en determinados momentos que se ha logrado superar determinados limites institucionales o haber concitado simpatías en otros espacios como antes he explicado, lo que es la opción independentista políticamente ha estado en los margenes, por tanto, no es una cosa de ahora. Hay quienes quieren ver en eso una especie de rechazo genético del pueblo andaluz hacia la independencia, utilizando pseudo argumentos que insultan la inteligencia y, sobretodo, a nuestra Historia como pueblo oprimido, incluyendo en esos pseudo argumentos la imagen de un Blas Infante distorsionado. Si cabe hablar de elementos estructurales que han determinado nuestra conciencia política andaluza y que ha dificultado el avance de la opción independentista en el pueblo andaluz; si como se ha teorizado muchas veces, especialmente por intelectuales como Isidoro Moreno, hay toda una serie de elementos que bloquean la toma de conciencia política andaluza, ya nos podemos imaginar entonces cómo la dificultad para avanzar hacia una toma de conciencia a favor de la independencia. Por otro lado, quitando esos bloqueos, igualmente, el movimiento político a favor de la independencia quizá no ha sabido salir de los margenes, quizá a veces ha faltado inteligencia, táctica y estrategia, etc.; esa era una cuestión en la que el vilmente asesinado Gabi Lima hacía mucho hincapié por ejemplo. 

La disolución de Jaleo como organización juvenil independentista y socialista no puede tener otra lectura que la negativa, más allá de que a mí personalmente me produzca tristeza en lo personal. Más allá de los errores o de las circunstancias internas que hayan determinado su disolución, habría que decir que en los últimos años la ausencia de un referente político adulto que acompañara a la organización juvenil también ha tenido que ver en que al final la militancia que permanecía en Jaleo decidiera la disolución. Igualmente, las consecuencias no pueden ser otras que negativas, nos hemos quedado sin un referente juvenil, sin una herramienta política que contrarreste y combata toda la basura españolista, racista, machista, neoliberal capitalista, militarista e imperialista a la que diariamente nuestra juventud se ve expuesta. Jaleo, o una organización juvenil independentista y socialista, es fundamental en unos momentos como los que estamos viviendo donde la ultraderecha española tiene entre su “target” a la juventud trabajadora andaluza y la piensa utilizar como carne de cañón contra otros pueblos del Estado español y como base social para su proyecto nacionalista español.

Javier García Fernández: En algunos de tus textos has sido crítico con el concepto de tercera ola andalucistas, pero en esos mismos textos si reconoces que hay una coyuntura andalucista, ¿Cómo definirías tu el ciclo político de la izquierda soberanista/andalucista a partir de 2012?v ¿Cual es tu valoración del proyecto de reagrupamiento que supongo la formación de Adelante Andalucía? ¿Cómo ves tu el recorrido de esta epata? ¿Y sus límites?

Efectivamente, he sido y sigo siendo con la división en olas del andalucismo, entiendo que el uso del término tiene gancho, y más en ambientes políticos progresistas, al asimilarse por ejemplo a las diferentes olas del movimiento feminista; es más reconozco que el término “tercera ola del andalucismo” ha tenido éxito, solo tienes que teclear en Google las palabras “ola”, “andalucismo” y “tercera” para darte cuenta. La cuestión es que veía, y sigo viendo problemático la división del andalucismo en “olas”, por varios motivos que resumo muy brevemente en dos puntos: 1) porque se puede dar una imagen de masividad, como si ocurrió entre 1977 y 1982, que no era ni es real; 2) porque pienso que los movimientos políticos hay que estudiarlos en su continuo, el uso del término “ola”, sobretodo en el caso concreto del andalucismo, invita por el contrario a estudiar solo determinados momentos -los álgidos-, con el riesgo de aislarlos y no tener una visión de conjunto.

Como bien dices evidentemente si que reconozco un auge andalucista, tal es así que en esta coyuntura más inmediata, prácticamente desde la pandemia para acá, quien está haciendo verdaderos esfuerzos por capitalizarlo es nada más y nada menos que el PP andaluz de Juanma Moreno. 

Hay una cuestión que me parece interesante, tú eres uno de los “padres”, sino el “padre” del término “tercera ola andalucista”, pero tú aciertas al señalar como fecha de inicio del ciclo político andalucista 2012, cosa que yo al menos te agradezco, y lo hago porque otros compañeros y compañeras que se reivindican de la “tercera ola”, la sitúan muy posteriormente en el tiempo, prácticamente con los conflictos en el seno de Podemos Andalucía y el proceso de refundación de Adelante Andalucía y eso en mi opinión es hacer oportunismo y retorcer las cosas para crear un relato que encaje en la épica de la ruptura con Podemos e Izquierda Unida. 

