Derecho a la vivienda
Seis de cada diez residentes europeos temen no poder pagar su alquiler o hipoteca

@martincuneo.bsky.social
La exclusión residencial y el fenómeno del sinhogarismo están en pleno auge en la mayoría de los países de la Unión Europea. La décima edición del Panorama de la exclusión residencial en Europa, publicado por la federación europea de organizaciones que trabajan con población sin techo (FEANTSA por su siglas en inglés) y Fondation pour le Logement, vincula este incremento con la creciente dificultad de la población europea para pagar el alquiler o la hipoteca, el abandono de la vivienda pública y la apuesta institucional por políticas erradas.
Según el informe, el 4,9% de los europeos ha experimentado la falta de vivienda en algún momento de su vida. Esta cifra se eleva hasta el 8,5% entre aquellas personas que se sitúan bajo el umbral de la pobreza. En el caso de español, una reciente encuesta de 40DB, encargada por la ONG Hogar Si, calculaba que una de cada diez personas en España había experimentado, aunque sea una solo vez en su vida, el sinhogarismo.
Al igual que en España, las cifras oficiales en la UE van muy por detrás de la realidad. Un censo de 2021 identificó un total de 1,1 millones de personas en la UE como personas “sin hogar o viviendo en formas de vivienda no convencionales”.
Según este estudio, las estadísticas nacionales pintan un panorama “profundamente alarmante” en el acceso a la vivienda. Irlanda es uno de los países en dónde más ha crecido el sinhogarismo, pasando de 2.385 personas en 2014 a 9.347 en 2023, un crecimiento del 292%. En Bélgica, el crecimiento registrado entre 2008 y 2024 es incluso superior: el sinhogarismo ha crecido un 467% hasta rozar las 10.000 personas. En Finlandia, país referente en la lucha contra el sinhogarismo, se ha registrado el primer aumento de personas sin hogar en más de una década, y en Dinamarca el aumento con respecto a 2009 ha sido del 20%. Solo en Alemania, de 2022 a 2024, el número de personas sin techo ha aumentado en más de 260.000, entre otras razones, por la llegada de personas refugiadas.
La crisis de vivienda recorre todo el continente y así es percibido por la población: el 61% de las personas encuestadas en el Eurobarómetro de 2025 teme no poder pagar el alquiler o la hipoteca y el 27% define como “grave” esta preocupación.
La implementación de las políticas de “vivienda asequible”, indican en el informe, se orientan más al mercado y a cubrir las necesidades de la clase media y no tanto la urgencia de quienes más sufren la falta de asequibilidad de la vivienda
Al igual que en España, en el resto de países de la UE el impacto de la crisis de vivienda difiere por clase social. Los hogares que viven por debajo del umbral de la pobreza ha tenido que dedicar el 36,9% de sus ingresos disponibles a la vivienda en 2024, mientras que la media europea se sitúa en el 19,2%. Este alto porcentaje se traduce en dificultades para llegar a fin de mes: el 29,9% de los hogares del quintil de ingresos más bajos se enfrenta a un sobreesfuerzo para pagar la vivienda, una cifra muy superior al 8,1% en el segundo quintil.
Y esta dificultad de llegar a fin de mes está creciendo año a año. Si en 2023, un 22% de los hogares describieron así su situación financiera, en 2024 el porcentaje había crecido hasta el 29%. El sector más afectado es aquel que no tiene vivienda en propiedad: el 20% de la población inquilina se enfrenta a un sobreesfuerzo para pagar la vivienda frente a un 5% de los propietarios.
Menos vivienda pública, más vivienda “asequible”
El progresivo abandono de la vivienda pública por parte de los gobiernos solo ha empeorado el panorama, sostienen en el estudio. El promedio de vivienda pública en la UE descendió tres puntos desde 2010 hasta situarse en el 8%. Una cifra situada muy por delante de España, en donde el parque público apenas supera el 2%.
La falta de vivienda disponible es un problema generalizado en la UE que genera graves consecuencias: casi 18 millones de personas se enfrentan a privaciones graves de vivienda, 75 millones viven en condiciones de hacinamiento y 69 millones habitan en viviendas deficientes.
El informe se muestra crítico con las políticas europeas para encarar esta crisis. El concepto de “vivienda asequible”, considerada como prioridad tanto por las autoridades comunitarias como españolas, “conlleva riesgos para los hogares más desfavorecidos”. La ambigüedad del término y la “desvinculación de las necesidades reales” de la población vulnerable, denuncian, ha hecho que la implementación de las políticas de “vivienda asequible” se orienten más al mercado y a cubrir las necesidades de la clase media y no tanto la urgencia de quienes más sufren la falta de asequibilidad de la vivienda.
El enfoque puramente financiero, explican, muchas veces basado en fijar un alquiler equivalente al 30% o el 40% de los ingresos, “tiende a subestimar las dificultades” que enfrentan los hogares excluidos del mercado privado. Al final, señalan, la apuesta por este concepto “engañoso y perjudicial” de alquiler asequible se convierte en un “desvío de atención y recursos” que termina beneficiando los sectores de ingresos medios mientras se descuidan las necesidades de los hogares de ingresos más bajos.
El “alquiler asequible”, definido cada vez más como una “categoría intermedia entre la vivienda social y la privada” encumbra una “financiarización encubierta”, denuncian en el informe
Esta apuesta por políticas de “alquiler asequible” se ha visto agravada por la reducción de la oferta de vivienda pública para los hogares más vulnerables, tal como ha ocurrido en Francia, Italia, Suecia, Reino Unido o España, situada a la cola de parque público en la UE.
Además, apuntan, el “alquiler asequible”, definido cada vez más como una “categoría intermedia entre la vivienda social y la privada”, encumbra una “financiarización encubierta”: son varios los países europeos en los que la introducción del concepto de alquiler asequible ha coincidido con la retirada de apoyo público directo y la atracción de capital privado mediante acuerdos fiscales o regulaciones favorables.
Personas sin hogar
Una de cada diez personas afirma haber tenido que dormir en la calle en alguna ocasión
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