Política
Una de espías

“El Gobierno ha ido cumpliendo con el itinerario de la mendacidad de manual: primero, asegurando ser inocente de tal violación de derechos fundamentales de ciertos ciudadanos (aun siendo catalanes); luego, reconociendo que algo había...”.
30 abr 2022 07:00

¡Qué escándalo, hemos descubierto que se nos espía! Así, remedando al cínico policía de Casablanca, los independistas catalanes han puesto el grito en el cielo porque se ha pillado al Gobierno, a través de su CNI, interviniendo en sus comunicaciones móviles con un sistema informático de tecnología israelí.

Qué bueno. Naturalmente, el Gobierno ha ido cumpliendo con el itinerario de la mendacidad de manual: primero, asegurando ser inocente de tal violación de derechos fundamentales de ciertos ciudadanos (aun siendo catalanes); luego, reconociendo que algo había, pero por supuesto se realizaba sin el conocimiento del ejecutivo; y, finalmente, que sí, que el CNI los espiaba, pero que de forma rigurosamente legal. La reacción de los responsables ha sido tratar de enfriar el calentón de los insumisos, tan ofendidos, prometiendo explicaciones y comisiones de investigación y tratando muy especialmente de no perder las amistades (tan livianas) ni los votos (tan fatigosos), de ERC, que ha capitaneado la oleada de indignación catalanista. Solo faltaba dirían en Moncloa una cuarta crisis, la del reverdecimiento de la revuelta catalana, a añadir a las otras tres en curso (económica, sanitaria, bélica) para ir calentando motores, ahora sí que sí, hacia las elecciones generales anticipadas, que el PSOE siente que va a perder devorado por las derechas en auge.

Qué sorpresa. A los espías, cuya esencia y norma de vida y trabajo es la mentira, se les pide que digan la verdad, que juren por lo más sagrado y que nos convenzan de que no hacen nada malo: aunque, como todo el mundo sabe, su tarea es revolotear por las márgenes de la ley, así que no pueden entender que su trabajo produzca escándalo. Por eso, la ministra de Defensa mujer de leyes antes que jefa de espías empezó diciendo que a ella no le consta que se haya espiado a los catalanes pero que, en todo caso, lo que hace su Ministerio y su CNI siempre está dentro de la Ley.

Qué divertido. Los líderes catalanistas, de antigua y tradicional colaboración con el Estado de Israel (por aquello del especial afecto de los israelíes hacia las naciones sin Estado, siempre que no sea la palestina, claro), se indignan, inflaman y lanzan sus invectivas contra “los de Madrid”, esos representantes de un Estado opresor y padrastrón que los maltrata, engañosamente democrático y, una vez más, sorprendido en flagrante ignominia. Y le ha faltado tiempo para irrumpir en Madrid al enfurecido (y molt honorable) Pere Aragonés, para llevar hasta las mismísimas playas del Estado dictatorial sus justificadas quejas, las propias de ciudadanos (todavía súbditos) humildes y, a la vez, fieles y leales, tanto a la Corona como, sobre todo, a la Constitución. Qué atropello, que desconfianza tan infundada y malvada. Y hasta al aguerrido Rufián, siempre preparado y listo para el combate y dueño de una dialéctica venenosa y efectista (adherida, tan vistosamente, a un proletario étnico andaluz reconvertido en burgués patriota catalán), se le ha podido ver dolido, apesadumbrado y al borde del llanto, cuando ha pedido cuentas a sus socios parlamentarios.

La ministra de Defensa ―mujer de leyes antes que jefa de espías― empezó diciendo que a ella no le consta que se haya espiado a los catalanes pero que, en todo caso, lo que hace su Ministerio y su CNI siempre está dentro de la Ley

Qué nivel. Ya es mala suerte que se haya descubierto el espionaje tan inoportunamente, cuando el Gobierno contaba con los votos parlamentarios de ERC en vísperas de la aprobación del decreto que pretende atender a las consecuencias económicas de la guerra (falta, por cierto, otro decreto que contemple y acuda a resolver “las causas” de la guerra), votos que finalmente no han respaldado un texto que -según dicen- pretende beneficiar a todos los españoles (catalanes incluidos).

