Pobreza energética
La Cañada Real pide luz y futuro

Mientras afrontan su tercer invierno sin luz, las vecinas y vecinos de La Cañada se enfrentan a la estrategia del desgaste y miran con esperanza a Europa.
Cañada Real Vida Bajo Cero 3
Acción de protesta en la Cañada Real impulsada por el colectivo BoaMistura. Bruno Thevenin
6 ene 2023 08:04

Es 15 de diciembre de 2022 y decenas de personas se manifiestan frente a la Asamblea de Madrid. Llevan pancartas en las que se lee Luz. Contratos. Mesa de seguimiento. Claman una vez más por algo que llevan reclamando más de dos años, que vuelva la electricidad a La Cañada Real. No solo lo reclaman ellos, después de que una delegación de la Plataforma Luz visitara el Parlamento Europeo el pasado 29 de noviembre, el Consejo de Europa había dado a España ese mismo 15 de diciembre como plazo para reestablecer el suministro eléctrico que falta en los sectores 6 y 5. Algo que no sucedió.

Younes está un poco retirado, en la retaguardia de la concentración. Lleva cuatro años en La Cañada. En los últimos años ha ido a muchas manifestaciones, cuenta al menos seis. Hay quienes han estado en más, apunta. Piensa que en esta concentración, en particular, en la que se halla una vez más pidiendo que vuelva la luz en la cañada, quizás no haya tanta participación porque se trata de un día laborable. “De todas formas yo siento esperanza, los vecinos estamos unidos porque esto nos afecta a todos, y tenemos el apoyo de mucha gente”, celebra.

Las vecinas y vecinos afectados son 4000, 1820, niñas y niños. Los números los recuerda Houda Akrikez, figura central en la lucha por recuperar la Luz en la Cañada, junto a otras vecinas. Akrikez, integrante de la asociación Tabadol, va de un lado a otro de la concentración, saludando y contestando preguntas. Ella fue una de las mujeres que participó en la delegación de la Plataforma Luz en el Parlamento Europeo.  “Las administraciones están obligadas, como bien dice el Comité de los Derechos Sociales de la Unión Europea. La luz debe de volver de manera inmediata a las viviendas”,  apunta Akrikez, señalando que, en virtud de lo apuntado por la Comisión, es el Estado español en su conjunto, desde la administración central a la Comunidad de Madrid pasando por los ayuntamientos de Rivas y Madrid, el que están violando la Carta de Derechos Europa. “Y como dice también el Defensor del Pueblo, el Estado español y la Comunidad de Madrid, están violando la Constitución Española en su conjunto”, apuntilla combativa.  Para esta activista, tanta vulneración de derechos tiene una explicación: “En la Cañada Real estamos sin luz por un desalojo forzoso de nuestras viviendas. Es para que las grandes promociones urbanísticas sigan creciendo. Vemos perfectamente desde nuestras viviendas como crecen Ahijones, Berrocales, el PAU de Vallecas”. 

“En la Cañada Real estamos sin luz por un desalojo forzoso de nuestras viviendas. Es para que las grandes promociones urbanísticas sigan creciendo. Vemos perfectamente desde nuestras viviendas como crecen Ahijones, Berrocales, el PAU de Vallecas”


Nuestro barrio

Una semana después de la concentración frente a la Asamblea de Madrid, vemos los barrios nuevos de la ciudad, con sus grandes mazacotes de vivienda nueva, imponerse en el horizonte del sector 6. Separada por descampados y anchas carreteras de la ciudad en expansión, esta parte de la Cañada Real, está salpicada de paneles solares y fachadas pintadas con temas reivindicativos que recuerdan que sigue sin haber electricidad. Akrikez, que lleva viviendo desde niña en este espacio que considera su barrio, junto a otras amigas, propuso un cambio generacional (y de género) en el espacio asociativo del barrio creando Tabadol en 2007, aunque no fue hasta 2013 que la asociación de mujeres se formalizó. Cuando les quitaron la luz, la organización ya estaba allí, y ha sido fundamental desde el principio en la lucha por el derecho al suministro eléctrico.

Hoy por fin hace sol, después de un diciembre lleno de lluvias. El Sol alegra a todo el mundo en invierno pero para Akrikez y sus vecinas tiene mayores implicaciones: “Cuando sale el sol, yo pienso en mis placas solares”. Con el tiempo la población se fue haciendo con generadores de gasoil primero y luego con los paneles. El problema es que sus equipos son modestos, no se pueden permitir más y no almacenan energía suficiente. Así que antes o después hay que tirar del generador a gasoil. La vida se hace complicada. 

