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Euskal Herria
Bilbao gentrifica a las rentas altas del Casco Viejo y Ensanche para ofrecer el centro de la ciudad al turismo
Enfrente de la puerta trasera de la catedral de Santiago de Bilbao hay un caganer de tamaño gigante en un escaparate. Las vecinas de Bilbao están indignadas, no porque el muñeco defeque un gran zuruyo, como es tradición en esta figura escatológica catalana, sino porque nada tiene que ver con Euskal Herria. Pero parece que a la familia Alós-Pla le da igual y han pensado que a los miles de turistas que pasean por las siete calles de Bilbao les hará gracia.
El caganer catalán es la última ocurrencia de los empresarios que están cambiando los escaparates del Casco Viejo: bisutería dorada brilli-brilli, el enésimo bar franquiciado, postales de viñedos, camisetas made in Basc Country. Quedan pocas tabernas y cada vez hay más grupos de turistas con pinganillo, incluso en febrero.
El informe realizado por Ekologistak Martxan, en colaboración con la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, sostiene que sociológicamente no se puede afirmar que hay un proceso de gentrificación en el Casco Viejo y el Ensanche porque sus vecinas ostentan el nivel de renta más elevado de la ciudad, pero sí sufren una pérdida de calidad de vida. Una afirmación que contrasta con lo que ya empieza a suceder: quien se lo puede permitir, escapa.
“Me he mudado a Zalla”, explica Natalia Gardeazabal, propietaria de un piso en el que siguen residiendo sus hijos. “Me echó el PNV”, agrega en referencia a las escasas limitaciones para construir un hotel, conseguir una licencia de piso turístico o alquilar habitaciones a visitantes de forma informal. “El PNV ha calcado el modelo extractivista ultraliberal de maximizar beneficios mercantilizando absolutamente todo y vender al diablo (al mercado) nuestra alma botxera”, agrega la vecina.
Hasta abril de este año, constan 937 pisos turísticos en la ciudad, el 67% concentrados en el Casco Viejo y el Ensanche. Ofertan 3.968 plazas, según este estudio de Ekologistak Martxan que ha mapeado la información registrada en los portales turísticos.
La ciudad de Bilbao tiene un parque inmobiliario que frena, en parte, la gentrificación: la mayoría de pisos son en propiedad (82%), el metro cuadrado no es barato y el 25% de los alquilados son pisos de alquiler social (unos 2.500).
Tras la pandemia, el profesor de sociología encargado de realizar el estudio, Enrique Antolín, afirma que hubo un incremento de los pisos turísticos, provenientes del alquiler residencial habitual, un trasvase que afecta sobre todo a estudiantes, jóvenes y migrantes. Según este estudio, el precio de alquiler residencial se ha incrementado de 705 euros en 2016 a 810 en 2023.
Esta gentrificación a las rentas altas también se observa en ciudades cercanas como Donostia y en lejanas como Londres, donde el antropólogo Jose Mansilla recuerda que allí ya “se habla de super gentrificación, cuando los mega ricos desplazan a los super ricos”. En Bilbao, a finales de los años 90 y principio de los 2000, quien no podía permitirse comprar un piso en el centro, lo compraba en el barrio de San Francisco, desplazando a las rentas más bajas en un ejemplo de gentrificación básica. Algunos de aquellos pisos grandes y destartalados que fueron reformados ahora forman parte a la segunda ola de genrificación: solo en la calle San Francisco hay 61 pisos turísticos, otros 18 en Bilbao la Vieja y 24 en Zabala. El cuarto barrio jugoso para el mercado turístico es Matiko (41) y Castaños (32).
Ekologistak Martxan concluye que los pisos turísticos producen un impacto, ya sea “por la reducción de la oferta de pisos con alquiler accesible (en el Casco Viejo) o por la expulsión por incapacidad de asumir los nuevos precios (En San Francisco)”. Poner coto al “monocultivo” del turismo a través de medidas restrictivas es la estrategia que aconseja Enrique Antolín.
