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Reducción de jornada
La reducción de la jornada laboral que no llega: una historia de cesiones infructuosas y choques con el PSOE
Enésimo episodio de choques en el camino hacia la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo (PSOE), se ha mostrado “abierto” este miércoles a posponer la entrada en vigor de la reforma a 2026, un año más allá del tope explicitado en el acuerdo de gobierno del PSOE y Sumar. Esta información llega después de unos días de desencuentros visibles entre el ministerio Cuerpo y Yolanda Díaz, desde el Ministerio de Trabajo. Ha pasado casi un año de negociación en la que cada coma ha estado sujeta a debate.
Cuerpo ha asegurado que la reforma “se va a llevar a cabo”, pero ha dejado la puerta abierta a retrasar su implementación en una entrevista en laSexta en la que, aunque ha evitado dar respuestas directas, ha recalcado la “importancia” de “acompañar a las empresas”. El ministro de Economía también ha aludido a la dificultad de llegar a un acuerdo en el Congreso de los Diputados. El socio minoritario del Ejecutivo, al igual que en choques anteriores, se ha remitido al pacto de coalición, en que se expone que la reducción debe ser de 38,5 horas este año y 37,5 el que viene. “Carlos Cuerpo no debería ser la voz de la patronal dentro del Gobierno”, han criticado desde Sumar.
Primero la patronal, luego el PSOE: el año de negociación de la reducción de las horas de trabajo se salda con un 2024 sin cambios en la jornada e incertidumbre para los venideros
Sin importar las intenciones, el acuerdo para gobernar entre PSOE y Sumar no se va a cumplir en lo que respecta a la primera parte de lo acordado para la reforma laboral: ya no queda tiempo para reducir la jornada máxima a 38,5 horas antes de las campanadas. El Ministerio de Trabajo dejó caer este paso intermedio con la esperanza de lograr un acuerdo con la patronal, pero los empresarios se descolgaron.
Con la patronal de CEOE y Cepyme fuera de la ecuación, Trabajo anunció un acuerdo “inminente” con los sindicatos a mediados de noviembre. Solo faltaban “ajustes técnicos” y “algunas variables” en el texto, dijo el número dos de Yolanda Díaz, pero Trabajo se topó con las reticencias de su socio de Gobierno, que pide “flexibilidad” en la implementación de la reforma y no ve con buenos ojos que las personas trabajadoras a tiempo parcial —ya que no ven reducida su jornada— tengan un aumento de sueldo.
Tribuna
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Mesa para tres
La negociación para la reducción de jornada laboral sin merma de salario empezó a finales de enero de este año y el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, habló de “un clima constructivo” en un día que consideró histórico. Sindicatos, patronal y ministerio estaban dispuestos a negociar de forma conjunta para alcanzar el horizonte de las 37,5 horas para, como tarde, el 31 de diciembre de 2025.
No tardó en haber trabas en las negociaciones. La jornada laboral máxima de 40 horas semanales, que tienen en España 12 millones de personas trabajadoras, según cifró Trabajo al comienzo de las negociaciones, lleva intacta desde 1983 a pesar del aumento de la productividad. Aun así, la patronal pidió una ampliación en la flexibilidad en el uso del tiempo del trabajo y un mayor tiempo de adaptabilidad y entrada en vigor de las normas de la reducción de la jornada laboral para que las empresas tuvieran un mayor margen para adaptarse al nuevo máximo. Fuera de la sala de negociación, los titulares arreciaban, cifrando entre 12.000 y 40.000 millones las “pérdidas empresariales” por la reducción de jornada.
