Política
Extremadura 2023: los Reyes Magos nos traen a Fernández Vara con “ambición sana”

Circula por las redes sociales un meme animado que bromea sobre el discurso de fin de año de Guillermo Fernández Vara a extremeñas y extremeños. Un discurso en el que pide “ambición, ambición sana, pero ambición”, en el que afirma que pronto tendrá que venir gente de fuera a trabajar aquí, en “esta tierra de oportunidades”, donde poco menos que correrán los ríos de leche y miel.

Como el humor popular siempre es un buen punto de partida y la situación la verdad es que se presta, aprovecharemos un poco de esa imagen desprendida del presidente hablando en un circo (de propósitos desbocados y vanidades) para realizar los pertinentes comentarios acerca de tanto optimismo, tanto consejo y tanta promesa. Y lo haremos no por ser aguafiestas, ni por pensar que aquí lo pasemos peor que en un barrio obrero de Móstoles, de Hospitalet de Llobregat o de la Línea de la Concepción. Son duelos y desgarros parecidos y similares sus causas y responsables. Que nadie vea lo que no tiene que ver. 

2022: Extremadura ha perdido la inocencia

Manuel Nogueras

Política

2022: Extremadura ha perdido la inocencia

Manuel Nogueras

Un repaso detallado y ácido a la ficción institucional y mediática de una Extremadura en desarrollo “verde y circular”, pero en realidad presa de intereses económicos e industriales ajenos, todo ello con la connivencia de la Junta de Extremadura.

Porque sí es verdad que aquí está llegando gente de fuera a trabajar. Y lo está haciendo ya. Pero a trabajar haciendo negocio o vendiendo humo. Lo mejor de cada casa, vaya.

Ha llegado Ramón Jiménez Serrano, como CEO de Extremadura New Energies (ENE), para envolver en papel de regalo el proyecto de mina en Valdeflores. Ese que en realidad es de Infinity Lithium (australiana, aunque el capital no tenga patria), del que ENE no tiene ninguna licencia y que sobre el terreno gestiona Tecnología Extremeña del Litio (TEL), la que va acumulando un revés judicial tras otro y con sede en Madrid, calle Fuencarral, número 33, 3º izquierda. Ha llegado, sí, Ramón Jiménez Serrano, inmerso en un presunto caso de corrupción en Murcia, el Caso de la Sal, donde aparece siendo consejero delegado de Tedagua S.A. y director general de COBRA Proyectos Integrados, vinculado al Grupo ACS (Actividades de Construcción y Servicios S.A.). El Juzgado de Instrucción número 5 de Murcia anda detrás de la implicación de dichas compañías en presuntos sobrecostes en la construcción de una planta desalinizadora. El auto judicial habla, en concreto, de fraude, malversación de caudales públicos, falsedad en documentos públicos y oficiales y fraude de subvenciones, entre otros delitos. Minucias del emprendimiento. No pasa nada, el juicio tendrá lugar dentro de unos meses y, mientras tanto, queda tiempo para disfrutar de una buena cena con el Presidente de nuestra región y la Presidenta de su parlamento autonómico. No hay pega, uno di noi, uno de los nuestros.

Aprovecharemos un poco de esa imagen desprendida del presidente en mitad de un circo para realizar cuatro comentarios [...] Y lo haremos no por por ser aguafiestas, ni por pensar que aquí lo pasemos peor que en un barrio obrero de Móstoles, de Hospitalet de Llobregat o de la Línea de la Concepción

Y tirando del mismo hilo, ya había llegado más gente, que eso del litio y las baterías eléctricas tiene un poder magnético difícil de evaluar. Ya lo narramos hace tiempo. Lithium Iberia, la empresa explotadora del yacimiento de Las Navas (Cañaveral, en la provincia de Cáceres), es, sin más, la nueva denominación (desde 2018) de la antigua Jesampa, creada por Íñigo Resusta Covarrubias, a la vez cofundador y presidente de Auriga Global Investors, una próspera sociedad de gestión de valores que mueve carteras de inversión intermediando en la compraventa de acciones; un bróker de bolsa, exactamente lo que necesitamos por aquí para esta economía circular donde siempre juegan al corro de la patata los mismos. Vamos llegando al cogollo...

La cena que vale más que mil palabras

Manuel Nogueras

Minería

La cena que vale más que mil palabras

Manuel Nogueras

Una cena patrocinada por la COPE donde comparten mesa el presidente de Extremadura, la presidenta de la Asamblea de Extremadura, el alcalde de Cáceres y el representante de la empresa que pretende abrir la mina de Valdeflores desata la polémica.

Resusta fue fundador de Grabat Energy junto a Mario Celdrán, actual vicepresidente de Phi4Tech (que hasta ha logrado que en la UNEX haya un máster con su nombre), compañía constituida en junio de 2018 con un capital social de 11.998 euros (emprendedores de bajo riesgo, unos portentos) y promotora, a su vez, de la fábrica de baterías de litio reiteradamente anunciada en Badajoz (con semejante capital social, no queremos imaginar quiénes pondrán, al final, la millonada que vale eso).

