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Industria textil
#NecesitoRopaLimpia
La Campaña Ropa Limpia, surgida a principios de los 90 para denunciar las condiciones laborales en la industria textil, hoy está presente en 17 países europeos y cuenta con más de 250 entidades. En el Estado español, donde es coordinada por SETEM, ha puesto en marcha un crowdfunding para poder mantener la estructura mínima que requiere una campaña de estas características.
El 24 de abril 2013 la vida de Shila Begum cambió para siempre. El día anterior, las trabajadoras habían recibido la orden de continuar trabajando cuando grandes grietas aparecieron en las paredes. Al día siguiente, nadie quería entrar en el edificio. «Yo volví. Si te lo ordenan, haces lo que te dicen. Pero se podía ver la tensión en los ojos de la gente». Lo que ocurrió después, es bien conocido: el edificio que albergaba varias fábricas textiles se derrumbó. 1.134 trabajadoras muertas. Miles heridas. Rana Plaza. Bangladés. La ropa que vestimos. Las marcas que conocemos.
La industria textil manifiesta con toda su crudeza las dinámicas de un sistema heteropatriarcal y machista. Las mujeres son relegadas a tareas de cuidado invisibilizadas, necesarias para la reproducción de la vida y el capital. Y cuando acceden al mercado laboral remunerado, la puerta de entrada está, como señala Nuria Alabao en Revista Contexto, «en aquellas ocupaciones que tienen relación con los roles y estereotipos que tradicionalmente se nos han atribuido como cuidar, limpiar, o aquellos trabajos que implican emociones». Confeccionar nuestra ropa es un claro ejemplo de esta situación: alrededor del 80% de la fuerza de trabajo en el sector textil corresponde a mujeres.
Que un sector productivo se identifique como feminizado es sinónimo de precariedad: jornadas de trabajo interminables, salarios de miseria, represión sindical, inseguridad laboral o ausencia de prestaciones sociales. Las agresiones sexuales y los maltratos derivados del abuso de poder son también habituales.
Todas estas formas de violencia se manifiestan en mujeres como Naga Bai. Con 65 años, desde hace dos décadas cose zapatos en su casa en la región de Ambur, India. Cada mañana un intermediario le entrega palas de calzado (la parte superior del zapato), que ella cose durante todo el día. Por cada par de zapatos obtiene unos 14 céntimos de euro. En toda una jornada de trabajo puede coser diez pares de zapatos como máximo, lo que le proporciona unos ingresos diarios de 1,40 €. Teniendo en cuenta que un kilogramo de arroz puede costar unos 60 céntimos, lo que recibe no le llega para vivir una vida mínimamente digna. Dada su condición de trabajadora a domicilio, Naga Bai no tiene derecho a ninguna prestación laboral, como pensión o seguro médico.
Cuando la Campaña Ropa Limpia (CRL) surgió en Europa a principios de los 90, las activistas que la pusieron en marcha eran plenamente conscientes de estas formas de discriminación, implícitas en el capitalismo. Entonces, un grupo de mujeres iniciaron un camino al que se han ido sumando cada vez más personas y organizaciones. Hoy, la CRL es una red flexible y horizontal, presente en 17 países europeos y con más de 250 entidades implicadas (ONG, sindicatos, organizaciones de personas consumidoras y organizaciones feministas). En el Estado español SETEM es la entidad encargada de coordinar las acciones de la campaña.
Todo lo que hace la CRL es en alianza con las trabajadoras del textil de los países productores. Ellas son las que se enfrentan cada día a condiciones de trabajo inadmisibles. Son ellas, por tanto, las que lideran la lucha y las que marcan nuestra agenda de trabajo. Por nuestra parte, desde la CRL nos encargamos de sumar a más y más personas a las acciones de presión sobre Inditex, Mango, El Corte Inglés o Desigual. De investigar a las marcas. De incidir políticamente para que parlamentos y gobiernos actúen. Y lo hacemos con muy pocos recursos. Y, a pesar de ello, a veces conseguimos victorias muy importantes.
Tras el derrumbe, Shila Begum estuvo atrapada entre los escombros de Rana Plaza un día completo, al igual que muchas de las que la rodeaban mientras gritaban pidiendo ayuda. Finalmente, sobrevivió. «Se las arreglaron para sacarme. Pero el peso del hormigón había aplastado mi útero». Tuvo que ser operada y pasó un largo periodo convaleciente, afrontando sus heridas físicas y las emocionales. Y, entonces, Shila dio salida a su dolor y, sin dejar de tenerlo presente, lo convirtió en lucha.
Gracias a la lucha de trabajadoras como ella, desde la CRL batallamos junto a los sindicatos de Bangladés e internacionales durante dos años para que las multinacionales de la moda participasen en el sistema de indemnización basado en los convenios de la OIT y contribuyesen al Fondo Rana Plaza, creado para compensar a las víctimas. Finalmente, con el apoyo de más de un millón de activistas de todo el mundo que se unieron a las acciones de presión, conseguimos alcanzar los 30 millones de dólares necesarios.
Siendo este un logro muy importante, no lo fue menos conseguir el Acuerdo sobre Incendios y Seguridad en la Construcción en Bangladés, igualmente fruto de una fuerte campaña de presión por parte de la CRL. El acuerdo, legalmente vinculante, transparente y con participación de sindicatos y trabajadoras, implicó el compromiso por parte de las empresas de poner en marcha y contribuir a costear las reformas necesarias para garantizar la seguridad en las fábricas de ropa, así como de facilitar inspecciones independientes para comprobar su cumplimiento. Es el único programa que realmente ha mejorado la seguridad en las fábricas de Bangladés. Desde su firma, se han inspeccionado y mejorado 1.688 fábricas, protegiendo a más de 2 millones de trabajadoras. Sin embargo, en la actualidad el Acuerdo pende de un hilo. El gobierno de Bangladesh debe garantizar la continuidad de este Acuerdo y las marcas de moda que aún no lo han hecho deben firmarlo.
La CRL es, a día de hoy, un movimiento necesario por lo que hace (investigar, denunciar, presionar), por lo que consigue y por cómo lo consigue: en red, en una alianza feminista global y horizontal que implica a personas trabajadoras y consumidoras en torno a objetivos compartidos. Por eso, debe continuar.
En estos momentos, la CRL tiene dificultades para mantener la estructura mínima que requiere una campaña de estas características. Por eso, aunque es algo que no hacemos habitualmente, hemos puesto en marcha un crowdfunding. Hemos conseguido llegar a la cantidad mínima de 12.000 € para que el crowdfunding salga adelante, y con ello podremos sostener a duras penas la actividad de Campaña Ropa Limpia. Para fortalecer la estructura y llegar más lejos, queremos avanzar hacia la cantidad óptima. Así que os pedimos vuestro apoyo, esta vez también económico. Porque sabemos que compartís los principios y el enfoque de la campaña y eso nos une en un propósito común. Tenéis toda la información en la web de Goteo: https://goteo.cc/necesitoropalimpia ¡GRACIAS!