Houda en canada
Houda Akrikrez Kike Castro

“Cuando están mis hijas en casa, yo tiro de generador. Tienes que ver cómo vas corriendo, apagas la nevera porque vas a usar los paneles solares, ahora vas a usar generador. Pongo la nevera porque con un generador puedo tirar de la nevera un poquito. O sea, es constantemente estar muy atenta a todo lo que conlleva la vivienda y su mantenimiento, la luz, la nevera, la lavadora, el agua…” 

Akrikez lleva unas semanas mal de salud, recuerda que, el día de la concentración seguía sintiéndose mal, y sus compañeras de la Plataforma Luz le sugirieron que descansara. “Es que en Cañada Real no podemos descansar, no podemos enfermarnos en paz. No puedes, por ejemplo, a la noche, si estás mala, tomarte una ducha y meterte a la cama a descansar, porque primero no hay agua caliente y segundo, la casa está congelada”. Cuenta lo mal que lo pasó días atrás, cuando estaba con 39 de fiebre, y sus hijas se estaban duchando cuando empezaron a llamarla porque se estaban helando. Agua fría, baño congelado, y la madre que tiene que salir a por una bombona, enferma, mientras llueve, en ese tiempo las niñas también se enfrían. “Al día siguiente se te enferman, tú sigues enferma. A ver cómo haces para cuidarte y cuidar a dos pequeñas que tienes en casa que están enfermas”. Un problema más, si has de hacer la compra para unos días, te arriesgas a que la falta de electricidad te la eche a perder. “Es una situación bastante crítica y si no la vives, por más que te la cuenten, no lo entiendes”. Houda considera que hay tanto que contar, que siempre se quedan cortas: “Ya automáticamente damos por hecho que la gente entiende qué es lo que está pasando, pero no: hay que contar lo que está pasando y nos cuesta”.

Akrikez llegó a la Cañada en el 94, su padre había comprado una parcela allí, donde ahora está su casa y la de sus hermanos. Frente a la casa familiar había campos cultivados. Años después, en lugar del campo hay una enorme colina hecha de escombros. Sin embargo tiene hierba y vistas sobre la ciudad con suministro eléctrico y caros barrios en construcción. Es allí donde se juntan en verano a echar la tarde. 

“Tú normalizas tu vida, es tu entorno, tu comunidad, tu identidad, tu barrio. Luego, con el tema de los cortes de luz es cuando los niños y las niñas en general, se dan cuenta de que algo no es normal” 

Las vecinas y vecinos se saludan en las calles, se juntan en el campo de fútbol que ellas mismas levantaron. Pues el que les regaló la Fundación Real Madrid hace ya casi 20 años, está precioso, pero dentro de la fábrica de muebles —una vieja estructura industrial que alberga también a las distintas entidades que trabajan en La Cañada. La chavalada no puede acceder al espacio de juego en los días festivos, o en general, cuando quiere. “Por eso pusimos nuestro campo de fútbol, que no es tan guay como el de la Fundación, pero es nuestro”.

El otro día, volviendo del sector 5, Akrikez cuenta que se emocionó cuando escuchó a sus hijas comentando que su barrio era muy bonito, un sitio donde poder salir a jugar, o encontrarse con las vecinas. “Tú normalizas tu vida, es tu entorno, tu comunidad, tu identidad, tu barrio. Luego, con el tema de los cortes de luz es cuando los niños y las niñas en general, se dan cuenta de que algo no es normal”. 

Fuera de las casas del sector 6 hay bolsas de plástico. Llenas de ropa sucia esperan a que pase el camión que las llevará a la lavandería, una medida de la Asamblea de Madrid para, en teoría, facilitar la vida a los vecinos. Akrikez no lo usa. Le parece un sinsentido y un despilfarro. Lo que necesita es electricidad para poner su lavadora. Si hace suficiente sol, quizás pueda por fin encenderla.

Pobreza energética
Jóvenes de la Cañada Real “Aprendimos que hay que luchar si queremos tener derechos”
Khadija, Doua y Omar son tres jóvenes de origen marroquí que viven en el sector 6 de la Cañada Real Galiana, afectado desde hace más de un año por un corte de luz indefinido.

Luz, contratos, mesa de seguimiento

María López de la Usada forma parte de la Plataforma Luz, más concretamente de su departamento jurídico. “Creemos de verdad que el derecho a la justicia nos asiste”, apunta. Y no es solo una creencia, enumera todas las instancias que les han dado la razón en estos dos años: “tenemos ya pronunciamientos de Naciones Unidas. El Defensor del Pueblo en tres ocasiones se ha pronunciado a favor de dar solución a las tres demandas que tenemos: la luz, contratos y la mesa de seguimiento”. La última: el Comité Europeo de Derechos Sociales, “aún no se ha pronunciado sobre el fondo, sobre las vulneraciones de derechos que estamos señalando. Pero sí que se ha pronunciado sobre la necesidad de medidas inmediatas para poner la luz de la calefacción ya a las personas de la Cañada”.