El nexo (de nuevo soplan vientos murcianos) de Resusta (mina) y Celdrán (fábrica), fue la compañía Grabat Energy, filial a su vez de Graphenano ('holding' creado por los hermanos Martín y José Antonio Martínez Rovira). Grabat se animó al negocio de la producción de baterías de grafeno, con fantasiosas previsiones de facturación de hasta 4.000 millones de euros, llegó a conseguir una participación china (de la compañía Chint) de un 10% en la empresa en 2016, ampliada en 2018 al 25%, alcanzando unos capitales de 18 y 50 millones de euros, respectivamente. Nadie ha visto a día de hoy ni una sola batería y, tras los consiguientes avatares judiciales, anunció en marzo de 2020 que cambiaba de dueño: Auriga, cuyo presidente, sorpresa, resulta ser Íñigo Resusta, de Lithium Iberia.

Y es que, nos ha dicho Fernández Vara que va a ser un “tiempo de desafío y de grandes oportunidades”. A algunos no tenía que recordárselo, que con el negocio eólico ya habían captado la idea central. Y si no, que pregunten en el pueblo de Garciaz, donde unos meses antes de destaparse el pastel de parque eólico previsto en Villuercas Oeste, el Ayuntamiento (que luego dijo no saber nada de lo que se cocía) se lanzó inocentemente a modificar normativamente usos de suelo en el municipio, exactamente lo que necesitaban los promotores del, por ahora, fracasado macroproyecto.

Pasando ya a otro “negocio verde”, el de la mierda industrial, no nos olvidemos de Salvatierra de los Barros, donde afirman los opositores al temporalmente fracasado macrovertedero que algunos contratos de compraventa de los terrenos necesarios para el desaguisado se firmaron en el propio ayuntamiento de la localidad

Siguiendo con el viento (de progreso, siempre de progreso), se han dado casos hasta grotescos. En los proyectos para la sierra de Gata y Montánchez, su promotor, el Instituto de Energías renovables, con domicilio en la ciudad de Cáceres (guardemos las formas), era una sociedad participada al 66% por PARCESA, empresa de servicios funerarios (hemos dicho bien: funerarios) de Madrid, a su vez propiedad del Grupo Inmobiliario Delta. Otro 28% de participaciones correspondían a Artificial Intelligence Structures, S.A., fruto de la fusión entre INYPSA y Carbures en 2018. INYPSA, participada mayoritariamente por el mismo grupo inmobiliario que se dedicaba, de paso, ¡a firmar ella misma los estudios de impacto ambiental para los citados proyectos eólicos!

Y, pasando ya a otro “negocio verde”, el de la mierda industrial, no nos olvidemos de Salvatierra de los Barros, donde afirman los opositores al temporalmente fracasado macrovertedero que algunos contratos de compraventa de los terrenos necesarios para el desaguisado se firmaron en el propio ayuntamiento de la localidad. Eso es ir al turrón y lo demás, tonterías.

Pero es que todas estas cosas nos dicen que traen trabajo y dinero, mucho dinero. Aunque, por ejemplo, la declaración de utilidad pública de una instalación de producción energética implique la exención de licencias municipales, exima de la prestación compensatoria por el uso del suelo no urbanizable y obtenga descuentos de hasta el 95% en Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Sin hablar de que pudiera no recaudarse el impuesto sobre actividades económicas, si se diera el caso de que la sede matriz de la empresa promotora se encontrara, por ejemplo... en Madrid. 70 millones en impuestos para la región dicen que va a dejar (volvamos temporalmente al litio) la mina de Cañaveral. Se les olvida aclarar que serán 70, sí, pero ¡a lo largo de los 30 años de concesión! ¿Dónde estaremos entonces? ¿Qué otros marrones nos estaremos comiendo? ¿Qué otros pasteles se estarán merendando?

70 millones en impuestos para la región dicen que va a dejar (volvamos temporalmente al litio) la mina de Cañaveral. Se les olvida aclarar que serán 70, sí, pero ¡a lo largo de los 30 años de concesión!

“Nadie nos iba a decir hace muy poco tiempo que iban a venir a nuestra región los proyectos que en este momento se van a desarrollar en Extremadura”, nos subraya don Guillermo. Efectivamente. Y es que andamos todas, todos, un poco alucinados con Elysium City. Ese del que el Consejo de Gobierno de la Junta acaba de aprobar, en su última reunión del año, el plan de ordenación territorial, quedando ya solo pendiente de la licencia municipal para iniciar las obras. Todo legal y bajo el amparo del decreto 78/2020, que lo califica como “gran instalación de ocio”. Lo que nos fascina es que contará con un campo de golf de 18 hoyos, un casino, un hotel de cinco estrellas y otro de tres, un parque acuático de aventuras y otro temático, una pequeña zona marina, tiendas, un residencial de 2.000 viviendas, una estación de tren (los retrasos serán épicos, porque allí ¡no llega ninguna línea de ferrocarril!) y ¡un estadio de fútbol con capacidad para 40.000 espectadores! ¿Para qué aficionados y de qué equipos? ¿Se harán capeas con elefantes? ¿Tiene la Junta un plan secreto para clonar dinosaurios y mostrarlos allí como espectáculo? 

