Medios de comunicación
El Correo difunde el miedo y promueve el racismo con información falsa filtrada por la policía

En la madrugada del 21 de septiembre una persona fue apuñalada en Solokoetxe de Bilbao. En los días siguientes el periódico El Correo abordó largamente el suceso. La muerte se debió, al principio, a una pelea a base de “machetes”; después a una sola puñalada. Fue una pelea premeditada entre dos grupos, en un primer momento; un enfrentamiento surgido en un encuentro fortuito, después. Tanto el fallecido como los asesinos pertenecían en primera instancia a bandas juveniles peligrosas, una de magrebíes, otra de latinos, máximos “culpables” de la inseguridad extendida entre la ciudadanía bilbaína; ni rastro de ninguna de estas bandas juveniles, al final.
El medio dio la primera noticia unas cuatro horas después de la muerte, a las 11:10 horas del 21 de septiembre, con el llamativo titular: Un muerto tras una pelea a machetazos en Bilbao. La noticia no incluía datos que apuntaran a que la muerte se debía a una pelea a “golpes de machete” ni que explicaba el origen de esa información. La noticia apuntaba a una “pelea” en la que patrullas policiales desplazadas al lugar encontraron a “un hombre herido por arma blanca en el pecho”, que posteriormente falleció. Varios medios del Estado español publicaron titulares similares. A las 15:37 horas, El Correo cambió el titular de la noticia: Un muerto en Bilbao tras ser apuñalado en una pelea. Los machetes se convirtieron en un único cuchillo, sin dar explicaciones del cambio.
Marroquí de 21 años, lucha entre bandas juveniles peligrosas en general y 'Les Derniers Salopards' en particular, todo en el marco de la (in)seguridad
A las 22:58, el medio publicó una nueva actualización de la noticia: Un joven marroquí de 21 años ha sido asesinado de una puñalada en el pecho, decía el título. Además de en el titular, la noticia traía nueva información en el cuerpo: “Según informaron a este diario fuentes policiales, los sospechosos son de origen sudamericano y la víctima tenía antecedentes. La investigación apunta a que el fallecido pertenece a una banda juvenil y señalan que podría estar vinculado al grupo 'Les Derniers Salopards'. La Ertzaintza asegura que se trata de una de las bandas más peligrosas de Euskadi y que actúa especialmente en Santutxu. Relacionan la muerte del joven con la pelea entre dos bandas juveniles. Este fenómeno, el de las bandas juveniles, está creciendo especialmente en Bilbao, donde actúan la mitad de los dieciocho grupos violentos que hay en Bizkaia. La Policía Vasca tiene una gran preocupación por su agresividad y su implicación en diversos delitos. Pero también porque dificultan la integración social de sus miembros, porque muchos grupos tienen un carácter étnico. 'Les Derniers Saolopards', en concreto, está formada por jóvenes magrebíes. El fenómeno es cada vez más grave y en gran medida culpable de que la seguridad sea la principal preocupación de la ciudadanía bilbaína desde hace tiempo”.
Pronto, el medio volvió a moldear el titular para reforzar esa nueva información interna de la noticia: Matan de una puñalada a un joven de 21 años en pleno debate sobre la seguridad en Bilbao.
En resumen: marroquí de 21 años, lucha entre bandas juveniles, bandas juveniles peligrosas en general y Les Derniers Salopards en concreto, todo en el marco de la (in)seguridad.

(In)seguridad y bandas juveniles de migrantes a primera línea
Al día siguiente, 22 de septiembre, El Correodio continuidad a este asunto. A las 14:05, un nuevo titular de la noticia traía a primera línea la conexión entre el fallecido y las bandas juveniles: La Ertzaintza vincula al joven asesinado en Solokoetxe con la peligrosa banda juvenil 'LDS'. En su interior, la misma información recogida con anterioridad, pero añadiendo una llamativa entresaca: “Los investigadores no descartan que la víctima, de origen magrebí, forme parte de una banda juvenil”. Llamativa, porque no es lo mismo “vincular” a una persona con una banda juvenil que “no descartar” ese supuesto vínculo. Un matiz más: esa supuesta “vinculación” no la hizo la “Ertzaintza”, como decía el titular, sino que, como se podía leer en el interior de la noticia, fue filtrada al periódico por “fuentes policiales”: no ya oficialmente y por las fuentes oficiales del cuerpo, sino por filtraciones de “conjeturas” de algunos policías.
