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El sindicato ELA ha ofrecido hoy una rueda de prensa que inicia su curso político: va a presentar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para solicitar un nuevo Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Su gabinete de estudios ha investigado durante un año cómo el resto de países establecen la fórmula para decretar el SMI y cuál debería ser la que rija en Euskal Herria. ELA propone que el SMI en Hego Euskal Herria debe situarse en 1.795 euros brutos mensuales en 14 pagas (25.130 euros brutos anuales). Este salario permitiría cerrar la brecha de género, así como la discriminación salarial con los empleados de origen extranjero, y alejar a toda la población trabajadora de la pobreza.
En concreto, se beneficiarían cerca de 300.000 personas, las más precarias. En su mayoría, mujeres —y mujeres migradas— que trabajan en el sector servicios y cuidados. Suponen el 33,5% de la población activa a jornada completa y una parte aún mayor de las jornadas parciales.
Brecha salarial
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España calcula el SMI en basa al salario medio y, tras un incremento del 54% en seis años para ajustarse a la Carta Social Europea, la cifra es de 1.134 euros brutos en 14 pagas. La última Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales del Gobierno vasco, de 2022, situaba la “ausencia de bienestar” por debajo de 1.654 euros brutos mensuales, “por lo que el SMI español se queda muy por debajo”, advierte Roser Espelt, una de las autoras del informe. Se calcula a través de la relación entre el salario mínimo y el salario medio, estableciendo el primero como un porcentaje del segundo.
La propuesta de ELA no afectaría a la industria, a las exportaciones ni al I+D vasco, ha recalcado el secretario general, Mitxel Lakuntza, ante las previsibles críticas del Gobierno vasco y de la patronal.
La fórmula deja a un lado el escuálido salario más habitual del Estado (18.500 euros brutos anuales) y pasa a incluir el aumento de la productividad y los beneficios empresariales. Fija en el 65% del PIB nominal per cápita la cuantía óptima —los 1.795 euros brutos en 14 pagas para 2024—, que es similar al SMI de Bélgica y Alemania. “Dicho de otro modo, la clase trabajadora empleada tendría garantizado al menos el ingreso de dos tercios de la riqueza que ella misma produce”, ha indicado Espelt. “Se trataría de un avance muy importante en clave de soberanía y con un contenido social que beneficiaría a cientos de miles de personas de nuestro país, precisamente, las más precarias”, ha subrayado Lakuntza.
El modo para implantar el SMI, a juicio del sindicato, es registrar una ILP en los próximos meses en los parlamentos de Gasteiz e Iruña, con el fin de modificar la legislación para hacer posible que las comunidades autónomas fijen su propio SMI, a través de una modificación del Estatuto de los Trabajadores, que permita SMI autonómicos, y los cauces habituales (acuerdo interprofesional con las patronales y la negociación colectiva). Todo ello requiere de una aprobación previa del Congreso, algo que obligaría a un debate parlamentario aún más profundo que el de las sedes parlamentarias de Hego Euskal Herria.
Recientemente, el sindicato LAB hizo su propuesta de SMI justo: 1.600 euros brutos mensuales. “Por debajo del umbral de bienestar del indicador del Gobierno vasco”, destaca el sindicato. ELA y LAB empezaron a trabajar en una propuesta conjunta, pero finalmente cada central ha presentado la suya propia.
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Orgulloso de pertenecer a un sindicato de clase y combativo como es ELA! Un salario mínimo potente es la clave para evitar la sobreexplotación y limitar la concentración de capital en manos empresariales.
Y como dicen, la derecha ya no tendría como excusa atacar a los inmigrantes.