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Infancia
Coronavirus, infancia y confinamiento: ¿el Gobierno español se cae del guindo o tiene miedo?
El Gobierno ha dado a la Asociación Española de Pediatría, la responsabilidad de estudiar la posibilidad de medidas a favor de la flexibilización del confinamiento infantil. Se trata de una sociedad profesional que hasta ahora no se había pronunciado ni emitido un solo comunicado sobre la triste situación de los niños.
Desde el primer día del estado de alarma, muchos profesionales responsables y comprometidos con la infancia nos hemos manifestado de forma crítica sobre una medida tan extrema y total, para niños y niñas, como la que se ha establecido en España.
Ayer, después de un mes de confinamiento infantil estricto, el gobierno hizo público, a través de el diario El País, su decisión de solicitar la opinión de “expertos”, en este caso la Asociación Española de Pediatría, que creará una comisión, o quizás varias, para estudiar el tema. Una sociedad profesional que, lamentablemente, hasta ahora no se había pronunciado ni emitido un solo comunicado sobre la triste situación de los niños sanos o enfermos. Y cuando por fin lo hace, su presidenta María José Mellado asegura “que mientras la autoridad sanitaria mantenga el confinamiento, la población infantil y juvenil debe cumplirlo al igual que lo cumple el resto de ciudadanos”. Extraña afirmación si tenemos en cuenta que niños y niñas son la única categoría de población que no ha podido salir ni un momento desde el principio de la crisis.
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Empresas de alimentación, farmacéuticas y marcas de puericultura pagan cada año cientos de miles de euros a la Asociación Española de Pediatría entre acusaciones de conflicto de intereses.
Si bien es cierto que pediatras, psiquiatras, psicólogos y educadores tenemos mucho que decir sobre las consecuencias negativas de este encierro, y la manera de prevenirlas, en estos momentos lo más urgente no es precisamente crear comisiones de sesudos estudiosos que tarden semanas en elaborar un informe. Desde finales de los años 50, conocemos las nefastas consecuencias del aislamiento sobre la salud e integridad física y psíquica de cualquier persona que no sea un robot, más aún en el caso de colectivos vulnerables, como son los niños y las niñas. Decenas de estudios previos han analizado la reacción de niños y adultos a situaciones estresantes de confinamiento.
Pero basta observar y escuchar a niños y niñas, con un poco de respeto y de empatía, para saber que no dejarles jugar, ni correr, ni disfrutar del aire libre y la naturaleza, ni socializar con sus compañeras, solo puede traer consecuencias negativas para su salud y desarrollo, generar obesidad, trastornos del sueño, irritabilidad, ansiedad, aumentar el tiempo que estarán expuestos a las pantallas o a padres angustiados y estresados….
En cualquier caso, no se trata de un asunto que puedan dirimir exclusivamente los especialistas en salud: hablamos de derechos reconocidos tanto en leyes nacionales como internacionales. Derechos que protegen las necesidades vitales de la infancia, cuya intensidad y formas de satisfacción solo ellos y ellas, con la colaboración de sus familias, pueden determinar. Ningún adulto, ningún experto, por muy sabio que sea, puede conocer exactamente esas carencias, saber cuánto tiempo de confinamiento es capaz de soportar cada niño y cada niña, ni a partir de qué momento empezará o no a acusar el encierro y sus efectos nocivos. Como profesionales, nuestra responsabilidad ética es ser valientes y decir a la sociedad lo que sabemos.
Esperamos que, Gobierno y oposición, no caigan en el grave error de utilizar a la infancia como arma política arrojadiza
Por eso, desde el pasado 12 de marzo, algunos de nosotros enviamos señales al Gobierno, a través de nuestros blogs y redes sociales. Nos consta que los leen para pulsar la opinión pública.
Día a día, nuestras voces han ido confluyendo con otras en un movimiento ciudadano que ha recogido unas 50.000 firmas en change.org y una red interdisciplinar apoyada por 350 profesionales de la infancia, de ámbitos tan distintos como los derechos, la salud, la educación, la sociología, la antropología,… Fruto de estas conversaciones se redactó un escrito enviado los días 6 y 7 de abril, a los excmos Sres Presidente y Ministro de Sanidad. Sorprendentemente, no hemos recibido respuesta alguna. Los miembros del gobierno y “sus” expertos parecen tener la mirada centrada exclusivamente en la famosa curva y en el coeficiente Ro (que determina la capacidad de contagio). Otras dimensiones de la infancia y sus dificultades, otras opiniones y recomendaciones como las recomendaciones de la OMS y del Comité de los derechos del niño de la ONU, que anima a encontrar soluciones creativas para permitir al menos una salida al exterior al día, respetando la distancia de seguridad y convenientemente supervisada.
En el trigésimo primer día de confinamiento, nuestro gobierno parece empezar a tomar conciencia de sus efectos adversos. Confiamos que sean los niños y las niñas los que les preocupan, no los cálculos electorales o el miedo a las presiones de su feroz e insolidaria oposición política, a la que tampoco es seguro que le importen los niños.
Esperamos que, unos y otros, no caigan en el grave error de utilizar a la infancia como arma política arrojadiza, en un duelo semejante al chantaje emocional que sufren los hijos e hijas de algunas parejas, en los procesos judiciales de separaciones tormentosas. Y que la experiencia y la investigación sirvan al menos para que, la próxima vez, se lo piensen muy bien antes de castigar sin salida a los niños y niñas.
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O prelo Unha fábula de luces incógnitas
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Tengo asma, hipertensión y diabetes. Voy a darme una vueltecita al estanco a por tabaco.
Soy una niña. No puedo salir ni a 100mts de mi casa.
La salud de quien cuidan, me dice?
A mi parecer, en España la separación e independencia del poder político y sus intereses respecto a los técnicos y científicos es prácticamente nula. Pocas voces son realmente libres e independientes, lejos llegan los tentáculos de los intereses del poder. Debe ser q aún nos queda mucho por crecer.
Gracias a todos los q, con vuestra valentía y perseverancia, hacéis posible q la libertad de opinión y la independencia no puedan ser confinadas.
Vamos a hacer una cosa: nuestro niños, cuando sean mayores de edad, van a tratar a los mayores como están siendo tratados por ellos hoy.
Y las personas que hoy están cuidando a los niños, en el futuro serán cuidadas por ellos.
Y las personas que dicen "los niños son problema de los padres" y les mantienen encerrados, les apartamos para que sean "problema de otro" y les mantenemos encerrados.
Si miras la historia es lo que pasa.
"Asociación de Pediatría" seguirá cobrando la subvención y cuantos más niños enfermos mejor, así atienden más consultas y cobran más.
Yo cada día estoy más convencido de que se trata de hacer el mayor daño posible a todos; y los más débiles son los primeros (niños incluidos).
¿Se está aplicando tortura contra los niños? Empiezo a pensar que sí: es voluntaria, no tiene razón científica ni comparación con ningún país democrático del mundo.
Echo de menos alguna ONG que nos muestra niños en países lejanos contarnos que el patrón que lleva a esas situaciones es el mismo que se da aquí: desprecio de la infancia y el "todo vale contra el enemigo".
Al menos ya sabemos qué sesudos "expertos" y políticos están disfrutando en sus amplios hogares con su imprescindible servicio doméstico ocupándose de todo.
Un abrazo Heike, eres una lucecilla de razón y sensibilidad.
Gracias por escribir. Sigue por favor.
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