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Pedro Vallín, periodista en La Vanguardia, publica ¡Me cago en Godard!, una reflexión en defensa del cine palomitero de Hollywood, al que a través de sus páginas tilda de progresista y emancipador. A la vez, con la pluma afilada que le caracteriza, tacha a Godard, Ozon, Almodóvar y a otros grandes cineastas europeos, de artistas elevados con mirada autoreflexiva. Contra la mirada típica sobre el séptimo arte –es probable que no le guste esta definición–, Vallín cree que Star Wars está más cerca de lo cotidiano que Amor, de Micheal Hanecke.
Su ensayo, absolutamente imprescindible para un cinéfilo, acuchilla las premisas tradicionalmente instaladas por la crítica. El cine de autor es en realidad conservador, la izquierda domina Hollywood –ya se lo olía el senador Joseph McCarthy en los cincuenta– y no hay tanta censura a los contenidos que se estrenan en Europa como, en realidad, pereza por ser reivindicativos. Solo por la polémica merece su lectura.
El propio Vallín se confiesa "sorprendido" –y aparenta decepción– por la poca oposición que está recibiendo su tesis y eso que cree que en España no se ha hecho un biopic crudo de Aznar por falta de convicción entre el gremio de los escritores y no por censura estructural al arte comprometido. En El Baúl de Kubrick siempre hemos guardado relación de amor-odio contra Hollywood, por enamorarnos con sus cuentos y por ver cómo inocula veneno propagandístico en todas las salas del mundo. Puede que Spielberg no esté tan ensimismado en lo suyo como Godard, pero el Rey Midas ha conseguido hacer creer que la II Guerra Mundial la ganaron los yanquis y no la URSS, o que antes que salvar al mundo de la pobreza es mejor salvar un videojuego.
Dices que el cine de autor toma su propia obra como inmaculada, casi sacramental. ¿No crees que la industria indie nace, más que por ego artístico, por falta de financiación para hacer algo más grande?
Es un asunto en el que no entro mucho en el libro, pero que le di muchas vueltas. Hay una interpretación de la vanguardia y cine de autor como el explorador que acompaña al séptimo de caballería, el que abre camino. Esa metáfora es correcta, pero no es la única. Si no existiera mainstream, no podría existir alternativa, y siempre surge donde el mercado ya está creado. Como el cine ya es un producto de masas, de ahí surgen mercados derivados. Es cierto que uno de los problemas de nuestro cine es que nuestro mercado es pequeño. Si quieres gastar más, o ruedas en inglés y haces un Lo Imposible o haces productos muy baratos y un poco precarios. De alguna manera el cine de autor es el no me queda más remedio.
Atendiendo a los taquillazos de 2019 [Los Vengadores, El Rey León, Toy Story 4, Spiderman...] no se percibe un mensaje ni emancipador, ni progresista, solo remakes e historias que estiran el chicle.
Para un marxista esto es complicado de entender, porque no existe la cultura que no sea un producto. El pintor pintaba en la corte porque pagaban mejor. Todo eso del arte por el arte es producto del romanticismo, el movimiento más reaccionario de los últimos años. ¡Claro que te van a sacar las perras!
Hay algunos remakes, y en el libro hago una defensa de ellos, que no solo son una forma no-bastarda de cultura, sino que son genuinos, porque todos contamos las mismas historias una y otra vez. Con El Rey León no les ha salido, pero el remake de El libro de la selva es una maravilla, de hecho el libro es muy conservador, y la nueva película ya no. La película original de Disney era una historia sobre el mestizaje como un problema que debe ser resuelto para que cada oveja esté con su pareja. Tiene un punto un poco segregacionista. La de Jon Favreau, en cambio, es un viaje narcótico, un elogio hippie. Ese personaje de Baloo es muy contracultural, no es la película educativa de crecimiento que se creó en la animación original. Por otro lado están los remakes como el de Bella y Bestia, que acabó por ser un calco de la anterior, pero aun así es un espectáculo soberbio. De todos modos, la gente se pone muy nerviosa porque parece que le van a robar la original. Aún recuerdo la polémica por la segunda parte de Blade Runner. ¿Cómo no se va a poder tocar el producto si ya ha sido mirado y remontado doscientas veces?
Aludes al remake de calidad, pero la mayoría son calcamonías de sus precedesoras.
