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Derecho a la vivienda
El movimiento por la vivienda se renueva en Andalucía en plena crisis habitacional
Una avalancha de desahucios, 4.451 al año, 11 al día, según las cifras del Consejo General del Poder Judicial. Unos precios que no paran de subir sin alcanzar techo alguno, en una década el precio del alquiler ha subido más de un 50%, según la plataforma inmobiliaria Idealista. Una pérdida de barrios llenos de hogares por calles llenas de residencias turísticas, según los datos de Eurostat Andalucía es la región de la UE con más apartamentos destinados a uso vacacional, más de 116.000 están registradas.
“La situación es más crítica que nunca, el precio de alquiler y de compra de vivienda está más caro que nunca. Y los sueldos no suben. Incluso trabajando no se sale de la pobreza”, reflexionan desde el Sindicato de Inquilinas de Málaga
Una Ley de Vivienda estatal, que acaba de cumplir un año, sin precedentes, pero “llena de agujeros” como indicaban desde los movimientos por el derecho habitacional. Unas políticas autonómicas para asegurar el acceso a la vivienda inexistentes, el gobierno de Juanma Moreno ha llevado a la Ley de Vivienda Estatal al Tribunal Constitucional por establecer “limitaciones inherentes a la propiedad”, además de haber sido la comunidad que más trabas ha puesto al Bono del alquiler joven y de haber mostrado en diversas ocasiones su negativa a la regulación de los precios de arrendamiento.
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda Vivir y resistir en Andalucía, la comunidad con más desahucios del Estado español
Unos propietarios que especulan con los pisos disponibles, el mayor casero de la comunidad es la propia Junta de Andalucía, seguido de Caixabank que tiene 8.000 pisos en propiedad. Según AVRA (Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía) el 30% de las viviendas están en manos de propietarios con más de 50 inmuebles.
Solo son algunos de los datos que demuestran que el panorama de vivir en Andalucía se encuentra en una situación cuanto menos complicada. Una realidad que más allá de las cifras es una de las preocupaciones constantes de las andaluzas. Ante esta situación, el movimiento por la vivienda en distintas capitales andaluzas se ha reformulado para atender a la problemática.
Herramientas colectivas por la vivienda digna
“La situación es más crítica que nunca, el precio de alquiler y de compra de vivienda está más caro que nunca. Y los sueldos no suben. Incluso trabajando no se sale de la pobreza”, reflexionan desde el Sindicato de Inquilinas de Málaga. Este sindicato lucha por las condiciones justas de alquiler a través de “la autoorganización, la defensa y el apoyo mutuo de las inquilinas en lucha” en una de las ciudades donde más se ha encarecido el precio de la vivienda a nivel estatal, donde una persona tiene que emplear más del 40% de su renta para poder tener un hogar según los datos de Idealista.
En Málaga hay, según los datos del Banco de España, 1 de cada 3 viviendas son turísticas. Una ciudad que está organizada en torno al turismo y que afecta en distintos ámbitos a quienes la habita: “Hay como un descontento generalizado que no solo tiene que ver con la vivienda y que se está dejando, digamos, ver en todas las ciudades turísticas del sur que de alguna manera también resuenan respecto de otras cuestiones como puede ser la precarización del trabajo en el ámbito de la hostelería o la explotación del territorio”, explican desde el Sindicato.
“El aislamiento nos hace más débiles, por lo que estamos en el camino de hacer un esfuerzo común por superar diferencias y atacar desde diversas perspectivas al mal reparto de la propiedad", sostienen desde el Movimiento por la Vivienda de Sevilla
El colectivo de inquilinas ha convocado para el próximo 29 de junio una gran movilización bajo el lema “Málaga para vivir, no para sobrevivir” ante la situación que vive la ciudad. “Una movilización para que se hable del tema, para que no solo nos ayudemos en situaciones concretas, sino que de verdad rehabilitamos la situación tan mala que tenemos con la vivienda ahora mismo”, sentencian desde el Sindicato.
En abril de 2014 el m² en Sevilla estaba a 6,3 euros, en el mismo mes diez años después a 10,3 euros, según Idealista. Una subida que está expulsando a las vecinas de la ciudad y una de las causas es las más de 23.622 viviendas turísticas que tiene la capital. Bajo el lema “Se Acabó la tregua” ha resurgido en la ciudad un movimiento por la vivienda unitario que busca “defender juntas nuestro derecho a una vivienda digna”.
El Movimiento por la vivienda de Sevilla surge de la aglutinación de diversos colectivos por el derecho habitacional de la ciudad “el aislamiento nos hace más débiles, por lo que estamos en el camino de hacer un esfuerzo común por superar diferencias y atacar desde diversas perspectivas al mal reparto de la propiedad con la intención de buscar soluciones colectivas inmediatas y a medio plazo que elimine esta forma de violencia”, sostienen desde el colectivo.
Este movimiento busca poner el foco sobre “la especulación, el rentismo, la turistificación y la propiedad privada de la vivienda” sin separar esta lucha de “la lucha contra la turistificación y el modelo de desarrollo que nos han impuesto”. Y hablar de este modelo significa igualmente conectar con otras luchas contra el capitalismo y su sobre-explotación de los recursos”. Los próximos 24 y 25 de mayo el Movimiento por la vivienda en Sevilla ha organizado unas jornadas para organizar “la lucha por la vivienda”.
En el caso de Granada, en los últimos 10 años ha aumentado un 67% el precio del alquiler, y es la tercera ciudad andaluza con un mayor número de viviendas vacacionales, unos alquileres que con respecto a años anteriores han aumentado en un 16,8%.
Hoy hemos presentado el Sindicato de Vivienda de Granada. pic.twitter.com/cxmQRcxC7x
— Sindicato de Vivienda de Granada (@SVGranada) May 18, 2024
El pasado sábado 18 de mayo se presentaba en la ciudad el Sindicato de Vivienda de Granada con el objetivo “de funcionar como herramienta para defender las condiciones de vida de la clase trabajadora y sus problemas relacionados con la vivienda”. Un colectivo que busca ser “una herramienta autónoma en la que formarse y capacitarse para hacer frente, de manera colectiva, a rentistas y especuladores que hacen uso de la vivienda para sus propios fines, es decir, como bien de mercado”.