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Euskal Herria
Multitudinaria concentración en Hernani contra las agresiones racistas en las fiestas de San Juan

Durante la noche del martes, cientos de personas se reunieron en la plaza Gudari de Hernani, para condenar los episodios de violencia racista registrados durante las fiestas de San Juan y, sobre todo, para alzar la voz contra lo que varios colectivos califican ya como “ataques racistas organizados” contra jóvenes magrebíes. A la concentración, convocada por Ahmer SOS Hernani y respaldada por Harrera Sarea, el Hernaniko Txosna Batzordea y el Ayuntamiento, asistieron también representantes institucionales, como el alcalde Xabier Lertxundi (EH Bildu), varios concejales y cargos públicos de otros partidos.
Durante el acto, se leyó una declaración institucional —consensuada por todos los grupos que integran la Corporación municipal— que subrayó el compromiso del municipio con la convivencia, la dignidad humana y la defensa de los Derechos Humanos. “Toda persona que vive en Hernani forma parte de esta comunidad, sea cual sea su origen”, expresó el alcalde Xabier Lertxundi. “La violencia y el racismo no pueden tener cabida en este pueblo”. Las palabras fueron recibidas con aplausos, pero también con gestos de preocupación entre asistentes que reclamaban una respuesta aún más firme por parte de las instituciones.
La concentración tuvo un tono sereno pero contundente. Varias personas encendieron velas y portaron pancartas en euskera, castellano y árabe. Algunas leían: “Ez dugu onartuko” (No lo vamos a permitir), “Contra el racismo estructural” o “Nadie es ilegal”. Al fondo, una lona improvisada cubría la palabra “justicia” dibujada en letras negras sobre una sábana blanca.
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Una pelea una excusa que “prendió la mecha” para la violencia racista
Los hechos que desataron la tensión comenzaron poco después de la una y media de la madrugada del lunes 24, durante la celebración de las fiestas de San Juan. Según informó el Ayuntamiento, un joven —presuntamente de origen magrebí— se vio envuelto en una pelea dentro de un bar. Mientras que algunos vecinos aseguran que fue él quien inició la agresión, propinando varios golpes que llegaron a romper los dientes a otro joven, otros defienden que fue hostigado por voluntarios de las txosnas cuando intentó acceder a un espacio reservado para estos grupos festivos.
Diversas fuentes coinciden en que este mismo joven, señalado como el que “prendió la mecha” del conflicto, fue perseguido por una multitud tras el altercado. Al sentirse acorralado, buscó refugio en el interior del Ayuntamiento, donde la Policía Local lo resguardó hasta la llegada de la Ertzaintza. Fuentes municipales indican que en el exterior del edificio se congregaron cerca de 200 personas, algunas bajo los efectos del alcohol, que intentaron forzar la entrada para acceder violentamente al joven.
La Ertzaintza tuvo que intervenir para dispersar a la multitud con una carga policial. En el proceso, fue detenido un menor y al menos una persona resultó herida con suficiente gravedad como para requerir hospitalización. Algunos testigos denunciaron que la actuación policial fue desproporcionada, aunque otros defienden que fue necesaria para evitar un linchamiento.
“Parece que algunas nacionalidades tienen que ganarse sus Derechos Humanos”, denuncia el periodista Xalba Ramirez
Sin embargo, el episodio más grave se extendió más allá del incidente inicial. Durante las horas siguientes, y en distintos puntos del casco urbano, varios jóvenes magrebíes fueron objeto de agresiones. Algunos de ellos no tenían relación alguna con el conflicto originario. Según denunció la red ciudadana Harrera Sarea, dedicada al apoyo a migrantes, al menos tres ataques fueron claramente motivados por el odio racial.
Una de las víctimas, que regresaba a su domicilio, fue golpeada sin provocación. Otra fue atacada cerca de las txosnas, espacios autogestionados para las celebraciones, mientras que el comité organizador de las fiestas calificó estos hechos como “una caza al moro real, organizada y violenta”.
Este contexto fue denunciado por el portavoz de Ahmer SOS Hernani, quien calificó los ataques como “agresiones colectivas con tintes racistas” y advirtió contra cualquier intento de minimizar o trivializar la gravedad de los hechos.
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El contexto social y político
Hernani es un municipio con una larga tradición de convivencia diversa, pero también ha experimentado tensiones sociales puntuales, especialmente en torno a las fiestas populares, que reúnen a jóvenes de distintos orígenes en espacios festivos autogestionados. No obstante, colectivos sociales y vecinos coinciden en que lo ocurrido supera el carácter “puntual” y evidencia la necesidad de respuestas estructurales.
El periodista Xalba Ramirez recordó durante la manifestación que estos hechos no pueden desligarse del contexto de creciente xenofobia en Euskal Herria y en España. Además, ha declarado para este medio que “parece que algunas nacionalidades no tienen los Derechos Humanos de facto, sino que tienen que ganarselos” y denuncia el el papel nocivo de las redes sociales, donde bulos y mensajes racistas se viralizan sin control, alimentando el odio y la violencia en la calle. “Una pelea no puede ser excusa para desencadenar en odio estructural contra un grupo estigmatizado”, señalando que los bulos difundidos, como el falso rumor de un intento de violación que fue desmentido, han tenido consecuencias reales y peligrosas.
Desde Harrera Sarea también alertaron del miedo que sienten muchas víctimas para denunciar debido al temor a represalias o incluso a ser deportadas. Por su parte, el Departamento vasco de Seguridad confirmó que, hasta el momento, no constan denuncias formales adicionales al caso del menor detenido.
“No lo vamos a permitir, todos somos Hernani”
Hernaniko Txosna Batzordea, organizador de las fiestas, emitió un comunicado en el que condena enfáticamente la violencia y el racismo, y rechaza que un conflicto puntual justifique una venganza colectiva. “Si no sabes estar, no vengas. La violencia racista no cabe en nuestras fiestas”, afirmaron.
Por su parte, las organizaciones convocantes anunciaron que continuarán movilizándose para evitar que Hernani se convierta en un espacio hostil para quienes buscan vivir en paz. Entre las propuestas que se plantean están la creación de protocolos específicos para casos de discriminación en las fiestas, formación antirracista para cuerpos policiales y voluntarios, y campañas de sensibilización local.
La concentración concluyó con un ambiente sereno pero emotivo, con consignas en favor de la convivencia y el respeto mutuo, y pancartas en euskera, castellano y árabe que recordaban: “Ez dugu onartuko” (“No lo vamos a permitir”) y “Guztiok gara Hernani” (“Todos somos Hernani”). Al caer la noche, una frase escrita con tiza en los adoquines sintetizaba el sentir colectivo: “Lo que duele no es solo la agresión. Es el silencio después.”