Yo creo que no, aunque en cuanto a las sagas, yo prefería un poco más de juego. Ya que tienes materiales tan fecundos de los que se pueden sacar tantas historias, echo de menos más diversidad de oferta. Hay que hacer más veces Thor: Ragnarok. Hacer de Thor el protagonista de una película gamberra... Ese tipo de universos son extraordinariamente versátiles y permite que conserves una genealogía pero ensayes otros modelos.
La crítica cultura no presta atención a las cosas que tienen mucho éxito. Algunas hablan de su tiempo y no precisamente para bien. Cuando se estrenó Crepúsculo me quedé perplejo. ¿Por qué a los chavales de ahora les interesa la sexualidad victoriana de no me toques hasta que nos casemos? Tiene que ver con el Tea Party, de eso habla Crepúsculo.
Cine
‘Aladdin’, feminismo y contradicción
Las películas de superhéroes están hechas por fascistas, decía John McTiernan, director de La jungla de cristal
Es que eso es mentira. El origen del superhéroe es un deus ex machina de clase trabajadora que aparece para salvarnos, pero es la traslación del Cantar de Roldán, el Rey Arturo o Pelayo a nuestros días. Comporta un problema político porque la democracia se construye sobre iguales y el superhéroe es desigual, pero la lectura política de la existencia de un superhéroe no tiene porque ser fascista, puede ser un working class hero. Además, el propio universo superheroico ha sido el que ha abordado esa misma complejidad. Watchmen no lo escribió un francés...
Si el cine de EEUU, consumido en todos los lugares del planeta, es tan progresista y emancipador, ¿por qué hay un viraje global hacia la ultraderecha?
Si tu propósito es remover conciencias, no te dediques a hacer productos culturales. Lo que se ha venido abajo es el paradigma. Como diría un buen liberal como José María Lasalle, desde los años 40 los neoliberales Chicago Boys se hacen con la hegemonía del pensamiento económico. Todo proyecto necesita utopías, en el caso de la democracia liberal es el ascensor social, pero el neoliberalismo, que nada tiene que ver con el liberalismo, ha destruido eso, ha destruido el futuro.
La crisis social no viene porque las películas sean de una manera de otra. De hecho, el cine lo anticipó y giró al marxismo a principio de siglo. Las distopías habían desaparecido del cine de ciencia ficción. Durante veinte años ese género solo ha tratado la crisis existencial, mi relación con mi identidad, mi pasado y mi futuro; era ciencia ficción autoreflexiva. A partir de Matrix vuelven las distopías. No hay que ser muy listo para ver que Los juegos del hambre es la revolución francesa.
Pero El corredor del laberinto, Divergente..., no tienen mensaje, son distopías pobres, pueriles.
No estamos hablando de cine bueno y malo. Mi libro no impugna el cine de autor por malo. Yo lo que veo claramente con el ejemplo de las distopías es que el cine anticipa. Elysium anticipó a Trump. El mundo favela sin sanidad pública, antecede a Trump. La versión cínica es que ahora se hacen pelis con tías porque hay rédito, pero el cine ya empezó a tener protagonistas femeninas antes del Me Too.
Cine
De Sicarios a niñeros: el error de las secuelas
Aquí cine de autor ha sido B de Bárcenas, que no tuvo financiación ni espacio en salas de cine y que si hubiera sido estadounidense habría estado nominada a unos cuantos premios Oscar. En España no dejan hacer cine reivindicativo.
No sé... Alberto Rodríguez está haciendo una revisión de los contextos sociales y políticos de España de los últimos 40 años que están funcionando muy bien [Grupo 7, La Isla Mínima]. Creo que tiene más que ver con que lo político muy específico no tiene prestigio autoral. De hecho, en general, a Ken Loach se le trata con condescendencia.
Pero luego El viento que agita la cebada se estrena sólo en 50 salas porque en Europa se censura ese tipo de cine
Yo eso no lo creo. En España, además, padecemos un problema, y es que vivimos en un oligopolio y lo que no produzca Antena 3 lo produce Telecinco. Si descubren que poner a Leo Hardem cuesta dos millones y ganan ocho, para qué van a darle más vueltas. No es tanto un problema de ideologías, como de hacer productos rápidos. Hollywood fue el que más repitió fórmulas. El género cinematográfico como tal nace así, porque descubren que algo funciona y lo repiten. Solo hay que fijarse en el cine mudo de Chaplin: es una cadena de montajes de chistes, porque la fórmula funciona.
