Desahucios
Sanitarios y sanitarias de atención primaria se unen contra los desahucios, “un problema de salud pública”

Depresión, ansiedad, empeoramiento de enfermedades crónicas o surgimiento de nuevas afecciones acompañan a los problemas habitacionales. Lo denuncian profesionales de Vallecas (Madrid) y lo refrendan los estudios.
Mariano Pah Vallekas - 1
La situación de salud de Mariano, que padece una afección cardiaca, se vio afectada en la víspera de su desahucio y tuvo que ir al hospital esa misma noche. Dani Gago

Los desahucios son un problema de salud pública. Y lo son por que “la inseguridad habitacional genera enfermedad, y es un problema de salud pública porque ya no es un problema individual. Si la salud pública se preocupa de la salud de la población no podemos seguir manejando vivienda y sanidad como carteras diferenciales”. Mientras la ley omnibus del Gobierno, que contiene la suspensión de algunos desahucios, sufre vaivenes, aunque parece que finalmente verá luz verde en el Congreso, Nacho Revuelta, médico de atención primaria de un centro de salud de Vallecas (Madrid) explica que las consecuencias de perder el hogar van más allá del hecho en sí. Por ello se ha unido con 60 compañeros y compañeras de la misma zona, ubicada en el sur de la Comunidad de Madrid, en un comunicado que incide en este aspecto: El acceso a una vivienda digna es un importante determinante social de la salud. 

Bien sabe de esto Blanca Jacome, activista antidesahucios que ha pasado de tener casa a vivir en una habitación. Estuvo once años luchando para no perder su hogar. Por el camino han ido apareciendo problemas de salud mental y, finalmente, desarrolló problemas físicos. “Empecé con mucho estrés, depresión. Aparecieron dolores intensos musculares y acabé con fibromialgia”, explica, quien ha tenido que “romper” su familia a la fuerza: ella y su marido se han mudado hasta Leganés, sus hijos han tenido que buscarse otras casas. Su hipoteca, a tipo variable, escaló desde desde los 600 euros en 2003 a los 1.280 euros, que ya eran impagables. Entre tanto, el banco vendió el piso a un fondo de inversión. Y su salud empeoró. “Llevo muy mal los cambios de temperatura. No puedo con el frío ni con el calor. Ya no puedo ir ni a parar desahucios”, se queja.

Tras once años luchando contra un desahucio ”empecé con mucho estrés, depresión. Aparecieron dolores intensos musculares y acabé con fibromialgia", relata Blanca Jacome

Ya hay estudios científicos que avalan la relación existente entre vivienda y salud. La Universidad de Sevilla publicó en 2020 una revisión de las investigaciones publicadas desde 2008 (un total de once) bajo el título Consecuencias biopsicosociales en población española afectada por un proceso de desahucio. En esta revisión se concluye que se ha identificado “una deficiente autopercepción de la salud” entre las personas con problemas habitacionales y aumentaron las enfermedades crónicas, el dolor y el consumo de fármacos. “Psicológicamente, se detectaron pensamientos negativos, emociones recurrentes y aumento de ansiedad, depresión, trastorno mental y estrés postraumático”, indica. Este análisis destaca que se identificaron peores indicadores de salud en las mujeres, en concreto respecto “a dolor de cabeza, tabaquismo, autopercepción del estado de salud general, salud mental y malestar mental (mayor depresión, ansiedad y otros tipos de malestar psicológico), y peor autopercepción de la salud en las hijas frente a los hijos”.

Revuelta explica que, por un lado, las mujeres tienden a consultar más, tienen mayor tendencia a expresar el malestar emocional que el hombre tiene menos validado. Y, por otro, las mujeres asumen las tareas de cuidados. "No tener una casa donde cuidar a tu familia te impacta. Los hombres salen más del domicilio a buscar medios de vida y esto les permite estar mejor”, relata este médico.

Los estudios demuestran que los indicadores de salud empeoran más entre las mujeres. “Ellas asumen las tareas de cuidados, no tener una casa donde cuidar a tu familia te impacta”, explica el médico Nacho Revuelta

Para María Díaz, médica de las urgencias extrahospitalarias del Servicio Madrileño de Salud (Sermas) el género es un determinante social que indica mayor vulnerabilidad. “Los ejes de opresión social se van sumando, la situación es peor todavía para mujeres racializadas”, relata.

Díaz describe que lo que ven en consulta es que ante una situación de riesgo de perder la casa, la gente que parte de una salud vulnerable empeora, la gente sana, enferma y gente con enfermedades crónicas, como problemas cardiovasculares o diabetes, que tenían un buen control, empeoran.

En cuanto a las enfermedades que se desarrollan, aquellas que tienen que ver con el dolor crónico están relacionadas con estos factores sociales, como la fibromialgia que desarrolló Blanca Jacome. “Todavía no se sabe mucho sobre la fisiopatología de la fibromialgia, hay varios factores psicosomáticos que afectan y, probablemente, situaciones como vivir un desahucio impactan. La experiencia del dolor es única y personal y, lo que si está descrito es que en situaciones así, de estrés, vulneración de derechos, de empeoramiento de la percepción y experiencia de salud propia, las experiencias de dolor físico se acentúan y se requieren más dosis de analgésicos”, explica María Díaz.

