We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Síndrome de alienación parental (SAP)
María Sevilla entra en la cárcel: “La prisión de mi hijo es peor”
“Aquí tengo privilegios, mi hijo no tiene ningún privilegio. Aquí me tratan bien, nadie me hace daño, nadie me agrede y nadie me obliga a hacer algo que no quiero, y este no es el caso de mi hijo. Su prisión es peor que la mía”. María Sevilla atiende a El Salto desde un centro penitenciario. Se encuentra en régimen de tercer grado, mientras está sometida a una evaluación. Ingresó el pasado lunes y sigue esperando su indulto, apoyada por 183 organizaciones.
Fuera está su actual pareja, su hija y su hijo. Afirma estar muy preocupada por este último, cuya custodia hoy tiene su ex. En los últimos meses tenía que viajar una vez al mes desde Madrid hasta Málaga para verle un par de horas en un punto de encuentro. “El último día que nos vimos estaba muy enfadado, ya nadie le va a proteger. La persona que le ha dicho que me iba a meter en la cárcel ha cumplido todas sus promesas, ya no tiene nadie en quien confiar”, asegura.
La ex presidenta de Infancia Libre está acusada de un delito de sustracción de menores, condenada a una pena de dos años y cuatro meses. Asegura que lo único que hizo fue intentar alejar a su hijo de unos supuestos abusos sexuales por parte de su padre que el menor denunciaba. En la madrugada del sábado 30 de marzo de 2019 y a punta de pistola, Sevilla era detenida en Villar de Cañas, Cuenca, donde vivía con sus hijos y su pareja.
Su caso acumula una carpeta de sentencias judiciales, informes de psicólogos, psiquiatras y médicos de la sanidad pública, a los que ha tenido acceso El Salto, en los que intervienen una decena de profesionales. Sevilla explica que su hijo empezó a manifestar abusos sexuales con apenas cuatro años y asegura que toda su actuación ha ido encaminada a protegerle. En 2012 fiscalía llegó a abrir un procedimiento contra el padre del menor para investigar estos supuestos abusos. Un procedimiento que quedó sobreseído.
“El último día que nos vimos mi hijo estaba muy enfadado, ya nadie le va a proteger. La persona que le ha dicho que me iba a meter en la cárcel ha cumplido todas sus promesas, ya no tiene nadie en quien confiar”
¿Qué harías tú?
“¿Qué harías tú si tu criatura de cinco años te dice que su padre te ha tocado donde no le gusta?”, con esta pregunta la actriz Nur Olabarría arranca un vídeo campaña a favor de María Sevilla y del resto de madres protectoras. El caso de la ex presidenta de Infancia Libre es sólo uno, del centenar de casos que tiene registrados la Federación de Asociaciones de Mujeres y Menores resilientes de la violencia de género.
En la campaña, llamada Yo también lo haría, personalidades de las artes, activistas, médicos, profesoras, psicólogas o abogadas hacen piña para explicar el “perverso” entramado al que se enfrentan las madres protectoras cuando deciden denunciar los abusos que denuncian sus hijos.
“A lo largo del proceso judicial, que dura una media de seis años, las niñas y los niños abusados sexualmente tienen que contar su experiencia hasta cuatro o cinco años. Esto genera miedo, ansiedad, bloqueo en los recuerdos o contradicciones entre una declaración y otra”
“A lo largo del proceso judicial, que dura una media de seis años, las niñas y los niños abusados sexualmente tienen que contar su experiencia hasta cuatro o cinco años. Esto genera miedo, ansiedad, bloqueo en los recuerdos o contradicciones entre una declaración y otra” asegura Sonia Vaccara, psicóloga clínica y forense especializada en abusos a la infancia. “Solo en un 2% de los casos se usa videoconferencia para evitar la revictimización en forma de la confrontación visual entre el abusador y la víctima”, relata en el vídeo.
Aquí podéis ver el vídeo en un solo hilo.#ytuquehariasyotbloharia #yotambienloharia#madrrsprotectoras https://t.co/OLhOmJLbiG@ONUMujeres @UNSRVAW @BeatrizGimeno1 @ionebelarra pic.twitter.com/DCNaNTMiSN
— yo lo haría (@lo_haria) February 19, 2022
“Hemos vivido de primera mano, cómo una mujer cuando descubre el horror que le comparte su criatura y se llena de valor para acercarse a denunciar dichos abusos, se introduce en un laberinto que lejos de ofrecer apoyo, investigación y justicia, se convierte en un verdadero túnel del terror tanto para las madres como para sus hijas o hijos, a través de un sistema que, de forma perversa, transforma a las protectoras en culpables”, aseguran desde la campaña.
En España, una de cada dos denuncias de abusos sexual tiene como víctima a un menor. Además, solo se denuncian el 15% de los casos y el 70% de estas demandas acaban sin juicio
Según datos del Consejo Europeo, uno de cada cinco niños, niñas y adolescentes sufre algún tipo de violencia sexual de manera aislada o continuada. En España, una de cada dos denuncias de abusos sexual tiene como víctima a un menor. Sin embargo, y según los datos de Save The Children, solo se denuncian el 15% de los casos y el 70% de las denuncias de abusos sexuales a la infancia no llegan a juicio.
Abusos a la infancia
Madres protectoras María Sevilla: “No me da miedo entrar en prisión. Me da miedo que mi hijo se quede en una situación de desprotección”
Y, recuerdan en el vídeo de campaña, por ley los profesionales de la educación, sanidad y salud pública tienen la obligación de notificar en servicios sociales la sospecha de abusos sexuales sobre un menor. Mecanismo que se activó desde el colegio donde estudiaba el hijo de María Sevilla.
Los casos de estas madres protectoras ya han escalado hasta Naciones Unidas, quien daba un duro toque a España, en diciembre de 2021, por no proteger a los niños y niñas víctimas de abusos sexuales. “El Gobierno de España debe hacer más, para proteger a los niños de la violencia doméstica y los abusos sexuales, garantizar que sus tribunales superen los prejuicios contra las mujeres y aplicar un enfoque centrado en los niños y de género”, advertían.
Mientras, María se siente fuerte y va a seguir luchando por su indulto. Una petición que un grupo de organizaciones presentaba ante el Ministerio de Justicia el pasado 29 de diciembre. “Aún puedo conseguirlo, incluso un indulto a la totalidad de la pena, aunque me coma unos días en prisión”, expresa al otro lado del teléfono. Siente que fuera no está sola y no quiere rebelar el nombre de la prisión en la que se encuentra para evitar manifestaciones de apoyo. Hoy la prudencia es su única aliada. Y que el gobierno, por fin, preste atención a sus casos.