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Tribuna
Un nuevo extremeñismo en construcción
Triste realidad. Nuestra tierra es tan bonita como injusta. En ella no faltan (ni nunca han faltado) motivos para rebelarse frente a la desigualdad. Este pueblo lleva acumulando indignación demasiado tiempo y todavía tiene que llover, llover a cántaros.
La identidad del agravio, en la que se basó buena parte del regionalismo histórico, tiene razones sobradamente justificadas, pero no es útil hoy si queda reducida a un mero lamento pasivo que prolongue el letargo. En este momento crucial que vivimos es imprescindible convertir esa indignación en acción, combinar la denuncia y la reivindicación con un llamamiento al empoderamiento comunitario, a la autoestima de esta tierra, a la puesta en valor de sus capacidades y posibilidades presentes y futuras.
La identidad del agravio, en la que se basó buena parte del regionalismo histórico, tiene razones sobradamente justificadas, pero no es útil hoy si queda reducida a un mero lamento pasivo que prolongue el letargo
Al pueblo extremeño le robaron su historia, su memoria y su identidad para intentar desactivar su fuerza colectiva. Todavía hoy no mucha gente (re)conoce la trascendencia histórica de lo que sucedió en nuestras dehesas el 25 de marzo de 1936, cuando el campesinado extremeño se levantó para ocupar la tierra y alzar la voz. De forma interesada se siguen invisibilizando, también, las represalias que impusieron los poderosos: la sangre y el silencio que llenaron las numerosas fosas todavía por exhumar.
Extremadura
Extremadura Nace ‘Extremeñería’, un espacio para situar a la región en el “centro”
Sin embargo, algo se está moviendo en la conciencia del pueblo extremeño. Hoy un nuevo extremeñismo comienza a organizarse y despertar. Un movimiento que es eminentemente social y cultural (sin renunciar nunca a su potencia política), que es plural y transformador, que combina propuesta y protesta, que combate radicalmente la apatía y el conformismo y que revindica vehementemente la fuerza de nuestro pueblo.
Hoy un nuevo extremeñismo comienza a organizarse y despertar. Un movimiento que es eminentemente social y cultural (sin renunciar nunca a su potencia política), que es plural y transformador
Sin lugar a duda, es la juventud quien está empujando este nuevo resurgir, empoderándose y reclamando (con humildad y convencimiento) su espacio y su momento. Se trata de una nueva generación que pretende impulsar, sin complejos ni nostalgias, una nueva ola de extremeñismo: que cuestiona la fragmentación cainita tanto como la siempre tentadora despolitización, que defiende los liderazgos compartidos y cree firmemente en la implicación, el compromiso y la acción colectiva para cambiar las cosas; que está convencida de que Extremadura, después de casi 40 años de historia autonómica, no puede esperar más.
Es una nueva generación extremeñista que está recuperando el hilo de la Historia. Sabe que para defender las posiciones federalistas podemos retomar las ideas de Evaristo Pinto Sánchez, que para impulsar la igualdad de género y las luchas feministas podemos contar con los versos de Carolina Coronado, que para reivindicar una Extremadura más justa e igualitaria podemos recuperar el ejemplo de los yunteros del 25 de marzo, que para construir un extremeñismo progresista que cuestione el papel de las élites y el saqueo de nuestros recursos la principal referencia es el pensamiento de A. Elviro Berdeguer.
Extremadura
El Bloque Popular de Extremadura, una experiencia desde el extremeñismo revolucionario
Desde aquel “Extremadura para los extremeños”, considerado hito inaugural del extremeñismo político, muchos han sido los intentos de articular políticamente -a través de la consideración de los rasgos identitarios y de la crítica de la subordinación socioeconómica-, la defensa de una comunidad históricamente postergada en una organización de carácter regionalista/nacionalista.
Este extremeñismo del siglo XXI quiere alcanzar el futuro sin renunciar a la memoria: la del 25 de marzo de 1936, la del 25 de febrero de 1983 y la de otras muchas fechas relevantes para la historia de nuestro pueblo. Viene a construir ahora sobre lo conquistado por quienes abrieron camino antes. Recupera la figura de mujeres extremeñas que, como Julia Mayoral, Matilde Landa, Suceso Portales o María Telo, aportaron tanto a la lucha por una igualdad real y efectiva. Valora y promueve nuestro rico y diverso patrimonio histórico, artístico y cultural (también nuestra diversidad lingüística). No se cansa de alzar la voz por lo que Extremadura merece tener por justicia, incluyendo un tren digno que una y vertebre nuestro territorio. Defiende otro modelo de organización y desarrollo: socialmente justo, ecológicamente sostenible y administrativamente comarcal. Reivindica una vida digna para todas las personas, también en el ámbito rural, con pueblos llenos de vida y de futuro. No pierde (sino que fortalece) su vínculo con la emigración extremeña, esa herida abierta que todavía supura, y promueve la participación de la diáspora. Cree en los lazos fraternos con Portugal y es solidario con otros pueblos del Estado español y de todo el mundo.
Defiende otro modelo de organización y desarrollo: socialmente justo, ecológicamente sostenible y administrativamente comarcal. Reivindica una vida digna para todas las personas, también en el ámbito rural, con pueblos llenos de vida y de futuro
La juventud extremeña no tiene que regresar, porque nunca abandonó su tierra. No nos escondemos, damos la cara. Seguimos con nuestro corazón y nuestra cabeza aquí y continuamos trabajando, desde dentro y desde fuera, por una Extremadura que no desprecie nunca más a sus gentes, que conquiste un futuro digno para nuestras paisanas y paisanos, que haga frente a todas las desigualdades (entre personas y entre territorios, también entre provincias) y a cualquier retroceso en materia de derechos, frente a aquellos que perpetúan los privilegios y ponen en cuestión la autonomía extremeña y las bases de la convivencia democrática.
Memoria histórica
25 de marzo Una nueva primavera para Extremadura: un 25 de marzo extremeñista
Todo esto, y mucho más, pueden llegar a ser los mimbres del nuevo extremeñismo. Cada vez más gente está comprometida con el progreso de su tierra, es extremeñista y todavía no lo sabe. Será necesario acercarse, mirar a los ojos, dialogar y hacer pedagogía, convencer. Desterrar prejuicios y complejos. No será fácil, pero es nuestra tarea. Hay mucho por ganar.
Cada vez más gente está comprometida con el progreso de su tierra, es extremeñista y todavía no lo sabe. Será necesario acercarse, mirar a los ojos, dialogar y hacer pedagogía, convencer
Algunos siguen preguntándose qué es eso del “nuevo extremeñismo”. No podemos dar una respuesta exacta, porque lo estamos definiendo y construyendo, con ilusión, compromiso y creatividad. Seguimos sumando fuerzas y voluntades, porque la resignación nunca más puede ser una opción ante los problemas seculares de esta tierra.
En 2023 se inaugura un ciclo electoral decisivo, que puede abrir las puertas del parlamento autonómico a la ultraderecha. O hacemos nosotras y nosotros política extremeñista o nos la volverán a hacer, desde fuera de nuestra tierra y para los intereses y privilegios de los de siempre. La unidad es un anhelo compartido (y no el único) para construir una herramienta que sea capaz de canalizar y representar esta fuerza creciente. Los partidos políticos deben estar a la altura de este momento decisivo para que en la próxima primavera Extremadura se levante y vuelva a florecer.