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Gasto militar
Carta de un extremeño a Josep Borrell

Poco o nada estimado señor Borrell:
Hace unos días estuvo usted en mi tierra para recibir el Premio Europeo Carlos V, un galardón de postín y postureo que en su día se inventó Rodríguez Ibarra para premiar casi exclusivamente a “hombres” de Estado, como certifica el hecho de que desde esa fecha se les haya otorgado a diez hombres y solo a tres mujeres.
En su discurso de recepción usted declamó una invectiva sobre el genocidio que actualmente el Estado de Israel está cometiendo sobre Gaza, con palabras que, sinceramente, causan rubor al oyente que haya seguido su trayectoria política de estos últimos años, en esa segunda juventud vivida que le dio su partido como representante de la Unión de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, ahora “ex”.
Industria armamentística
Genocidio Las relaciones armamentísticas de España e Israel han sido “más lucrativas que nunca” desde octubre de 2023
Sus palabras, señor Borrell, no solo llegan tarde, cuando llevamos ya decenas de miles de asesinados en Palestina, sin límite de edad, sino que además suenan a dichas con falsedad, poco sinceras, propias más bien de su circunstancia como político que acude a una velada social donde se espera que el galardonado haga alarde de su sentido humanitario, entre brindis y halagos, sin importarle mucho que existan pruebas que invalidan su discurso de buena persona preocupada por el sufrimiento de los demás, capaz de compartir la angustia de quienes asistimos a la impunidad con la que se cometen ciertos crímenes y la cordialidad con las que ustedes y su clase, los políticos que nos gobiernan o los que nos quieren gobernar, estrechan las manos en público y en privado de los criminales que los ejecutan.
Perdone que se lo diga, señor Borrell, pero lo suyo no es más que puro teatro.
Hace unos días, señor Borrell, el Centro Delàs de Estudios por la Paz publicó el Informe “Beneficio Colateral (Collateral Profit): relaciones armamentísticas entre España e Israel desde el 7 de octubre de 2023”, cuyos autores son Alejandro Pozo y Eduardo Melero. Aunque es de sospechar que usted no dará ―públicamente― este informe por válido, lo cierto es que está muy bien fundamentado y documentado, con pruebas evidentes de la profusa relación que, en asuntos de armas y dinero, han mantenido el Gobierno español y el Gobierno israelí desde la fecha señalada hasta hoy, una fluida correspondencia inter pares que ha hecho las delicias y fortuna de empresas adjudicatarias como Rheinmetall Expal, Elbit Systems, Rafael Advanced Defense Systems LTD, IAI (Israel Aerospace Indistries), Netline Comunication Technologies y Guardian Homeland Security.
“Nunca antes tantas empresas españolas o asentadas en España habían desarrollado tantos proyectos conjuntos con empresas israelíes, y nunca antes la industria israelí había sido adjudicataria de tantos contratos del Ministerio de Defensa español”
No le voy a aburrir con detalles sobre la compraventa de armamento con destino final al bombardeo de la población civil de Gaza, que usted debe saber con toda certeza, aunque lo calla en su discurso de galardonado, donde el ego rezuma palabras de solidaridad con los parias de la tierra. Puede leerlo en el informe referido, en cuya introducción se dice que “nunca antes tantas empresas españolas o asentadas en España habían desarrollado tantos proyectos conjuntos con empresas israelíes, y nunca antes la industria israelí había sido adjudicataria de tantos contratos del Ministerio de Defensa español en cantidad (número de contratos) y volumen económico. Al menos, eso es lo que indican los registros y la documentación disponible”.
El informe ―que está muy bien, señor Borrell― señala la ausencia de transparencia y el déficit de control democrático en España en relación con las relaciones armamentísticas con Israel, algo que afecta muy gravemente no solo a la población palestina, que sufre las bombas y los disparos, sino también a la población española, a la que se la mantiene en la inopia y en el engaño, mermando claramente la calidad democrática de este país (¡y qué país, señor Borrell!).
El presidente del Gobierno ―cito textualmente, porque yo no lo podría decir mejor―, junto al ministro de Asuntos Exteriores, la ministra de Defensa y el Ministerio del Interior han formado parte de una campaña gubernamental de desinformación sobre esta materia. El objetivo de esta campaña ha sido dificultar que la población española conozca la realidad sobre el comercio de armamento entre España e Israel. Una campaña en la que se han servido de la mayoría de los medios de comunicación que se han limitado a transmitir las declaraciones y la información que les llegaba del Gobierno sin realizar suficiente contraste y análisis crítico de su contenido. Fin de la cita.
De lo que se trata, por parte del Gobierno español, es que los españoles no se enteren de los tejemanejes y de la fuerte relación que existe entre ambos gobiernos.
En definitiva, señor Borrell, el informe demuestra que España ha exportado material de defensa desde el 7 de octubre de 2023, aunque lo más preocupante y controvertido, como dice el documento, no es dicha exportación, sino el hecho de que España adquiere material de guerra (usted dirá “defensa”) israelí, existe una cooperación industrial armamentística entre ambos países, que goza de muy buena salud, y se cede el uso del suelo español para el tránsito y transbordo de material bélico por parte de Israel, probablemente con destino a ser utilizado en la Franja de Gaza.
Usted, señor Borrell, forma parte del gobierno que hace todas estas cosas, y por ello sorprende escuchar de su boca frases que hablan de la limpieza étnica que se está llevando a cabo sobre el terreno, con la posible complicidad, de una u otra forma, y el silencio interesado, cuando no la mentira, del gobierno del que usted forma parte.
Reclamar el cese de los bombardeos y asesinatos al mismo tiempo que se pide más dinero para la guerra y fabricación de armamentos es, cuando menos, un puro ejercicio de doblez discursiva
¿No le parece un tanto contradictorio, por no decir hipócrita, señor Borrell, que usted abogue por denunciar todo esto mientras sus colegas de gobierno hacen lo contrario?
Como usted sabe, señor Borrell, Carlos V fue un emperador cruel, belicista, que consumó, como escribió Sánchez Ferlosio, la destrucción de España a golpe de quijada, mientras sumía a Europa en una guerra interminable. Su figura representa todo lo contrario al pacifismo antibelicista que fundamenta sus principios en que los medios han de ser coherentes con los fines, bases de la educación y de la resolución noviolenta de los conflictos. En su discurso del otro día, señor Borrell, usted abogaba por el “rearme”, ese eufemismo por el que les ha dado ahora a usted y a los suyos para no tener que llamar a las cosas por su nombre, esto es, el aumento del gasto militar en detrimento del gasto social. Su estrategia de paz pasa por el principio, maquiavélico, de que el fin justifica los medios, algo que beneficia a las empresas de armamento y a sus padrinos. Reclamar el cese de los bombardeos y asesinatos al mismo tiempo que se pide más dinero para la guerra y fabricación de armamentos es, cuando menos, un puro ejercicio de doblez discursiva, rayano más bien en un acto de cinismo.
El cinismo, señor Borrell, lejos de ser la doctrina filosófica de quienes buscaban la verdad, responde en su caso a la primera acepción del diccionario: desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables.
Sin más, reciba un saludo de un pacifista.