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Pista de aterrizaje
Pilar Rubio Carmona: “Todavía necesitamos el contacto humano”
Nació en Tánger en 1964, cuando ya no existía el protectorado español. Su padre, Amador, oriundo de Sos del Rey Católico, combatió con quince años en la Batalla del Ebro como enlace del ejército republicano, luego le tocaron tres años de mili en Melilla, y más tarde estuvo empleado en una multinacional suiza que explotaba alcornoque en Marruecos. Allí conoció a su madre, Loli, nacida en Tetuán, y que atendía una mercería de la ciudad. Pilar hizo FP y tiene estudios de piano, solfeo y guitarra. Vivió una experiencia rural alternativa, ha sido trabajadora doméstica y cocinera, y ahora lleva 26 años de cajera en un supermercado del que es cooperativista. Le apasiona el canto, ha escrito dos poemarios y una biografía. Está inmersa en la redacción de dos novelas.
Esos días azules, ese sol de la infancia...
Unos años llenos de luz, arena blanca y ballet clásico en el liceo francés. Dejamos aquel rincón de África y nos vinimos a Navarra persiguiendo un futuro mejor. Yo tenía diez años y lo pasé fatal. Me costó adaptarme a la hosquedad de la gente, aunque tener una cuadrilla de chicos y chicas fue un cambio increíble.
Fui una lectora voraz de filosofía, clásicos y ensayo, pero enseguida me puse las pilas y con 16 años empecé a trabajar para ayudar en casa. De ocho de la mañana a ocho de la tarde, por 17.000 pesetas, sábados incluidos. Así, durante dos años.
No suena muy bien.Lo mío ha sido limpiar, cocinar y atender a la clientela... menos cuando me fui a vivir a un pueblo abandonado.
¡Otra desertora del asfalto!Vivíamos al ritmo del sol, en contacto con la naturaleza y con las noches estrelladas. Éramos vegetarianos y en ocasiones llevábamos una vida tan austera que pasábamos hambre porque los animales se comían la huerta, pero nos merecía la pena porque nuestra autosuficiencia dejaba un planeta más limpio para las próximas generaciones. Es un punto de partida bastante mejor al de pegarse toda la vida dando la paliza a los demás en busca de reconocimiento.
¿Te dio tiempo de buscar en tu interior?La espiritualidad es importante, siempre que no haya mediadores. Cuando alguien te diga que eres diferente de los demás, échate a temblar.
Y después del campo...El fracaso de aquella experiencia alternativa me llevó a romper con mi compañero. En parte por ello, y en parte por razones genéticas, desarrollé un trastorno bipolar que me duró veinte años, durante los cuales nunca interrumpí mi vida laboral, y que he conseguido superar. Digo esto porque las enfermedades mentales están muy estigmatizadas y habitualmente se piensa que son incurables. El caso es que trabajé en hoteles y restaurantes haciendo habitaciones y cocinando en la zona del Prepirineo, hasta que volví a Pamplona. Ahora llevo 26 años de cajera y reponedora en una cooperativa de alimentación. La cura de la enfermedad y la atención al público me llevaron a escribir. Primero dos poemarios, luego el guión de un corto, y más tarde una biografía de Patxi Buldain, un pintor libertario pamplonés que vive en Huarte, mi pueblo. Ahora tengo una novela casi acabada, y estoy enfrascada con las Memorias de una cajera.
“Cuando alguien te diga que eres diferente, échate a temblar”
¿Vais a extinguiros?
El dinero en metálico y las cajeras acabarán desapareciendo pero tardará, porque todavía necesitamos el contacto humano y porque no hay dinero suficiente para automatizarlo. En tantos años he visto de todo, también historias maravillosas, por cierto.
Pocas. En todos se oyen hilos musicales parecidos, hay las mismas clientelas y trabajadoras cada vez más estresadas porque no tienen tiempo, y es todo más acelerado. Se venden cosas hechas a miles de kilómetros y esto es un problema grave, porque si tu dieta no está basada en alimentos cercanos es difícil que sepas quién eres realmente.
¿Alguna práctica nueva con la pandemia?Se gasta más, se repasa más el tique de la compra, y se compra más dulce, pero muchas veces la persona anciana que se compra el bollo de chocolate no lo hace por placer sino porque cree que puede morirse pronto. También se roba más, incluso los matrimonios mayores, y se te parte el alma. Él tiene una pensión baja, ella no ha trabajado nunca, no tienen ni para comprar algún regalo a los nietos de vez en cuando... pero el mundo sigue funcionando porque la gente apechuga, se levanta, curra y saca las cosas adelante.