Creo que en ese auge andalucista hay dos momentos, uno, de 2012 hasta 2014, hegemonizado por las acciones del SAT, especialmente la acción de Mercadona y las Marchas Obreras en Andalucía, siendo su epílogo la Marcha de la Dignidad a Madrid de 2014, con Diego Cañamero y Sánchez Gordillo como figuras referentes. Este periodo fue especialmente intenso, lleno de actividad, de movimiento en las calles, pero a diferencia del 15M, con un contenido andaluz claro, nítido, soberanista, en la que organizaciones que no eran de masas como Nación Andaluza o Andalucía Comunista o la propia Jaleo tuvieron su protagonismo, además teníamos a una CUT radicalizada tanto en lo social como en lo nacional en una situación incómoda y a veces conflictiva dentro de Izquierda Unida. El otro periodo iría de 2018/2019 hasta la actualidad, con espacio en blanco entre los años 15, 16 y 17, años en los que la CUT se dividió entre un sector que se disolvió en IU y otro que lo hizo en Podemos, el Partido Andalucista se autodisuelve y tiene lugar el referéndum del 1 de octubre en Catalunya. En este último periodo, vemos como un importante sector de la juventud andaluza que lleva viviendo años en crisis sistémica y que no nota mejoría en sus perspectivas vitales, no solo toma conciencia de la especificidad socioeconómica de vivir en un país periférico y colonial como Andalucía, sino que también toma conciencia de la opresión cultural que sufre Andalucía, sobretodo la andaluzofobia mediática o en redes sociales, y quiere poner en valor nuestra cultura e identidad. Todo esto, a su vez, coincide con los conflictos internos en Podemos Andalucía y la refundación de Adelante Andalucía.

Por cierto, una carencia de muchos análisis sobre las “olas del andalucismo” es que no hacen referencia a la coincidencia de esos momentos álgidos andalucistas con momentos de crisis capitalista. Todos esos momentos han coincidido con momentos de crisis del capitalismo, todos, incluso la revolución cantonalista y el movimiento republicano federal andaluz del siglo XIX también se dio en un contexto de crisis capitalista. 

Creo que un espacio plural andalucista de izquierdas es necesario, se llame Adelante Andalucía o como se llame, la cuestión al menos para mí ha sido el cómo se ha articulado en lo concreto Adelante Andalucía; personalmente, se han dado una serie de circunstancias que me han hecho desconfiar del proyecto Adelante Andalucía: el primero, es la hegemonía de Anticapitalistas, un partido estatal con una tradición de recelo hacia el andalucismo y el soberanismo andaluz por parte de muchos de sus militantes, también, y no lo niego, veo problemática la hegemonía de un partido trotskista con todas las implicaciones que eso supone; el segundo ha sido el excesivo peso mediático de Teresa Rodríguez, vale que ella ha tratado de huir de esa cuestión quizá consciente de los peligros de los liderazgos mediáticos, pero eso no ha sido suficiente, Adelante Andalucía inevitablemente se ha moldeado con su imagen mediática, para bien y para mal; el tercero, ha sido el poco peso y la poca visibilidad que han tenido otras opciones dentro de Adelante Andalucía, como Izquierda Andalucista y Defender Andalucía, así como otras personas, a excepción quizá de Kichi, militante de Anticapitalistas, o de Pilar González; por último, el excesivo peso de lo electoral y lo institucional en Adelante Andalucía ha ido en detrimento de trabajar en crear conciencia política andaluza de izquierda de masas, es decir, en detrimento de crear una base social andalucista y de izquierdas, en detrimento de crear un suelo político donde pisar, sostenerte y no estar sometido a los vaivenes de las coyunturas. Por otro lado, no te puedes quedar en un andalucismo de izquierdas en abstracto, se debe hacer un trabajo de dar contenido, en mi opinión, ese contenido debe ser a favor de un andalucismo soberanista, a favor de nuestra autodeterminación nacional y nuestra soberanía, de una República Andaluza, y a favor de un modelo socialista teniendo en cuenta nuestra situación periférica y colonial, nuestra situación en definitiva como país mediterráneo en la internacionalización del capital. Comprendo que esta visión soberanista y socialista no sea compartida dentro de un proyecto andalucista de izquierdas plural por todos los actores, faltaría más, pero sin esa visión estratégica socialista de liberación nacional, el recorrido de ese andalucismo de izquierdas se puede quedar en repetir los errores del viejo andalucismo o de la izquierda institucional española, se llame Izquierda Unida, Podemos o Sumar. 