Conversamos con López en la víspera de Reyes, y la luz sigue sin volver a Cañada. Tener la razón y la ley de parte de la causa, llevar dos años peleando en articulación vecinal, no parece bastar. “Lo vivimos con cierto grado de frustración”, explica, si bien entiende que los procesos de Justicia pueden ser lentos considera que “lo que falta es decisión política para aplicar el Estado social y democrático de derecho”.  Cuando la Plataforma exige mesa de seguimiento apunta a la necesidad de que las vecinas y vecinos tengan voz en el proceso. “Hablamos de una verdadera participación, no de que asistan a reuniones, si no que participen en las decisiones. Lo entendemos como parte de la cultura de derechos humanos y de la calidad democrática de nuestro país”.

Si bien se parte de la consciencia de que “el daño que se está produciendo a las personas de Cañada Real es grave, e irreparable”, señala López —recordando que estos mismos calificativos son los empleados por el Comité Europeo de Derechos Sociales—, en el balance de la activista, la frustración convive con la ilusión por las cosas que se están conquistando. 

Por ejemplo, tras la visita de Bruselas se ha puesto en marcha la presentación de una petición al Parlamento Europeo. También, volverá al Parlamento una delegación más amplia de la que acudió en otoño, cuando también pudieron conversar con Roberta Matsola, Presidenta del Parlamento Europea, quien mostró su sorpresa ante una situación que desconocía, narra López. Se espera también la visita de varios europarlamentarios en enero, desarrolla la integrante de la Plataforma Luz sobre esta línea europea de actuación. Apoyo institucional y respaldo social que, piensa, en estos años ha crecido, a medida que los hechos son más graves y cada vez más gente entiende lo que está pasando. Sí se nota menos presencia en unos medios de comunicación cooptados por la urgencia, donde, en opinión de la jurista, no siempre es fácil encontrar hueco más allá del invierno. 

“Lo que se pretende es echar a la gente del barrio. Se les está trasladando un mensaje permanente de que la luz no va a volver, de que no tienen derechos ninguno por estar en la Cañada Real”

El estigma

Pero los medios no siempre ayudan, a menudo contribuyen a un estigma que alimenta mensajes de odio como los que se encuentran las mujeres de Tabadol cuando publican en las redes. Así, cuenta Akrikez, a la propia rabia que se vive con la situación se suma el odio que se recibe en espacios virtuales y no virtuales.  “Entras a redes sociales y son todos insultos, estigmas, te escriben: pagad la luz. Pero jolines, es que tenemos un cartel enorme donde pone que queremos contratos. Lo que pasa es que nos dan los contratos”.

Las adolescentes y niños que dejan su barrio por un camino hasta la carretera donde tomarán los buses que les acercan a sus centros de estudio, también saben del estigma. Akrikez cuenta la historia de su sobrina, y el día que una compañera en clase, hizo un comentario sobre que en La Cañada no entraría ni loca. “Dice: yo me sentía que me iba haciendo muy pequeña y tenía muchas ganas de salir a decir ‘pues soy de La Cañada, ¿sabéis?’ Pero es que me daba miedo. ¿Qué pensarán? ¿Se alejarán de mí?” A la chica y tantas y tantos como ella les cuesta decir de dónde vienen.

sector 6
Panorámica del sector 6 con las promociones nuevas de vivienda a lo lejos. Kike Castro

Futuros

Sin embargo las chicas y chicos de La Cañada pueden estar orgullosos, llevan años luchando. “Las niñas y los niños de Cañada Real son el triple de maduros que cualquier otro niño de la región, saben perfectamente en qué contexto están viviendo, conocen muy bien la violación de derechos que están sufriendo a día de hoy y ellos mismos son los que salen a defenderlos”, apunta Akrikez antes de enumerar todo lo que han hecho estos dos años: escribir cartas a las Naciones Unidas o a la distintas administraciones españolas responsables de su situación. Cartas que interesaron al relator de Naciones Unidas y donde venían a “contar su día a día, cómo vivir sin luz, lo que ellos creen que deben de tener en sus viviendas”.

Vivir en esas condiciones hace que poco a poco vecinas y vecinos tiren la toalla y vayan dejando el barrio. “En la manifestación del día 15. Podríamos haber estado perfectamente 300, 400 personas mínimo, pero hemos sido muy pocos. Es porque la política juega a cansar a la gente. No tener luz en tu casa conlleva muchas consecuencias. No es solamente una bombilla, sino es una vida entera que te están desgastando”. La gente ve, piensa Akrikez, que ni la Filomena, ni la pandemia, ni todas las cosas que se han vivido estos años, han bastado para que se hiciera algo, por lo tanto, concluyen que difícilmente vuelva el suministro eléctrico. 

