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Historia
Un libro colectivo para la memoria de Vallecas y el Madrid de las calles sin asfaltar
Entre el pasado noviembre de 2022 y principios de este año los centros culturales y locales de asociaciones barriales de Madrid pudieron contemplar Un barrio saliendo del barro, una colección de las viejas fotografías de Santiago Vaquero comisariadas por su hijo Javier que contaban en imágenes la historia del viejo barrio de casas bajas de Palomeras, germen del actual distrito de Puente de Vallecas y zona de residencia de los cientos de migrantes del resto de España llegados a la capital en los 60 y 70, entre los que se contaba la propia familia Vaquero, originaria de La Puebla de Almoradiel, en Ciudad Real. Una colección que ahora trabajan en convertir en libro para aglutinar todas esas historias de memoria colectiva con participación de sus protagonistas.
La exposición había surgido de los archivos de Santiago y sus negativos acumulados durante años de fotografía amateur, rescatando momentos clave de la vida del barrio, luego comisariados por Javier, cuya formación son las artes escénicas. El proyecto se vendió, además de por el boca a boca inevitable del reflejo de las vivencias compartidas, a través de una cuenta de Instagram en manos también de Javier desde la que presentó algunos de los momentos clave rescatados por el objetivo de su padre.
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Por ejemplo, la historia de la hija de una mujer que aparece con un vestido junto a una cabina telefónica en una de las fotos y que contacto a Javier por Instagram. “No sé cómo se enteró, alguien le enseñó una foto de la exposición y reconoció a su madre”, cuenta Vaquero a El Salto. “Nos escribió, nos dijo que tenía que ser el año 78 o 79, que la reconocía porque ella tiene ese vestido todavía, y que además murió al año siguiente. Estuvimos hablando y ahora nos va a mandar un audio contando su historia que subiremos a redes”.
Santiago Vaquero, que ha sido molinero, campesino y albañil, añade: “yo quise devolverle estas fotos a sus dueños de verdad, que eran los vecinos y vecinas de Vallecas”
Otro de los añadidos del libro será incluir entrevistas a través de QR con vecinas del barrio. Por ejemplo, la conversación con Pepita, una vecina de Palomeras que aparece junto a otras cinco mujeres en una foto mirando a cámara en la puerta de su casa. Un familiar la reconoció y acudió a ver la exposición y hablar con los organizadores, de manera que acabó por ser la protagonista de la siguiente presentación y fue entrevistada por Javier. Ese es el primero de los testimonios que irán incluidos en la futura publicación y con la que los Vaquero quieren hacer justicia a las mujeres de la parte más activista del barrio.
En resumen: “El libro empieza por demanda popular. La gente venía a la exposición y nos preguntaba si no podía llevarse a su casa algo impreso, como el típico catálogo, como un recordatorio de lo que acaba de ver”, explica Javier. “Como la propia exposición había sido un encuentro donde la gente compartía sus experiencias retratadas en las fotos o similares, nos pareció natural tener un fotolibro que recuperarse para que no solamente las fotos sino también todas esas historias”.
Su padre, Santiago, que ha sido molinero, campesino y albañil, añade: “yo quise devolverle estas fotos a sus dueños de verdad, que eran los vecinos y vecinas de Vallecas. Porque en la España de aquella época se quiso levantar las grandes ciudades y la economía con mano de obra barata, que se traían de los pueblos, como nosotros, porque su elección era eso o irse a Francia y Alemania o quedarse en la miseria. Eran barrios muy pobres, con calles sin asfalto, ni luz, ni agua, pero donde había mucha solidaridad, activismo y conciencia de clase, y eso es lo que quise enseñar al recuperar estos negativos”.
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El padre, que estuvo en los movimientos comunistas del barrio en los 70, explica la pelea en los 80 para denunciar la especulación con el suelo de la zona y las estafas a algunas familias con las reubicaciones. Es la parte de las fotos que está ya en color y por la que se repitieron historias como las de Pepita. “Nos llegaba gente de otros barrios de Madrid y nos contaban experiencias parecidas,. Cuando podía le decía, 'vente a la siguiente y presentas tú esta foto y la explicas'”. Confiesa que es “lo que me encanta de haber hecho la exposición, recibir esas historias que le dan vida a las imágenes”.
Perder las raíces
La asociación vecinal de Palomeras Bajas fue la primera en legalizarse en España durante la Transición y una pionera del movimiento vecinal de los 80 que vio como antiguos chabolistas y barrios similares de todo el país fueron recibiendo los primeros servicios. También la que fue testigo de los primeros movimientos especulativos con el suelo que sigue denunciando Santiago, y de la reformulación urbanística de Madrid. Al fin y al cabo, en las parcelas donde se manifestó y sacó sus fotos Santiago hoy en día se levanta la Asamblea de Madrid. “Fueron situaciones muy duras, cuando ya sabes que te van a tirar la casa. Pasamos la noche allí, hasta que llegaron las retroexcavadoras. Fueron momentos muy duros”. Para mucha gente de origen migrante “fue perder las raíces dos veces, en las casas viejas estaban las vidas de mucha gente”.
El siguiente paso para Javier sería “empezar a construir un archivo comunitario, algo que mi padre siempre se ha planteado y que vimos claro en la preparación de la exposición, cuando encontramos cartas que hablaban de la época de las casas bajas y nos documentamos sobre el movimiento vecinal”. De momento, el crowdfunding en Goteo para dar vida al fotolibro en la que los testimonios de las vecinas acompañen a sus fotos está a punto de terminar.