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Extremadura
Nuestras voces se alzan
Profesor de la Universidad de Extremadura, secretario de Coordinación Ejecutiva de Podemos Extremadura.
Extremadura siempre ha sido una tierra de sacrificio, una tierra de gente trabajadora, una tierra explotada, una parte de la España olvidada y saqueada, un gran coto de caza de los señores marqueses y de fincas mal sembradas de los duques que no explotan sus semillas sino a los trabajadores. Una tierra dura, de gente recia, curtida bajo el sol del verano y del membrillo, con manos de sarmientos que se meten en las entrañas de la tierra, con lágrimas en el corazón y sonrisa forzada viendo como sus hijas tienen que marcharse huyendo de un futuro sin futuro. Gente sufridora, gente maltratada, nuestra gente.
Extremadura siempre ha sido una tierra de sacrificio, una tierra de gente trabajadora, una tierra explotada, una parte de la España olvidada y saqueada, un gran coto de caza de los señores marqueses
Pero no vamos a agachar la cabeza, no vamos a aguantar más explotación, no vamos a consentir que se nos siga tratando como una tierra de castigo, una tierra al servicio siempre, donde las minas pueden implantarse porque las extremeñas lo aguantamos todo. Donde se pueden plantear macrovertederos porque no tenemos capacidad de cabrearnos. Donde se idean grandes proyectos de juegos y de ocio que nos siguen entendiendo como el antiguo coto de caza, lugar de recreo y de oportunidades, pero siempre para otros.
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Donde dan igual las infraestructuras que se pongan ya que somos cuatro gatos y además dispersos. Donde las industrias energéticas han visto que tienen barra libre para el vaciado de nuestros pantanos y el alicatado con placas de nuestra dehesa, para mayor beneficio de los rellenos de avaricia, de los repletos de dinero, pero sin amor por Extremadura y sus gentes.
No, ya no hay resignación, no somos parte de una tierra donde todo vale, ya no somos la tierra del desánimo. Hemos decidido levantar la cabeza, encorajinados por años y años de abandono, por el hartazgo de políticas expoliadoras, de ser humillados constantemente por quienes no nos conocen y apoyados, sino dirigidos, por algunos de los de aquí, de los nuestros, que han preferido poner sus intereses personales antes que el bien de nuestra tierra y de sus gentes. Esta tierra nos pertenece tanto como nosotros pertenecemos a nuestra tierra.
No, ya no hay resignación, no somos parte de una tierra donde todo vale, ya no somos la tierra del desánimo. Hemos decidido levantar la cabeza
Y la gente, por su tierra, se ha levantado. Han decidido que el silencio es cómplice y que su fortalece reside en su unión, en tener una voz colectiva, en enfrentarse ante lo injusto como comunidad, como pueblo. Y esto, de momento, está acojonando a algunos políticos que llevan años haciendo y deshaciendo sin rubor, sin costumbre de que el pueblo al que dicen defender los señala como culpables del expolio, a que les pidan cuentas y explicaciones por decisiones tomadas entre humo de puros y sillones de cuero blanco.
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Ahora no son yunteros ocupando fincas pidiendo una reforma agraria. Ahora son miles y miles de extremeñas y extremeños los que piden otra vez un futuro para su tierra, un futuro para sus gentes. Levantando la voz y sus manos ante los proyectos mineros de visión cortoplacista y con gran impacto medioambiental presente y futuro. Saliendo a la calle ante las ideas de algún iluminado que quiere crear un macrovertedero en tierras extremeñas sin importarle sus paisanos.
Ahora son miles y miles de extremeñas y extremeños los que piden otra vez un futuro para su tierra, un futuro para sus gentes
Gritando por un tren digno, sin más, DIGNO, que nos una y posibilite estar conectado no solo con Madrid sino también entre nuestros pueblos. Somos, simplemente, un pueblo digno que pide ser tratado con dignidad. Estamos recuperando la voz, estamos recuperando las calles. Pronto, recuperaremos nuestra tierra para las extremeñas y los extremeños.