“Lo que se pretende es echar a la gente del barrio. Se les está trasladando un mensaje permanente de que la luz no va a volver, de que no tienen derechos ninguno por estar en la Cañada Real. Se les quitan los servicios públicos y se les dificulta la vida diaria”, complementa López. 

Sin embargo, no parece que vaya a ser fácil echar a las vecinas de lo que considera su espacio legítimo, su barrio. Un lugar para el que tienen planes de futuro: Un parque infantil al lado del campo de fútbol. Lo harán de la mano del colectivo Todo por la Praxis y será un lugar lúdico y reivindicativo. Houda explica que el parque lo diseñarán las niñas y los niños, e imagina bicicletas en las que, al pedalear, se encienda un alambre con la frase: “con la luz no se juega”. Con suerte, el parque estará terminado en primavera. 

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Opinión
Opinión Para entender el resurgimiento de Trump
Si bien las instituciones democráticas formales permanecen intactas, el poder real para dar forma a la vida cotidiana ha pasado drásticamente a manos de fuerzas de mercado irresponsables.
Análisis
Análisis Estados Unidos: crónicas del deterioro
La izquierda apoya sin entusiasmo a Kamala Harris. La alternativa es un candidato republicano autoparódico, con trazas de fascismo, que sigue cobrando fuerzas de quienes lo critican.
Reino Unido
Jeremy Corbyn “Soy muy escéptico respecto al embargo de armas anunciado por Keir Starmer”
El político británico, actual miembro independiente del Parlamento, ha formado parte de la coalición contra la guerra y es un firme defensor de los derechos de los palestinos.
djcesarrubio
6/1/2023 16:51

Aporofobia.

2
0
Sirianta
Sirianta
6/1/2023 12:57

No me cabe en la cabeza que exista tanta maldad, alimentada por la sucia avaricia. Las personas responsables de este crimen deberían pagar por ello, lo cual no pasará porque ni existe la justicia, ni estamos en un país serio.

3
0
RamonA
6/1/2023 11:27

El futuro de la Cañada Real pasa por que sus vecinxs quieran seguir quedándose (las movilizaciones y las denuncias son imprescindibles para resistir) y por que el 28 de mayo las izquierdas desalojen al Ppodrido del Gobierno de la Comunidad de Madrid.

2
0
Opinión
Opinión Non sempre ter moitas luces é sinónimo de intelixencia
Que impacto ecolóxico e social produce a iluminación do Nadal de Vigo? A cidade sofre máis aló da masificación, o caos de tráfico, as molestias á veciñanza, o malgasto ou os recortes en orzamentos de emerxencia social.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Más noticias
Pontevedra
Ecoloxismo Unha investigación revela alta contaminación por nitratos en augas superficiais da comarca do Deza
Os resultados da análise de Ecoloxistas en Acción, con máis de 80 puntos de mostraxe, reflicten concentracións xeneralizadas e moi altas de NO3. Só o 19% das augas superficiais analizadas están “fóra de toda sospeita”.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el Centro de Acogida, Emergencia y Derivación (CAED) de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el estado español.
Comunidad de Madrid
Violencias machistas Huelga en la red de atención a la violencia de género de la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid el próximo 25N
Las trabajadoras de ambas redes se unen para reivindicar mejoras laborales y de atención a las mujeres víctimas en un paro de 24 horas. “Te sientes impotentes porque no puedes ayudar como deberías”, explican.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Opinión
Opinión La eclosión del autoritarismo reaccionario y otras nueve tesis sobre la victoria de Trump
La victoria del candidato republicano nos ha demostrado que estamos en una nueva era: la del neoliberalismo autoritario, en donde el camino del mal menor propuesto por los Demócratas ha sido la fórmula más rápida para llegar al mal mayor.

Recomendadas

Galego
Dereitos lingüísticos Miles de persoas desbordan a praza da Quintana para mudar o rumbo da lingua galega
A Plataforma Queremos Galego, que convocou esta mobilización, sinala unha nova data para outro acto protesta: o vindeiro 23 de febreiro na praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.
Redes sociales
Redes sociales Bluesky, la red social donde se libra la batalla por el futuro de internet
Ni es descentralizada ni está fuera de la influencia de los ‘criptobros’ que han aupado a Trump a la Casa Blanca, pero ofrece funcionalidades útiles para recuperar el interés por participar en redes sociales.