El desencuentro entre la patronal y el Ministerio de Trabajo acabó con reproches cruzados; ni el Gobierno aceptaba retrasar la reforma, ni CEOE o Cepyme se contentaron con las cesiones del Ejecutivo
Durante meses, Pérez Rey se mantuvo optimista en cuanto a conseguir un acuerdo con la patronal, pero esta se levantó de la mesa de negociación de forma definitiva a principios de noviembre. “CEOE y Cepyme, desde la responsabilidad, no pueden ayudar dicha propuesta”, declararon entonces en referencia al último texto de Trabajo, que incluía ayudas directas de 6 000 euros a empresas pequeñas de algunos sectores como acercamiento a la postura defendida por la patronal.
Los empresarios acusaron al Gobierno de “intromisión” en materias de negociación colectiva y Trabajo respondió con que la CEOE estaba priorizando “consideraciones políticas o ideológicas”. Más allá del cruce de reproches, los intentos del Gobierno de atraer a la patronal a la mesa quedaron en nada. Habrá que ver si finalmente hay ayudas directas, pero lo que no se puede recuperar es la implementación de la jornada de 38,5 horas este año, que el ministerio sacrificó en aras de estrechar la mano con la patronal.
Pensamiento
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Las reticencias del PSOE
“Vamos a ir lo más rápido posible”, declaró el secretario de Estado de Trabajo Pérez Rey a los medios una vez la patronal quedó fuera de las negociaciones. El ministerio que dirige Yolanda Díaz anunció como “inminente” un acuerdo con los sindicatos el pasado 21 de noviembre y, aunque no se ha materializado aún, la vicepresidenta ha insistido en que saldrá a la luz en breve, posiblemente esta misma semana.
Sacar a la patronal de la ecuación debería haber allanado el camino para la aprobación pronta de la reforma, pero Trabajo ha encontrado resistencias en el ministerio de Carlos Cuerpo. “No hay ningún choque”, ha asegurado el titular de Economía en la entrevista de laSexta del mediodía de este miércoles, pero Cuerpo y Díaz llevan semanas protagonizando encontronazos más o menos subidos de tono.
El ministro de Economía quiere dejar la puerta abierta a retrasar la reforma por “acompañar a las empresas”, mientras que Díaz se mantiene en que no cumplir los plazos sería faltar al pacto de gobierno
Las discrepancias entre Trabajo y Economía son dos. La primera y más importante es la fase de implementación. Cuerpo quiere dejar la puerta abierta a retrasar la implementación de la reforma por “acompañar a las empresas”, mientras que Díaz se mantiene en que no cumplir los plazos sería faltar al pacto de gobierno PSOE-Sumar. Aunque es imposible llegar ya a las 38,5 horas antes de fin de año, la vicepresidenta segunda se reafirma en la fecha final: para la Nochevieja de 2025, “toda la población asalariada de este país va a ver reducida su jornada laboral” a 37,5 horas, afirmó en la rueda de prensa del pasado martes tras el Consejo de Ministros.
Cuerpo, que en la entrevista televisada de este miércoles evitó mojarse demasiado, opina que “la propia concepción de la medida” de reducción de la jornada laboral según consta en el acuerdo de gobierno contaba con las 38,5 horas como “elemento de transición”. Por lo tanto, la primera reducción debe ser a un paso intermedio y no al objetivo de 37 horas y media que exige Díaz, entiende el ministro socialista.
El otro obstáculo para el entendimiento entre Trabajo y Economía es que el primero quiere pactar con las organizaciones sindicales que el recorte en la jornada máxima redunde en una subida de salarios para las personas trabajadoras a tiempo parcial. La lógica es simple: si las horas máximas pasan a ser menos de las 40 actuales, quienes tengan un contrato a tiempo parcial estarían trabajando más porcentaje de ese tope legal, ergo deberían pasar a cobrar más.
Habrá que ver qué ocurre con la reducción de la jornada laboral. Los sindicatos presentes en la negociación hablan de “primavera” para la aprobación de la medida, pero la tramitación parlamentaria puede ser complicada. Aunque el Partido Nacionalista Vasco dijo en noviembre que suscribiría la medida, el sentido del voto de Junts es una incógnita, y cada papeleta cuenta.