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Sanidad pública
Seis días esperando cama en las Urgencias del Hospital La Paz
Jesús Diego-Madrazo lleva seis días en un box de urgencias postrado en una cama en el madrileño Hospital Universitario La Paz. Tiene 87 años e ingresó por una insuficiencia respiratoria que le produjo una caída y una lesión en una vértebra. Su familia no puede mantener apenas contacto con él y explica con preocupación a El Salto que, ante la situación de estrés en una sala abarrotada, sus niveles de diabetes se están descompensando de manera preocupante. “Mi padre no está impedido para caminar pero ahí no puede hacerlo, y eso tendrá nefastas consecuencias sobre sus patologías anteriores que se verán agravadas”, explica su hija Elena Diego-Madrazo.
Jesús llegó en ambulancia y, desde el primer día, su situación era para ingreso. El personal informó a la familia que iban a buscar hueco en otro hospital pero tampoco lo encontraron, tal y como relata Elena. “Buscaron en el Carlos III, en Cantoblanco, en el Santa Cristina... pero en ninguno había hueco. Madrid está colapsada en camas hospitalarias”, describe.
Ante estas situación, y mientras las horas pasan sin una cama, Elena explica que les han dado la alternativa del alta voluntaria pero les han informado de que necesitará oxígeno y supervisión. La supervisión la realiza personal del hospital pero ese servicio también está colapsado y no se puede prestar, detalla. “La otra opción era la supervisión por parte del centro de salud, que también está colapsado”, se queja.
Tal y como explicaban sindicatos y personal sanitario a El Salto, la situación en las urgencias hospitalarias está desbordada. En marzo de 2022 el gobierno de Isabel Díaz Ayuso decidió prescindir de 7.500 efectivos que contaban con contratos de refuerzo covid. Por otro lado, los Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) llevan más de dos años cerrados. En este contexto, llega una séptima ola de covid. Y las costuras de las urgencias, estallan.
“Es importante resaltar que esto no es una catástrofe natural, esto es un plan. La idea es que todo se desmorone y acabe así. Esto es 20 años de gobierno del PP dando sus frutos”
“Es importante resaltar que esto no es una catástrofe natural, esto es un plan. La idea es que todo se desmorone y acabe así. Esto es 20 años de gobierno del PP dando sus frutos”. Guillén del Barrio, enfermero del Hospital la Paz e integrante del sindicato MATS, habla de un sistema hospitalario “en modo catástrofe” y de un “sistema sanitario de la enfermedad”, ante el “desmantelamiento” de la Atención Primaria. En La Paz, explica, hay salas de urgencias con 18 camas y 45 enfermos, enfermeras que tienen asignado un puesto en el pasillo y un box de reanimación con cuatro pacientes “en un sitio dónde llegan los pacientes graves y pueden presenciar paradas cardiorrespiratorias en directo”.
Sanidad pública
Sanidad en precario Despidos y cierres de urgencias de primaria: estallan las costuras de los hospitales madrileños
Todo aliñado con un cierre de camas que se da todos los veranos y que en este, ante la situación, aún no se ha ejecutado del todo. “Y, como no hay personal suficiente, hay plantas funcionando con gente que dobla turnos”, se queja Del Barrio quien incide en el cansancio acumulado en un personal sanitario que lleva dos años de pandemia.
“Están poniendo médicos de otras especialidades a tratar pacientes con covid. Esto solo se ha hecho durante la primera ola de la pandemia. Se están cancelando operaciones porque libera camas y libera personal. Ya están sacando a personal de quirófano a trabajar en las plantas”, describe.
“Es la política privatizadora de la Comunidad de Madrid la que está haciendo de los servicios públicos, servicios de beneficencia para pobres, donde la vida de todas nosotras no cuenta. No existimos”
Elena Diego-Madrazo explica que este lunes consiguió entrar cinco minutos para ver a su padre, perenne en el box de urgencias. Describe un ambiente “terrorífico”. “La afluencia de ambulancias, la sala de espera y los alrededores llenos de familiares. Celadores y personal de atención al paciente comentaban que la situación era casi inabarcable”, explica. Añade que han puesto reclamaciones, que quieren que esto se sepa. Y señala a un culpable de la situación de su padre: “Es la política privatizadora de la Comunidad de Madrid la que está haciendo de los servicios públicos, servicios de beneficencia para pobres, donde la vida de todas nosotras no cuenta. No existimos”, concluye.
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