Política
El PP busca apropiarse del tema vivienda en su giro “social” y el PSOE sigue sin dar en la tecla

Feijóo emprende su nueva táctica, primero con la proposición sobre conciliación y esta semana apuntará a vivienda, aunque en el interior de su partido sorprenden sus bandazos y la permisividad eterna con Ayuso. Los socialistas hacen agua con medidas tibias y Sumar exige sin éxito. Los inquilinos toman la calle en Madrid el próximo fin de semana.
Feijoo foro de la toja
Feijóo, en el Foro de la Toja, este 4 de octubre. Imagen: PP

Una comida en un restaurante de alta gama en Paseo de la Castellana. Los integrantes: una decena de “gabineteros”, como se llama en el argot político a los militantes de partidos que pululan entre los equipos de asesores de consejerías autonómicas y ayuntamientos de capitales. Todos del Partido Popular madrileño.

En ese cónclave, mientras saboreaban un vino Rioja acompañado de solomillo, irrumpió en la charla el asunto del giro “social” de Alberto Núñez Feijóo y los intentos de poner sobre la mesa temas no identitarios ni tan ideológicos. “Estaban bastante decepcionados. Ha sentado mal y se ve raro, se notan los bandazos”, comenta a El Salto uno de los participantes del encuentro.

La anécdota sirve de muestra para un sentimiento que recorre, no ahora sino desde hace tiempo, a muchos cargos intermedios ‘populares’. La estrategia de Feijóo se entiende poco, las contradicciones son constantes y la permisividad con Isabel Díaz Ayuso llega a extremos inéditos.

La baronesa madrileña fue la primera en criticar la proposición de Ley de Conciliación que Feijóo informó el día del Comité Ejecutivo Federal —el primero del curso político—, el momento elegido para darle potencia al mensaje. Fue registrada en el Congreso esta semana por Miguel Tellado con el cebo de una jornada flexible laboral que provocó arrugas en la frente a los sectores más liberales del partido.

La brecha de género, según todas las encuestas, cada vez se consolida más y lo que para la izquierda son los hombres blancos menores de 30, para la derecha y la ultraderecha las mujeres más jóvenes son un reto

Entre el miércoles y el jueves, Génova se ocupó de filtrar a medios cercanos que iba a intentar contentar al sector más aznarista con guiños neoliberales en la próxima proposición estrella que prepara el grupo parlamentario Popular: la de vivienda.

“La nueva ley de Vivienda compensará al ala más liberal del partido, reacia al intervencionismo del Estado tanto a nivel económico como social”, citaba Libertad Digital de fuentes del PP. La idea es incluir en la nueva medida una norma para liberalizar suelo y poner parcelas públicas a disposición de la iniciativa privada. Nada de regular precios ni aplicar la ley estatal de vivienda.

No fue casual esta fuga que buscó poner paños frío. El segmento más neocon del PP, cuyos rostros más visibles son Aznar, Ayuso y Cayetana Álvarez de Toledo, no mira con buenos ojos este tipo de propuestas porque, en el análisis atravesado por el paradigma de guerra cultural, ideas como esas legitiman el intervencionismo que impulsan los sindicatos y el bloque progresista.

Este sector conservador, cuyo bastión principal es Madrid, se olvida de un detalle: lo de la conciliación vino a intentar acercar a Feijóo a un segmento electoral que le es esquivo, como el de las mujeres menores de 40 años. La brecha de género, según todas las encuestas, cada vez se consolida más y lo que para la izquierda son los hombres blancos menores de 30, para la derecha y la ultraderecha las mujeres más jóvenes son un reto.

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“Claramente la Ejecutiva nacional busca esto, completamente. Tienen que solucionar lo del voto de las mujeres si quieren ganar”, comenta a El Salto una dirigente que tuvo altos cargos en Génova en la etapa anterior. La misma fuente cree esto puede acercar a la gente común a Feijóo, aunque hay un problema de base: “No hay ideología, no hay un sentir común, juegan a no cabrear a nadie. Y la gente ve que la proposición de conciliación nace muerta porque Ayuso la criticó muy duro. No puedes tener un barón que salga a criticar una ley que diseña su propio partido”.

Fuentes populares han explicado a El Salto que la mencionada iniciativa fue planificada y diseñada por un sector considerado socialdemócrata, o como algunos los llaman internamente, “los sorayos”. La respuesta en modo bandazo vendrá ahora del sector contrario.

La proposición de Vivienda, sin embargo, ha sido capitaneada por la senadora Paloma Martín, que viene de la FAES y es diputada de la Asamblea madrileña. Esta pretende nacer como garantía neoliberal para acercar al partido a uno de los temas más acuciantes para las clases trabajadoras en los últimos años y que ya ha disparado las protestas en Canarias, Málaga y Palma de Mallorca.

Tranquilidad para aquellos neoliberales que temen ver a Feijóo claudicar en la doctrina ‘genovesa’: este viernes el expresidente de la Xunta ha dejado claro que su discurso sobre el giro social es sólo maquillaje

El giro social no es por convicción, sino que busca hacer más ‘votable’ para ciertos sectores a una derecha con discurso duro, ideológico, nacionalista y que puede parecer rancio pero menos repelente si se oye de sus bocas propuestas para las familias y los problemas del comer. La senda es, básicamente, el estilo Giorgia Meloni, la misma primera ministra que hace pocos días fue a ver en persona Núñez Feijóo. La líder italiana ha logrado con esa receta llevar a un partido periférico y carca como Fratellí d’Italia a ser el más votado de la república.

