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Sanidad privada
Un grito contra el sistema: el asesinato de Brian Thompson
Tras décadas de deshumanización de un sistema de salud que ve a las personas no como pacientes, sino como cifras en una hoja de beneficios, el asesinato del CEO de UnitedHealthcare, Brian Thompson, ha reabierto el debate sobre la sanidad privada al servicio del libre mercado. Este violento suceso ha dejado al descubierto las grietas del insostenible modelo sanitario estadounidense basado en la privatización extrema y la mercantilización de la salud.
En Estados Unidos, alrededor de 275.000 personas pierden sus hogares cada año y caen en la ruina económica debido a deudas médicas. En este país una fractura de hueso puede significar una deuda de más de 40.000 dólares si no se cuenta con un seguro adecuado y la bancarrota por motivos sanitarios es la causa principal de insolvencia personal. En un contexto donde la salud es un negocio y no un derecho, resuena el grito desesperado de una sociedad aplastada bajo un sistema sanitario que ha servido al lucro en lugar de servir a las personas.
Estados Unidos
Estados Unidos Detenido el presunto autor del asesinato de un CEO: “Parece que tiene mala voluntad hacia las corporaciones”
El trágico asesinato fue perpetrado el 5 de diciembre por Luigi Mangione, un joven siciliano de 26 años y graduado en ingeniería informática por la Universidad de Pensilvania. Mangione dejó claro en el manifiesto que portaba el día de su detención su rechazo hacia las políticas que perpetúan las aseguradoras “al anteponer los dividendos a las vidas humanas”. En su texto, describió lo que consideraba “una maquinaria capitalista diseñada para matar lentamente a quienes no tienen el privilegio de ser ricos”, una crítica frontal al modelo de las grandes aseguradoras, del que UnitedHealthcare se erige como el máximo exponente.
Se trata de la mayor aseguradora de salud de Estados Unidos, una subsidiaria del gigante UnitedHealth Group, que en 2023 generó más de 324.000 millones de dólares en ingresos, consolidándose como una de las empresas más rentables del sector sanitario global. A través de una vasta red que incluye servicios de seguros, gestión de beneficios farmacéuticos y programas de atención médica para empresas y gobiernos, la aseguradora cubre a más de 45 millones de personas. Sin embargo, gran parte de su éxito económico se atribuye a su modelo de negocio, centrado en maximizar beneficios a través de prácticas que han sido ampliamente criticadas: la denegación de reclamaciones, la exclusión de tratamientos costosos y el encarecimiento de las primas.
Es imposible no ver venir que la ira acumulada de los ciudadanos llevaría a un estallido de violencia en un escenario que no les da más opciones que morir o luchar contra un monstruo burocrático que se beneficia de su sufrimiento
El sistema estadounidense ha perfeccionado una estrategia de tres pilares: deny, delay, depose. Son las palabras que se encontraron grabadas en los casquillos de bala utilizados en el crimen, y que simbolizan las prácticas sistemáticas de las aseguradoras: retrasar tratamientos hasta que el paciente no pueda costearlos o su condición se agrave, negar diagnósticos o procedimientos esenciales y litigar para evitar pagar indemnizaciones, incluso en los casos más claros de negligencia. Estas tácticas no son solo corporativas, sino una filosofía institucionalizada que pone las ganancias por encima de la vida humana. El resultado de esta lógica implacable es un sistema que deja sin seguro a más de 27 millones de personas y provoca más de 68.000 muertes al año por falta de acceso a servicios médicos básicos. ¿Cómo no iba a estallar esta bomba social? Es imposible no ver venir que la ira acumulada de los ciudadanos llevaría a un estallido de violencia en un escenario que no les da más opciones que morir o luchar contra un monstruo burocrático que se beneficia de su sufrimiento.
Michael Moore, en su documental Sicko, ya mostró en 2007 la frustración creciente de los pacientes ante las prácticas de las aseguradoras para maximizar beneficios, como negar tratamientos incluso cuando los médicos los recomendaban. Desde entonces, la situación ha empeorado: el gasto sanitario per cápita en 2023 era de 12.318 dólares, el más alto del mundo, pero ese gasto no se traduce en mejores resultados sanitarios; millones de estadounidenses siguen enfrentando deudas médicas impagables.
En España, nuestro sistema sanitario público no está exento de amenazas. La privatización avanza silente, erosionando progresivamente los principios de equidad y accesibilidad
El asesinato de Brian Thompson es un síntoma extremo de una enfermedad llamada capitalismo, de un sistema que lleva años tensando la cuerda. La sociedad no puede tolerar indefinidamente un modelo que, en palabras de Moore “te mata lentamente al negarte la atención médica que necesitas, incluso cuando tienes seguro”.
En España, nuestro sistema sanitario público no está exento de amenazas. La privatización avanza silente, erosionando progresivamente los principios de equidad y accesibilidad. Según la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), regiones como Madrid, Cataluña y Baleares lideran el proceso de privatización sanitaria. En Madrid, casi el 30% de las camas hospitalarias son privadas y el gasto en seguros médicos per cápita supera los 300 euros anuales.
El aumento del gasto sanitario privado es otro signo de alarma: El informe Health at a Glance 2024, publicado por la OCDE, destaca que el gasto sanitario privado en España representó el 28% del gasto total en 2024, por encima de la media europea del 24%. Se están desmantelando progresivamente servicios públicos mediante la externalización y el deterioro deliberado de la atención primaria, que sólo recibe el 14% del presupuesto, muy por debajo del 25% recomendado por la OMS.
Los indicadores ya están ahí: listas de espera interminables en el sector público, hospitales colapsados, externalización de servicios esenciales y una sociedad necesitada de atención sanitaria que empieza a recurrir cada vez más al seguro privado como única solución. Cuando convertimos la salud en una mercancía, despojamos a las personas de su dignidad y las empujamos al límite.