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Salud mental
CGT considera prioritario que el “Síndrome Burnout” sea enfermedad profesional
El “Síndrome Burnout” (agotamiento) es un conjunto de síntomas cada vez más estudiado en la Psicología aplicada al mundo laboral por su presencia en la salud de la clase trabajadora. Gracias al esfuerzo de los colectivos que trabajan en pro del cuidado y la atención de la salud mental, este concepto pretende ser incluido en el sistema de la Seguridad Social. El sindicato Confederación General del Trabajo (CGT) se concentrará, para este fin, en el Ministerio de Trabajo el próximo 2 de junio a las 12:00 horas.
¿Qué es el “Síndrome Burnout”?
Hace medio siglo, expertos como Herbert Freudenberger, Pines y Kafry, Dale, Chermiss o Edelwich y Brodsk, introdujeron en Psicología el concepto “Burnout”. Este concepto se suele definir como sensación de fracaso, existencia agotada, sobrecarga por exigencias de energías, agotamiento emocional o pérdida progresiva del idealismo como consecuencia de las condiciones de trabajo. En los años ochenta, Maslach y Jackson abordaron el síndrome desde tres prismas: el agotamiento emocional, la despersonalización y el sentimiento de baja realización profesional y/o personal.
Este concepto se suele definir como sensación de fracaso, existencia agotada, sobrecarga por exigencias de energías, agotamiento emocional o pérdida progresiva del idealismo como consecuencia de las condiciones de trabajo
Entre los factores que influyen en el desarrollo de este fenómeno, destacan las características del puesto y el ambiente de trabajo, los turnos laborales, el horario, la (in)estabilidad, la estructura organizativa o la falta de descanso, entre otros.
Hace quince años, Apiquian Guitart, coordinadora de Psicología Laboral de la Universidad Anáhuac México Norte, en el marco del tercer Congreso de Escuelas de Psicología de las Universidades Red Anáhuac, analizó este síndrome en los trabajos.
Según la licenciada en psicología —con especialidad en el área laboral y de la Maestría en Humanidades por la Universidad Anáhuac—, la inseguridad laboral y el ritmo vertiginoso de la vida, generan en los trabajadores y trabajadoras angustia, estrés, dolencias y, en consecuencia, factores de riesgo en la salud.
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Al hilo de este análisis, otras autoras, como Anabella Martínez Pérez —profesora asociada de Psicología Social en la Universidad de La Rioja—, afirman que “desde hace al menos dos décadas el síndrome de Burnout es conocido, diagnosticado y prevenido en ámbitos de trabajo cada vez más generales e inespecíficos, llegando a encubrir situaciones como el estrés laboral o la fatiga crónica. Aplicado en los comienzos sólo a trabajadores del ámbito social y sanitario, el síndrome del 'quemado' se ha generalizado en la actualidad”.
En su estudio “El síndrome de Burnout. Evolución conceptual y estado actual de la cuestión” (Vivat Academia, núm. 112, septiembre, 2010, pp. 42-80, Universidad Complutense de Madrid), la experta hace hincapié en los factores de riesgo. Entre las variables sociales, “se acepta que la falta de apoyo social puede ser un factor de estrés e incluso puede acentuar otros estresores; ya que la presencia de éste rebaja o elimina los estímulos estresantes, modifica la percepción de los estresores, influye sobre las estrategias de afrontamiento y mejora el estado de ánimo, la motivación y la autoestima de las personas”. Entre las variables individuales, importan la “remuneración económica y ser empleado joven”, cuestiones “que aumentan la probabilidad de desarrollar el síndrome de Burnout”.
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Es por ello que, este año, la Organización Mundial de la Salud incluyó el síndrome en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades (CIE-11). Debido a la actualidad de esta problemática, sindicatos como CGT pretenden que Sanidad lo reconozca como enfermedad laboral.
CGT: “Consideramos prioritario que se incluya dentro de los cuadros de enfermedades profesionales”
Desde la Secretaría de Salud Laboral del sindicato CGT, a través, concretamente, del Boletín Número 11 de la Confederación Territorial de Madrid, Castilla la Mancha y Extremadura, la organización denomina este concepto como el “Síndrome de estar quemado en el trabajo (SQT)”.
“Es más conocido por el término anglosajón ‘burnout’ (agotamiento), aunque su nombre en castellano nos parece mucho más descriptivo del problema que tratamos. Si bien la OMS lo ha reconocido como enfermedad laboral en la última actualización del 1 de enero (CIE-11) y algunos tribunales superiores de justicia habían fallado a favor de personas trabajadoras, Sanidad aún no ha dado el paso para reconocerlo como enfermedad laboral por lo que, a día de hoy, no puede diagnosticarse por médicos laborales ni de familia, lo que es necesario para tramitar la baja profesional”, explican en la nota.
Este estrés, que “se produce generalmente en el marco laboral de las profesiones que se centran en la prestación de servicios y atención al público en los sectores de sanidad, educación, comercio, hostelería, atención domiciliaria, atención al público, psicólogos/as, trabajo social, etc.”, se traduce “en un estado de agotamiento físico, psíquico y emocional”.
Una encuesta realizada por la Sociedad Europea de Medicina de Emergencias (EUSEM) a profesionales de Urgencias de cerca de noventa países, reveló que el 62% de ellos y ellas tenían el menos un síndrome de burnout, y el 31,2%, dos.
Una encuesta realizada por EUSEM a profesionales de Urgencias de cerca de noventa países, reveló que el 62% de ellos y ellas tenían el menos un síndrome de burnout
Afirma el sindicato que “se ha constatado que el apoyo social amortigua los efectos nocivos del estrés laboral e incrementa la capacidad de la persona para afrontarlos. En prevención se necesitan medidas y estrategias de intervención en la organización del trabajo que se centren en reducir situaciones estresantes, modificando el ambiente físico, la estructura organizacional, las funciones de los puestos, las políticas de administración de RRHH, etc., con el propósito de crear estructuras más horizontales, descentralización en la toma de decisiones, mayor independencia y autonomía, promociones internas que sean justas y faciliten planes de carrera, flexibilidad horaria, sueldos competitivos, etc.”. Es por todo ello que consideran prioritario que el SQT se incluya cuanto antes dentro de los cuadros de enfermedades profesionales de los sectores a los que afecta.
Sensibilizados con el tema, y dispuestos a luchar por su consideración en la legislación laboral, CGT se concentrará en el Ministerio de trabajo “para exigir que se incluya en el RD 1299/2006 por el que se aprueba el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad Social y se establecen criterios para su notificación y registro”.