Tranquilidad para aquellos neoliberales que temen ver a Feijóo claudicar en la doctrina ‘genovesa’: este viernes a la tarde, antes de acabar su semana, el expresidente de la Xunta ha dejado claro en el Foro de la Toja que su discurso sobre el giro social es sólo maquillaje. En el momento más aplaudido de toda su intervención, ha enfatizado: “La criminalización de la propiedad privada es un grave error”. También ha hablado de los jóvenes y su “derecho a aspirar a comprar una vivienda” y a no conformarse con alquilar.

El intento de dar un rostro amable y social al discurso conservador no es nuevo, y eso tampoco importa, pero sí es relevante que sea creíble, el elemento fundamental para atraer votos según insisten siempre los encuestadores. Algunos en el PP ven un exceso de pragmatismo: “Feijóo nunca fue ideológico, no es un hombre de partido, el surge de la gestión, es un funcionario. No es Casado o Ayuso, que guste o no, militaban desde los 16 años en el PP. Ahora han elegido tres temas, migración, vivienda y conciliación, para dar caña y no quedar atrapados entre los barones y Sánchez”, reflexiona un dirigente intermedio de la formación conservadora.

PSOE, en modo descafeinado

Iván Redondo, una de las personas que mejor conocen el cráneo político y la conducta de Pedro Sánchez, aseveraba hace pocos días que este curso político no irá del concierto singular para Catalunya ni de los presupuestos, sino que los dos ejes de la batalla mediática y política serán migración y vivienda.

Como para que el tema de la vivienda termine de tronar con fuerza, el próximo 13 de octubre los sindicatos de inquilinos y y una treintena de colectivos de la vivienda han convocado a una manifestación en el centro de Madrid que se prevé multitudinaria. Una movilización que puede llevar a otra medida que comienzan a plantear: la huelga de alquileres.

La ministra de Vivienda, que nunca ha recibido a los sindicatos de inquilinos pero sí a representantes de los grandes propietarios, sigue apostando por la construcción de viviendas y delega en las comunidades la aplicación de la Ley de Vivienda

En este contexto, el Partido Socialista no avanza con contundencia sino todo lo contrario. El miedo a enfadar a la clase media-alta y alta, propietaria de varios inmuebles disponibles para el alquiler, no es menor. El portavoz parlamentario, Patxi López, ha llegado a acusar a Sumar de plantear “medidas extremas” cuando el grupo plurinacional propuso prohibir por un período de tiempo las compras de pisos para alquiler vacacional en zonas tensionadas.

La ministra de Vivienda y Agenda Urbana, Isabel Rodríguez, que nunca ha recibido en sus diez meses como jefa de esa cartera a los sindicatos de inquilinos pero sí a representantes de los grandes propietarios, sigue apostando por la construcción de viviendas y delega en las comunidades autónomas la aplicación de la Ley de Vivienda que en Catalunya se ha mostrado efectiva, al menos hasta ahora: el precio de los alquileres allí ha bajado en una media del 4% durante los dos primeros trimestres de 2024. Un inciso merece esto: Esquerra Republicana, único partido político del Estado español con responsabilidades ejecutivas que se animó a aplicar la regulación de alquiler en zonas tensionadas en una intervención decisiva, sufrió un varapalo electoral en las elecciones. Algunos creen que este tema podría haber incidido, y no a su favor.

La ministra Rodríguez había coqueteado con la idea propuesta por Sumar de no otorgar fondos a las comunidades que no aplicaran la Ley de Vivienda, pero finalmente ha desistido, otra vez: ha dicho que no se castigará pero sí se premiará a quienes apliquen la ley en sus territorios. Es la misma ministra que hace pocos días pidió “solidaridad a los caseros” a la hora de decidir los aumentos de los alquileres, haciendo explotar de memes las redes sociales.

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Tras tumbar Junts la proposición de Sumar para regular alquileres vacacionales, fuentes parlamentarias han asegurado que por ahora no hay proposiciones sobre Vivienda hasta fin de año, salvo lo que está negociando el grupo de Yolanda Díaz con el PSOE para los presupuestos generales.

“Se está peleando para conseguir fondos importantes para poder construir más viviendas sociales, subir la fiscalidad a los que se benefician de los alquileres vacacionales, intentar con medidas que pisos turísticos pasen a alquiler convencional y evitar la venta para especulación. Se está negociando y por ahora el PSOE tiene un discurso, pero a la hora de la verdad no se diferencia mucho del PP en este asunto”, explica un diputado de Sumar a El Salto.

La crisis de vivienda se agudiza y en pocos días llegará a las calles de Madrid con una mega protesta que promete mantener el tema sobre la mesa

Esta semana, un diputado de Junts comentaba a colegas del bloque de investidura que sí estaban algo preocupados por cómo les había afectado la votación en contra por lo de los alquileres. A diferencia de lo que proclama Gabriel Rufián, ellos no creen que les haya salido gratis y que esta vez el ecosistema mediático catalán no transmitió una narrativa favorable. Esta percepción (habría que ver si la comparte Carles Puigdemont en el lejano Waterloo) podría, a medio plazo ayudar, a que haya posiciones más favorables en este tema.

Por ahora impera la acción moderada. El PSOE ha aplazado la polémica ley de Suelo que había registrado junto al PNV al no contar con el visto bueno de ERC, Junts y Podemos, y por ahora desde el Ejecutivo lo último hecho en vivienda es la distribución de 200 millones de euros para el bono de alquiler joven en las comunidades autónomas. También allí, el PSOE ha anunciado que impulsará legislación para asegurar que el suelo público no pueda ser vendido a fondos buitre.

Mientras tanto, la crisis de vivienda se agudiza y en pocos días llegará a las calles de Madrid con una mega protesta que promete mantener el tema sobre la mesa, a pesar del tiempo malgastado por muchos en discursos migrantefóbicos y cupos inexistentes.

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