Ausencia de protección de las administraciones

Vallecas es una zona económicamente vulnerable. En concreto, el distrito Puente de Vallecas tiene el mayor número de personas en paro de Madrid, con 14.892 personas desempleados según los últimos datos desagregados por el Ayuntamiento (octubre de 2024), lejos de distritos como Barajas (1.467) o Retiro (3.071) y encabeza los índices de vulnerabilidad, como el de la herramienta Iguala, realizado con datos del Consistorio. Esto está unido a un elevado número de ejecuciones hipotecarias en la zona, que también se detectan en las consultas, así como la ausencia de políticas públicas para resolver estas situaciones. Así se refleja en el comunicado firmado por los 60 sanitarios de atención primaria. “Como profesionales del sistema sanitario que trabajamos en Vallecas, queremos denunciar los efectos para la salud secundarios a la falta de vivienda y los procesos de desahucio, así como la ausencia de una protección adecuada por parte de las administraciones públicas”, claman.

Desahucios
Vivienda en Madrid Tercer intento de desahucio de Mariano: “Han fallado el juzgado, las administraciones y el Gobierno”
Durante poco más de un mes, ninguna comunicación se ha dado entre el inquilino del piso y los propietarios, la familia aristócrata Diez de Rivera Elzaburu, para evitar el desahucio de este hombre de 50 años, enfermo y sin alternativa a donde ir.

“Estamos viendo ya desde hace unos cuantos meses que entre muchos de nuestros pacientes, que ya venían sufriendo la incertidumbre y la amenaza de los bancos, se han desencadenado un número importante de desahucios. Han tenido que irse fuera del barrio y algunos incluso fuera de la Comunidad de Madrid”, explica Revuelta, quien pone como ejemplo a una familia de tres hijos que se han tenido que ir a Jaén, desahuciados después de pagar alquiler social en una vivienda “en condiciones terribles”. "Hice el informe de salubridad, había un metro de humedad en la pared, entrar en su casa era una nevera. Era de un banco que nunca acondicionó el lugar. Ellos pagaban un alquiler social.  Finalmente el banco vendió la vivienda a un fondo de inversión”, añade este médico de familia. 

Mariano Soler González, activista de PAH Vallekas, acaba de ser desahuciado por la familia aristócrata Diez de Rivera Elzaburu de un piso de renta antigua. No ha contado con ninguna ayuda de la administración y ha sido acogido por una compañera. Lleva de baja desde hace 16 meses, sufre apnea del sueño y duerme con un aparato. Tiene problemas del corazón, tensión alta y está en un proceso de depresión. “Todas las enfermedades las tenía antes de empezar con la lucha para que no me desahuciaran, que empezó en abril de 2024. Tras esto se han agravado”, explica a El Salto.

“Es un trauma muy grande, todo va enlazado. Tú ves que tienes un problema de vivienda y tus problemas de salud se agravan. Y si estabas sano, acabas enfermo. Llega la ansiedad, el estrés... No sabes dónde vas a vivir mañana”, Mariano, afectado por un desahucio

Este miércoles 29 de enero ha estado intentando frenar el desahucio de una familia con cuatro hijos de un piso de la Empresa Municipal de Vivienda y suelo de Madrid (EMVS). El padre tiene apnea del sueño, como él, y han comenzado con procesos de depresión. "Es un trauma muy grande, todo va enlazado. Tú ves que tienes un problema de vivienda, te van a desahuciar y tus problemas de salud se agravan. Y si estabas sano, acabas enfermo. Llega la ansiedad, el estrés... No sabes dónde vas a vivir mañana", explica Soler.

La vulnerabilidad que afecta a todas

Mientras, el famoso “escudo social“, que ahora se enfrenta a su renovación, no ha servido para contener tres de cada cuatro desahucios. Según el informe del Observatori Desca, presentado el 10 de diciembre de 2024, la aplicación de la moratoria a las ejecuciones hipotecarias ha evitado 24.659 desahucios sobre un total de 100.021, uno de cada cuatro. 

“Las personas que se enfrentan a esta problemática son vulnerables per se, no tiene sentido pedir informes de vulnerabilidad”, se queja la médica María Díaz.

Y es que esta moratoria está diseñada para familias vulnerables que deben de demostrar este requisito. Pero, ¿qué es una familia vulnerable?. “Las personas que se enfrentan a esta problemática son vulnerables per se, no tiene sentido pedir informes de vulnerabilidad. Desde las instituciones se incide mucho en la vulnerabilidad, pero cualquier persona que se enfrente a un desahucio ya parte de una situación de vulnerabilidad. Son personas que ya están expuestas a tener una salud peor y este nuevo frente empeora más su salud”, se queja la médica María Díaz.

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Derecho a la vivienda La moratoria del ‘escudo social’ no ha servido para impedir tres de cada cuatro desahucios
Un redactado poco claro, que deja libertad a los jueces para saltarse la moratoria, limita su alcance. A pocas semanas de su fin, organizaciones de vivienda piden que sea mejorada, ampliada y convertida en permanente.

Blanca Jacome no pudo acceder a la suspensión de su desahucio, pese a habitar en un estado de vulnerabilidad absoluta. “Llegó el momento que no pudimos afrontar la hipoteca y nos mandaron a la ejecución hipotecaria. Tampoco nos han dado la dación en pago”, se queja. Mientras, "se me han bajado las defensas, mi sistema inmunológico funciona peor, me dura una gripe un mes. No sé si es por el estrés, la tristeza o toda esta situación que estamos viviendo. Hago 60 años en julio y mi marido cumple 60 también. ¿Qué nos espera? ¿Qué nos va a pasar?", se pregunta mientras su caso se escurre por el hueco de desprotección que han dejado las instituciones. 

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