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Salamanca
El Consejo de Seguridad Nuclear tumba la mina de uranio de Retortillo
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha anunciado hoy, 12 de julio, su veto a la planta de procesado aneja a la mina de uranio a cielo abierto de Retortillo, en Salamanca, proyectada por la minera Berkeley. El proyecto, que lleva vigente desde hace quince años, recibe así una negativa que apunta a definitiva, en un dictamen que da la razón a las organizaciones ecologistas y a la oposición a la mina de este pueblo de 200 habitantes.
La opinión negativa del CSN deja en manos del Ministerio de Transición Ecológica el rechazo definitivo, que no debe tardar en llegar, ya que el juicio del Consejo de Seguridad Nuclear es vinculante. Los peligros del tratamiento y almacenamiento de los residuos radiactivos han sido definitivas para que Berkeley no obtenga la licencia. En concreto, se han valorado los riesgos sobre la hidrogeología y las posibles filtraciones de sustancias peligrosas a los acuíferos de la comarca salmantina del Campo Charro.
Las autorizaciones del CSN y el Ministerio son preceptivas en el caso de la selección del emplazamiento, la construcción, su operatividad, su desmantelamiento y clausura. El CSN inició su estudio en 2016 y requirió más información a la compañía minera entre 2017 y 2020, antes de rechazar el proyecto.
Salamanca
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La Plataforma Stop Uranio ha reaccionado exigiendo al Ministerio que dirige Teresa Ribera que deniegue inmediatamente la autorización y a la empresa Berkeley que devuelva las tierras a los ganaderos adquiridos, según ha recogido la Tribuna de Salamanca. Ecologistas en Acción, Greenpeace y el Movimiento Ibérico Antinuclear también han celebrado la noticia conocida hoy, congratulándose de una decisión que “supone el fin del proyecto minero de la empresa Berkeley en Salamanca y, con ello, el fin de la minería de uranio en España”.
Especulación
El hecho es que desde hace meses se advierte de que la minera estaría en este momento más interesada en obtener una indemnización que en seguir adelante con la explotación de uranio. Tal y como publicaron Irene Martínez y Martín Cuneo en El Salto, la especulación financiera es la especialidad de la compañía, fundada por tres personas que habrían estafado hasta 2.500 millones al Estado francés antes de crear la marca Berkeley.
Como explicaba un post del blog Desconexión Nuclear, el negocio estaba muerto hace años, solo que la compañía no lo sabía: “Berkeley inició los trámites para extraer uranio de Salamanca el precio de ese mineral llegó a valer 140 dólares la libra (año 2007), pero tras el desastre de Fukusima (marzo de 2011) la energía nuclear ha dejado de ser una opción viable para aprovisionarse de electricidad en la mayoría de los países, por lo que el uranio bajó hasta los 17,75 euros en noviembre de 2016”. En una década, la empresa no ha sido capaz de comercializar un gramo de uranio.
Pese a la negativa del CSN, el impacto de Berkeley ya se ha hecho notar en los alrededores de Retortillo. La compañía ha talado ya 2.000 árboles para llevarlo a cabo, entre ellos, encinas centenarias y ha creado una balsa de enormes proporciones.