Este año se ha estrenado Loro, de Sorrentino, un biopic sobre Silvio Berlusconi, y El vicio del poder, sobre Dick Chaney, vicepresidente de George W. Bush. ¿En España se podría hacer una peli sobre Aznar?
Si la haces bien, yo creo que cualquiera la haría. Si se pudo hacer El hombre de las mil caras... Lo que pasa es que necesitas un guion potente, a gente interesada... pero sí, lo de B de Bárcenas es una oportunidad perdida.
Cine
David Macías y sus “cartas en contra”
Aquí hemos llegado como mucho a El Reino, una película blanca que no da nombres sobre la corrupción en España.
Hay una cosa que me irrita mucho de esa película, que es como cierra, que transmite la idea de que somos todos iguales y de que la corrupción es un fatum. Pero que no dé nombres no me parece que le quite fuerza.
Aquí solo se hace Fariña porque es vox populi, pero hacer un relato arriesgado...
Yo tengo la sensación de que si no se hace más cine político que diga cosas sobre nosotros tiene más que ve por la fatla de interés de guionistas y directores que por un problema de financiación y miedo a producirla.
¿Se podrían haber hecho el mismo numero de pelis sobre ETA que las que se hizo sobre el IRA?
Es que el volumen de producción no es el mismo, pero se hicieron, como La muerte de Mikel. No hay que ser injustos. Hollywood hace entre 3.000 y 5.000 películas al año, de las cuales solo unas 500 llegan a Europa. España hace unas 150 o 200 películas. Sí se han hecho cosas sobre ETA, aunque lo de no meterse de lleno en la polémica no es un mal solo de nuestro cine, porque la novela Patria llega 10 años tarde. Si la escribes, la escribes en el 2000.
Una transición muy común es del teatro al cine. En Francia ha pasado con El Nombre y Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!, que además fue superexitosa en los Premios Cesar. Aquí tenemos El Rey, que llenó el Teatro del Barrio durante varios años e hizo gira por España, y para hacerla película han tenido que autoproducírsela con un crowdfunding.
Tenemos un déficit industrial, claramente. El productor por naturaleza es perezoso de pensar fórmulas rompedoras, pero basta con que una funcione para que vayan a por ello. Si haces una peli sobre la corrupción que hace dinero, hay dos al año siguiente.
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Creo que es un poco naif considerar el cine de superhéroes progresista, cierto que tiene ideas que pueden pueden considerarse progresistas, pero corresponden más a una intención comercial más que a una ideológica puesto que buscan atraer al público más diverso posible, al final son los heraldos del poder establecido, defensores de la patria, las fronteras y afines al ejército y demás fuerzas de opresión, glorificando la acción violenta frente a la democrática y convirtiendo el terrorismo de Estado al margen de la ley como norma. Ejemplo: Black Panther, no hay nada de liberación negra ni reivindicación de lo africano, no deja de ser una dictadura tecnológica regida por un rey que se erige como un mesías de un pueblo.
Por otra parte, comparto la idea de que muchas películas de autor europeo no son más que el reflejo de los problemas de la clase alta que vive holgadamente y no tiene más preocupaciones que mirarse el ombligo.
Me cae bien Vallín,aunque no estoy de acuerdo en mucho de lo que dice,(y se contradice ).Si sabemos que los dos monopolios mediáticos que dominan mediáticamente a España a son de la derecha algo extrema y son propiedad de los bancos y multinacionales ( ,y Vallín lo sabe) deducir que no se hace cine crítico con el poder porque no se quiere es un falacia.No me convence su pose de enfant terrible.Aunque seguro que así venderá más.
Opino lo mismo: Vallín no me cae mal ni nada de eso pero creo que hasta se equivoca en sus genealogías, ¿cómo que los superhéroes entroncan con los cantares de gesta? Su fuente es el libro de los Jueces del Antiguo Testamento: dios escoge a uno entre el pueblo (puede ser del común como Sansón o de la realeza, tipo Ester) para que se enfrente a los opresores y salve a su pueblo; no mandan: todos los ejemplos que cita son de personajes de la realeza. Igual que con el IRA/ETA: Si se ocurriese hacer en España una peli con el tono hacia ETA que hay en las pelis gringas hacia el IRA, acabas en la Audiencia Nacional de cabeza . Así claro que le salen las cuentas y las tesis. No sé, no creo que me compre el libro.