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Educación pública
Primavera de brotes verdes. Sobre la nueva ola de movilizaciones en la educación pública madrileña
El pasado otoño se iniciaba una nueva mesa sectorial de docentes donde solo estaban representados los sindicatos CCOO, UGT, ANPE y CSIF. Sobre la mesa, la vuelta a las 18 horas lectivas en Secundaria de antes de los recortes del curso 2010/11 y la bajada de 25 a 23 en Primaria. Además, también se planteaban en la mesa otras reclamaciones - ya casi sempiternas - como la recuperación del poder adquisitivo con una equiparación salarial al resto de comunidades, la disminución de ratios de alumnos por clase - incluidas las aulas TEA a las que en noviembre se les subía la ratio de 5 a 7 alumnos-, y por orientador, así como la reducción de tareas burocráticas. Todo ello para garantizar la atención a la diversidad del alumnado y reducir la segregación escolar (recordemos que Madrid es la región con mayor segregación de España y Europa según UNICEF en 2022).
Poco optimistas con el resultado de la mesa, grupos de docentes, muchas pertenecientes a los sindicatos no representados como STEM, CGT y CNT -y en un principio UGT también- iniciaron desde comienzo de curso una campaña especialmente centrada en la primera demanda, Menos lectivas, que se tradujo en la celebración de distintas asambleas y la recogida y posterior presentación en Consejería de 14.000 firmas de docentes –un 23% del profesorado madrileño, que se sitúa en torno a los 50.000 docentes repartidos en unos 1.500 centros– el 19 de diciembre.
La Conserjería ofreció la reducción gradual a las 18 horas en dos años para Secundaria, dejando a Primaria a un lado con la simple supresión de una hora complementaria, que no lectiva
Precisamente esa semana, la Conserjería de Educación ofreció la reducción gradual a las 18 horas en dos años para Secundaria, dejando a Primaria a un lado con la simple supresión de una hora complementaria, que no lectiva. La propuesta fue considerada insuficiente por la asamblea de Menos Lectivas y el resto de los sindicatos minoritarios que insistían en no establecer diferencias entre Secundaria y Primaria, sin olvidar que pelear por las 18 horas no implica solo luchar por mejorar la calidad de la atención educativa y visibilizar todas las tareas que no son docencia directa, sino rechazar lo que en su día fue un ERE encubierto. A estos mimbres se sumaba a comienzos de febrero la huelga de más de 600 estudiantes de centros de FP públicos, especialmente grados sanitarios, que actualmente están en el limbo por no encontrar prácticas, no pudiendo titular ni conseguir trabajo.
Con este caldo de cultivo, y a pesar de la retirada de UGT, el resto de sindicatos y la asamblea decidieron convocar desde abajo, con votación de cada asamblea de centro o zona que había ido creándose durante el otoño, decidieron convocar, no sin debate interno, tres jornadas de huelga que, indudablemente, teniendo en cuenta la falta de apoyo de las organizaciones sindicales mayoritarias, ha de ser valorada, al menos en su primera jornada, como un éxito. No en vano el martes se recogió un seguimiento de 18-20%, es decir, unos 5.000 docentes de 150 centros, pese a los servicios mínimos abusivos establecidos por la Conserjería – 1 profesor por cada 90 alumnos en Secundaria y 50 en Primaria -. Y todo ello a pesar del intento de desmovilización de CCOO que ha vendido las negociaciones como un éxito, dando el acuerdo por firmado.
Educación pública
Huelga Amplio seguimiento en el primer día de huelga del profesorado en la Comunidad de Madrid
No obstante, muchos afiliados de base de dicho sindicato mayoritario secundaron la huelga y, sobre todo, asistieron a la movilización del martes, que fue una de las más masivas que se veía desde tiempos de la Marea Verde - entre 7.000 y 10.000 asistentes - y que contrasta con las huelgas convocadas los últimos años decretadas desde arriba por los sindicatos. Por no hablar de los piquetes informativos que estuvieron presentes en institutos y colegios las tres jornadas, dando ejemplo de que una huelga no es para quedarse en casa y combatiendo el silencio mediático al que nos hemos enfrentado.
Entrando ya en el análisis más profundo, no queremos dejar de destacar la presencia en estas movilizaciones de profesores jóvenes de Secundaria que acaban de llegar a la profesión, ligados incluso a otras luchas activistas contra la precariedad general. Sin duda, siguen faltando los de Primaria y el apoyo de las familias, si bien la huelga y los piquetes arriba mencionados han sido un buen altavoz para llegar al resto de la comunidad educativa y hacer contactos con maestros y maestras. Frente a todos ellos, hay que resaltar la idea de que no queremos trabajar menos, sino mejor y que la privatización de la educación pública es un proyecto sistemático y paulatino frente al que hay que reaccionar.
