Memoria histórica
Nuevo empujón para esclarecer la muerte de Unamuno

Pablo Neruda tuvo que ser exhumado para comprobar, tras años de investigación, lo que muchos de sus allegados denunciaban: que su muerte, a pesar del deteriorado estado de salud del poeta chileno, no fue natural. Ciertos sectores de la población, sobre todo camaradas del Partido Comunista, y el último testigo de su muerte, su chófer, Manuel Araya Osorio, alertaban del posible asesinato del Nobel de Literatura. Neruda murió 12 días después del golpe contra el Gobierno democrático de Salvador Allende.

El certificado de defunción de Miguel de Unamuno tampoco recogía algunos datos de los que luego se ha dado testimonio, como un posible punto de entrada en el cuello. Unamuno murió unos meses después de enfrentarse públicamente con Millán-Astray y desde Salamanca recuerdan que su asesinato por parte de los falangistas fue vox populi durante los 40 y 50, aunque el relato montado por Prensa y Propaganda prevaleciera en un olvido colectivo sobre el que la dictadura volcó toneladas de tierra: el brasero, la zapatilla quemada, “España se salvará”, etc.

Un equipo de investigación fundado por docentes e investigadoras de la Universidad de Salamanca (USAL), cuyo cometido es impulsar el esclarecimiento de la muerte de Unamuno, contará a partir de ahora con el apoyo de la Universidad del País Vasco (EHU), desde la que, con el beneplácito del rector Joxerramon Bengoetxea, se ha coordinado a un grupo interdisciplinar para contribuir en su cometido.

Este grupo de profesoras y profesores de ambas universidades, junto a expertos del Instituto Aranzadi, del Instituto Vasco de Medicina Legal y de la Asociación Unamuno Elkartea, han decidido en una reunión celebrada en Bilbao, organizarse para respaldar y fortalecer la investigación sobre la muerte de Don Miguel, un episodio rodeado de sospechas desde 1936 y que desde hace unos años se ha colocado en el centro del debate sobre memoria y violencia política.

Primero, con la aparición del documental de Manuel Menchón y luego, con el ensayo que este investigador firmó junto al profesor Luis García Jambrina, La doble muerte de Unamuno (Capitán Swing, 2021) donde se señala a un posible agente doble –el falangista Bartolomé Aragón, última visita al escritor– y se revisa el relato de las últimas horas del intelectual, difundido por la propaganda falangista y reproducido luego en biografías de renombre. Más tarde con la aparición de nuevos archivos, donde se apunta directamente a Franco, como es el caso del trabajo de Carlos Sá Mayoral. 

La iniciativa de los profesionales universitarios y quienes les acompañan pretende dotar de medios técnicos, rigor interdisciplinar y apoyo institucional a un proyecto que cuestiona la versión oficial de un fallecimiento “natural” en pleno auge de la represión franquista.

El grupo de apoyo, coordinado por los profesores David Hoyos y Jon Bernat Zubiri, reúne a académicos de derecho, literatura, criminología, psicología, medicina y antropología forense y estudios de memoria. Entre ellos se encuentran figuras como el Catedrático penalista Jon Mirena Landa, el Catedrático de literatura Jon Kortazar, investigadoras de Aranzadi Zientzia Elkartea como la antropóloga forense Lourdes Herrasti y el penalista Eneko Etxeberria, personal del Instituto Vasco de Medicina Legal como Benito Morentin, y profesoras de EHU como Natalia Vara e Isabel Muguruza. Su objetivo, explican, es claro: “acompañar desde Bilbao y Euskal Herria la investigación muy avanzada que traen desde Salamanca, para dar el último empujón a la búsqueda de evidencias criminológicas, forenses y penales sobre lo que ocurrió en la casa de Unamuno la tarde del 31 de diciembre de 1936”.

Los impulsores del grupo recuerdan que existen “indicios suficientes de criminalidad” para reexaminar el caso, ya que Unamuno se encontraba bajo arresto domiciliario

Los impulsores del grupo recuerdan que existen “indicios suficientes de criminalidad” para reexaminar el caso, ya que Unamuno se encontraba bajo arresto domiciliario, había denunciado amenazas de muerte y no había mostrado señales previas de enfermedad. La presencia del falangista Bartolomé Aragón, único testigo del fallecimiento, y la rapidez del entierro alimentan la sospecha. “Esto interpela a la universidad pública a contribuir con toda su capacidad investigadora”, señalan.

El rector Bengoetxea subrayó en la reunión que “Unamuno es parte fundacional de la Universidad del País Vasco y representa los valores más fundamentales de la universidad de independencia, verdad y rigurosidad”, trasladando al grupo de trabajo la “disposición y el compromiso institucional de EHU para apoyar esa labor e impulsar su continuidad”.

La iniciativa obtuvo el pasado jueves un respaldo formal en una reunión celebrada en Bilbao, donde al amparo del propio rector Bengoetxea, el vicerrector de Estudiantes, Participación y Compromiso social Asier Blas y con la presencia de Alberto Alonso y Ruth Cancelo del Instituto Gogora del Gobierno Vasco, se puso en marcha una iniciativa de cooperación explicita con la investigación por parte también de Aranzadi, la Asociación Unamuno Elkartea, el Instituto de Medicina Legal y el grupo de EHU.

Por parte de la USAL, acudieron a la reunión la catedrática de Derecho Penal Ana Cepeda, el psicólogo criminalista Francisco Javier de Santiago, la psicóloga María Montfragüe García y el jurista y experto en memoria histórica Julio Fernández García. El equipo salmantino expuso el contexto represivo de los últimos meses de vida del intelectual: las presiones de autoridades del Régimen, el control policial de sus movimientos y el clima de violencia en Salamanca, donde la madrugada del 1 de enero de 1937 fueron fusilados once cargos municipales de Béjar tras ser exhibidos previamente en la Plaza Mayor. “El contexto de criminalidad y los indicios de asesinato son evidentes, ahora hay que tratar de probarlos”, aseguraban.

La nueva alianza entre universidades e instituciones, se articula ahora como un grupo permanente de trabajo compuesto por casi una veintena de especialistas de disciplinas clave para el análisis del caso. Además de los mencionados, participan el cineasta Manuel Menchón, el profesor de derecho y criminólogo Javier Caro, la directora de la Casa Unamuno, Ana Chaguaceda, la penalista Ana Isabel Alfaraz y el escritor y filólogo Luis García Jambrina. Por la EHU, además de los mencionados, formarán parte de la iniciativa el farmacólogo y Director de Desarrollo Científico y Social Koldo Callado y la penalista Enara Garro.

El grupo reivindica el valor social de revisar un episodio histórico presentado como anecdótico y cerrado. Su propósito, comentan a pocos días de cumplirse los 89 años de la muerte de Unamuno, es contribuir a un esclarecimiento riguroso de lo sucedido y situar el caso en el marco más amplio de la brutal represión de los primeros meses del franquismo y su impunidad, siendo Unamuno, igual que Lorca, icónicos en la materia. Para ello reclaman a las instituciones respaldo sostenido y acceso a los recursos técnicos necesarios, convencidos de que la universidad tiene un papel central en la producción de verdad histórica.