Prácticamente casi que he expuesto ya los límites del proyecto Adelante Andalucía que, en mi opinión, se han manifestado en las pasadas elecciones municipales y generales. Lo resumo quizá de una forma un poco bruta, pero Adelante Andalucía no debería aspirar a ser un Sumar verdiblanco.

Javier García Fernández: En otros textos, a la hora de definir la opresión que sufre Andalucía por parte del Estado español has sido crítico con el concepto de colonial interior. ¿Nos podrías explicar un poco tu visión de esta idea y los debates que te han llevado a tomar distancia con el concepto de colonialismo interior?

Antón Torres: Quizá en otras ocasiones no me he explicado bien con este tema. No es que rechace el concepto de colonialismo interno, sino que pienso que no es el caso de Andalucía. Vamos a ver, entiendo el colonialismo interno como el proceso por el cual se discrimina y explota a un sector de la población bajo criterios étnicos y/o raciales, por ejemplo, los pueblos originarios en Latinoamerica, siendo quizá el caso de Bolivia el más paradigmático, los afroamericanos y los latinos en los Estados Unidos, o el sistema del Apartheid sudafricano, el caso más claro para mí de colonialismo interno. Tanto Pablo González Casanova como Robert Lafont inducieron a muchos errores, con la cuestión del colonialismo interno; para González Casanova por ejemplo colonialismo interno era cualquier tipo de opresión nacional sin distinción; para Lafont, que estudió el caso de Occitania, estaba definiendo una situación de opresión nacional, de retraso y de extractivismo -que también afectaba a Córcega y a Bretaña- haciendo abstracción de cómo esas naciones llegaron a ser parte del Estado francés y de su papel. Por ejemplo, Gramsci, fue mucho más explícito y acertado en su análisis de la llamada cuestión meridional en Italia, definiendo prácticamente la idealizada “unidad nacional italiana” como una conquista del Norte sobre el Sur, como un proceso por el cual el Norte (Piamonte, Lombardía, etc.) colonizó el Sur, incluyendo su Cerdeña natal, bloqueando su desarrollo, ¿ a qué nos suena a lo que pasó, salvando las distancias, con Andalucía?

Lo de interno, a no ser que como he dicho antes se refiera a grupos racializados, minorías étnicas o nacionales, induce al error porque toda colonia, da igual la forma jurídica y sus peculiaridades, forma parte del Estado colonizador, de una manera u otra Es más esa incorporación ha sido argumentada desde el punto de vista del colonizador para negar la colonización, como el caso de los franceses con Argelia, o el caso del nacionalismo español que niega que los territorios americanos fueran colonia porque con la Constitución de 1812, esos territorios eran ya territorio español y sus ciudadanos iguales en derechos a los peninsulares, o que el Sahara Occidental al ser una provincia española más, no tenía condición colonial. Igualmente, las formas jurídicas de los protectorados o mandatos han servido de coartada para negar los hechos coloniales. 

Los andaluces no somos ni un grupo étnico ni racial, somos una nación, una nación surgida de la conquista castellana del Valle del Guadalquivir andalusí y de la castellana-aragonesa del Emirato Nazarí de Granada. No somos como en Bolivia o Perú, que en sus procesos de independencia de España las burguesías criollas les asignan un papel a los pueblo originarios; somos una nación nacida de una conquista, no somos un grupo nacional interno a nada, sino que hemos sido incorporados como nación a la fuerza a un Estado, primero a un Estado imperial precapitalista y después a un Estado español capitalista que devino un Estado imperialista, aunque de segundo orden, dentro de la triada imperialista que definiera brillantemente el marxista egipcio Samir Amin.

