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Educación infantil
Las educadoras infantiles, en huelga: cómo enseñar por debajo del Salario Mínimo Interprofesional
Inma Espinal lleva 15 años trabajando como educadora infantil en una escuela de la Comunidad de Madrid de gestión privatizada. En estos quince años le han subido 80 euros el sueldo. Gana lo que dictan las tablas salariales, aprobadas en 2021: 1.134 euros brutos al mes, 50 euros por encima de lo que hoy marca el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que es 1.080 euros. “Todo esto con una responsabilidad de 20 niños a cargo”, explica Espinal. Y aún se siente “afortunada”. En las escuelas infantiles privadas el salario es de 1.028 euros, esto es, 50 euros por debajo del SMI.
Educación infantil
Escuelas Infantiles Cientos de educadoras infantiles trabajan sin saber si cobrarán a fin de mes
Espinal cuenta que, en un encuentro informal entre compañeras, vieron la necesidad de hacer algo. No lo sabían, pero en aquel café acababa de nacer la Plataforma Personal Laboral de Escuelas Infantiles (PLEI). Fue en abril de 2023 cuando decidieron crear un grupo de Telegram en el que hoy hay 700 personas. Luego llegó el canal estatal, con 300 personas. Y luego, las primeras jornadas de paros parciales para reclamar mejoras salariales, que tuvieron lugar en la semana del 26 al 30 de junio. Pero nada ha cambiado, la patronal permanece en el inmovilismo, denuncian, lo que les ha obligado a diseñar un nuevo calendario de huelgas a las que están llamadas las más de 60.000 educadoras que trabajan en escuelas infantiles públicas de gestión externalizada y en los centros privados de 0 a 3 años de toda España.
La primera tuvo lugar el pasado jueves 19 de octubre, con un éxito de convocatoria en ciudades como Madrid o Galiza, donde el seguimiento fue del 80%, mientras que en Catalunya ascendió al 60%. En el resto del territorio nacional la media se situó entre el 40% y el 50%, según los datos de Comisiones Obreras, sindicato convocante. La segunda cita tendrá lugar este miércoles, y están preparadas, pese a la “zancadilla” de unos servicios mínimos “abusivos”.
Servicios mínimos abusivos
“Los servicios mínimos en algunos casos rondan el 90%. Una educadora infantil comentaba durante la pasada jornada que de 37 trabajadoras que son, solo cinco podían acogerse a la huelga. Así se está limitando mucho el derecho de huelga”, expresa a El Salto Pedro Ocaña, secretario de privada y servicios socioeducativos de la Federación Estatal de CC OO. “Y a pesar de eso salió mucha gente a la calle, hubo numerosas concentraciones”, manifiesta Ocaña, quien espera que el hartazgo de este sector cristalice en una gran concentración estatal el próximo 28 de octubre en Callao (Madrid).
“Los servicios mínimos en algunos casos rondan el 90%. Una educadora infantil comentaba durante la pasada jornada que de 37 trabajadoras que son, solo cinco podían acogerse a la huelga"
“Mañana hago huelga, la otra vez también la hice. Las ratios que han establecido como servicios mínimos son parecidas a las que tenemos de manera habitual. Las aulas se quedan con una ratio habitual, no difiere mucho de nuestro día a día. Los padres se van a encontrar con la misma situación de siempre cuando dejen a sus hijos”, expresa Ruth Alfonso Arias, educadora infantil también integrante de la plataforma PLEI.
Unas ratios abultadas que complejizan el día a día. “En la Comunidad de Madrid, en el ciclo de 3 a 6 años la ratio es de 20, la misma que para niños de 2 a 3. Y los niños de dos años son mucho menos autónomos, y están en una edad en la que se dan procesos tan importantes como dejar el pañal”, expresa Alfonso.
A vueltas con el convenio
Ocaña explica que llevan dos años negociando un nuevo convenio para este sector y no hay ningún tipo de avance “porque las organizaciones patronales pretenden que las trabajadoras se mantengan en su situación precaria actual”. El portavoz de CC OO habla de diferencias “abismales” entre lo que gana una educadora en una escuela 100% pública y este sector.