A las 20.14, el medio publicaba otra noticia que informaba de las detenciones: La Ertzaintza ha detenido a varios jóvenes por el asesinato de Solokoetxe, decía el titular, mientras que el subtitular seguía poniendo en el foco a las bandas juveniles: “Los primeros indicios de los investigadores apuntan a que forman parte de una banda latina”. Por primera vez, el diario del grupo Vocento pone nombre al joven asesinado: Haitam G., joven de 21 años. La actualización de la noticia, a las 21:13 horas, seguía la misma línea, con algunos datos modificados: sólo había un detenido pero “los primeros indicios de los investigadores apuntan a que el detenido, de 31 años y origen latino, pertenece a una banda juvenil”.

Comienzan los cambios
El 23 de septiembre, a las 00:30, aparece una nueva actualización de la noticia en la web de El Correo. Esta vez, con una información que desacredita el marco barajado hasta entonces, pero no en el titular -en el que vuelve a decir que los detenidos son tres-, sino en el cuerpo de la noticia, entre varios párrafos.
Por un lado, la muerte no se debe a una pelea entre bandas juveniles peligrosas, ni mucho menos se trata de un asesinato a golpes de machete: “De momento se desconoce el origen del altercado, pero fuentes cercanas al caso creen que pudo tratarse de un choque fortuito por cualquier motivo, después de una larga noche de fiesta”.
Ante un cambio radical de la información y del marco de la muerte, ninguna explicación por parte de El Correo
Por otro lado, el joven fallecido ya no era aquel que pertenecía a la peligrosa banda juvenil LDS, sino que se trataba de otra persona: “En las primeras horas se manejó una posible identidad [del difunto] pero luego se descartó. Un chico de 19 años, muy conocido por la Policía y con un sorprendente parecido físico a la víctima, que fue encontrado durmiendo en una lonja de la capital vizcaína. Gracias a la necroreseña, las huellas dactilares recogidas permitieron saber que [el fallecido] era otro joven, de 21 años y fichado, de nombre Haitam G.”
Este manifiesto de excusatio non petita accusatio manifesta, parece tener la intención de disculpar las informaciones erróneas dadas anteriormente. Eso sí, sin reconocer haber dado ninguna información errónea. Además, la explicación o excusa (según los gustos de cada uno), tiene un agujero: el fallecido de 21 años fue confundido inicialmente por fuentes policiales de El Correo con otro de 19 años, al que se le relacionó con la peligrosa banda LDS; pero el medio publicó desde el mismo día de la muerte que el fallecido tenía 21 años, nunca dijo que tuviera 19.
Tan significativa como la añadida es la información que desaparece: ninguna referencia a bandas juveniles; ninguna información que relacione al fallecido con la banda juvenil LDS ni al presunto asesino con una banda juvenil latina; ningún párrafo que explique el “fenómeno cada vez más grave” de las bandas juveniles, “culpables de que la seguridad sea la principal preocupación de la ciudadanía de Bilbao desde hace tiempo”. El párrafo largo que hemos recogido al inicio del estudio, desaparecido.
Ante un cambio radical de la información y del marco de la muerte, ninguna explicación.

La “peligrosa” banda juvenil ‘LDS’... no existe en Bilbao
El mismo 23 de septiembre, el jefe de la Ertzaintza, Josu Bujanda, dio explicaciones y desmintió oficialmente las informaciones facilitadas por el diario del grupo Vocento a partir de fuentes policiales. El diario recogió sus indicaciones en la noticia publicada a las 12.47 horas: La Ertzaintza cree que los agresores y la víctima de Solokoetxe “no se conocían”.
La información precisó que, según Bujanda, “los grupos no se conocían, se encontraron por casualidad, se insultaron y hubo una pelea“. Bujanda ”descartó“ que unos u otros tuvieran que ver con bandas juveniles. Es más, recordemos el alarmante y criminalizador titular de El Correo del 22 de septiembre: La Ertzaintza vincula al joven asesinado en Solokoetxe con la peligrosa banda juvenil 'LDS'. Pues bien, el jefe de la Ertzaintza negó esta vinculación, entre otras cosas porque “la banda actuó en la CAV hasta 2023”, es decir, hace dos años que no existe en Euskadi.