Que evidentemente definir a Andalucía como colonia puede ser problemático, sí, lo es. No somos Palestina, ni el Sahara Occidental. Vale, concretemos ese colonialismo. Para Lenin, las semicolonias eran los países formalmente independientes pero desposeídos de soberanía real y sometidos a los Estados centrales imperialistas, pero quizá habría que concretar más Si Andalucía es un país de extracción de recursos no solo naturales, sino de conocimientos y de talento, y ojo de fantásticas plusvalías, como así lo demuestran los datos, si somos un país al que se le impide un desarrollo industrial y tecnológico, porque nuestro papel en el contexto español y de la internacional del capital estáreservado a determinadas actividades como el negocio agraoexportador, el turismo y todo lo asociado a esa actividad -hostelería, construcción, etc.- que son lucrativas en última instancias para grandes multinacionales, pero que no generan un bienestar social y económico; si encima, nuestra cultura y señas de identidad no solo son reprimidas, sino que son parte de nuestro modelo extractivo y exportador, y si además no posemos un poder soberano, entonces, ¿qué problema hay en decir que Andalucía es una colonia sin necesidad de añadirle lo de “interno” que solo induce a confusión? Es verdad que nuestro nivel de vida no es el de Marruecos, el de Senegal o el de Camerún, pero, ¿acaso un país colonial tiene que vivir en la miseria más profunda y severa? No tiene por qué. Que ser parte de la Unión Europea hace que necesariamente aquí se dé un nivel de vida superior, al caernos las migajas del ya resquebrajado Estado de Bienestar europeo, al de los contextos africanos, es cierto, pero con lo de “interno” no matizamos esa circunstancia, que también, por otro lado puede ser la de Canarias, Córcega, Cerdeña, el Sur de Italia, etc., la reducción a semicolonias de Grecia, los países balcánicos, Irlanda, etc., todo ello dentro del contexto europeo. 

Javier García Fernández: Por último me gustaría preguntarte por tu lectura sobre la situación del andalucismo hoy ¿Crees que hay posibilidad de volver a articular el independentismo y opciones soberanistas en espacios amplios? ¿Consideras que hay posibilidad de reconstruir un espacio nacionalista de izquierdas, anti-imperialista y comunista? 

Antón Torres: Independientemente de las posibilidades, lo que en todo caso se deduce de mis palabras anteriores es que es necesario, quiero decir, dada la situación y sobretodo la coyuntura actual caracterizada, por un lado, por la ofensiva del nacionalismo español, es decir, de la ideología de la gran oligarquía imperialista española, incluida una supuesta visión “progresista” de la misma, y por otro, por una conciencia política andaluza, débil, contradictoria, superficial y desigual en lo territorial, pienso que es necesaria una dinámica entre espacios amplios andalucistas de izquierdas y espacios estratégicos, o si se quiere, de vanguardia ideológica y política, pongamos una organización comunista de liberación nacional. Ambos espacios han de existir y han de mantener una dialéctica y una articulación; lo que sí pienso es que un espacio amplio andalucista de izquierdas por si mismo no basta, porque puede quedar expuesto a ser absorbido por las dinámicas del régimen español y de la oligarquía española, sin avanzar a una ruptura democrática con el régimen en claves de soberanía nacional y transformación social, es lo que vengo yo hablando y calificando como el “Sumar verdiblanco”, un espacio político inocuo, folklórico, inventora de relatos y ajena a los dolores reales de nuestra gente; pero igualmente, una organización de vanguardia, que reniegue a articular espacios amplios, a crear una masa política con conciencia nacional y de clase, termina en la auto refenrencialidad, en la repetición de discursos que solo son validos para sus militantes y en la frustración y la incapacidad de influir en las masas explotadas y oprimidas, y por tanto, negando en su praxis la transformación revolucionaria, la liberación nacional y el socialismo.

Las posibilidades se crean, o sea, las posibilidades surgen porque peleas porque sean posibles, teniendo en cuenta que habrá coyunturas más o menos favorables.

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Espacio de enunciación colectiva, encrucijada de ideas y reflexiones en torno a la descolonización de Andalucía, de sus prácticas y de su teoría social crítica. Cooridinado por Javier García Fernández @JavierGarcaFde1
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Las Comadres Púrpuras es una organización antipatriarcal de Venezuela que nació en 2016, en un momento de grandes dificultades sociales y económicas. Segunda entrega de una serie para entender Venezuela con voces que surgen de abajo y a la izquierda.
Honduras
Reportaje Honduras, el país que sembró Berta Cáceres
Honduras heredó del narcogobierno de Juan Orlando Hernández la violencia que ejercen de forma estructural la Policía, el Ejército, las maras y los sicarios contratados por las empresas para matar a líderes ambientales.
En el margen
Thimbo Samb “Ganar el Goya con ‘Los cayucos de Kayar’ implicaría que el mundo del cine español valora historias diversas”
Cansado de los papeles que le ofrecen como actor negro, Thimbo Samb busca sus propias historias para mostrar de lo que es capaz, la última, un documental sobre su propia vida, que ha sido preseleccionado para los Premios Goya.