El informe pone la mirada también sobre la hostelería y destaca el “oligopolio” en el que ha entrado la ciudad: se han asentado las franquicias tipo Gambrinus y se han desarrollado grupos hosteleros “que se van quedando con aquellos locales más atractivos”, como el del empresario Felix Parte (la Olla, El Markina, Zurekin, y hasta el Víctor Montes de la plaza Nueva) y el grupo Bilbao-Berria (Monterrey y Berria, entre otros). Las consecuncias de este oligopolio se aprecia en la subida de precios de los pintxos, ante la falta de competencia real.
Okupan un #pisoturístico en el barrio con más #desahucios de todo #Bilbao ➡️ San Francisco 🔑 @AzTaldea pic.twitter.com/1snqQPLM78
— Ecuador Etxea (@EcuadorEtxea) July 10, 2024
El sindicato AZET declara la “guerra” a la turistificación con una okupación
Esta semana ha habido cuatro convocatorias sobre temas de vivienda: el estudio citado de Ekologistak Martxan, el informe anual sobre vivienda del sindicato ELA, el balance del Sindicato Socialista de Vivienda y la convocatoria de okupación de un piso turístico en la calle San Francisco por parte del sindicato de vivienda AZET.
AZET declaró la “guerra” a la turistificación mediante una acción en la calle Marzana, antes de subir a San Francisco y okupar un piso turístico. “Los efectos de la turistificación son devastadores, pero se pueden señalar a los responsables: bancos, fondos buitres, empresas, agencias, especuladores individuales y el Ayuntamiento de Bilbao, sin cuya colaboración la mercantilización del barrio y de la vida sería imposible”, indicaron. Señalaron a dos empresa con 65 viviendas turísticas: Alameda Flats (50) e Inversiones Belfeta (15).
El sindicato recordó que quienes pagan una hipoteca, un alquiler y quienes okupan una vivienda “somos lo mismo, clase trabajadora endeuda, y si no nos organizamos, vamos a pagar las mismas nefastas consecuencias”.
El Sindicato Socialista de Vivienda ha atendido a 1.055 personas
Por su parte, el Sindicato Socialista de Vivienda expuso su balance de actividad: asegura que ha atendido a 1.055 personas desde septiembre, el 50% de ellas mujeres de las cuales el 10% han sido víctimas de violencia de género. Siete de cada diez casos estaban relacionados con el alquiler y un tercio han sido desahucios, más de la mitad ejecutados por propietarios particulares y un 20% incoados por instituciones públicas. La moratoria en vigor no se ha aplicado siete de cada diez casos y en seis casos ha habido amenaza e intervenciones extrajudiciales de empresas de desocupación.
ELA solicita declarar como zona tensionada a toda la CAPV y Nafarroa
El informe anual de ELA alerta de que hay más de 6.700 pisos turísticos en la Comunidad Autónoma del País Vasco y Nafarroa (5.140 y 1.583, respectivamente). Según datos extraídos del Observatorio Vasco de la Vivienda, el precio medio de alquiler se eleva a 1.376 euros en Donostia, 1.136 en Bilbao, 912 en Gasteiz y 848 en Iruña.
El perfil medio de los 92.231 propietarios de viviendas en alquiler responde a personas de 60 años de media, con estudios superiores y nacionalidad española, mientras que las arrendatarias tienen 46 años de media, con estudios primarios y, en la mitad de los casos, nacionalidades extranjeras.
El estudio concluye que las “escasas medidas políticas para limitar el precio de los alquileres dejan muchísimas puertas abiertas para que el mercado siga campando a sus anchas, lucrándose a costa de un derecho que debiera ser universal”, por lo que considera que la ausencia de regulación propicia “un trasvase de dinero público a las empresas constructoras y a la clase rentista”.
El sindicato ELA reivindica declarar a toda la CAPV y Nafarroa como zonas tensionadas para abaratar los alquileres, crear un índice involucrando a los movimientos sociales que llevan trabajando años estas cuestiones, controlar el uso turístico y movilizar las 100.000 viviendas desocupadas.