Y todo este cúmulo de propósitos ejerce ese poder de fascinación que raya lo lisérgico porque, además de que nadie termina de explicarse cómo se va a llenar dicho estadio, tampoco nadie nos cuenta cómo va a llegar la gente a tan portentoso núcleo de ocio y dispendio.

La “revolución verde” anunciada el 31 de diciembre desde presidencia requiere de cambios radicales, coraje, desparpajo y poco tiempo. Por lo visto, también hace falta disponer de mucha pasta, buenos amiguetes arriba y muy poquito talento

Es que, vamos a ver, si Port Aventura, el único parque de atracciones rentable de España (llegó en 2017 a los 4,7 millones de visitantes, tras nada menos que 22 años de actividad), se encuentra a solo 100 km de Barcelona y en plena Costa Dorada, siendo este último un destino turístico con más de 20 millones de pernoctaciones anuales... ¿De dónde llegarán nuestros turistas para hacer esto viable? ¿Alguien se ha interrogado acerca de esto? ¿Contratarán al Halcón Milenario para que transporte esos millones de personas en bermudas, a velocidades cósmicas, desde sus lugares de origen, en minuto y medio?

No nos pongamos ni siquiera en plan ambientalista (que ahora está mal visto), centrémonos solo en el aspecto monetario del desplazamiento. Echando números, levantar los cien kilómetros de autovía desde la futura estación del AVE en Talavera de la Reina hasta Castilblanco —tramo de autovía sin otro destino— costaría un mínimo de 500 millones de euros, 800 la que estableciera conexión con Ciudad Real y 500, de propina, la que completara el recorrido con Cáceres. ¿Quién, cómo, cuándo va a levantar y pagar todo eso? ¿Está de algún modo contemplado? ¿En qué presupuesto?

Y es que estos dineros no se sacan de la chistera en un discursito, ni a hurtadillas de un Consejo de Gobierno. Confiemos en el mensaje presidencial del finiquitado 2022: es “tiempo de desafío”. Pues nada, a ver ese desafío viario (y no es el único) cómo lo resolvemos.

Desde luego, no se hará cambiando las reglas del juego como tantas veces en Valdecañas, la última de ellas registrando una propuesta de ley declarando como ZEPA un total de 55 zonas no catalogadas para, con ese subterfugio, autorizar en estas áreas las construcciones que “no hayan dañado el terreno”. Las sentencias no están aquí para cumplirse, son una especie de banco de pruebas para ver hasta dónde se puede llegar en su retorcimiento. 

Los mercaderes, los truhanes, los aprovechados, los cortesanos, los dueños del pesebre y sus apesebrados, los gañanes y sus cooperadores necesarios (por acción y por omisión) lo tienen claro . Queda por ver, desde este lado del discurso, qué hacemos

Tampoco se saca ese dinero modificando sorpresivamente un paquetón de leyes de golpe, como se hizo hace dos meses, puliéndose a hurtadillas la obligatoriedad de los, hasta ahora, preceptivos informes de impacto ambiental y patrimonial; modificando incluso alguna RPT (relación de puestos de trabajo), como esa de la que ni se había enterado, hasta que ya estaba consumada, el propio Director General de Patrimonio, Francisco Pérez Urbán. La “revolución verde” anunciada el 31 de diciembre desde Presidencia requiere de cambios radicales, coraje, desparpajo y poco tiempo. Por lo visto, también hace falta disponer de mucha pasta, buenos amiguetes arriba y, jurídicamente hablando, toda la impunidad. El talento lo exportamos, que esto va de otra cosa, va de modernidad y progreso. Va de hacerse la foto, de elecciones, de prometer un currito imposible a quien ya habita en el desespero. Va de instalarse en un modelo donde mandan el negocio y el gesto. 

En resumen, y en palabras escritas por Fernando Abad, hace ya años, en este mismo medio, estamos en lo que se avecinaba: “alfombra roja y sumisión por parte de los gobernantes, traje a medida en la legislación para cumplir las exigencias de los presuntos inversores, reducción de impuestos hasta límites obscenos, eliminación de controles urbanísticos y ambientales para acelerar los plazos de implantación y facilitar la recalificación de terrenos y la especulación, además de la expropiación a favor de empresas privadas, etc. Y todo ello bajo el pretexto de facilitar unas supuestas inversiones millonarias y la creación de unos miles de puestos de trabajo”.

Para este 2023 concluye recomendando el Presidente “que cada uno haga bien lo que tiene que hacer”. Los mercaderes, los truhanes, los aprovechados, los cortesanos, los dueños del pesebre y sus apesebrados, los gañanes y sus cooperadores necesarios (por acción y por omisión) lo tienen claro . Queda por ver, desde este lado del discurso, qué hacemos.