El objetivo de una huelga debe ser demostrar la fuerza movilizadora de la comunidad educativa. Debemos escalar el conflicto hasta doblegar al gobierno de turno, en este caso, el de Ayuso y su consejero
En cuanto al debate de si convocar tres días de movilización ha sido demasiado, es evidente que estos han servido para nuclear a un grupo militante que ha podido aprovechar el parón para llegar a distintos centros y que, ante los servicios mínimos convocados, ha permitido que cada quien secundara al menos un día de huelga cuando pudiera. Pero el objetivo de una huelga no debe ser solo ese, sino demostrar la fuerza movilizadora de la comunidad educativa. Debemos escalar el conflicto hasta doblegar al gobierno de turno, en este caso, el de Ayuso y su consejero de Educación, Viciana. Debemos tener cuidado de que el “núcleo militante” no se separe demasiado del conjunto de docentes con ganas de movilizarse y luchar por sus derechos, explorando quizá fórmulas que combinen movilización con paros, en las cuales la huelga juegue un rol central.
Destaca la brecha cada vez más grande que existe entre el aparato y la afiliación de CC OO, ya que han sido muchas las afiliadas que han participado en la huelga y en la manifestación del 27 de febrero
Respecto a la postura de CCOO que no ha participado en la convocatoria de huelga ni llamado a la movilización con la excusa de estar participando en la mesa de negociación: hay que denunciar sin ambages el lamentable rol de su dirección y el papel desmovilizador que están jugando. Destaca la brecha cada vez más grande que existe entre el aparato y la afiliación, ya que han sido muchas las afiliadas que han participado en la huelga y en la manifestación del 27 de febrero. Una afiliación con ganas de movilizarse y organizarse - a la que hay que apelar e incorporar a las asambleas unitarias en todos los centros (como la del IES Duque de Rivas, con afiliación mayoritaria a este sindicato pero cuya asamblea unitaria consiguió tener uno de los mayores seguimientos de la huelga el martes de toda la CAM), -que contrasta con un sindicato que no acude a los centros de trabajo, que no trabaja las movilizaciones ni participa en los espacios unitarios.
Educación pública
Educación en Madrid La Comunidad de Madrid rompe las negociaciones sobre la reducción del horario lectivo en Educación
El pasado viernes conocíamos la ruptura unilateral de negociaciones por parte de la Consejería de Educación con la mesa, sepultando en un agujero muy hondo todas las excusas que las direcciones de los grandes sindicatos usaron para descolgarse de la convocatoria de huelga, asegurando que ya tenían un acuerdo verbal con la Consejería de rebaja a 18 horas lectivas en secundario (acuerdo del que ningún profesor en ningún centro vio borrador alguno).
A nivel inmediato, en nuestra opinión es necesario continuar el impulso de las jornadas de huelga y caminar, desde los espacios asamblearios unitarios ya existentes como Menos Lectivas, hacia la convocatoria de una gran asamblea de profesoras de la Comunidad de Madrid, en el que se ponga sobre la mesa y apruebe con la un plan de lucha que marque la agenda de los próximos pasos a dar. Este marco tendría la simpatía de la mayoría de docentes, independientemente de su afiliación sindical, y contaría con la legitimidad para ser el espacio de lanzamiento y coordinación de las movilizaciones, marcando las demandas y los umbrales que la mesa pueda cruzar.
Toca ampliar y fortalecer el reguero de organización que ha dejado este proceso, extendiendo las asambleas a todos los centros de estudio
En un plazo medio, tenemos por delante grandes retos. Todas sentíamos esta semana que era el principio de algo. Toca ampliar y fortalecer el reguero de organización que ha dejado este proceso, extendiendo las asambleas a todos los centros de estudio, haciendo hincapié en implicar a las bases de los sindicatos tradicionales al margen de las burocracias y carnés sindicales, también a los docentes que carecen de afiliación. Asimismo, hay que caminar hacia otra jornada de lucha donde también apoye el resto de la comunidad educativa, familias y estudiantes e incluso pensar en otras formas de movilización más allá de las huelgas. Fomentar las sinergias con otros sectores públicos en una situación similar y caminar hacia un horizonte de movilización para los próximos meses que incluya, por ejemplo, también la defensa de la sanidad, sin descuidar la organización paciente del profesorado, centro a centro, asamblea a asamblea.