El jefe de la Ertzaintza desmintió a El Correo afirmando que “los grupos no se conocían, se encontraron por casualidad, se insultaron y hubo una pelea“ y ”descartó“ que unos u otros tuvieran que ver con bandas juveniles
Así recogió el medio del grupo Vocento las declaraciones de Bujanda, en cambio, no reflejó que el jefe de la Ertzaintza desmintiera expresamente en su comparecencia la información difundida por el diario. Tras negar que el fallecido o los detenidos formaran parte de ninguna “banda juvenil violenta”, Bujanda recalcó: “Tampoco de la banda ‘LDS’ como se ha difundido en algún medio escrito”, “hace años que no tenemos constancia de su actividad”.
Ya con la información oficial en la mano, ¿admitió el periódico más vendido de Bizkaia la información errónea que había facilitado anteriormente? Al contrario: “El responsable de la Ertzaintza ha confirmado las informaciones que El Correo ha dado a conocer en las últimas horas. Que los dos grupos no se conocían y que el enfrentamiento se desencadenó por un pequeño problema”.
Preguntas sin respuesta
El tratamiento de El Correo a esta muerte atroz, deja un sinfín de preguntas en el aire. Por ejemplo: ¿Tenía el periódico plena seguridad sobre la veracidad de las informaciones publicadas? Si no lo tenía, ¿por qué publicó informaciones tan delicadas? Si la tenía, ¿por qué no ha explicado el porqué de los cambios de versión? ¿Por qué no ha confesado públicamente las informaciones tan erróneas como sensibles que han sido publicadas? ¿Actuaría igual si el muerto y el presunto asesino no fueran personas racializadas o empobrecidas?
¿Qué dicen estas informaciones erróneas filtradas por los policías y publicadas por el medio sobre su ideología y prejuicios? ¿Qué emociones, imaginarios y valores alimentan el tratamiento que El Correo ha dado a la muerte?
¿Qué vinculación tiene El Correo con la Ertzaintza o con varios miembros de la Ertzaintza? ¿Cómo es posible que en una muerte las filtraciones sean constantes desde las primeras horas de la investigación? ¿Cómo es posible que los policías proporcionen información a un medio basada en sus convicciones y no en pruebas, conscientes de lo que este va a publicar? ¿Estas filtraciones pueden constituir un delito?
Desde hace años, son constantes las filtraciones policiales al grupo Vocento, con información a menudo muy sensible, ¿hay alguien en la Ertzaintza que investigue su origen? ¿Qué dicen estas informaciones erróneas filtradas por los policías y publicadas por el medio sobre su ideología y prejuicios? Por último: ¿qué emociones, imaginarios y valores alimenta El Correo con el tratamiento que ha dado a esta muerte en general?
Vocento, inseguridad, racismo, extrema derecha
Recientemente, en el reportaje Arrazakeria, eskuin muturrerantz arrastatzen gaituen korronte zabala -Racismo, una amplia corriente que nos arrastra hacia la extrema derecha- (ARGIA 2.929), analizamos el impacto que tienen las informaciones falsas que difunde la extrema derecha a través de las redes sociales (sean verdaderas, semi-falsas o totalmente falsas). Llegamos a la conclusión de que es una de las principales vías actuales para alimentar el racismo por inseguridad entre la población, expandiendo así los valores de la extrema derecha en la sociedad en general.
Dijimos también: “La percepción de los barrios y pueblos inseguros no estaría tan extendida, en cambio, si los medios hegemónicos no alimentaran esta misma visión (...). En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, El Correo y El Diario Vasco del grupo Vocento, son el exponente más extremo de esta práctica. Llevan años publicando de manera continuada noticias sobre delitos relacionados con la pobreza, con conflictos entre la población y con intervenciones policiales”. Lo que hemos analizado en este artículo, no es más que otro ejemplo más de ello, en el que se han publicado además informaciones falsas.
Opinión
Orden policial contra la pobreza
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