Qué astracanada. Al español medio le tiene que distraer el espectáculo, ya que no es para menos, y los cómicos son de categoría y se les ve curtidos. Unos, los de acá, por mentir de oficio y por no encontrar motivo para esconderse, y otros, los de allá, por querer aprovechar esta enésima traición acumulándola a la pavorosa lista de injurias sufridas, y obtener alguna ventaja para la tribu y la causa. En el fragor de la batalla dialéctico-parlamentaria, a la ministra responsable del asunto, Margarita Robles, se le han llegado a hinchar los pómulos, frente a los redomados independentistas (que tienen más que hartos a los militares de su departamento) y aunque ya les vino a decir, sin grandes filigranas retóricas que, con su declaración de independencia y demás barrabasadas, lo menos que hay que hacerles es espiarles, muchos quedamos esperando que concluyera su fogosa réplica a estos nacionalistas con un: “Pues sí, chicos, os hemos espiado y lo seguiremos haciendo, ¿pasa algo?”. Y no descarto que podamos asistir en los próximos días, si finalmente ERC no traga con las palabritas del (competente, hierático, prometedor) ministro Bolaños, que sea también la ministra Robles, con su ardor guerrero y prosiguiendo esa argumentación de enjundia que ha incluido la advertencia de que “la ley prohíbe al CNI revelar secretos”, la que un día de estos remate su trifulca con ERC con un “Ya sabéis que PP más Vox es igual a 155, y las matemáticas no fallan”. Qué fuerte, qué fuerte.

Arquivado en: Espionaje Política
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Francia
Cloacas policiales El caso Squarcini: la trama de espionaje que une al Villarejo galo con el hombre más rico de Francia
El Tribunal de París juzga al excomisario Bernard Squarcini por el espionaje al diputado de izquierdas François Ruffin y su revista Fakir, promovido por el gigante del lujo LVMH.
Relato
Relato 39663A y 41288B
Un relato de Iban Zaldua sobre infiltraciones policiales.
Memoria histórica
Memoria histórica Cultura, exilio e loita das bibliotecarias galegas na Segunda República: a vida de María de los Ángeles Tobío
Durante os primeiros anos trinta, as bibliotecas tornaron en espazos de traballo ideais para un modelo de muller que aspiraba ser independente e que manifestara un claro compromiso político. A Guerra Civil remataría con todas as súas aspiracións.
Xunta de Galicia
Sanidade A Xunta de Feijóo, condenada por negar as visitas a unha muller falecida de cancro por ter covid-19
A xuíza di que a situación requiriu medidas de prevención “flexibilizadoras”. Faleceu a principios de 2022 no Hospital Álvaro Cunqueiro durante os últimos meses de administración do xefe do PP con Julio García Comesaña como conselleiro.
Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.
Cine
Kamal Aljafari “Palestina está en la raíz de la situación actual del mundo”
Kamal Aljafari lleva toda su carrera trabajando con materiales de archivo, indagando en las imágenes e interviniendo en ellas para preservar memorias en desaparición y para oponerse al proyecto colonial sionista y su falseamiento del pasado.

Últimas

Historia
Descifrando a historia Así foi a rebelión antifiscal galega de 1790 contra a burocracia española
A monarquía española quixo implantar a Contribución Única, algo que provocou fortes protestas. A máis coñecida foi o motín da Ulloa, chamado así porque se produciu nas zonas desta comarca. Foi a maior revolta antifiscal do Antigo Réxime en Galiza.
Opinión
Opinión ¡Que vivan los aranceles!
Que Trump propugne aranceles no debe hacernos caer en la trampa de defender los intereses de los grandes oligopolios.
Opinión
Derecho a la vivienda Flex Living: el caballo de Troya de la precarización del alquiler
No es una respuesta moderna a las nuevas formas de habitar la ciudad. El ‘flex living’ no es más que la última jugada del sector inmobiliario y los grandes fondos de inversión para maximizar beneficios a costa del derecho a la vivienda.
Más noticias
Opinión
Opinión La unidad del anarcosindicalismo es la acción conjunta
Al hilo de supuestos movimientos desde la CGT hacia la unificación con CNT es necesario diferenciar entre lo que es una relación en clara mejora y lo que sería un proyecto real en marcha.
Galicia
Memoria histórica Cultura, exilio y lucha de las bibliotecarias gallegas durante la Segunda República
Durante los primeros años treinta, las bibliotecas se convirtieron en espacios de trabajo ideales para un modelo de mujer que aspiraba ser independiente y que había manifestado un claro compromiso político. La Guerra acabó con todas sus aspiraciones.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Sindicatos piden el cese de la dirección del Hospital 12 de Octubre tras las obras de remodelación
Los problemas con las nuevas instalaciones han cristalizado en una unión sindical que ha reclamado formalmente el fin de la cúpula de dirección tras ser “ignorados” de manera “sistemática”.

Recomendadas

Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.