“Están cobrando entre un 30 o un 40% menos, que, por ejemplo lo que se gana en las escuelas concertadas, en las públicas o en las privadas que cubren todas las etapas (no solo cero a tres) que se rigen por otros convenios”, explica el sindicalista, mientras pone un ejemplo: en una escuela infantil gestionada por un ayuntamiento una educadora infantil puede ganar 1.800 euros. “Son diferencias muy notables respecto a lo que regula este convenio colectivo”, explica.
“Las educadoras trabajan 38 horas a la semana y todas las horas son de atención directa. No tienen tiempo para preparar clases ni para hacer tutorías. Ese tiempo lo tienen que detraer del suyo personal”
El XII Convenio colectivo de centros de asistencia y educación infantil, que se firmó en 2019, perdió su vigencia el 1 de enero de 2022 y aún no se ha logrado establecer mejoras salariales. Tampoco han conseguido mejoras en la organización laboral, algo que también se persigue. “Las educadoras trabajan 38 horas a la semana y todas las horas son de atención directa. No tienen tiempo para preparar clases, para hacer programaciones, ni para hacer tutorías. Ese tiempo lo tienen que detraer del suyo personal, lo que afecta a su conciliación familiar”, explica el portavoz de CC OO.
Autoorganización
De manera paralela, las trabajadoras se han ido organizando más allá de la mesa de negociación. “Desde PLEI, nos pusimos en contacto con todos los sindicatos que están en la mesa negociadora. Queríamos saber qué se está negociando. Las trabajadoras no estamos en esas reuniones y nosotras queremos estar ahí”, expresa Inma Espinal.
Así es como han tejido una red de lucha que se apoya en los sindicatos en busca de asesoramiento, inspirada en organizaciones como Riders por Derechos, ejemplifica Mario Aragón, portavoz de CNT Comarcal Sur en Madrid. “Desde CNT aportamos asesoramiento formativo e intervenimos en situaciones concretas”, explica Aragón. Para el portavoz de CNT, el de las educadoras infantiles es un sector eminentemente feminizado, que trabaja para grandes empresas como Clece, a través de Koala Escuelas Infantiles. “Esto te da las claves de su precariedad”, relata.
Al incremento salarial, Aragón añade otras demandas de mejora: como el reconocimiento profesional, para que la categoría de cada trabajadora esté acorde con sus funciones o una mejora de las ratios. “En algunos centros hay una persona y media por cada 20 niños de menos de tres años. Si tienes que cambiar varios pañales o algún niño se cae y tiene un accidente, ¿qué pasa con los otros 19?”, denuncia Aragón.
Más allá de la labor asistencial
De fondo: una infravaloración de sus labores. “Nosotras, igual que en las otras etapas educativas, hacemos programaciones, preparamos proyectos educativos. Pero siempre se ha considerado que tenemos una labor asistencial. Es cierto que esta carga es grande pero realizamos labores educativas, estamos en la etapa evolutiva más importante del niño”, explica Ruth Alfonso. Y pone un ejemplo: que un niño gatee garantiza en un futuro su escritura. “Desde bebé, que un niño adquiera buena lateralidad influye en su desarrollo posterior, esto debe trabajarse desde abajo pero todo eso no se contempla”, explica esta educadora infantil.
“Desde bebé, que un niño adquiera buena lateralidad influye en su desarrollo posterior, esto debe trabajarse desde abajo pero todo eso no se contempla”
“Se le da mucha relevancia a los niveles educativos superiores, pero cero a tres está abandonado, parece que no existe”, se queja Inma Espinal. “La gente está desesperada. Ha invertido un tiempo de su vida en hacer una carrera, en hacer másteres… y no se ve compensada”, añade.
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Las educadoras coinciden en que el hartazgo en el sector está llegando a niveles máximos y que hay gente que ya planea abandonar la profesión. Una profesión que cada día se hace más necesaria. “Estamos detectando que cada vez hay más niños y niñas con necesidades especiales, con retrasos en el desarrollo, en el habla. Necesitan atención individualizada y para nosotras es muy difícil dársela. Es más, si no cambian las cosas, no vamos a poder dársela”, concluye Alfonso.